Sin importar los desafíos de la injusticia, muchas madres tamaulipecas, reynosenses, siguen en la búsqueda de sus hijos, pese a la apatía y en ocasiones presiones de agentes policiacos. Esta es la historia de María Teresa, madre de familia cuyo hijo, de tan solo 16 años, fue desaparecido hace 10 años.
Para las madres buscadoras tamaulipecas no hay un 10 de mayo que celebrar; lo único es encontrar a sus hijos desaparecidos ante la cada vez más inalcanzable justicia, mientras que en esta fecha, como en muchas de las llamadas especiales del calendario, tienen un gran vacío que las inunda de tristeza.
Cuando una progenitora pierde a algunos de sus hijos por medio de la desaparición forzada, muere en vida, e indirectamente, con ese dolor, pesar, enojo y ese sufrimiento que aflora día con día y a cada momento, transmite su sentimiento al resto de la familia, incluso sin querer.
“Quien es madre, sabe y siente que el día en que nace un hijo es bendito. Que no hay nada en el mundo que se compare al amor universal que una madre siente por sus hijos, al grado que somos capaces de entregar lo que nos queda de vida por la felicidad y el bienestar de nuestros hijos”, comenta María Icela Valdez Chaidez, presidente del Colectivo 10 de Marzo.
MADRE INQUEBRANTABLE
María Teresa, es una mujer reynosense que ante la desaparición de su hijo y las presiones y amenazas de muerte de agentes policiacos, años después tuvo que desplazarse a otra ciudad pero no deja de salir a buscar a su desaparecido, porque sufre la tortura que implica esperarlo, buscarlo y no encontrarlo.
El dolor infinito la impulsó a seguir en la investigación de su hijo desaparecido pese a las amenazas que recibió de los propios elementos policiacos en Reynosa; su esfuerzo es inquebrantable para hallarlo con vida.
LA DESAPARICIÓN
El reloj marcaba aproximadamente las 15:00 horas del sábado 3 de noviembre del 2012. Esa tarde el teléfono de doña Mary sonó inesperadamente y en ese momento se percató que era su hijo Daniel, de 16 años, quien le pidió permiso para ir al cine con unos amigos y llevarse la camioneta.
-Dile a tu hermano que te lleve -le dijo María Teresa a su hijo.
Posteriormente, cuando Daniel salió del cine le pidió a su hermano Tomás que lo llevara a una cena con unos amigos en la colonia Cumbres.
Serían las 21:00 horas cuando Tomás contactó a su madre vía telefónica para comentarle que algo estaba pasando con su hermano Daniel, pues había intentado comunicarse con él pero no respondía.
Esa negra noche doña Mary no se encontraba en Reynosa; sin embargo, su sexto sentido de madre le decía que debía regresar y fue la mañana del domingo cuando llegó con los pensamientos revueltos, para indagar qué ocurría.
Desconociendo el paradero de su hijo y temiendo algo siniestro no llegó a su casa, sino al domicilio de la suegra que estaba cerca de su vivienda.
Cuando el sol rayaba por el oriente la mañana del domingo 5 de noviembre su teléfono sonó al filo de las 7:30 de la mañana, del otro lado de la línea estaba Daniel Rosas, vecino de Mari, quién le comentó que habían llegado unas personas y preguntaron: “¿dónde está el chavo que vive aquí?”.
Daniel le contó a su vecina que no les dio razón y que se metió a su casa.
Empero, la curiosidad hizo que por la ventana el vecino descubriera la forma en que la decena de sujetos encapuchados y armados desmantelaron la vivienda, sacando uno a uno los muebles, electrodomésticos, entre otras cosas de valor, incluso se llevaron dos camionetas, una Ford F150 en color rojo y una Ford Expedition 2003.
De acuerdo con la señora Mari, un grupo de elementos de la policía municipal custodiaron la labor del comando que allanó su casa.
María Teresa recuerda que a partir de entonces ha sufrido un dolor impresionante, como un monstruo que corroe sus pensamientos, algo que le quitó el apetito, que le hizo hasta renegar de su propia vida y sentirse impotente para proteger a su familia, a su hijo Tomás.
LUCHA INCASABLE
Como muchas madres, María Teresa ha sido parte de las búsquedas incansables de desaparecidos en Tamaulipas. Sin importar el clima, con una gorra o sombrero cubre la mayor parte de su cabeza; se enfunda botas o tenis, jeans y con la esperanza bajo el brazo, se adentra a lugares sombríos, buscando rastros.
A más de una década de su sufrimiento, la mujer con alma de acero se sumerge en terrenos que dan la sensación de miedo. La atmósfera se asocia con exterminios, aniquilaciones, masacres como las que han azotado Tamaulipas.
¿Qué busca?, lo que toda madre, hermana, tía o esposa buscadora: restos óseos o indicios de cuerpos que puedan ser de su hijo.
“Siempre ha sido con la fe en Dios y de que nos ayude a localizarlo, a encontrarlo”, dice con voz entrecortada.
La desdichada madre teme por la integridad de su familia, pero exige a las autoridades tomen en cuenta su denuncia asentada en la carpeta 532 del 2018.
A más de 10 años la desesperación y las lágrimas no cesan, y aunque la señora Mary tuvo que dejar la ciudad sigue la búsqueda imparable de su hijo, en la calle, en la plaza comercial y en su solitaria casa donde no falta que frente a un televisor alguna escena le recuerda a su muchacho a quien dejó de ver el año 2012. Y siempre se pregunta, ¿Dónde estará m´hijo Daniel?
DUDAS EN LOS DATOS
Hay serias diferencias en las cifras de personas desaparecidas que manejan las distintas instancias y dependencias oficiales, señalan activistas en esta ciudad fronteriza.
Aunque la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) en esta entidad revela que en Tamaulipas la cifra de las víctimas es de 12 mil 537, Edith González, líder del Colectivo Amor por los Desaparecidos en Tamaulipas, refiere que las cifras no se ajustan a la realidad.
En 2016 hubo 947; al año siguiente, 2017, denunciaron 1 mil 211; en 2018 se registraron 899, en 2019, 700 y en el 2020 tomaron conocimiento de 441 personas desaparecidas.
En este caso la activista dijo que si se suman todas las desapariciones, secuestros y demás, entre el 2016 y el año actual se superaría la cifra de 20 mil víctimas.
“No hay una cifra exacta, existe mucha incongruencia en las cifras, las cuales son maquilladas o simuladas para minimizar el impacto en la opinión pública”, refirió, e hizo énfasis en que existe una clara diferencia entre los números que se manejan en la Comisión de Búsqueda y los del Sistema de Seguridad.
‘NO EMBARAZOS SI HAY
DESAPARICIONES’
En el articulo 1º de la Constitución Mexicana en su tercer párrafo dice entre otras cosas que: …“El estado deberá prevenir… las violaciones a derechos humanos”, pero las víctimas indirectas que integran los organismos perciben que no hay ninguna autoridad previniendo que sigan aumentando las personas desaparecidas en el país, incluso en la frontera.
Por esta situación, activistas invitan a la prevención implementando una protesta pacífica que denominan: NO EMBARAZOS SI HAY DESAPARICIONES.
“Nuestro México está intoxicado con la violencia y la apatía, tanto la sociedad como nuestro gobierno, ¿para qué traer hijos a la vida en México, para que algún día alguien decida llevárselo sin miedo y sin consecuencias, y dejarnos en una búsqueda eterna ignoradas por nuestras autoridades?”.
Para las madres tamaulipecas el 10 de mayo es un día más de lucha, sin condiciones de paz y seguridad para sus hijos porque la desaparición no discrimina, ni respeta orígenes, género, preferencias sexuales, políticas o religiosas.