
El caso de Libia Inés Vargas Garay, quien recibió un impacto de bala en su cuerpo que la puso al borde de la muerte, fue calificado por el equipo del Hospital Christus Muguerza en Reynosa como el más complicado que han atendido en los más de tres años que tiene de creado el nosocomio. Sin embargo, gracias al profesionalismo de los médicos, equipo de enfermería y los recursos tecnológicos con los que cuenta este centro médico, lograron salvarle la vida.
Esta increíble historia inició el pasado 17 de agosto, alrededor de las 18:00 horas, cuando Libia Inés ingresó al hospital con una herida de bala de grueso calibre. Ricardo Peña Gutiérrez, director general del nosocomio y quien recibió en el área de urgencias a la paciente, recordó la escena:
“La recibimos muy grave, había perdido mucha sangre por lo que fue ubicada en el área de shock trauma donde nos percatamos que traía una herida por proyectil de arma de fuego en la región lumbar izquierda, exactamente donde habita el riñón.
“Rápidamente se le dieron los primeros auxilios, se le tomaron muestras para determinar su tipo de sangre, además de las tomografías axiales computarizadas, asimismo, se le practicó una tomografía axial computarizada (TAC) donde se detectó una herida grave en el riñón izquierdo asociadas a lesiones del pulmón, del bazo e intestinos”.
En cuestión de minutos, Libia Inés fue trasladada al quirófano para intervenirla de emergencia, ahí le fueron proporcionadas las transfusiones de sangre que necesitaba para sobrevivir.
Los especialistas médicos que la atendieron se percataron que su paciente presentaba lesiones en órganos vitales como el intestino, bazo, un riñón, pulmones, el páncreas y el hígado.
Afortunadamente, dijo Peña Gutiérrez, el hospital cuenta con los recursos humanos calificados y los materiales necesarios para atender de forma inmediata este tipo de emergencias.
“Al momento de que ingresó fue instalada en la sala de shock trauma donde tenemos una plataforma de imagenología completa, con un tomógrafo multicorte que en cinco minutos nos dio un estudio completo de su estado, lo que nos permitió conocer a detalle los daños que tenía la paciente, además, como en nuestro banco de sangre se cuenta con reservas disponibles, pudimos operar de inmediato, pues el quirófano siempre está listo.”, mencionó.
Peña Gutiérrez destacó que en este caso la rapidez en el tiempo de respuesta fue fundamental para el éxito obtenido.
“Los tiempos de respuesta marcan una gran diferencia estadísticamente entre la vida y la muerte”, indicó.
En la primera de las intervenciones que se le practicaron a Libia Inés participó un equipo conformado por Juan Carlos Núñez Castro, cirujano general especialista en traumatología; Javier Alvarado Doria, urólogo; Luis Garza Elizondo y Pablo Platas Landa, anestesiólogo intensivista, además de un destacado equipo de enfermeras quienes lograron salvar la vida de esta mujer.
“Fue el doctor Núñez, quien además de ser cirujano general es especialista en el tratamiento de los pacientes de shock trauma, quien tomó las riendas de la cirugía para jerarquizar los daños para darle prioridad a las heridas de mayor gravedad”, mencionó.
Por su parte, Juan Carlos Núñez Castro, quien es cirujano general y especialista en cirugía avanzada en traumatología, dijo que en el caso de Libia Inés prácticamente le reconstruyeron sus órganos vitales.
“Amo mi profesión, me gusta lo que hago y de pronto el que la vida me permitiera atender a Libia Inés –que es un caso tan extremo por el hecho de ser un paciente gravemente afectado por la bala de alto calibre, además haber compartido la carrera universitaria con ella–, era un doble reto”, dijo.
El médico explicó que las lesiones que pudieron haber causado la muerte de la paciente son la hipoxia (falta de oxígeno) y las hemorragias, por lo que era urgente que la atención se le diera de inmediato.
“Esos dos factores son determinantes ya que se comienza afectar el cerebro y el shock hemorrágico, aunado se trataba de herida por proyectil de arma de fuego donde se afectaron órganos como el bazo, el riñón, el colon, estómago y pulmón”, explicó.
Al llegar a urgencias a la paciente se le brindó el protocolo ATLS (Advanced Trauma Life Support o Soporte Vital Avanzado en Trauma por sus siglas en inglés) donde la prioridad es atender la vía aérea, la ventilación y la circulación.
“En este caso aplicamos la cirugía de control de daño para rescatar los órganos perjudicados, ya que fueron graves las lesiones, sin embargo, gracias a la rapidez de equipo en quirófano, al personal de enfermería y al equipo tecnológico-clínico del hospital, se puedo hacer el control de daño”, indicó el médico.
A los trece días de hospitalización, Libia Inés fue objeto de una segunda cirugía de reparación, para posteriormente continuar con su control clínico en el área de en terapia intensiva. Cuando pasó el llamado “tiempo crítico”, la paciente fue trasladada a una habitación para su vigilancia y rehabilitación.
“El gusto es que a los dos meses de la cirugía la vemos caminando, comiendo y haciendo sus funciones normales, aunque con sus restricciones. Sin embargo, hablamos de que se podrá reincorporar a sus actividades al cien por ciento”, señaló el médico.
Quirúrgicamente el caso de Libia Inés se trató por una herida de arma de fuego en la región lateral de la pared del tórax, situación que provocó que el proyectil afectara en el riñón, el vaso, el colón y pulmón izquierdo. Como no tuvo orificio de salida, la bala se alojó en la piel, en el área conocida como la boca del estómago.
La bala atravesó parte del pulmón provocando un hemoneumotórax, que es una acumulación de sangre y aire que causó que el órgano se “ponchara”, por lo que fue necesario el uso de instrumental para expandirlo y regresarlo a su funcionalidad.
“Posteriormente –dijo el especialista– nos percatamos que el bazo, el riñón y el hígado estaban destruidos, el estómago tenía tres perforaciones y el diafragma estaba desgarrado.
“Por todo esto fue necesario extraer el riñón izquierdo, el vaso, el intestino grueso, además reparamos las perforaciones que se tenían en los órganos, siguiendo los criterios establecidos de la Asociación Americana de Cirugía de Trauma, dándoles un seguimiento médico y profesional al paciente.
“Fue un trabajo de equipo profesional, médico y enfermería, comprometido con el salvar la vida de cada uno de los pacientes”, detalló.
Y aunque pareciera increíble, Libia Inés literalmente fue reconstruida internamente por lo que pudo salvar su vida.
UNA ESPERANZA DE VIDA
El doctor Núñez Castro comentó que este nosocomio ha atendido varios eventos de personas lesionadas con arma de fuego, pero las circunstancias alrededor de este caso mantuvieron a la sociedad y la comunidad médica de México y Colombia al pendiente.
Para el doctor Luis Eduardo Garza Elizondo, director médico del hospital, esta experiencia fue muy compleja y puso a prueba tanto al personal como equipo tecnológico del Muguerza.
“Aquí fue fundamental que se efectuara una excelente coordinación de todas las especialidades que estuvieron en torno al caso, en total fueron ocho doctores de diferentes especialidades, desde cirujano general, cirujano de shock trauma, urólogo, oftalmólogo, neurocirujano, otorrino, terapia intensiva y cardiología.
“Este fue un caso complejo que por fortuna, y por el trabajo realizado, tenemos a Libia Inés aquí, viva. Aunque también es importante destacar que en Reynosa existe un lugar que cuenta con el recurso humano capacitado, la infraestructura, el equipo necesario para el peor de los escenarios de una urgencia médica”, expresó.
El doctor Garza Elizondo dijo que se tienen documentados varios casos similares al de Libia.
“El hospital tiene tres años y medio de creado y en ese tiempo hemos tenido grandes pruebas como esta, en una ocasión atendimos hasta doce pacientes politraumatizados por proyectil de arma de fuego, tenemos que sacar nuestro trabajo habitual, nuestros pacientes y cirugías programadas y todo el personal disponible concentrarse en esos casos.
“El Hospital Christus Muguerza es una esperanza para la salud, tenemos un tiempo de respuesta de nuestros especialistas de 15 minutos máximo y una reacción con laboratorio, banco de sangre, rayos X y médicos urgenciólogos, entonces esto hace la diferencia en los casos graves. Afortunadamente hemos salvado pacientes que no hubieran sobrevivido en otros centros médicos”, señaló.
UN EQUIPO PROFESIONAL Y HUMANO
Este hospital opera al cien por ciento siendo una unidad de segundo nivel de atención médica, con 42 médicos especialistas con un tiempo de respuesta rápido y una sala de urgencias de primer nivel.
“Lamentablemente este no es un caso aislado y por eso queremos que la ciudadanía sepa que desde un caso médico muy sencillo hasta uno como este –que es el extremo entre la vida y la muerte– lo vemos diariamente. Aquí hay 42 médicos especialistas quienes cuidamos la calidad, la atención y la seguridad de los pacientes con procesos bien armados, equipo de vanguardia y profesional”, mencionó Garza Elizondo.
Libia Inés, quien está a punto cumplir tres meses de sobrevivir a ese accidente que le cambió la vida por completo, comentó que esta consiente de que llegó casi sin posibilidades de vida a ese nosocomio.
“Este extraordinario equipo médico, tan bien organizado y su sistema, lograron sacar adelante mi proceso clínico sumamente difícil, porque después me voy enterando de cada una de las cosas y reconozco que fue una lucha muy dura de cada uno de ellos, un trabajo extraordinario”, mencionó.
Recordó que desde la primera vez que abrió los ojos, la hicieron sentir como en casa y no en un hospital frío, lo que le ayudó en su recuperación pues tanto los doctores como los enfermeros estuvieron al pendiente de ella.
“Todo el equipo en general son maravillosos, ellos hacen que te sientas como en tu hogar y que no seas sólo el enfermo, sino que te sientas bien desde el primer momento y eso me ayudó muchísimo a mí y a todos los demás pacientes”, reiteró.
Como profesional de la medicina, Libia reconoció que difícilmente habría sobrevivido si la hubieran llevado a otro hospital.
“Soy un ejemplo viviente, ya que llegó un momento en que mi pronóstico de vida era mínimo y el profesionalismo de este equipo médico me sacó adelante, porque el hospital tiene todo el equipo de trauma que se requiere y la calidad humana de cada uno de los doctores, aunado a la organización, hacen que salga adelante cualquier situación, hasta la más difícil como la mía”, apuntó.
Meses después del incidente, Libia Inés ha regresado a su vida normal, lo que resulta algo sobresaliente.
“Es casi increíble que me sienta tan bien y que ya vaya a comenzar a trabajar de nuevo, que pueda caminar y pueda desarrollar mi vida normal. Esto fue la reconstrucción y la recuperación perfecta”, comentó.
Aunque han pasado apenas unos meses, la salud de Libia Inés va marchando muy bien, su andar ya es más rápido, su sistema digestivo, respiratorio y urinario están funcionando perfectamente y aunque tendrá secuelas permanentes, éstas serán mínimas.
“Tengo una recuperación del 90 por ciento, me siento excelentemente bien, tengo mucho ánimo, energía y vitalidad, los medicamentos que tengo que tomar son mínimos, solamente algunos analgésicos eventuales y estoy tratando de volver a la vida que tenía antes de este accidente, que lo único que me dejó es que volví a nacer”, comentó emocionada.
Y agregó: “Todo lo que pueda decir es poco, estoy infinitamente agradecida con cada uno de los médicos, equipo de enfermería y todas las personas que oraron por mi salud y para que los doctores me ayudaran a superar esta gravedad. Los médicos y enfermeras se entregaron por completo”.
Libia Inés recordó que cuando los doctores se gradúan de la universidad juran que harán todo lo posible por salvar vidas.
“Ellos lo cumplen de verdad y de corazón están al pendiente de la evolución de los pacientes. Lamentablemente en otro hospital no sé cómo me hubiera ido, no porque no haya buenos doctores, sino porque pocos hospitales cuentan con la tecnología y el servicio que aquí se brinda, bendito Dios me puso aquí con todo este grupo de profesionales”, señaló.
“Le di gracias a Dios porque me puso en el mejor lugar, ya que esa tarde todavía llegue consiente y lo último que recuerdo que es vi que me recibió en urgencias el doctor Peña y supe que estaba en buenas manos. Y definitivamente gracias a eso y la voluntad del Creador estoy contando esta historia”, finalizó Libia Inés.