
Alrededor de tres mil perros estarán condenados a morir a través de descargas eléctricas en el Centro de Atención Canina de Reynosa. La razón: sus dueños no tienen para pagar el incremento en el precio del alimento generado por el gravamen del 16 por ciento de Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Es por ello que las autoridades sanitarias pronostican que centenares de canes serán abandonados por sus dueños ante la falta de solvencia económica para mantenerlos.
Durante el año 2013, mil 485 canes fueron sacrificados mediante electro sensibilización, sin embargo, se estima que para este año se duplique la cifra de perros aniquilados.
El titular de la dependencia, Adán Reyes Guerrero señaló que al aplicar el 16 por ciento de IVA en alimentos para mascotas provocará una multiplicación de crías deambulando en las calles sin control de sus dueños.
“Este aumento al alimento para mascotas va a impactar en el bolsillo de todas las familias, sobre todo las que tienen perros de razas grandes, ya que sus recursos no les alcanzarán para proveerles alimentación”, indicó.
Dicha situación se vio reflejada desde el pasado mes de diciembre, cuando 20 perros fueron dejados por sus dueños en el centro antirrábico.
“Sus propietarios argumentaron que veían venir el incremento en las croquetas y ya no podrían mantenerlos”, dijo el funcionario.
Mensualmente son capturados de 100 hasta 120 perros, no obstante se espera que en los próximos meses se duplique la cantidad.
El encargado del Centro Antirrábico refirió que esto se convertirá en una problemática de salud pública ante la falta de control sobre mascotas.
“Se aumentarán los ataques caninos, la defecación de los mismos, proliferación de infecciones, reproducción sin control, entre otras complicaciones”, expresó.
DE PERROS DE CASA A BASURA
Después de su captura, el procedimiento del Centro Antirrábico contempla el transporte de perros hasta sus instalaciones donde son colocados en jaulas. A estas mascotas se les dan 48 horas de vida, tiempo que se espera para que sean reclamados por sus dueños.
De no ser así, cada viernes son aniquilados colocándoles un par de electrodos, uno en el lomo y otro en el rabo, mismos que van conectados a un generador de electricidad que golpea al animal hasta que termina con su existencia.
En un vehículo del Centro Antirrábico son apilados los restos de los perros sacrificados; algunos son seleccionados para extraerles el cerebro que será congelado y enviado al Laboratorio Estatal de Salud a fin de que sea analizado para detectar rabia.
La carga de perros muertos se envía al relleno sanitario de la empresa Reco, ubicado en el kilometro 87.5 de la carretera Reynosa-Monterrey, donde los perros que un día fueron la alegría de un hogar se convierten en kilos de desechos que serán depositados en la basura.
El gerente del área de Residuos de Grupo RECO Reynosa, Jesús Espinoza, explicó que la labor en la que participa la empresa es únicamente en la disposición final de los restos de los animales sacrificados.
“El Centro Antirrábico hace llegar los residuos para darles disposición final. El manejo de estos desechos se hace en un lugar especial dentro de la celda diaria del relleno sanitario donde se deposita toda la carga a fin de que no se mezcle con el resto de la operación del turno”, dijo.
En el lugar se hace un espacio para acomodarlos y comenzarlos a cubrir de tierra debido a que son bultos que contienen sangre, por ello es importante evitar esa segregación del líquido al momento de maniobrar toda la basura.
“Nos llevan los perritos sacrificados, algún caballo o cualquier otro animal muerto que son incluidos como carga orgánica que se deposita en la misma celda”, detalló.
Espinoza estimó que mensualmente se recibe más de media tonelada de cadáveres de perros y otros animales entre caballos, mulas, vacas.
“El relleno sanitario no es un tiradero a cielo abierto es un método de ingeniería que se ocupa en la disposición de los residuos. A través de una celda de trabajo se acomodan toda la basura y a estos animalitos para darles una compactación geométrica a fin de que sea fácil y operante cubrirlos con tierra con el objetivo de evitar los malos olores o la dispersión de los mismos por el viento o lluvia”, puntualizó.
Explicó que estos desechos se van biodegradando dentro del relleno, para ello se cuenta con medidas de mitigación por la captación del lipsidiado, que es el líquido que va emitiéndose y el biogás.
“Por ejemplo, en el caso de un perro muerto en la calle sabemos que tiene olores fétidos y es parte de los gases que los restos van despidiendo. Ese biogás contiene gas metano que vamos captando en un red para ser incinerado con el objetivo es evitar una fuga de metano por todas partes”, señaló.
ALTERNATIVAS SIN CONTAMINACION
Para la ambientalista, Bertha Alicia Arizpe Cepeda existen otras alternativas para la degradación de los restos de animales, por ejemplo utilizar biomasas (microorganismos) o el uso de la lombriz californiana.
La lombriz realiza la función de degradar todo lo que come para convertirla en materia orgánica y utilizarla como fertilizante, en este caso desde un perro hasta un caballo.
“En el centro y sur del país se utiliza comúnmente este tipo de lombriz para crear abono orgánico, sin embargo en Reynosa no se cuenta con esto. También se implementa este método en Brownsville y otras partes de Texas”, refirió.
La también directora de la Asociación Jóvenes Ambientalistas de Reynosa, resaltó el peligro que se corre al disponer de esta forma de los restos debido a que pueden provocar contaminación en los mantos freáticos.
“Los mantos freáticos están muy por encima y esos restos se van filtrando. Del suelo pasan al subsuelo y llegan a los mantos, posteriormente corre y llegan algún cuerpo de agua. Es principalmente a través de los mantos acuíferos que nos pueden contaminar, sobre todo en los lugares donde se utilizan los pozos de agua”, detalló.
La ambientalista urgió al gobierno y a la Secretaría de Salud para que busquen una alternativa adecuada en un área destinada para la instalación de un incinerador.
“Se requeriría una fuerte inversión pero es necesario prevenir la contaminación e invertir a tiempo”, sentenció.
SACRIFICAR EVITANDO LA CRUELDAD
Sobre el método empleado para sacrificar a los perros, el médico veterinario zootecnista, Gerardo Pozo Riestra resaltó la importancia de que la Secretaría de Salud destinara una mayor cantidad de recursos al Centro Antirrábico para cambiar las descargas eléctricas por una inyección, como se emplea en otras entidades.
“En mi veterinaria practicamos la eutanasia pero solamente en animales que ya vienen muy enfermos con un método para dormirlos mediante una sobredosis de anestesia. De esta forma evitamos que los animales sufran ya que se quedan dormidos; sin embargo, no es una justificación para quitarle la vida a un ser vivo”, opinó.
En referencia a la disposición final de los restos de los perros sacrificados, el veterinario señaló que al ser depositados en el relleno sanitario se corre el riesgo de que se disperse alguna infección, por lo que no es el método más adecuado.
“Algunos perros portan enfermedades altamente contagiosas y el no tener un lugar destinado para incinerarlos se convierte en un problema de salud pública aún mayor”, expresó.
Detalló que desde el momento que un perro muere se genera un proceso de descomposición, instantáneamente todo su sistema y células comienzan a morir, dándose la gasificación. En el caso de un que can padece una enfermedad infecciosa es más rápido el proceso.
“Esperamos que en un futuro se cuente con un incinerador para que la disposición final de los perros sacrificados se desarrolle debidamente y no terminen en un relleno sanitario mezclado con otros desechos”, finalizó.