
Factores como el género, la edad y la orientación sexual ya no son los únicos motivos por los que una persona pueda ser discriminada laboralmente, ahora el sobrepeso y la obesidad se ha convertido en los nuevos motivos de relegación, advirtieron expertos.
Un reciente estudio realizado por la organización civil mexicana Gobierno de Calidad, encargada de dar asesoría en programas y políticas públicas, reveló que los empleadores están tomando mucho más en cuenta el peso y la imagen de una persona por encima de sus capacidades al momento de otorgar un empleo, ascenso, mayores salarios y prestaciones laborales.
Este hecho resulta contradictorio si te toma en cuenta que de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el segundo país con más población obesa después de Estados Unidos. De acuerdo a la organización internacional tres de cada 10 mexicanos son obesos y casi siete de cada 10 tienen sobrepeso.
Jorge Manrique, presidente de Gobierno de Calidad, expresó que la discriminación por motivos de peso ha superado a otros tipos de desprecio en los centro de trabajo.
“Personas con apariencia enfermiza fueron delegadas o despedidas cuando se popularizaron casos de VIH-sida por temor a que infectaran a otros. Ahora quienes tienen sobrepeso son los rechazados en el ámbito laboral por considerar que son más lentos y que su nivel de productividad es menor respecto a los esbeltos”, indicó.
Este fenómeno no es exclusivo de México, un estudio realizado por la organización británica Slimming World (Mundo para Adelgazar) reveló que las personas obesas tienen dos veces más posibilidades de ganar un salario bajo y cuatro veces más de sufrir desprecio en sus centros de trabajo.
El citado estudio, que fue realizado entre dos mil profesionistas, indicó que las personas encargadas de contratar personal son especialmente reacios a darle un trabajo a un aspirante con kilos de más. Uno de cada cuatro encuestados expresó que rechazaría a un posible candidato por este factor y uno de cada 10 reconoció haberlo hecho en alguna ocasión.
En su estudio, Gobierno de Calidad revela que en México la relación de discriminación por apariencia es de tres mujeres por un hombre, pues los empleadores cada vez están tomando más en cuenta lo que creen que es el estilo de vida de una persona juzgándola por su apariencia.
Ante ello, existen quienes privilegian la contratación de personas con aspecto “sano” y sin adicciones sociales “evidentes”.
“Las compañías gubernamentales y transnacionales son las que presentan mayores casos de discriminación laboral”, aseguró Manrique.
Se ha observado que estas empresas consideran que los obesos o las personas con adicción al tabaco, por ejemplo, demandan mayor número de incapacidades laborales o incremento en el monto de los seguros. También existe la percepción empresarial de que esos estilos de vida limitan la capacidad física para desarrollar algunas tareas.
Sin embargo, resulta muy difícil poder comprobar que una persona ha sido discriminada por su peso, lo que representaría un hecho ilegal por lo menos en el Distrito Federal, donde ya existe la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación, aprobada por la Asamblea Legislativa.
Además, está el hecho de que muchas empresas ejercen presión sobre sus empleados que llegan a denunciar este tipo de rechazo o ayudan a alguien a que lo haga.
Una encuesta realizada por la consultora en relaciones laborales Trabajando.com reveló que el 64 por ciento de los mexicanos asegura haberse sentido discriminado más de una vez en su empresa por su apariencia física.
El citado estudio, también arrojó que el 72 por ciento de los mexicanos piensan que existe una tendencia en las empresas para contratar personas físicamente “lindas” y jóvenes, quienes tienen mejores oportunidades de recibir un buen salario.
En la citada encuesta, en la que participaron alrededor de dos mil 300 personas, el seis por ciento de sus participantes reconoció que “siempre” se ha sentido discriminado en su trabajo.
El 47 por ciento de los participantes en este estudio consideraron que las personas menos atractivas tienen peores oportunidades laborales porque las empresas están cuidando su imagen y el 34 por ciento aseguró que es porque muchos empleadores consideran el aspecto físico más importante que el intelectual.
El once por ciento de los participantes en esta encuesta reconocieron que mostrar inseguridad por su apariencia puede ser perjudicial para su puesto y el ocho por ciento indicó que estas políticas laborales se deben a que los mexicanos son personas muy superficiales.
Margarita Chico, directora de Trabajando.com expresó que este tipo de discriminación laboral es penado en otros países del mundo.
“En varios países de Europa casi ninguna empresa u organismo solicita fotos de los candidatos a un puesto de trabajo, ya que se asume que es un acto discriminatorio, ya sea por la raza, edad, origen étnico, color de pelo, estilo de maquillaje”, indicó.
De hecho, consideró Chico, ninguna característica física podría sustituir los conocimientos o la experiencia del candidato a un puesto, pero, sin duda, una buena presentación física, limpia y acorde al lugar donde se postula podría contribuir al éxito en la búsqueda de empleo.
Esto se comprueba al observar los resultados de la encuesta, en la que el 60 por ciento de los participantes piensa que es importante cuidar la imagen aunque no en exceso, el 21 por ciento dice que es importante cuidarla si de este modo lo hace sentir más seguro, y por último, dos por ciento asegura que es lo más importante.
PROBLEMA GENERALIZADO
De acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional contra la Discriminación, realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), muchas personas en México se han sentido relegados por su apariencia al momento de solicitar un empleo.
La encuesta asegura que cinco de cada diez jóvenes de nivel socioeconómico muy bajo afirman que no los aceptaban en los empleos debido a su apariencia, mientras que dos de cada diez personas jóvenes de estrato bajo dijeron lo mismo.
En contraste, los jóvenes de nivel medio, medio alto y alto no consideraron que su apariencia sea una razón por la cual no fueron aceptados en un trabajo.
Además, el estudio demuestra que tres de cada diez jóvenes mexicanos consideró que la preparación insuficiente, la apariencia o la inexperiencia, son los motivos por los no fueron aceptados en un trabajo.
Los encargados de la encuesta aseguraron que con sus resultados “se actualiza el panorama de discriminación que persiste en México y se profundiza el conocimiento sobre quién o quiénes discriminan, en qué ámbitos de la vida se presenta este problema con mayor frecuencia y los factores socioculturales que se le relacionan. Se brindan elementos para conocer las percepciones de la discriminación entre la población en general y desde los distintos grupos que viven situaciones que les hacen vulnerables a la discriminación: mujeres, niñas y niños, jóvenes, personas adultas mayores, diversidad sexual, minorías étnicas, minorías religiosas, personas con discapacidad, personas migrantes y personas trabajado ras del hogar”.
Y aunque 12 Estados del país cuentan con una cláusula no discriminatoria en su constitución; 17 entidades cuentan con leyes para prevenirla discriminación; siete contemplan organismos que conocen de los casos en materia de discriminación (diferentes a las comisiones estatales de derechos humanos); y 13 códigos penales estatales tipifican la discriminación como delito, la realidad es que en México aún existen personas que se han sentido relegadas por algún aspecto de su vida sin que nadie pueda hacer algo por ayudarlas.