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Encaran la tragedia con los ‘emojis’

19 de febrero de 2018 por Beatriz Flores

El 2017 fue un año muy difícil para la familia Castillo Gloria; muerte, enfermedades y pobreza los acecharon casi al mismo tiempo, pero con unidad, valentía, trabajo, la ayuda de la comunidad, mucha fortaleza y sobre todo, una gran fe en Dios, los impulsó para seguir adelante.
 
Con mucha amabilidad y cortesía, Miguel Ángel nos invita a pasar a su vivienda, ubicada en la colonia 20 de Noviembre.
Es una casa humilde, en su interior hay algunos sillones cubiertos por unas sábanas azules y arriba del marco de la puerta, de la cual cae otra sábana que impide la filtración de frío y viento, algunas fotografías familiares, en donde se aprecia a un hombre portando un uniforme policíaco y un arma, y en otra a un joven boxeador arriba del ring.
Un pequeño comedor separa la sala de la cocina en la modesta casa y al lado izquierdo casi al fondo, hay una puerta, ahí está la habitación de Lalito.
Su esposa Ana María se ve cansada, pero su amabilidad también salta a la vista.
 
EL DRAMA
Edgar Eduardo, “Lalito” como lo llama su familia, es un pequeño de 10 años que padece retraso psicomotor.
   Sus padres afirman que cuando tenía un año se dieron cuenta de que era diferente a los demás niños, pues no se paraba, ni caminaba, no tenía fuerzas, por lo que lo llevaron a revisión al Hospital General Reynosa.
   “Ahí nos dijeron que tenía retraso psicomotor y que debíamos llevarlo al CRI; en el DIF nos dieron mucho apoyo, en un inicio nos cobraron 20 pesos por las terapias y ya después nada, porque un hermano mío era policía aquí en Reynosa, pero lamentablemente me lo mataron”, dijo.
   Miguel Angel expresó al borde de las lágrimas que muchas veces le pidió a su hermano que dejara esa profesión, pues ya anteriormente, otro hermano, también policía había perdido la vida.
   Recordó que un día antes de su descanso le había preparado unas mojarras, que nunca pudo entregarle y durante un mes, cada que abría el congelador y veía la comida, le recordaba a su hermano muerto.
   “Me daba tanto dolor la muerte de mi hermanito que no podía sacar las mojarras, yo lo quería tanto y el a mí también, aquí venía a visitarnos y me lo mataron”, detalló mientras sus
lágrimas rodaban.
   La terapia surtió efecto con el paso del
tiempo, llegando incluso a ponerse de pie, pero
lamentablemente Lalito enfermó e ingresó al
Hospital General.
   “Le poníamos cobijas y lo arropábamos bien, pero el doctor nos dijo que fue un virus que el agarró, no se de dónde, o si fue alguien que vino”,
manifestó su madre.
   El pequeño estuvo hospitalizado algunos meses, en los que se demandaba la presencia de los padres de tiempo completo debido a su estado de salud.
   Sin embargo, Miguel Angel debía trabajar para llevar el sustento a su familia y solventar los gastos de la hospitalización de Edgar Eduardo, pues aunque el Seguro Popular era una gran ayuda, no cubría los gastos en su totalidad.
   “El Seguro Popular no lo cubrió todo, sin embargo estoy muy agradecido porque nomás en la hospitalización ¿cuánto hubiéramos pagado?, aventamos la casa por la ventana como se dice, vendimos muebles, televisiones, la casa quedó limpia, pero los bienes son para remediar los males”, comentó.
   El diagnóstico de Lalito fue bronquios, pero lamentablemente hubo complicaciones y su estancia se prolongó por varios meses.
  Mientras luchaban por conseguir los medios para solventar los gastos hospitalarios que día con día se presentaban y permanecían unidos para transmitir sus mejores vibras al paciente, una nueva amenaza se presentó en sus vidas.
   “Mi esposo me tocó una bolita y me dijo que no le gustaba, a mi me dio vergüenza, pero el me dijo que fuéramos al Centro de Salud, me checaron y me dieron una orden para ir al Hospital General, ahí me hicieron una biopsia y me dijeron que era cáncer”, señaló Ana María.
   Expresó que la noticia la tomó con serenidad y se dirigió al Hospital General Dr. Alfredo Pumarejo, en Matamoros donde empezó con su tratamiento, mientras su hijo permanecía internado.
  “Nos dijeron que no podíamos estar yendo y viniendo, que al niño con quien lo íbamos a dejar, así que mi hija fue la que se hizo cargo de él para yo poder trabajar”, mencionó el padre de familia.
   Ante tal situación, su hijo mayor Miguel Ángel, dejó de estudiar y entró a trabajar a una maquiladora para afiliar a su mamá al Instituto Mexicano del seguro Social (IMSS) y ya no tuviera que trasladarse hasta Matamoros.
  “Ya no nos alcanzaba de dinero, viajábamos a Matamoros y eran dos mil o tres mil pesos lo que nos gastábamos en cada ida y era una o dos veces por semana”, explicó.
   Pero para Ana María las cosas no fueron fáciles, se sometió a varias quimioterapias y durante ese proceso perdió su cabello, pestañas y cejas y tiempo después le extirparon el seno.
  Lo primero en lo que pensó, fue en cómo lo iba a tomar su esposo, pero la mandaron con un psicólogo y poco a poco superó sus miedos y preocupaciones gracias también al apoyo de su familia.
   “Me siento bien, a mi no me importa si me van a ver, yo tengo en mi mente que tengo vida gracias a Dios, me ha bendecido con mi pelo otra vez, con mis pestañas, con mis cejas, también me salieron muchos granos en mi lengua, no podía comer, pero lo superé”, especificó.
   Aunque ya podía pasar más tiempo con su hijo la preocupación no la dejaba y para evitar que los malos pensamientos la invadieran y contribuir a la economía familiar, elaboró paletas de bombones que su esposo vendía casa por casa al terminar su trabajo como plomero y electricista.
  “Para mí como cabeza de familia es muy difícil lidiar con estas cosas, con el problema de mi hijo, el problema de mi esposa, el de mi hija Migdalia que la saqué de la escuela para que me pueda ayudar con mi esposa, porque ella es la doctora de cabecera, que mi hijo tuviera que entrar a la maquiladora es una tristeza, ellos iban muy aplicados en la escuela”, enfatizó Miguel Angel.
   Edgar Eduardo superó la enfermedad y fue dado de alta del hospital, su madre siguió al pie de la letra las recomendaciones del médico para lograr su recuperación y Miguel Ángel siguió trabajando, ahora con más ganas para salir adelante por su familia, pero meses después Lalito enfermó nuevamente.
  Fueron aproximadamente tres meses los que permaneció en el hospital, sólo que esta vez las complicaciones fueron mayores y fue sometido a una traqueotomía.
   Luego de varios días los médicos hablaron con sus padres y les informaron sobre su delicada situación.
   “Me dijeron que ya no había nada que hacer, que ya nomas le pidiéramos a Dios, yo no le quería dar a conocer las cosas a mi esposa, yo siempre le dije que todo estaba bien, que ya mero nos íbamos a la casa, yo y mi hija nos comimos todo, nada mas nosotros sabíamos lo que estábamos viviendo, eran horas, días, noches de angustia, llegué al extremo de decir ‘señor si se lo va a llevar lléveselo, y si me lo va a dejar déjemelo, al cabo yo
todavía puedo”, aclaró con un nudo en la garganta.
 
DE LA NECESIDAD A LA CREATIVIDAD
Los gastos hospitalarios regresaron y con ello también la creatividad de Ana María, quien ya había visto que sus manos eran capaces de hacer cosas bonitas que podían darles algo de dinero.
“Yo no tengo estudios, nunca me arrimé a una institución, yo de mi cabeza dije ¿que hago?, lo de los cojines lo saqué de Internet, mi hija me ayuda con las ideas y así surgió lo de los ‘emojis’”, platicó.
En un principio creó solamente puras caritas sonrientes, pero una psicóloga se convirtió en su cliente y le pidió también realizar algunos con expresiones de enojo y tristeza, pues le serían de gran ayuda en su trabajo.
Para este 14 de febrero, elaboró cojines en forma de corazón de color rojo, idea proporcionada por su hermana.
“Los emojis los doy en 100 pesos, los de corazón en 150 porque el encaje lo estoy cosiendo a mano, los ofrezco en Facebook y por WhatsApp”.
 
PRUEBA SUPERADA
Tras realizarle la traqueotomía y permanecer algunos días más en el hospital, Lalito regresó a su casa, donde lo esperaba una habitación que por indicación del médico debía asemejarse en la medida de lo posible a un cuarto de hospital, pero que por las carencias no sería tan fácil de lograr.
“El cuarto de él es muy húmedo pero ahorita le tenemos una cobija en la ventana, movemos la cama o a veces le ponemos hasta dos calentadores, necesitábamos un aspirador de flemas, pero gracias a Dios, unas personas ya nos lo donaron, ahorita estamos batallando con un tanque de oxígeno, porque aunque le pedimos a Dios no tener que usarlo debemos tenerlo, ya una vez nos pasó que se le pusieron morados los deditos y la boca porque le faltaba oxígeno”, advirtió el padre.
Puntualizó que lamentablemente en la colonia donde viven cada vez que llueve se va la luz, generando gran temor de que cuando suceda el niño llegue a broncoaspirarse.
“Una planta de luz sería lo ideal, pero es muy difícil pedirle eso a la gente porque también tienen muchas necesidades, vi la planta de luz en un bazar por la calle Charco y me dicen que con cinco mil pesos me la llevo, no es un lujo, nosotros aguantamos, el niño no”, dijo el angustiado padre.
La madre, mencionó que también pudiera funcionar un aspirador de pilas, porque cuando se va la luz su hija es la que se encarga de sacarle las flemas con su boca “y pues eso no es muy normal”.
 
MUY AGRADECIDOS
La familia completa agradece a todas las personas que se han unido para ayudar al pequeño Lalito y a la señora Ana María.
“Así como en Reynosa hay gente mala, hay gente buena que a mi me ha brindado apoyo al cien; del Hospital General no tengo nada que hablar, hay muchos doctores que son los mejores, el doctor Salinas, el doctor Eduardo y en esa área de Pediatría son un amor, son una chulada, ellos dieron todo por Lalito”, precisó.
El Sistema DIF municipal acudió al domicilio para proporcionar despensas y cobijas, además de una beca para el pequeño, de la cual mencionó su padre, el dinero se lo están guardando “para lo que se le ofrezca”.
Otras personas de buen corazón le han llevado material de curación y limpieza, así como suplementos alimenticios, ya que a raíz de la traqueotomía debe alimentarse con líquidos o papillas.
“Esta batallando para agarrar el cuerpo que tenía antes porque cuando el estaba bueno era otro tipo de persona, era fuerte y desde que se enfermó de los bronquios se fue para abajo pero se vuelve a levantar”, indicó su papá.
Dijo que salió demasiado delgado del hospital, pesando, según él, unos cuatro kilos; pero su mamá se muestra optimista y dice que “ya se le nota más el cachete”.
Ana María está en espera de su próxima revisión médica en dónde le dirán cual es el procedimiento a seguir en su tratamiento.
Recordó que cuando la diagnosticaron y empezó a perder cabello, él y sus hijos se solidarizaron con ella y se raparon para tratar de hacerla sentir mejor.
“Yo la veo bien, la veo sana y por mandato de Dios así va a seguir, nosotros tenemos mucha fe”, finalizó Miguel Angel.

Formación integral para el futuro

 
Con la conciencia de la importancia y responsabilidad que conlleva el preparar y formar a los profesionistas del mañana, el Instituto Internacional de Estudios Superiores (IIES) trabaja día con día ofreciendo calidad en la educación.
Bajo la misión de desarrollar y capacitar a ciudadanos que serán agentes de cambio en la sociedad aplicando la excelencia académica y tecnológica, fundado en valores sólidos representativos de la institución, el IIES cuenta con una gran trayectoria educativa en la ciudad.
Gabriela Ruiz, encargada de mercadotecnia del IIES, habló sobre la oferta académica de la institución y su fundación.
“El Instituto Internacional de Estudios Superiores se fundó hace 40 años; empezando con Nuevo Laredo City College que es nuestra escuela de inglés; hace 35 años se fundó la preparatoria, hace 25 años la universidad y por último fue Business School o Escuela de Negocios enfocado en la preparación de egresados de la universidad”, mencionó.
Destacó que lo más importante de IIES es buscar preservar los valores, una formación sólida académica para sus egresados y siempre garantizar que los catedráticos administrativos y todo el personal va a buscar maximizar la inversión que una persona haga en su educación a futuro.
La preparatoria cuenta con un plan semestral y busca que el alumno no sólo egrese con un plan de materias generales, sino que también lo hace con una especialidad, como lo es Administración o Programación.
“Sabemos que hoy en día para la vida laboral tal vez no vas a seguir el mismo camino, pero te funciona mucho el que tengas un dominio en cualquiera de estas dos áreas”, expresó Ruiz.
Buscando la formación integral de los alumnos se busca generar un desarrollo cultural y deportivo impartiendo diversos talleres, como los son: baile, fotografía, pintura, música, taekwondo y yoga.
Al definir elegir cualquiera de ellos el alumno decide cuánto tiempo desea cursarlo, obteniendo así el máximo beneficio para su preparación y proyección en esta etapa de su vida.
La universidad cuenta con ocho carreras: seis licenciaturas y dos ingenierías.
Administración de Empresas, Contabilidad Pública, Mercadotecnia, Comercio Exterior y Aduanas, Comercio Internacional y Derecho, son las opciones a elegir para quienes deseen cursar una licenciatura.
Mientras que el área de ingeniería está conformada por la Industrial, Sistemas y Mecánico Eléctrico.
“Son las carreras que tenemos la certeza de que tienen mayor éxito en la vida laboral de Reynosa por eso nos enfocamos en la industria maquiladora y la industria comercial”, comentó Gabriela Ruiz.
Certificaciones, programas de liderazgo y prácticas profesionales forman parte de su formación, la cual les permite egresar no sólo con una carrera profesional, sino con un futuro asegurado.
“Ya no tendrán la preocupación de qué van a hacer cuando terminen sus estudios, ya que tenemos muy buenos convenios con maquiladoras que nos permiten canalizar a todos nuestros alumnos a través de la bolsa de trabajo”, advirtió la entrevistada.
Los interesados en obtener información pueden comunicarse a cualquiera de sus diferentes ubicaciones; la preparatoria se encuentra en la avenida Tiburcio Garza Zamora, número 1000, colonia El Círculo y su teléfono es el 262 33 00.
La universidad y la Escuela de Negocios están ubicadas en la avenida Del Parque, número 1000, fraccionamiento Vista Hermosa, con teléfono 261 44 00.
Además de las dos ubicaciones anteriores, el Nuevo Laredo City College también se encuentra en la avenida Mil Cumbres, número 390, colonia Cumbres.

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