Existen dos versiones sobre su nombre. Por una parte se dice que ahí lavaban ropa mujeres de familias de recursos limitados, así como sirvientas; la otra apunta a que su nombre es tal porque corría a un lado de la zona de tolerancia.
Existen dos versiones con respecto al nombre del dren de las Mujeres: una, de la profesora e historiadora Minerva Morales de García, quien aseguraba que así se le llamó porque las mujeres de limitados recursos y las sirvientas de las casas pudientes acudían ahí a lavar la ropa; otra que fue llamado así porque corría al lado este de la zona de tolerancia, a la cual se accedía a través de un puente de acero construido por la concesionaria de la Cervecería Cuauhtémoc, generalmente pintado de naranja.
El puente desapareció a partir de 1977, cuando se quitaron las compuertas de control de caudales del canal Anzaldúas, ubicadas exactamente en lo que ahora es el puente número 3, en la parte que corre de norte a sur, a la altura de lo que fue el bolerama de Reynosa. Estas compuertas permitían trasladar los excesos de agua del canal hacia el río Bravo a través del dren de las Mujeres y hacia el canal Rodhe, por medio del dren Reynosa-Poniente, que subsiste y que frecuentemente se confunde con el de las Mujeres.
Este dren fue enterrado durante la Junta de Administración Civil que presidió don Ernesto Gómez Lira (1978-1980), mediante la técnica conocida como relleno sanitario, esto es, el alojamiento de la basura que se compacta con maquinaria pesada y luego recibe una capa de tierra encima, para evitar su esparcimiento y la proliferación de fauna nociva. En su parte más honda, el relleno sanitario tuvo una profundidad de 14 metros.
Precisamente, porque los terrenos rescatados con el relleno del dren de las Mujeres están asentados sobre basura, se dijo
en su tiempo que no se habría de permitir la construcción de edificios encima y que todo sería convertido en áreas verdes y parques recreativos para la convivencia familiar, especialmente por estar ubicados muy cerca de la zona de tolerancia. Pero, nunca falta un vivillo y se inició el poblamiento del lugar, que, a fin de cuentas, ha terminado en ser alojamiento de dependencias oficiales: Caminos y Puentes Federales de Ingresos, una gasolinera, un motel, la Procuraduría de los Derechos de los Niños, el Centro de Rehabilitación Integral, un parque, la Escuela de Educación Especial del DIF, la Casa del Migrante, el Archivo Municipal, el Velatorio Municipal, la Casa del Indigente y el Instituto de la Juventud. La parte en manos de particulares fue permutada a los concesionarios de la embotelladora Coca-Cola, a cambio del predio donde actualmente se encuentra el edificio de la Secretaría de Seguridad Pública municipal, por el bulevar Morelos.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El antecedente más remoto de lo que fue el dren de las Mujeres lo publica en su extraordinario libro Compilación Histórica Riobravense el maestro José María Garza Báez, citando al Ing. Eduardo Chávez Ramírez, promotor de los sistemas de riego, en su entrevista con el presidente de la República, Gral. Lázaro Cárdenas del Río, que creó las más sorprendentes obras hidráulicas del país, el 6 de febrero de 1936. El ingeniero Chávez trabajaba en la construcción de un raje en el bordo de contención del río Bravo con la aquiescencia del secretario de Obras Públicas, Francisco J. Múgica, en lo que sería posteriormente la presa El Retamal, en Río Bravo, cuando tuvo oportunidad de charlar con el presidente.
Narra el ingeniero Chávez que al saber que el presidente Cárdenas iba a estar en Monterrey, le envió un telegrama solicitando una entrevista para explicarle cómo podían aprovecharse los caudales del río Bravo para crear sistemas de riego por gravedad en la parte mexicana del delta de esta caudalosa vía de agua. El presidente lo contactó y lo invitó a platicar; para verlo viajó en automóvil hasta estación Control, donde estaba el tren presidencial, le explicó su idea, señalando que con el aprovechamiento de las aguas que se desperdiciaban porque iban directo al mar, podría crearse un gran emporio agrícola en la región sin afectar los tratados internacionales para el uso de los caudales del Bravo y aprovechando las características geográficas sin necesidad de construir enormes obras de bombeo, como se hacía en el lado americano.
Ya en el vagón-despacho del tren presidencial, y contra la oposición de los expertos del gabinete, que no creían posible la conducción de agua del río Bravo por gravedad hacia las tierras de cultivo (ni los gringos lo han hecho, decían), don Eduardo tuvo el apoyo del presidente (quien sabía escuchar) y, además, todos los recursos necesarios para llevar a cabo la construcción de dos represas en el río, una, ya iniciada, en El Retamal y otra aguas abajo que habría de llamarse Colombres.
Gracias al empeño y arrojo del ingeniero Chávez, en 1944 se firmó el Tratado Sobre Distribución de Aguas Internacionales, cuyo preámbulo dice: “Los Gobiernos de los Estados Unidos Mexicanos y de los Estados Unidos de América: animados por el franco espíritu de cordialidad y de amistosa cooperación que felizmente norma sus relaciones; tomando en cuenta que los artículos VI y VII del Tratado de Paz, Amistad y Límites entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, firmado en Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848, y el artículo IV del tratado de límites entre los dos países, firmado en la ciudad de México el 30 de diciembre de 1853, reglamentan únicamente para fines de navegación el uso de las aguas de los ríos Bravo (Grande) y Colorado; considerando que a los intereses de ambos países conviene el aprovechamiento de esas aguas en otros usos y consumos y deseando, por otra parte, fijar y delimitar claramente los derechos de las dos Repúblicas sobre los ríos Colorado y Tijuana y sobre el río Bravo (Grande), de Fort Quitman, Texas, Estados Unidos de América, al Golfo de México, a fin de obtener su utilización más completa y satisfactoria, han resuelto celebrar un tratado…”
Años después, en la sesión número 203 de la Comisión Nacional de Límites y Aguas de México y Estados Unidos, celebrada el 23 de diciembre de 1955, en la ciudad de El Paso, Texas, se acordó la creación de la presa derivadora Anzaldúas “donde en la margen derecha nace el canal principal Anzaldúas. En su parte inicial tiene una capacidad máxima de 280 m3/s, aunque se reduce a 250 m3/s después de los primeros 4 km, ya que en esta parte se tiene la estación de bombeo Anzaldúas-Rodhe como fuente alternativa para apoyar el abastecimiento de la tercera unidad del DR 026 Bajo Río San Juan, Tamps., o para abastecer el servicio público-urbano de Reynosa, Tamps., con una capacidad de 30 m3/s”.
Las compuertas del canal Anzaldúas, servían lo mismo para enviar o recibir caudales para y desde río Bravo, a través del dren de las Mujeres, hacia el norte; que para enviar o recibir agua del canal Rodhe por medio del dren Reynosa-Poniente, hacia el sur-suroeste. El canal Rodhe viene desde la presa Marte R. Gómez y recibe caudales del río San Juan, por lo que a veces necesitaba de vías auxiliares para evitar inundaciones.
El jefe de la Junta de Administración Civil, Ernesto Gómez Lira, se atrevió a rescatar un elevado número de hectáreas para la ciudad con el relleno del dren de las Mujeres, que se sigue confundiendo con el dren Reynosa-Poniente, y el corrimiento del bordo de protección del río Bravo; falta, en los días que corren, otra autoridad con la misma imaginación y empuje para convertir la red de canales en cuerpos de agua navegables, tanto para el desplazamiento rápido, fácil y barato de personas, como de carga; pero, esa es otra historia.