La madre de Yeshua Valdés, Tania Ocaranza, no ha perdido la fe y asegura que todos los días reza por un milagro para su hijo enfermo, quien vive conectado a una máquina respiradora a causa de un raro padecimiento. La mujer ha intentado todo para salvarle la vida al ahora joven, quien alguna vez fue una persona completamente normal.
Por Norma Sánchez
Los días de la familia Valdés Ocaranza no han sido nada fáciles. Tania, quien es la cabeza del hogar, recuerda cómo fue el momento cuando su hijo Yeshua cayó en coma sin saber por qué.
Describe que poco después regresó a su estado de conciencia natural y fue ahí donde el niño les mencionó que siempre los escuchaba y los veía (a sus seres queridos y a las enfermeras) cuando se le acercaban a platicar con él o a darle los medicamentos; sin embargo, no podía reaccionar.
Parecía que había estado dormido, pero pese a todos esfuerzos no se consiguió un diagnóstico real. Al día de hoy el raro mal que padece no ha podido ser diagnosticado por los médicos.
La desesperada madre explica, a través de sus redes sociales, cómo lo viene haciendo desde hace años, que Yeshua fue un niño sano, inteligente, tranquilo y, pese a su edad, era muy culto, porque le gustaba mucho escribir. De hecho era el mejor de su clase en la secundaria a la que acudía.
“Mi hijo nació saludable, súper inteligente, era tranquilo, culto le gustaba leer mucho y siempre fue el más inteligente de su salón”, evoca.
SUS ÚLTIMOS MOMENTOS DE CONSCIENCIA
Destaca la madre que tras sufrir el primer coma estuvo bien por espacio de un año y se estuvo luchando siempre para saber qué había pasado y nadie le pudo dar una buena razón ni una solución.
Un año y medio más tarde volvió a ocurrir la misma tragedia, justo cuando el entonces menor ya tenía 13 años. Desde entonces han pasado ocho años y Yeshua, inexplicablemente, nunca volvió a cobrar la conciencia.
Sólo un día ocurrió un milagro que le regresó la esperanza a esta familia, según explica Tania Ocaranza.
“No se sabe nada. Hace tres años lo llevé a Cuba y lo despertaron. Un día platiqué con él y en la noche que se durmió volvió a quedar igual. Solamente abre sus ojos. Él está conectado a la máquina que lo alimenta las 24 horas del día”, relata.
Y añade: “Sí escucha, pero su cerebro no sostiene su estado de conciencia. Ya lo llevé al Teletón México, a Genética en Guadalajara, a Monterrey; a la Ciudad de México, a Houston, Texas; a Denver, Colorado y a Cuba, pero nadie me da razón de qué pasó con mi hijo. Sigo esperando otro día que se vuelva a conectar para platicar con él”, dice con lamentos la madre del joven, quien ahora tiene 21 años de edad.
Cabe decir que por desgracia no existe un diagnóstico de este trastorno, así que Yeshua no ha podido obtener una cura a una enfermedad desconocida que lo mantiene en cama.
YESHUA EN LOS RECUERDOS
La progenitora del muchacho afirma que los momentos de cuando era una persona sana se agolpan en su mente, como en el resto de sus hijos.
“Me duele mucho verlo así. Recuerdo cuando estaba de pie, conservo los audios de su celular. Su hermano mayor era súper apegado a él. En esta casa todos sufrimos su recuerdo y nos duele verlo así; la cama deteriora su cuerpo y luchamos contra la espasticidad muscular que afecta sus brazos. Entendemos las consecuencias de lo que pasó, pero no el nombre de la enfermedad”, agrega.
Y ahora van ocho años cuidando su cuerpo, con la esperanza de que Yeshua vuelva a despertar, como cuando pudieron platicar con él. Alegóricamente esta madre se encuentra al pie del cañón o, mejor dicho, de una cama cuidándolo de día y de noche, dándole todo el cariño que ella y demás hijos le pueden dar.
“No sabemos si vuelva a suceder ver que su cerebro se conecte de nuevo, pero no importa, seguimos juntos de pie y agarrados de la mano de Jehova Dios. Y nuestro lema siempre ha sido todos estos años #yoconyeshua”, dice optimista Tania.
Con el paso de los años, al verse sola con sus hijos, Tania creó una fundación a la cual denominó #yo con Yeshua, con la cual busca recursos para cubrir los viajes del niño a los sanatorios, los medicamentos, alimentos, así como para necesidades especiales que el desconocido padecimiento les genera.
Afortunadamente no nada más se atiende a Yeshua, sino también se logra apoyar con medicamentos, pañales, sillas de ruedas comunes y especiales a otros niños y adultos mayores tanto de Reynosa, como de otras ciudades de Tamaulipas, incluso de los estados como Nuevo León y Jalisco, hasta donde se han hecho los envíos de apoyo, mismos que en su mayoría son realizados desde los Estados Unidos.
En Facebook esta familia cuenta con el grupo Ayudando a Yeshua, mediante el cual mucha gente ha podido contactarse para poder colaborar, con la ilusión que algún día Yeshua se levante de la cama en la que se mantiene postrado.