Si pudiera medirse el aporte que especialistas de la salud han dado al campo de la medicina en México, las páginas de un periódico se quedarían cortas para destacar la gran cantidad de investigaciones y estudios que a lo largo de más de cuatro décadas ha realizado quien es el segundo atomopatólogo en haber llegado a Tamaulipas y uno de los más prominentes del noreste del país.
Jesús Sifuentes Guerrero arribó a Reynosa el 16 de junio de 1969 y tuvo que ver con la instalación del primer laboratorio de Anatomía Patológica (disciplina que se encarga de detectar y analizar de anomalías en tejidos biológicos), que fue en la clínica Número 15 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Prácticamente llegó a la ciudad a empezar de cero, como él mismo lo comenta, ya que primero debió educar, enseñar y preparar a técnicos que le ayudaran a realizar los estudios de patología, es decir todas las biopsias de todas las personas que operaban aquí en la región y todos los papanicolaus que se efectuaban.
De tal suerte que desde finales de los años sesentas hasta la fecha este médico por la Universidad de Juárez del Estado de Durango y anatomopatólogo por el Centro Médico Nacional Siglo 21 de la Ciudad de México, ha llevado a cabo más de 500 mil estudios de papanicolaous y más de 150 mil biopsias y piezas quirúrgicas en los hospitales del Seguro Social, del ISSSTE y particulares en esta zona fronteriza.
“Después llegaron otros compañeros patólogos, como el doctor Camacho, al hospital de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero prácticamente yo organicé los laboratorios de Pemex, del ISSSTE y de algunos otros hospitales de aquí en la región. Y las técnicas que están trabajando ahorita yo las preparé.
“Actualmente ya somos diez anatomopatólogos en esta ciudad, mientras que en todo el Estado más de 30. En Tampico son 12 o 15, en Nuevo Laredo alrededor de cuatro o cinco, igual que en Matamoros, en Ciudad Victoria dos y en Ciudad Mante uno y entre todos sumamos 30 o 35 en la entidad”, menciona.
SU FUNCION
Relata el doctor Sifuentes Guerrero que al remontarse al año de 1969, cuando culminó su especialidad, existían en el país 123 profesionistas de su tipo y por ello le tocó ser de los pioneros en Tamaulipas.
Cabe mencionar que así como los médicos internistas, pediatras o ginecólogos, los anatomopatólogos tienen una especialidad propia y son fundamentales en la medicina moderna para poder completar y hacer un buen diagnóstico a todos los pacientes.
“Por ejemplo, se quita una apéndice, una vesícula, una hernia, un pedazo de piel o de cualquier tejido humano, y para comprobar que fue una apendicitis tenemos que saber qué la ocasionó, determinando si fue infecciosa, por determinada bacteria o infectocontagiosa por algún parásito como la amibiasis.
“O bien, en la investigación del cáncer en el cuello de la matriz, de glándula mamaria, de ovario, de piel y de cualquier parte del organismo tenemos que definir las causas científicas. Con esto quiero dar a entender que la anatomía patológica es el complemento básico de la patología clínica, a lo que hacen los médicos internistas, los cirujanos, los pediatras, los ginecólogos y en todas las demás especialidades, como la neurología, dermatología, neumología”, ilustra el entrevistado.
De ese modo los patólogos se encargan de ayudar a los médicos para hacer un diagnóstico más preciso de las enfermedades.
“Ya ahora con las técnicas modernas de inmunohistoquímica y de patología molecular llegamos a hacer unos diagnósticos mucho más precisos”, agrega Jesús Sifuentes Guerrero.
SU ARCHIVO
A nivel nacional, muy probablemente sean pocos los médicos que posean un compendio tan vasto como el de este especialista. En sus registros contiene millones de fotografías que él mismo ha tomado de una cantidad enorme de pacientes a los que les ha practicado necropsias y de quienes ha analizado biopsias con hallazgos de enfermedades de todo tipo.
“Son muchísimas las personas, muchas veces no las conozco personalmente, únicamente por los datos que nos mandan. Paciente fulano o fulana de tal. Se envía un tumor del riñón, del hígado o el vaso y le pregunta uno a su médico cuál es el diagnóstico probable clínico, y dice, es probable que tenga una enfermedad infecciosa de la piel, como lepra.
“Entonces me mandan a mí un pedacito de la piel para analizar y yo hago los estudios para poder ver en el microscopio los bichos, los bacilos o las bacterias que están ocasionado la enfermedad que sea. Y así, todo lo que quitan y quieran analizar nosotros lo podemos revisar y tratar de apoyar al médico en su diagnóstico para el beneficio del paciente”, señala.
ESTUDIOS POST MORTEM
Entrevistado en su laboratorio particular, el cual abrió seis meses después de haber llegado a trabajar a Reynosa –y que de manera paralela ha dado servicio a los hospitales de la región–, Sifuentes Guerrero comenta que su trabajo también se relaciona con las autopsias.
“Las hago desde que estudiaba anatomía patológica. Por ejemplo en el Centro Médico Nacional del Seguro Social llegamos a hacer en un solo hospital alrededor de mil 500. En otro hacíamos mil y en otro 500, pero en términos generales llegamos a realizar más de cuatro mil autopsias al año.
“¿Para qué?, para comprender las causas, apoyar más al médico y eventualmente tener una mejor visión de la enfermedad y que el paciente obtenga otra ventaja a costo de los estudios que se hicieron en otros humanos”, explica.
Afirma que las disecciones de los cadáveres para determinar qué les provocó la muerte se practican desde hace más de tres mil años y no son nuevas.
“Las autopsias se han hecho como curiosidad en un principio para saber cómo era la enfermedad, pero ya después como método científico. Donde comenzaron a hacerse de forma sistemática y bien organizada fue Italia, sobretodo en la Universidad de Bolonia, después en Francia y luego en todo el mundo”, añade.
Acerca de tantos estudios que ha practicado, uno de los aprendizajes que el doctor Sifuentes Guerrero comparte tiene que ver con las cargas genéticas.
“Nace uno y son de mucha importancia sus antecedentes, padre y madre, porque muchas enfermedades son hereditarias. Y si uno nace con una predisposición para desarrollar una enfermedad, entonces se va a reflejar, dando origen a que esa persona pueda tener por ejemplo un tumor de glándula mamaria, que es de los más frecuentes, ósea, el cáncer de mama, porque la madre tiene antecedentes, o a lo mejor la abuela, o la hermana.
“Otro ejemplo muy básico es la diabetes. Padre y madre diabéticos lo más seguro es que el hijo vaya a ser diabético. Sería ideal que una pareja no tenga el mismo tipo de antecedentes de enfermedades antes de casarse, pero en el amor no se manda ni se puede seleccionar, este sí y este no… le entra el amor a uno y aunque esté como esté el novio o la novia no se fija uno”, refiere sonriendo.
VOZ DE ALERTA
Sin embargo este anatomopatólogo insiste en que el estilo de vida también es determinante en la aparición de enfermedades, como los excesos, principalmente el cigarro y la mala alimentación.
“Toda la vida hemos sabido que produce cáncer pulmonar, pero era una moda, la propaganda que existía a nivel mundial, hasta que ahora dicen –en este recinto no se fuma–, porque ahora ya nos hemos dado cuenta y convencido que el tabaco al momento en que se está incinerando libera muchos agentes que producen cáncer.
“Pero yo conozco compañeros, no nada más médicos que siguen consumiendo tabaco a sabiendas que pueden desarrollar tarde que temprano cáncer. A lo mejor no ahorita pero sí en el futuro”, manifiesta.
Explica Sifuentes Guerrero que en cuestión de comida son las grasas las que más favorecen el desarrollo de cáncer en el intestino, pero no es lo único:
“Las ocupaciones también, por ejemplo aquellos que trabajan con químicos, que pintan, están propensos a enfermar de cáncer de la vejiga; los que reciben radiaciones de la piel, los que se asolean mucho y se queman por los rayos ultravioletas también. Los que toman muchísimo alcohol primero desarrollan cirrosis hepática y cuando se asocia con la hepatitis sobre todo la “c” desarrollan con muchísima más facilidad cáncer”, alerta.
VOCACION DE SERVICIO
El doctor Sifuentes Guerrero, a sus 75 años, sigue activo trabajando en hospitales de Reynosa y pese a sus múltiples ocupaciones se da tiempo para viajar y escribir libros, pues tiene literatura de su autoría, investigaciones y artículos que le publican en algunas revistas de la especialidad en el país, como la Revista Mexicana de Patología Clínica.
“Sí claro he estado en muchas ciudades en todo el mundo ahorita les acabo de mencionar Bolonia, Italia, y estuve allí en la Universidad, en la escuela de medicina con el director. En otras partes por ejemplo en Israel en Houston, en México, Francia y en España”, enseña algunas fotos.
Gracias a su interés personal ha logrado acuerdos e intercambios de información con institutos del extranjero y universidades. Además Sifuentes Guerrero es invitado a realizar ponencias y presentaciones (realizando más de 200) sobre la experiencia que le ha tocado recabar en cuestión patológica.
“Son muchos trabajos qué he publicado en las revistas mexicanas de patología y en la educación médica continua de los pequeños seminarios que tenemos cada mes o cada dos meses con los patólogos de provincia, sobre todo en la región del noreste a dónde me corresponde, hablando de Monterrey, Nuevo León; Saltillo, Monclova y Piedras Negras, Coahuila; y los municipios de nuestra entidad Laredo, Reynosa y Tampico.
“Nos juntamos y presentamos los casos difíciles entre nosotros mismos para conocer algunas dificultades que tienen al momento de hacer diagnóstico e intercambiar información”, indica.
El legado de este especialista en la frontera de Tamaulipas seguramente no será medido con facilidad, después de participar en infinidad de procedimientos médicos que ayudaron a pacientes a mejorar su calidad de vida, y entre otras muchas cosas, elaborando un registro bien organizado de todas las enfermedades más frecuentes que han aquejado a los habitantes de esta región por décadas, pero lo cierto es que sin el aporte de la anatomía patológica, sería prácticamente imposible asimilar la práctica de la medicina moderna.