
Hace un mes eran unos completos desconocidos, pero la adversidad se encargo de juntar sus caminos. Norberto y Beatriz no solamente comparten techo y comida en un refugio para las víctimas del meteoro “Alex” en Reynosa, sino también el deseo de formar un hogar. Lo suyo, dicen, fue amor a primera vista y ya se quieren casar.
Por muy pronto que parezca, su romance parece ir viento en popa, al punto que las autoridades municipales les ofrecieron arreglar su situación sentimental como lo estipula la ley, contrayendo nupcias.
Ahora pasan la mayor parte del tiempo juntos, pasean de un lado a otro dentro y fuera del complejo deportivo de la Universidad México Americana del Norte (UMAN) donde se alojan. Norberto encamina a su prometida a la puerta del sanitario, pues ella padece ceguera parcial y Beatriz está muy cómoda con su compañía.
“El señor es muy respetuoso, la acompaña en la noche. El duerme en un extremo del albergue y ella en el otro. No hay en ellos nada anormal que veamos que pueda incomodar a las demás familias”, comenta Luis Federico García, director municipal de Gestión Ciudadana.
Y mientras esta pareja se brinda gestos de cariño frente a las cámaras de televisión, el feliz varón asegura de manera paradójica que “iba huyendo del agua” y se vino a encontrar con la “buena suerte”. Y ella menciona que “de repente” se enamoró “de este señor por buena gente” y porque le ayuda mucho, ya que padece de la vista.
Ambos están solos. Esta ancianita de cabello corto y morena piel no tiene a donde ir porque perdió sus bienes. La diabetes ha deteriorado su salud y lo mejor que le pudo pasar es haber conocido a alguien que la atienda en sus necesidades más elementales.
Su enamorado, en tanto, arribó de un rancho llamado El Barranco, cercano a la población de Reynosa Díaz, de donde fue evacuado por el desbordamiento del río Bravo. Manifiesta que todavía tiene fuerzas para sacar adelante a una mujer.
HICIERON “CLICK”
En definitiva como para el amor no hay edades, los acaramelados aseguran que se sienten como si fueran unos jovencitos, a pesar de que él ya tiene 67 y ella 62 años y aunque llevan apenas dos semanas de conocerse.
> ¿Usted se pone nerviosa con el caballero?
–”Sí, de repente me pongo nerviosa y me entran los nervios y me desespero (risas). Se siente bien bonito el corazón, se siente bien a todo dar que un hombre te quiera, que un hombre te enamore y que un hombre te ayude en todo”.
Norberto añade al comentario de su novia que cuando él llegó a este refugio mataba el tiempo en otras cosas, pero ahora precisamente tiempo es lo que le falta para conversar con su “adorada” Beatriz.
“Primero me iba a ver la tele, el programa…, pero ahora ya ni voy a ver la tele, me la paso aquí con ella”, explica.
Sin embargo, como este sexagenario es pobre ya se estaba desanimando con su noviazgo, lo que hirió sentimentalmente a su amada, tal como sucede en las novelas.
“Al siguiente día de declararnos pensé: No, mejor no. No tengo a donde llevarla, no tengo dinero, no tengo nada, ¿qué le voy a ofrecer? Lo consulté con la cabecera y le vine a confesar la verdad, de que lo nuestro siempre no era posible.
“Entonces ella se puso a llorar como una niña, triste y me dijo, yo pensaba que tú eras hombre, me voy a ir a la calle y si pasa un carro que me pase, que me atropelle (cuenta sonriente), pero la calmé y le prometí que íbamos a intentarlo y creo que sí nos vamos a entender muy bien”, relató Norberto.
Y es que para Beatriz lo importante es la tranquilidad y los buenos sentimientos, más que el dinero.
“Yo le dije que no quería lujos ni nada, nomás quería felicidad”, describe.
Por lo pronto, la comunidad donde vive Norberto continúa inundada, así que su estancia en el albergue de la UMAN será de varias semanas más, tiempo suficiente para que los novios lleven a cabo su enlace nupcial. Ella va por su cuarto matrimonio, mientras que su galán es la primera vez que subirá “al altar”.
UNA PAREJA MEDIATICA
Nada más se supo que unos ancianitos damnificados se habían enamorado en Reynosa, su historia llegó hasta las redacciones de los medios de comunicación y las entrevistas vinieron una tras otra. Ellos, se nota, lo gozan.
Contentos, los novios de la tercera edad han dado la nota buena, después de las malas nuevas que trajeron las inundaciones por el norte del Estado.
Inclusive, los encargados del lugar –implementado como refugio temporal por el gobierno municipal– están muy sorprendidos con esta singular historia.
“Aquí los señores empezaron a convivir. La señora tenía necesidades, en un momento se desesperaba mucho y el señor empezó a ayudarla en todo lo que necesitaba y hace unos días nos dimos cuenta de que estaban profundamente enamorados y que su deseo de ellos es casarse.
“Doña Beatriz al parecer no tiene familia y don Norberto al parecer tampoco. Nos dice que tiene la intención de llevarse a la señora para hacer vida con ella. Nosotros como parte de la Presidencia lo que hacemos es gestionar ante el juez civil para que venga y los case. La gente de aquí se ha puesto de acuerdo para hacer una bodita sencilla pero significativa y esa es la idea”, comentó el director de Gestión Ciudadana.
Pese a las carencias de una estancia donde todos los inquilinos duermen en colchonetas, comen limitadamente y utilizan baños insuficientes, la gran mayoría se ha entusiasmado con el idilio de Norberto y Beatriz, tanto que ya tienen padrino para la indumentaria del casorio.
“Nos pusimos de acuerdo para cooperar y ayudarlos; de hecho un compañero nuestro se ofreció para regalarles el vestido de novia y ahorita estamos platicando sobre el traje para el señor.
“Vamos a esperar al día nueve de agosto para empezar a hacer los trámites, de conseguirles las actas de nacimiento para poder casarlos. Aquí se conocieron y aquí se van a casar”, reiteró Luis Federico García.
Y como dice el dicho “a lo que te truje Chencha”, los novios no esconden su deseo de convertirse pronto en marido y mujer. Sin empacho se plantan conmovedores besos y se miran fijamente a los ojos. Así, después de la tempestad llegó la calma, pero también la felicidad para estos dos enamorados.