Que alguien tenga alguna discapacidad física o intelectual no debe ser razón para subestimarle. Esto es lo que un grupo de maestros y padres de familia intentan demostrar mediante los resultados que han obtenido después de valorar y potenciar los talentos de menores en condiciones de adversidad.
Es por ello que la educación de los niños especiales está cobrando mayor importancia, debido a que se ha comprobado que las personas con estas características pueden tener una vida normal e incluso, llegar a tener un oficio y desarrollarse profesionalmente.
Sin embargo, uno de los principales problemas que de entrada pueden frenar su formación, es la falta de escuelas con la infraestructura y el personal adecuado para atender sus necesidades, así como la acertada participación de las familias.
María del Pilar Delgado Sánchez y Nicolás Ortega Limas, psicólogos del Centro de Recursos e Información para la Integración Educativa en Reynosa (CRIE), quienes ven cotidianamente casos con diagnósticos de atraso y disfunciones fisiológicas, la primera barrera que estos niños enfrentan viene de la gente que los rodea.
“Este tema es de suma importancia, ya que nos hemos podido percatar que no estamos del todo preparados para integrar a estos niños dentro de nuestra sociedad”, mencionan.
Delgado Sánchez destaca que, a diferencia de años anteriores, hoy se dispone de más escuelas que se están enfocando a apoyar a ese grupo de personas especiales, aunque reconoce que los esfuerzos aún no son suficientes.
Por su parte Ortega Limas expresa que tan sólo en los dos turnos que atiende el CRIE –en el de la Zona 8 y el vespertino de la 17–, existen 66 menores con algún tipo de discapacidad.
“Son niños con necesidades de educación especial, asociadas a lo intelectual, con problemas visuales, auditivos o motores. Los motivos por los cuales una persona necesita este tipo de ayuda son variados, puede ser el autismo, deficiencias físicas o el síndrome de Down”, refiere.
TODOS DEBEN APORTAR
Los entrevistados comentan que no sólo hay que atender a quienes posean características especiales, sino también a sus familiares, ya que son estos con quienes conviven la mayor parte del tiempo.
Es por ello que el Centro de Recursos e Información para la Integración Educativa se encarga de brindarle información a los padres y posteriormente se les canaliza.
Luego se hace una sugerencia a los maestros para que se adecuen a la metodología y sean ellos también parte de la estimulación de las habilidades de los niños que ya atraviesan una etapa de integración.
Ortega Limas explica que algunas de estas enfermedades son detectables desde los cero a los cuarenta y cinco días de nacidos, por lo cual es muy necesario acudir en busca de apoyo, para valorarlos, diagnosticarlos e ir encaminándolos a un grupo de ayuda, porque si no, puede ser contraproducente.
Menciona que con el propósito de que los menores cuenten con una educación integral, existen especialistas que conforman equipos interdisciplinarios de trabajo social, comunicación, dirección y psicología.
Aunque el CRIE no otorga ayudas monetarias, sus directivos se encargan de hablar con los neurólogos para que los estudios sean del costo más módico, ya que son en su mayoría niños de bajos recursos los que asisten a las escuelas donde su personal colabora.
Delgado Sánchez afirma que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) también es parte importante en el apoyo económico, pero los materiales que requieren son solventados por los mismos psicólogos, las escuelas en las que se integran estos niños y la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Manifiesta que los beneficios son observables, pero también tiene que ver que los padres y maestros pongan de su parte.
Gracias a esto a los niños –de primero a sexto año– que aprenden a leer se les canaliza a una secundaria.
Actualmente el Centro de Recursos e Información para la Integración Educativa trabaja con cuatro primarias de la localidad.
UN PASO HACIA ADELANTE
Los especialistas aseguran que la misión de este lugar es no dejar que los niños se vayan, sino que cuenten con asistencia en todo momento.
Detallan que el apoyo de la sociedad es vital, pero por desgracia resulta muy común observar que la comunidad no respete las señales o los espacios que son dedicados para los discapacitados.
En contraste hay algunos organismos que han entendido esta problemática, como el Club de Leones de Reynosa, el DIF, la cadena de supermercados H-E-B, así como varias maquiladoras de la localidad, las cuales son consumidores de los servicios y productos que producen los niños.
Ortega Limas menciona que tras egresar de las escuelas atendidas por el CRIE, los jóvenes llevan otra mentalidad y se busca que vayan capacitados para integrarse a la sociedad.
“Inclusive, algunos estudiantes han salido con plazas de parte del gobierno para trabajar en escuelas como intendentes y realizar otras funciones”, subraya.
Pero a pesar de los logros alcanzados, Delgado Sánchez enfatiza en que se necesitan más escuelas para brindar una mayor cobertura.
Cabe mencionar que el CRIE fue fundado en 1975 por una madre de familia que se topó con un mundo muy adverso cuando a su hijo le diagnosticaron síndrome de Down. Fue entonces que la señora María Eugenia Cantú Ramírez luchó para crear un organismo de apoyo para aquellas personas que al igual que su hijo padecían alguna discapacidad.
“Apoyos menores son otorgados por las escuelas primarias en las que este Centro hace su trabajo, pero somos nosotros mismos los que buscamos la manera de echar la mano y encontrar patrocinadores. Alguna vez una universidad de Estados Unidos también nos brindó apoyo”, cuenta Ortega Limas.
EMPRESARIOS ‘ESPECIALES’
Estos psicólogos hacen énfasis en la importancia de dar a conocer que los niños a los que el Centro apoya no realizan ninguna actividad para sostenerlo, sino que más bien algunos trabajan para colaborar en sus gastos personales.
“Un gran logro para éstos ha sido su panadería ‘PAU’, en donde las ganancias obtenidas son para ellos. También elaboran frascos de chiles jalapeños, asisten a talleres de carpintería y belleza”, comenta.
Pide que la sociedad civil se sensibilice para refrendar los valores que se les inculca a los niños en el CRIE.
“Hay que verlos como personas normales, no humillándolos, no rechazarlos, no discriminándolos. Una vez me toco mirar como una madre de familia le inculcaba a su hijo no ser amigo de un niño con discapacidad y eso me hizo sentir muy mal”, expresa Delgado Sánchez.
Por ello la integración de los menores es una lucha constante.
“Ya que necesitamos empezar por concientizarnos y respetar sus limitaciones, brindándoles oportunidades de trabajo y sobre todo, tratarlos de manera normal, porque el apoyo más importante es hacer sentir a los niños importantes.
“Debemos estar consientes que ellos también merecen la oportunidad de desarrollarse y contribuir con la sociedad, y que nosotros como parte de ésta tenemos la responsabilidad de colaborar para que eso sea posible”, finalizan.