
La condecoración con la medalla “Ana Teresa Luebbert Gutiérrez” refuerza la obligación de seguir pugnando por la equidad y la lucha por los derechos de la mujer.
Desde que decidió salir de la ciudad a los 16 años para tener una mejor preparación académica, hasta la actualidad donde a pesar de haberse retirado de los litigios permanece activa en otros ámbitos, Emilia Vela González, ha dedicado su vida a luchar por los derechos de la mujer, enfrentando al sistema patriarcal al que con mucho esfuerzo ha logrado vencer en varias contiendas.
Este recorrido fue reconocido el pasado 26 de marzo con la entrega de la medalla al mérito “Ana Teresa Luebbert Gutiérrez”, una presea que se entrega por primera vez en el marco del Día Internacional de la Mujer por el Poder Judicial del Estado de Tamaulipas, galardón que no solo vale por el reconocimiento a su trayectoria, sino que además representa un valor emocional el recibir una condecoración que lleva el nombre de una mujer que fue su compañera de lucha.
El camino laboral de Emilia inició a la par que su preparación académica en la ciudad de Monterrey, Nuevo León; desde entonces se involucró como meritoria en un juzgado penal, posteriormente en un juzgado civil y luego como escribiente en el mismo, fue ahí donde conoció a Ana Teresa Luebbert, quien la apoyaría en su carrera profesional en los siguientes años.
“De ahí surgió una amistad, si bien a mí me tocó enseñarle, con el tiempo sería yo la que recibiría las más grandes lecciones, tanto de vida como profesionales de parte de ella”, destacó.
CAMINO HACIA EL ÉXITO
Al regresar a Reynosa se incorporó como litigante fundadora en un despacho jurídico en materia civil y mercantil, así como docente en la Universidad Valle de Bravo; su experiencia como catedrática la llevó a ser maestra fundadora de la Universidad México Americana del Norte.
Uno de los logros más notorios de Vela González es la fundación de la Asociación de Mujeres Profesionistas de Reynosa en 1982; utilizando sus conocimientos al haber sido miembro fundador del Colegio de Abogados en Monterrey fue forjando los lineamientos para esta agrupación que rompía los estándares de la época, pues en esos años lo común eran los grupos de mujeres en donde su valor radicaba en la profesión de sus esposos.
“En 1982 era una época en la cual las mujeres estaban determinadas más por ser esposas de…; nosotras ya pugnábamos por la igualdad, y la función fundamental era la superación profesional de las asociadas y el servicio a la comunidad. Me tocó ser la primera presidenta de Amprac y Ana Teresa fue tesorera, y aunque ya no formo parte, fue uno de los organismos que me propuso para recibir la medalla”.
A pesar de ser frontera, los prejuicios machistas aún se encontraban muy arraigados en esa época, y aunque muchas mujeres se estaban abriendo espacio en el rubro profesional no era tan sencillo salir adelante, pocos espacios se les facilitaban para impartir conferencias, así como sus aportaciones no eran tomadas en cuenta por los políticos del momento.
Entre las primeras acciones de la Amprac estuvo la gestión para la fundación de la Casa de la Cultura que, si bien ya había arrancado en 1979, no contaba con talleres abiertos al público, por ello la asociación colaboró con la organización para el desarrollo de los cursos, pero también apoyó con la donación de pintura y la aplicación de ésta, la inscripción de los estudiantes y la conformación de la plantilla de docentes.
La Amprac también fue pionera en visibilizar el aborto y la eutanasia, temas que hoy en día siguen causando controversia a pesar de que muchos organismos encabezan la lucha por su despenalización.
“En los años 80 organizamos un evento sobre el aborto y la eutanasia, en aquel entonces invitamos a un sacerdote, a un ginecólogo, a un abogado, para que hablaran sobre esos temas que eran de interés, sí nos estábamos adelantando, realmente sí abrimos pauta”.
El trabajo no se limitó solo a la controversia, también se impulsaron talleres de capacitación y de orientación vocacional, y con el tiempo incluyeron becas de estudio y de titulación que actualmente siguen vigentes, ayudando a que más mujeres se sumen al ámbito profesional.
Unión, superación y profesionalismo, fueron los valores que se eligieron como lema de Amprac; como emblema se escogió a una mujer joven con el pelo hacia el aire mirando hacia la ciudad del futuro, el objetivo: que permaneciera la juventud como el espíritu que distinguiera a la asociación.
Los resultados fueron buenos y eso llevó a que 30 años después, Vela González fundara la Asociación de Mujeres Profesionistas de Victoria, de la cual fue presidenta y al momento sigue formando parte de su membresía.
LUCHA POR OPORTUNIDADES
PARA LAS MUJERES EN LA POLÍTICA
A la par de la asociación, el camino profesional de Emilia continuó e invitada por Ana Teresa Luebbert, tuvo acercamiento con el mundo electoral al participar en la primera campaña a presidente municipal de Oscar Luebbert, a raíz de este acercamiento tuvo su primera participación en la administración pública colaborando como asesora jurídica.
Posteriormente, invitada por su compañera de lucha que en ese entonces se desempeñaba como presidenta del Supremo Tribunal de Justicia, Emilia realizó un examen de oposición para juez donde con sus buenos resultados obtuvo la oportunidad de ser juez de Primera Instancia en Reynosa, en Río Bravo, en Tampico y después en la recién nombrada Zona Conurbada.
Un 20 de julio del 2002, Ana Teresa Luebbert Gutiérrez falleció víctima de complicaciones provocadas por un accidente aéreo, pero su legado siguió manifestándose en los frutos de las personas que tocó a lo largo de su vida, siendo Emilia Vela una de ellas.
A tres años del fallecimiento de su amiga y mentora, Vela González regresó a Reynosa para continuar su carrera como litigante, pero su gran desempeño la llevó a ser propuesta por el Poder Judicial a participar como Magistrada Electoral del Estado donde se desarrolló con gran éxito hasta el 2018.
Al estar involucrada en este ámbito, luchó para conseguir una mayor participación de la mujer en la política, proponiendo entre otras cosas las cuotas de género que hoy en día permiten una intervención equitativa.
“En 1996 se hace recomendación a los partidos políticos de que incluyan más mujeres y las incluyen como suplentes o en los lugares donde iban a perder, es hasta el 2002 cuando se incluye la figura de las cuotas de género, que era una manera de obligar a los convenios internacionales de derechos humanos, luego en 2008 se habla de porcentajes diferentes y en 2014 se habla de paridad a nivel constitucional”, relató.
Al llegar a su jubilación, Emilia continuó activa, pero ahora en el ámbito de la investigación, obteniendo un Doctorado en Ciencias Sociales sobre igualdad, equidad de género y participación de la mujer, además de trabajar desde el Ateneo de Reynosa promoviendo actividades culturales y filantrópicas.
“Estoy tratando siempre de actualizarme; ahorita el capítulo que quiero trabajar es las mujeres legisladoras en Tamaulipas; ya como litigante ya no, ya no quiero enemistades ni oposiciones, como quiera estudias un poco, pero ha sido más hacia el ámbito social y político”.
“Estuve durante dos años como presidenta del Ateneo de Reynosa, que es promoción cultural en sus variadas manifestaciones, colaboramos en la presentación de libros, conversatorios y andamos bien activas”, agregó.
Aunque su trayectoria ha sido amplia, Emilia Vela destacó que recibir la presea “Ana Teresa Luebbert Gutiérrez” significa un compromiso de seguir luchando, especialmente por las mujeres, por lo que dedicará sus siguientes años a seguir impulsando a sus congéneres para que alcancen sus metas profesionales y faciliten el camino a las nuevas generaciones.
“Me interesaría volver a la cátedra, es una manera de seguir en contacto con otras generaciones y mientras me sienta bien, mientras pueda ser independiente, al final de cuentas tengo 71 años, estoy consciente que el tiempo no está a mi favor, pero tengo que dar gracias a Dios porque me siento muy privilegiada, con salud, con lucidez mental, y mientras pueda seguiré estudiando, investigando, trabajando, colaborando en los temas de mi interés”, precisó.
Como mensaje final, Emilia Vela llamó a las mujeres a no darse por vencidas sin importar lo difícil que sea el camino, y recordó que, aunque también pensó en rendirse, luchó contra el temor y alcanzó triunfos que nunca imaginó.
“Nada es fácil, simplemente no claudicar, hemos tenido obstáculos, zancadillas, caídas y vueltas a levantar, muchas. Mi trayecto no ha sido pavimentado, fue de altibajos, escabroso, hay que crearse la confianza en uno mismo y en la capacidad, hay que hacer todo lo posible”.
“Agradezco nuevamente a los organismos que me propusieron como Amprac, como Amprovic, el Colegio de Abogados Laboralistas y al Poder Judicial, al Consejo de la Judicatura del Estado que consideraron que reunía los méritos para esta medalla, porque de alguna manera me pusieron un compromiso, muchas gracias”, finalizó.