
La habilidad de don José Lozano ha trascendido generaciones, incluso, su arte de tejer una red para pescar se ha popularizado en otros países.
El secreto para una buena pesca comienza con mucha paciencia, desde la creación de una red para poder capturar peces en el río Bravo, en las presas o costas internacionales; un claro ejemplo, es la vida de don José Juan Lozano, quien tiene más de 15 años haciendo redes para pescar.
A sus 74 años de edad su paciencia perdura para elaborar una buena atarraya, ya que este trabajo requiere de gran habilidad y entereza. Para hacer una red se requiere desde un par de semanas hasta meses.
Desde hace 15 años ha elaborado redes para pescar, que teje con hilo sintético de buena calidad. En el extremo más amplio se le colocan varios trozos de plomo para proporcionarle peso a la red y que asiente cuando la tiran al agua.
El artesano coloca el hilo en una herramienta de madera que sujeta con un lazo desde la rama de un mezquite, sus manos entrelazan el hilo colocado en la aguja para crear el cuerpo de la atarraya.
Repetidamente va tejiendo el diámetro de la malla hasta reunir los dos lados que formarán la atarraya, posteriormente se le colocan fragmentos de plomo para darle peso en el fondo del agua.
Don Juan explica que todo el material lo venden en las ferreterías, pero según indicó el artesano, hay que saber qué comprar. Como buen pescador señala que lanzar la red no es cosa fácil, se necesita destreza para hacer el lanzamiento y saber arrastrarla cuando haya capturado peces.
DEDICA SU VIDA A LA PESCA
Don Juan Lozano nació y creció junto a su familia en la colonia Aquiles Serdán, en la ciudad de Reynosa, y desde muy temprana edad dedicó su vida a la pesca para el consumo propio y para subsistir.
“Mis hermanos y yo nacimos ahí. Somos nativos y criados ahí. Siempre he sido pescador y he recorrido todo el río Bravo”, dijo.
Para atrapar peces ha hecho un viaje a lo largo de la franja fronteriza, desde Nueva Ciudad Guerrero hasta Matamoros.
“Un día aquí, un día allá, otro día más para allá y así andamos. Toda el área de Guerrero a Matamoros, y a la bocana de ahí vivíamos, ahí le di mantenimiento a mis hijos”, añadió el tejedor.
Hace 15 años emprendió el negocio de la creación y venta de atarrayas y cuando bien le va en la vendimia, 2 mil ó 4 mil pesos se lleva a su casa en un día.
Sentado bajo la sobra de un mezquite en la entrada al centro recreativo La Playita, don Juan Lozano, es interceptado por tres hombres, por sus rasgos y sus acentos se sabe que no son mexicanos.
“¿En cuánto las tiene?”, preguntaron a Juan, “en dos pesitos”, responde el hombre cómodamente desde su silla. “Ahorita regresamos vamos a cambiar unos dólares”, replicaron los clientes.
Explicó que sus redes se han vendido en Nueva Ciudad Guerrero, Miguel Alemán, Camargo, Valadeces, Argüelles, Matamoros, Valle Hermoso, San Fernando, incluso en el Valle de Texas.
Otra de las ventas que realizó fue a unas personas de nacionalidad cubana, que específicamente viajaron desde Estados Unidos a comprarle una atarraya.
En su negocio se puede encontrar trasmallos, anzuelos, plomadas, curricanes, entre otros artículos para la pesca, aparte de las atarrayas que el mismo teje con sus manos.
“Viene gente de afuera a buscar atarrayas, cañas, el trasmallo, anzuelos. Todo lo que es el artículo de pesca aquí lo consiguen conmigo, ya tengo muchos años aquí, yo empecé en 2010, ya son 15 años; dicen que yo hago los mejores trabajos, no sé, ellos me recomiendan”.