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De vuelta al ‘sueño americano’

3 de febrero de 2016 por Redacción

Por: Rafael Martínez

Basta una muda de ropa, tenis ligeros –por si es necesario correr–, un galón de agua, el deseo de tener una mejor vida, perder el miedo de introducirse en el río Bravo y recorrer varios kilómetros entre árboles y arbustos para encontrar el llamado “sueño americano”.
Sin embargo, para muchos el problema no es llegar, hacer una familia, comprar un auto, casa o tener dinero bajo el colchón para cualquier emergencia; la cuestión es que al cometer infracciones de tránsito, manejar bajo el influjo del alcohol, participar en una pelea o simplemente acudir al centro comercial, actividades en las que se corre el riesgo de ser descubiertos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).
Justo en ese momento el sueño acaba de tajo con cárcel para después firmar una deportación voluntaria renunciando así, a toda posibilidad de arreglar la situación migratoria.
Para muchas personas que no saben hacer otra cosa y ya tienen la costumbre de ganar en dólares, intentar regresar al vecino país tras ser deportados es una obligación que se intenta una, dos, tres… las veces que sea necesario.

LA MALDICION LOS PERSIGUE

Cuentan algunos deportados albergados en los refugios de Reynosa, que Estados Unidos sigue siendo el país favorito por los migrantes chinos, venezolanos, salvadoreños, pero especialmente mexicanos, pues creen que encontrarán una vida espectacular, llena de placeres.
Así es como Raúl Alberto, procedente de Guerrero, se imaginó que sería su vida, que tras irse de “mojado” llegaría a disfrutar de lujos, autos y hasta una esposa que le pudiera
arreglar la ciudadanía, para estar de manera legal en ese país.
Pero su situación fue otra, ya que tuvo que trabajar de albañil pegando blocks, cortando la “yarda” bajo los intensos rayos del sol, para poder ganarse apenas unos 12 dólares la hora que a la semana se convertían en 600, algo así como 10 mil pesos.
Si bien era un “dineral” para gastarlo en México, en Estados Unidos apenas si podía costearle un pequeño cuarto, pagar su alimento,
transporte y enviarle unos 100 dólares a su familia en Guerrero.
Aún y cuando Raúl había sido deportado en el 2008, luego de vivir tres años en el Estado de Kansas, siete años después se dio cuenta que los sueldos en México jamás le permitirán hacerse de una casa, por eso, con la firme intención de regresar a la Unión Americana tomó su mochila y con la bendición de sus padres emprendió el largo camino.
“Estuve la primera vez tres años luego me deportaron y tengo siete años en México, pero la necesidad ya me hizo intentar cruzar otra vez”, asegura.
Sentado sobre un sillón y mientras observa la televisión en la Casa del Migrante, Raúl saca una foto de sus padres y asegura:
“Lo hago por ellos”.

UNA POBLACION CRECIENTE
La población de inmigrantes en Estados Unidos alcanzó la cifra de 42 millones este 2015, según revela un informe del Centro de Estudios de Inmigración (CIS, por sus siglas en inglés), una organización de corte conservador.
El reporte fue elaborado con nuevos datos mensuales de la Oficina del Censo. La nueva marca fue alcanzada entre abril y junio del 2015, donde se dio a conocer que hubo un aumento de 1.7 millones en comparación con el mismo trimestre en el 2014.
La población de inmigrantes de origen mexicano después de caer o registrar poco crecimiento en los últimos años, parece ir en aumento nuevamente.
Estos datos están al nivel de los 12 millones de mexicanos que el independiente Centro Pew contabilizaba en 2012.
En un estudio con referencias de 2013, el también independiente Migration Policy Institute (MPI) confirmó una tendencia a la baja y cifró la población inmigrante mexicana en 11.6 millones, con un total de 41.3 millones de indocumentados.
Durante varios años este flujo se redujo y los analistas coincidían en que la migración neta de México era “esencialmente cero”, que cualquier recién llegado estaba siendo compensado por personas que regresan a casa o por el desgaste natural que resulta de las tasas de mortalidad, indica el estudio.
Pero más de un millón de mexicanos adicionales llegaron y se quedaron en Estados Unidos en los últimos dos años.
A partir de junio la cifra de mexicanos registró 12.1 millones, reveló el CIS, dato que representa aproximadamente el 10 por ciento de la población de México.
Actualmente el estudio da a conocer que los 42.1 millones de migrantes tabulados por el Censo en el segundo trimestre del 2015 representan más del 13 por ciento de la población total de Estados Unidos, es decir, se trata del mayor porcentaje en 105 años.

“LO VOLVERIA A INTENTAR”
Uno de los 42.1 millones de migrantes en los Estados Unidos es Armando Catañeda de los Santos, originario de Morelos, quien fue deportado cuatro veces en una sola semana tras ser descubierto intentado ingresar de manera ilegal a Estados Unidos, de lo cual manifiesta “gracias a Dios” no fue puesto en prisión.
El lunes 23 de noviembre intentó cruzar por primera vez y para el domingo 29 del mismo mes la “Border Patrol” lo encontró escondido entre la maleza por cuarta ocasión.
“Tenía cinco años que regresé de Estados Unidos, la primera vez me aventé siete años y ahora voy a quedarme a vivir allá porque en Morelos no hay trabajo”.
Armando de 31 años dice que su principal motor para irse en busca del “sueño americano” de nueva cuenta es su pequeña hija Dhayra Angeline Castañeda de tres años, y su esposa Aurelia Cruz Carrillo.
“No tengo pensado llevarlas a los Estados Unidos porque está muy difícil el paso; prefiero mil veces mandarles dinero y que se queden en México a que les llegue a pasar algo malo en el camino.
“No es justo que los hijos sufran por cuestiones de que su padre no pueda encontrar un buen trabajo en México”, lamenta.
Lastimosamente se vio en la necesidad de cruzar a los Estados Unidos ante la incertidumbre de no poder pagar en un futuro la educación de Dhayra, quien cumplirá cuatro años en febrero.
“Me fui con la intensión de hacer dinero, ya estuve mucho tiempo allá y sé que es posible juntar unos dolaritos para mandárselos a la familia, pero es cuestión que uno se amarre las tripas y se prive de lujos para que ellos estén mejor”, agrega.
La primera vez que Armando cruzó a Estados Unidos tenía 17 años pero a los 24 decidió regresar a Morelos para buscarse una esposa y tener una familia; no obstante, después de seis años se vio en la necesidad de buscar una vez más el exilio.

UNA REALIDAD INELUDIBLE
Lamentablemente durante los últimos dos años se incrementó el número de mujeres acompañadas por sus hijos en busca del “sueño americano”, que obligadas por los bajos salarios, inseguridad y en busca de una mejor vida, dejan sus lugares de origen para adentrarse en la Unión Americana.
Sin dar cifras oficiales, la directora de la Casa del Migrante “Nuestra Señora de Guadalupe en Reynosa”, María Niveldia Avila Basulto, lamentó que una cantidad numerosa de personas estén orilladas a exponer sus vidas por la situación que impera en México.
“Desafortunadamente va toda la familia y pasan muchas penalidades, a la casa llegan incluso mujeres y niños en busca del ‘sueño americano’ y por otro lado recibimos a las que vienen deportadas”, describe.
La entrevistada hizo un llamado para que ellas no pongan en riesgo la vida de sus hijos y opten por quedarse en sus lugares de origen, o de lo contrario se expondrían a situaciones peligrosas que muchas ocasiones terminan en hechos lamentables.
“Aún cuando pasen necesidades es mejor buscar trabajo en México, pero en ocasiones no podemos hacer nada al respeto por lo que le pido a las autoridades que generen más fuentes de trabajo y mejor pagadas”, añade.
Resalta que si existieran salarios justos en el país, no habría la necesidad de que cada año miles de personas busquen emigrar en un sueño que les podría costar la vida.
El Centro de Estudios de Inmigración (CIS) también revela que los números no sólo significan que más personas estén llegando, sino que también una menor cantidad de inmigrantes en Estados Unidos están optando por volver a sus países de origen, para mejorar la economía y por el impulso de la administración del presidente Barack Obama de cambios a la ley de inmigración vigente.
El crecimiento, advierten analistas del CIS, impactará en el debate sobre la inmigración tanto en el Congreso como en la campaña electoral con miras a la elección presidencial de 2016.
El estudio también encontró que el crecimiento real de la inmigración se registra desde 2013. A partir de entonces, unos 2.7 millones más de inmigrantes viven en Estados Unidos.

SIN OPCIONES
Para Edgar Morales Rojas el ser salvadoreño implica vivir con la carga de ser llamado Mara Salvatrucha (generalmente abreviado como MS, Mara, y MS-13), pero esto no le impide seguir adelante en el sueño de ver nuevamente a su hija que desde el 2014 no mira por haber sido deportado.
Antes de ser repatriado estuvo preso por 24 meses en una penitenciaría en Houston, Texas, después en San Antonio y de ahí fue enviado hasta El Salvador, donde tuvo que pedir prestado para venir a la frontera y probar suerte otra vez.
A sus 46 años relata con lujo de detalle lo difícil y “triste” que su vida es:
“Yo llegué a Estados Unidos cuando tenía 14 años y estuve viviendo allá 27 años, toda una vida. Cuando estuve en la Hight School (preparatoria) cometí un error y luego de varios años me quitaron mi residencia”, confiesa.
Su primera deportación fue en 1999, la segunda en el 2009 y la tercera en el 2014, luego de pasar 24 meses en prisión por volver a cruzar a los Estados Unidos y ser descubierto.
“Sé trabajar, pero en El Salvador el pago son siete dólares al día y luego no pagan el trabajo que uno hace y para acabarla las ‘maras’ y las pandillas quieren que uno les de dinero también”, afirma.
De manera estrepitosa, asegura que esa cantidad de dinero la ganaba en 30 minutos, si tan sólo estuviera en la Unión Americana.
“Los siete dólares los hacía en media hora cuando estaba en los Estados Unidos por que obtenía de 17 a 22 la hora.
“Soy constructor tenía mi propia empresa y perdí todo, casa, carros y hasta mi familia. Voy a empezar de cero, es difícil pero así es la ley de la vida”, expresa.
Edgar está decidido a cruzar de nueva cuenta a los Estados Unidos de alguna manera u otra, y pese al riesgo de pasar 36 meses en prisión.
“Pero prefiero mejor estar detenido en Estados Unidos a vivir de manera mediocre en El Salvador”, compara.
Dos de los tres inmigrantes entrevistados lograron cruzar a su destino el pasado 30 de noviembre, únicamente el salvadoreño Edgar Morales Rojas fue descubierto ese día.
El 2 de diciembre pudo cruzar a Estados Unidos y después de caminar casi tres días llegó hasta Houston, Texas, donde uno de sus primos lo esperaba para trasladarlo hasta Miami, Florida, y poder así reencontrarse con su hija.

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