
Sus ojos no aciertan a mirar fijamente a las personas que lo rodean. Huraño, se refugia en un rincón y solloza. El filoso viento invernal reseca su trigueña piel y sólo una desgarradora hambre hace que Ramiro se arrime y musite unas cuantas palabras.
A unos días de haber sido ingresado al albergue Mi Casa, del Sistema DIF Reynosa, este niño de ocho años no asume que su madre -quien trabajaba en un centro nocturno- lo dejó a su suerte para irse con rumbo desconocido.
Quienes cuidan de él argumentan que “casi no quiere hablar” y se comporta como si su permanencia en este sitio se tratara de un error; no obstante, se le aborda con cariño.
Del hombre que le dio la vida sólo se sabe lo abandonó al nacer y, aunque a partir de entonces ha sufrido múltiples maltratos, el hecho de haberse quedado en indefensión materna fue “la gota que derramó el vaso”.
De acuerdo a las autoridades, unos vecinos se percataron del estado del menor que llevaba un par de días solitario, por lo cual se le encausó para brindarle atención médica, psicológica y alimentaria.
Con un futuro dudoso ahora este niño tendrá que hacerse a la idea de crecer sin el afecto de una familia, mientras se resuelve su situación jurídica.
Por desgracia, historias como las de Ramiro se repiten con frecuencia en esta frontera y, a no ser por una delación, continúan ocultas y dañando a personas inocentes.
Tan sólo en las dos primeras semanas del año se han registrado 11 abandonos de menores, de los cuales cinco son niñas, según información de la Procuraduría para la Defensa del Menor, la Mujer y la Familia.
Carlos Eduardo García Juárez, delegado de éste órgano de asistencia pública, mencionó que el rango de menores en desvalidez oscila entre los 1 a 12 años de edad.
“De estas canalizaciones hemos presentado dos querellas por violencia en contra de los padres. Estamos hablando por descuidos, estado de embriaguez y golpes, principalmente”, dijo el funcionario.
Y es que este problema es tan profundo que supera en promedio los siete casos mensuales registrados durante 2008, año en que se acumularon un total de 84 cambios provisionales de custodia por el delito de abandono.
“Vemos una irresponsabilidad por parte de los progenitores y en ese tenor trabajamos con los menores para reintegrarlos con algún familiar o tenerlos una temporada en la casa hogar donde se les da el amor, atención psicológica y revisa su situación escolar, sin olvidar el gran esfuerzo de la presidenta del Sistema DIF, María Esther Camargo de Luebbert, por hacer todo esto posible”, explicó el entrevistado.
PADRES DESNATURALIZADOS
Este abogado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), evocó dos historias de niños que solicitaron ayuda por su propio pie debido a su inestabilidad emocional:
“Uno de ellos se acercó para manifestar ante elementos de Seguridad Pública que la madre lo maltrataba, que lo tenía abandonado y que él se hacía cargo de su hermano menor de un año.
“Recuerdo también el de una joven que dejó a sus hijos olvidados en su casa, mientras ella trabaja en un centro nocturno por las noches. En ambos hubo intervención del DIF”, refirió.
En esa vertiente, García Juárez mencionó que el abandono de los hijos va asociado a la desintegración familiar o las adicciones.
Y lejos del concepto que se tiene de niños olvidados dentro de “canastillas” en sitios públicos, el Procurador expuso que este fenómeno se presenta fundamentalmente dentro de sus propios domicilios.
“Por lo regular se da en sus casas, pero también varios de los casos nos han llegado porque los agentes de Seguridad Pública los encuentran en la calle vagando. Ellos (los niños) les manifiestan que sus mamás trabajan de noche o que sus papás los dejan solos”, comentó.
García Juárez agregó que el procedimiento seguido cuando se encuentra a un infante desvalido es remitirle ante un juez calificador, luego practicarle exámenes médicos para verificar que no tenga ninguna lesión y posteriormente canalizarle al Sistema DIF.
LO QUE LA LEY DICE
Conforme lo establecen los artículos 368 y 362 del Código Penal Federal, el delito de abandono de personas es castigado con un correctivo de uno a cuatro años de prisión.
Sin embargo, según detalló el Procurador para la Defensa de Menor aún así los progenitores pueden recobrar a los hijos que dejaron al desamparo.
“Definitivamente sí pueden recuperarlos incluso, habiendo estado en prisión, pero hay que trabajar con los padres en la reintegración.
“Cuando están consignados ante un juez que giró sentencia se les brinda ayuda psicológica y si el abandono es parcial trabajamos en verificar sus condiciones de vida; que tengan un empleo óptimo y que las circunstancias en sus casas sean saludables”, explicó el abogado.
García Juárez indicó que los menores permanecen en las instituciones del DIF por un espacio de 15 días hasta un año y aunque dijo desconocer cuánto dinero se invierte para brindarles soporte, citó que son provistos de alimentación, ropa, servicios de salud y útiles escolares.
PROBLEMA CONCEPTUAL
Para Patricia González Pérez, coordinadora del Centro de Asesoría y Servicios Psicopedagógicos de la Universidad Tamaulipeca, el abandono de un hijo obedece en buena medida a que los padres trastornan su orden de prioridades.
“Me ha tocado atender varios casos de parejas que buscan el apoyo de los abuelos para que se hagan cargo de los menores, porque ellos quieren salir a las fiestas, al cine; porque dicen que todavía son jóvenes y necesitan todavía vivir esas etapas.
“Es la justificación que están dando y ven a los hijos como una carga y no como un regalo”, matizó.
La especialista agregó que ese fenómeno está creciendo porque los procreadores “se casan muy jóvenes” y desdeñan las responsabilidades concernientes a una familia.
“El alcoholismo, el tabaquismo, así como la desorganización en las finanzas, desencadenan esta clase de problemas.
“Una de mis pacientes dice que su marido no tiene para comer, pero cada vez que sale un nuevo celular él lo compra y se la pasa echándole saldo. El no trabaja y sus tres hijos sufren hambres constantemente”, relató González Pérez.
-¿Quiere decir que no es necesario dejar a los menores en la calle para que estén abandonados?
“Exactamente, dentro del mismo hogar se presentan estos casos. Muchas veces niños de 10 años cuidan a sus hermanos de tres porque los padres trabajan y no es que necesariamente los hayan regalado.
“O hay gente que está viendo llorar a su bebé y al mismo tiempo mira la tele o hace otra cosa. Desde ahí ya hay un abandono, porque el menor necesita saber que hay alguien con quien cuenta incondicionalmente y si ese alguien no le pone atención puede originarle problemas psicológicos”, subrayó la psicóloga.
González Pérez mencionó que como terapeuta debe hacerle sentir a los niños rechazados (por sus mismos padres) que entiende su situación, aunque no la haya experimentado.
“De ahí radica la importancia de someter a los menores a terapias para procurar que las heridas se profundicen.
“En resumen el abandono no nada más significa que esté solo el niño, sino en su hogar y rodeado de personas puede sufrir esta circunstancia e inclusive, tener las mismas consecuencias que si estuviera completamente en la calle y lejos de sus seres queridos”, finalizó.
Y mientras diariamente aparecen nuevos casos de infantes olvidados por sus familiares en las calles de la ciudad o en sus propios domicilios, el pequeño Ramiro intenta resolver su propio crucigrama y mitigar el sufrimiento que le produce estar lejos de su madre.