Su objetivo es llevar alegría y esperanza a quienes atraviesan momentos difíciles en hospitales y centros asistenciales mediante la risoterapia, juegos y dinámicas; es ahí donde Sofía Sisniega, deja de serlo para convertirse en la “Doctora Brochita”, y junto a otros, formar parte de los Doctores de la Risa.
Fue hace 11 años que, deseando cambiar la tristeza y transformarla en felicidad, varios ciudadanos con diferentes profesiones decidieron volverse voluntarios de una asociación civil que lleva luz en momentos de oscuridad, y así surgió “Doctores de la Risa, A.C.”.
Sofía Sisniega, presidenta y fundadora, explicó que la película Patch Adams, fue la fuente de inspiración para hacerlo: “algunos de nosotros teníamos la inquietud de formarnos como lo que llaman el ‘payaso hospitalario’, y entonces, siguiendo la filosofía de Patch Adams, que él si es médico, decidimos hacerlo”.
Mencionó que las personas mayores de 18 años que conforman el grupo tienen diversas profesiones, ella por ejemplo es Contadora Pública, pero los une la empatía y las ganas de “dar algo” a los demás.
Para ello, han recibido varias capacitaciones tales como la impartida por la agrupación Cuento con tu Risa, de León, Guanajuato; diversos talleres de Tanatología y de Psicología Positiva, entre otros.
De esta manera es que por medio de la risoterapia, dinámicas, juegos y diferentes actividades, además de llevar felicidad a los pacientes, coadyuvan en sus tratamientos y sirven como apoyo a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad.
“Tratamos de ayudarles a que cuestionen esas emociones que enfrentan a partir del dolor, de una enfermedad o situación que los hace padecer alguna adversidad”, externó.
Así, acuden a lugares como el Hospital General de Reynosa, clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Hospital Materno Infantil Reynosa y centros de quimioterapia y hemodiálisis.
DOCTORES DE LA RISA JUNIOR
Hay otros voluntarios que visitan casas hogar y de adultos mayores principalmente del Sistema DIF, además de la realización de actividades deportivas y altruistas.
Ellos son niños y jóvenes que van de los 10 a 17 años de edad y reciben el nombre de “Doctores de la Risa Junior”, grupo que surgió en el 2015 gracias a la Doctora Cupcake y al deseo de varios chicos de integrarse.
En esa ocasión se brindó un taller en el que se capacitó y formó a cinco jovencitos gracias a la intervención de las doctoras Brochita, Tomatito y Minion.
“Fue un tiempo maravilloso para nosotros y espero que también para ellos; y les damos las gracias a sus papás por permitírselos, se divirtieron mucho. Ahí trabajamos la autoestima y la gratitud, así como el objetivo del voluntariado”, platicó.
Desde entonces, la visita a la casa hogar se considera su graduación.
“Queremos que desde pequeños tengan esa voluntad de servir al prójimo, de llevar alegría, juegos y diversión, es una formación para ellos y hemos tenido la retroalimentación de sus papás sobre cómo van desinhibiéndose y creciendo en estos valores, y después, aunque ya no tengan el tiempo o la disponibilidad para continuar haciendo estas actividades, en su vida diaria sigan teniendo este ánimo de servir y eso es algo maravilloso para nosotros”, apuntó.
DOCTORA BROCHITA
Cuando Sofía se pone la bata blanca decorada, su gorro de pollo y la naricita roja, le da la bienvenida a la Doctora Brochita, nombre inspirado en la Madre Teresa de Calcuta.
“Tengo la teoría de que se trata de pintar paisajes o sonrisas en las personas; la Madre Teresa de Calcuta decía que ella sentía que era un pincel en las manos de Dios, yo no puedo llegar ni a sus talones, pero realmente se trata de pintar con esta brochita sonrisas y alegría”, explicó.
Dijo también sentirse “infinitamente agradecida y privilegiada” de que un paciente en un hospital les permita acceder a su privacidad en momentos difíciles para ayudarle a recordar todas las cosas felices y bonitas que hay en su vida.
“Como decía Patch Adams: ‘si tratamos la enfermedad podemos perder o podemos ganar, pero si tratamos a la persona, al paciente, siempre vamos a ganar’; si para ellos es bonito o es bueno, para nosotros es un tesoro que se queda en el corazón”, declaró.
Sin embargo, la Doctora Brochita dejó en claro que se respeta la privacidad del paciente y entienden cuando alguno no les da autorización para acercarse o entrar a su habitación, pero dijo, no pierden de vista su contexto y ofrecen su apoyo a quienes lo rodean, por ejemplo, sus cuidadores, familiares, incluso el personal médico que lo atiende.
Desde que se formó como una ‘Doctora de la Risa’ hace 11 años, Sofía dijo enamorarse profundamente del encuentro con el paciente, por lo que ni siquiera durante la pandemia por Covid-19 suspendió su labor, sino que continuó llevándolo a cabo aunque fuera de manera virtual.
“Me llena mucho su alegría o su cambio de emoción cuando ven la bata de colores o la naricita roja y aunque dicen que es algo momentáneo, está científicamente comprobado que esta liberación de neurotransmisores como lo son las endorfinas, les permite colaborar en su recuperación”, expresó.
Pero como todos los seres humanos, los “Doctores de la Risa” también atraviesan por diferentes tipos de emociones y ante ello se apoyan en el mindfulness, una técnica de meditación que ayuda a controlar la ansiedad, el estrés y apoya en la relajación, conectando con el aquí y ahora.
Sin embargo, hay una gran comprensión y apoyo dentro del grupo, por lo que es entendible que los integrantes, en ocasiones, necesitan su espacio.
“A los voluntarios les decimos que cuando se encuentren en situación absolutamente compleja y que no sientan el llamado de ir que no lo hagan, que no se sientan obligados a hacerlo, pero si tocamos la puerta en el sentido de decir que ‘a lo mejor no me encuentro en mi mejor momento’, pero estoy segura de que me voy a llevar algo bonito y algo edificante para mi vida con esa interacción con el paciente”, platicó.
CRECIMIENTO PERSONAL
Pero ser un ‘Doctor de la Risa’ no solo es apoyar a las otras personas, sino a ellos mismos, pues con cada situación vivida hay un aprendizaje y crecimiento propio.
“Te das cuenta de que tenías que estar ahí en ese momento y de que lo que te vas a llevar te va a servir. A veces nos encontramos en situaciones muy, muy complejas en las que decimos: ‘no voy a poder hacer esto’, pero nos damos cuenta de que siempre hay una situación que te va a ayudar a superar la adversidad y de que todas las herramientas emocionales de que te estás atribuyendo te van a servir para la vida diaria”, mencionó.
Destacó que actualmente muchas personas atraviesan por diversas afectaciones en la salud mental motivadas en gran parte por la pandemia y es a través de este aprendizaje diario, del apoyo profesional y de la labor de “Doctores de la Risa” que se puede encontrar una motivación.
Platicó que una de las cosas que la han marcado es la reciente visita a la Casa Hogar del Niño, en donde convivió con un pequeño de dos años de edad, cuya actitud le llegó al corazón y le confirmó que hay muchas cosas que pueden dar.
Una de las indicaciones recibidas fue la de no cargar a los niños, pero al ser tan pequeños estaban deseosos de obtener muestras de cariño y recordó que uno de ellos les daba sus brazos expresando así su deseo de que ella le correspondiera.
“A mi me brotaba el instinto de mamá o de abuela y dije ‘todo lo que tengo son mis manos’ y en ese momento fue sentir las suyas, tratar de ponerme a su nivel y jugar para llenarlo de cariño; realmente sentí las manitas de un pequeñito de dos años y te das cuenta de que Dios, el universo y la vida confían en nosotros como seres humanos para dar cosas hermosas y es una motivación para seguir”, compartió la entrevistada.
Con gran emoción habló sobre Ramón, un paciente que estuvo por 13 años en el Hospital General siendo cuidado por su esposa y a pesar de que finalmente está en casa, han continuado en contacto.
“Aún tenemos comunicación, y su historia de resiliencia y de valentía de él y de su familia sigue nutriendo mi corazón, es un tesoro que nunca vas a poder pagar de una forma monetaria o financiera, no se puede comprar”, relató.
GANAS DE SERVIR
La labor de los “Doctores de la Risa” continúa y Sofía Sisniega, la Doctora Brochita, espera que más personas se unan a ellos para seguir llevando felicidad a quienes lo necesitan.
Para ello dijo, no se requiere tener alguna profesión o edad en específico, pero si disponibilidad de horario y muchas ganas de dar apoyo, bondad y esperanza.
Tampoco es necesario saber contar chistes o ser el más desinhibido, basta con tener las ganas de brincar, cantar, bailar y poder dar abrazos para ser bienvenidos y capacitados en el taller que tentativamente se llevará a cabo en el mes de septiembre.
“Si tienen ese ‘gusanito’ y quieren servir, pero a lo mejor les da algo de pena, créanme que el ponerse la naricita roja es la llavecita que les va a permitir abrir la puerta de un hospital o de una casa hogar”, manifestó.
Antes de concluir, pidió a las personas no olvidar dar amor y esperanza en el sitio donde se encuentren, en su entorno, dentro de su familia, en el trabajo o donde haga falta.
“Tú tienes algo que aportar, a lo mejor es darle de comer a un animalito, darle las gracias a tu familia o a la cajera que te atendió, darle un abrazo a tu mamá, a tu papá; agradecer, y eso es suficiente para poder mejorar tu metro cuadrado. Donde quiera que te encuentres, siempre conserva la esperanza, agradece y pon el amor donde haga falta”, finalizó.