El que pareciera ser un emotivo cuento, pero con terrible final, fue un importante hecho verídico que tuvo un romántico inicio en el año 1841 en el condado texano de Fayette, situado a unos 100 kilómetros al poniente de Houston en Estados Unidos.
Ahí, el prominente médico y empresario editorial, David L. Wood, a quien se le atribuye haber introducido a ese Estado el primer periódico en inglés –que se llamó The Richmond Telescope–, había contraído nupcias con su prometida, Sophronia Virginia Primm, una bella joven descendiente de esclavos afroamericanos (por el lado materno), pero con una posición económica acomodada, pues su padre, el también doctor William Primm, pertenecía a una familia acaudalada y aristocrática de Virginia, que se había trasladado hasta Texas, donde tenía una de las más grandes extensiones territoriales de cultivo de algodón.
Una década después la felicidad de esta pareja y de sus hijos se vio amenazada, pues por ese entonces el racismo había alcanzado su punto más álgido en las provincias sureñas del país anglosajón y las leyes criminalizaban a quienes se emparentaran con los habitantes de raza negra, desplazados desde el continente africano por los colonizadores europeos para obligarlos a realizar trabajos forzados.
Aunque en las demarcaciones de Ohio, Mississippi y Lousiana –donde los Primm tenían prósperos negocios– ya era legal que los hijos entre un blanco y un esclavo fueran ciudadanos libres, en la Constitución de Texas esto no estaba previsto y seguía siendo algo indebido.
Por este motivo, Wood terminó acusado por el delito de “mestizaje”, ya que irremisiblemente en Fayette y en toda la geografía estatal, su amada Sophronia seguía siendo una sierva, sin importar el status económico que ambos tuvieran ni que el padre de ésta fuera de los fundadores del condado.
De acuerdo con el antropólogo de la Universidad de Texas en Austin, Martín Salinas Rivera, como parte de los trabajos de mantenimiento y clasificación de documentos históricos –que realiza la actual administración pública de Everardo Villarreal Salinas, en el Archivo Municipal de Reynosa–, fue encontrado un viejo expediente de causas criminales relacionado con el personaje en mención y a raíz de eso se rastrearon en el extranjero algunos escritos que permitieron reconstruir una parte de este caso.
El entrevistado menciona que la trama que envolvió al adinerado matrimonio desapareció súbitamente de las páginas que habían elaborado los periodistas de mediados del siglo XIX e historiadores estadounidenses, pues el problema de la segregación racial al que la pareja estuvo expuesta fue muy notorio en esa época y más tarde tuvo su repercusión en Tamaulipas.
Las autoridades porfiaron en perseguir a Wood y a su familia en Estados Unidos, luego de que éste le solicitó al Congreso del Estado legalizar su casamiento (que únicamente había sido por la iglesia) y de que su petición fue denegada.
“Este bien podría ser tema de un libro: el cómo se va desarrollando la crónica, de que los americanos les pierden a la pista y que luego la historia se sigue escribiendo en México, es algo que vale mucho la pena leer”, considera.
VIDA EN EL EXILIO
Parece difícil imaginar como dos prominentes estadounidenses blancos, como lo fueron David L. Wood y su suegro, William Primm, tuvieron que atravesar por circunstancias tan adversas, como sufrir la persecución de sus seres queridos, a pesar del gran aporte que hicieron para sus comunidades.
Según información de diversos diarios, relatos antiguos y reportes de prensa –divulgados por la Asociación Histórica del Estado de Texas–, hubo un momento en el que en Fayette y sus alrededores los médicos eran tan escasos que la población le solicitó al padre de Sophronia de su ayuda para atender a los enfermos y él respondió siempre a los llamados sin aceptar un pago por sus servicios, ya que era muy pudiente.
Por su parte, Wood, quien radicó en Pennsylvania e Illinois antes de mudarse a territorio texano, se estableció en el condado de Fort Bend en 1830, donde nueve años más tarde inició un diario y fue integrante de la comisión consistorial que decidió el trazado de las vías férreas en esa región.
Su vida cambió radicalmente cuando conoció a Sophronia y se enamoraron. En 1941 se casaron, sin imaginar que años más tarde el gran cariño que se tenían y por el cual pelearon intensamente (recorriendo muchos kilómetros para ponerse a salvo) se iría todo a la basura.
“En la anécdota que tenemos de este documento que apareció aquí en Reynosa, fue que alrededor del año 1856 este personaje vino a dar con la familia hasta Tamaulipas y rentó el rancho El Retamal.
“De ahí llegaron a nuestra ciudad, que en aquel entonces era una villa, y estuvieron viviendo en el lado poniente de lo que ahora es el mercado Zaragoza (conocido en un principio como la Plaza de los Arrieros). Este hombre era buscado para ser juzgado por los americanos.
“El provenía con su esposa e hijos pequeños y a veces esto es lo trágico de la época y de los texanos, quienes venían huyendo de sus propias leyes. En el caso del doctor Wood él estaba casado con una mujer cuya mamá (es decir, su suegra Celia) había sido esclava en Alabama, y quien era esposa del señor William.
“Aunque Sophronia era libre en el Estado de donde procedía, en Texas no se le consideraba una ciudadana legítima y por consiguiente todos los hijos de ese matrimonio no tenían una nacionalidad y mucho menos podían ser texanos, motivo por el cual llegaron huyendo a México buscando que se les legalizara”, cuenta Salinas Rivera.
El también arqueólogo con maestría en antropología subraya que los historiadores de Texas tienen una serie de artículos sobre Wood y sobre su suegro y que en esta ciudad de la frontera mexicana continuó la información, el eslabón que estaba perdido.
“Lo que hicimos es seguirle la huella hacia atrás y resulta que hay una serie de antecedentes sobre el personaje y la estirpe de ella. Y cuando se lee puede comprenderse que (los investigadores) no captaron donde terminó él”, añade.
DEL eXITO AL DERRUMBE
Lejos de su tierra y de su parentela los Wood no tuvieron otra opción que establecerse interinamente en Reynosa, en tanto resolvían su situación jurídica, pues si se quedaban o se iban a otro destino corrían el riesgo de ser arrestados y enjuiciados. En el este de Texas su fama era tan grande como el dinero que poseían.
En México, mientras tanto, se dedicaron al cultivo de la tierra en una época en la que en su nación de origen estaba por estallar la Guerra Civil (de Secesión) entre los Estados de la Unión del Norte (que buscaban abolir la esclavitud) y los Estados Confederados de América (que la defendían).
Aparentemente la paz que anheló esta familia la había encontrado muy lejos de casa, aunque relata Salinas Rivera que en el principio a Sophronia le pesó demasiado separarse de sus padres y hermanos y no estuvo muy de acuerdo en viajar al extranjero.
“Era un regidor del Ayuntamiento que se llamaba Matías Cavazos, quien le dio a Wood alojamiento en su domicilio con toda la familia y a un criado que se trajeron desde Texas. La propiedad se ubicaba por donde está la casa del cronista de la ciudad César Humberto Isassi”, describe.
Sin embargo, el grande amor que el doctor le profesaba a su esposa de repente se vio amedrentado, cuando éste empezó a celar a Sophronia con su propio criado y la relación se deterioró de una forma dramática.
Cuenta el entrevistado que ella negó una y otra vez las sospechas de su cónyuge y que incluso, mandó a pedirle a su hermano, Santiago Primm, y a su cuñado, Francis Reast –quienes radicaban en Brownsville–, que le trajeran unas cartas donde se comprobara que era una mujer decente.
Indica el investigador que “ahí se encendió la mecha”, debido a que el problema se le había salido a Wood de las manos, sus familiares políticos enteraron de su desconfianza y en consecuencia éstos lo habrían visto como un agravio.
PERSEGUIDO POR SU DESTINO
A partir de entonces el médico consideró que su matrimonio peligraba más que nunca y no estaba equivocado, pero por ningún motivo iba a permitir que Sophronia lo abandonara o se la llevaran, pues primero tenían que pasar sobre su cadáver.
“El alcalde, Domingo Guerra, le había mandado dos guardias para que cuidaran su casa, porque ya sabían que venía esta gente. Aquí en el Archivo Municipal tenemos un documento impresionante de juzgado, de causas criminales que describe la llegada de los dos americanos a Reynosa buscando a esta familia.
“De acuerdo con la documentación que tenemos archivada en la caja número seis del Fondo de Juzgados, fue en el año 1858 cuando arribaron primero a la tienda de un francés llamado René Guyard y posteriormente a otra que era La Gloria y el dependiente le pidió a un empleado que los llevara a la casa donde residían los Wood”, agrega.
Cuando finalmente encontraron el domicilio Sophronia y sus hijos salieron a recibirlos. Estaba oscureciendo y su esposo aún no llegaba. Salinas Rivera menciona que entonces sacaron las sillas a la banqueta y se pusieron a conversar.
“En eso se hizo de noche y David L. Wood supo que tenía visitas, pero antes de enterarse si venían o no en son de paz, salió de la oscuridad vestido con un muy elegante traje de color blanco, desenfundó su pistola y se enfrentó con ambos a tiros.
“Estamos hablando de que eso pasó hace más de un siglo y medio. El doctor tenía un revolver marca Colt que funcionaba en dos tiempos. Era un calibre .44 milímetros; la acción era arremangar y disparar, entonces este personaje salió y les gritó en inglés que se largaran y comenzó el tiroteo”, narra Salinas Rivera.
Según está capitulado en el peritaje, elaborado por las autoridades del Juzgado Segundo de la villa de Reynosa, a uno de ellos Wood le voló el sombrero y en la escena, que parece de película, se ilustra cómo no tuvo puntería y por el contrario el médico recibió varios impactos que lo hirieron de muerte.
Agrega el manuscrito que se fue cayendo y quedó abatido frente a la mirada de su esposa y de sus hijos. Meticulosamente está definida la ropa que los pistoleros llevaban, lo que cargaban y que a su vez Wood portaba una canana con monedas de oro.
El texto refiere que alrededor de las 19:00 horas del 11 de septiembre de 1858, Santiago Primm y Francisco Reast, fueron aprehendidos e ingresados a la cárcel nacional por haberle dado muerte con armas de fuego prohibidas en la casa de don Matías Cavazos, donde se había posado el médico.
“A él lo matan en la calle Porfirio Díaz. El suceso está todo muy descriptivo, de cuando arrestan a los asesinos y en las declaraciones se establece que a esta mujer vinieron a rescatarla su hermano y un cuñado. De cuando se presenta el enfrentamiento y de que al final fueron indultados.
“A los hombres que al defenderse le dieron muerte al doctor no les hicieron nada y a la mujer se la llevaron, sin imaginar el pueblo que pertenecían a una de las familias más ricas de Texas.
“El hermano de Sophronia también era mitad negro y mitad blanco, pero al parecer con dinero pudo arreglar su ciudadanía. Recordarán que su papá era casi el dueño del Condado de Fayette”, destaca.
Subraya el investigador que el forense encargado de realizarle la necropsia a Wood fue Ramón L. Jiménez, quien era amigo del occiso, por ser colegas de la misma profesión.
La parte oficial define que el esposo de Sophronia presentó tres heridas de bala, la primera en la región pectoral, la cual dañó el pulmón derecho; la segunda en la sangradera del brazo izquierdo y la tercera en la región derecha hipocondríaca, situada debajo de las costillas, la cual atravesó varios órganos.
“La primera y la tercera herida fueron graves y le causaron muerte al doctor. Vienen muchos detalles de este caso, ya que fueron mandados a llamar los testigos y hasta el sastre, que opinó sobre la trayectoria de los proyectiles para poder reconstruir el crimen”, explica.
DISCRIMINADO HASTA LA MUERTE
Esta historia (facilitada por el Archivo Municipal, que encabeza Alicia De León Peña) refiere que fue un hecho importante de la época en Reynosa y de Texas.
Pero aquí no se termina la trama: a este ilustre personaje por su condición de sajón y por no ser católico lo terminaron sepultando afuera de un panteón que estaba donde actualmente son las instalaciones de la escuela primaria ‘Club de Leones’ en el centro de la ciudad (ubicadas sobre la calle Aldama y la 16 de Septiembre).
“En ese entonces el lugar estaba situado como a las afueras de Reynosa. Ya después vinieron construcciones, puede ser que se haya desecho el cuerpo”, considera el también arqueólogo.
El documento, que posee además un desplegado con las calcas de las tres pistolas involucradas en la refriega, detalla textualmente que “Wood fue enterrado afuera de la segunda necrópolis de Reynosa, por no ser católico”, “habiendo acordado darle sepultura fuera del sagrario por ignorarse si era cristiano”. “El cadáver del finado doctor fue enterrado por fuera del camposanto de esta villa al lado del poniente (en la 16 de Septiembre), poniendo en la cabecera de su sepultura un palo elevado para que sirva de seña”.
De tal manera que el suelo de lo que ahora son construcciones, calles pavimentadas, las canchas de un colegio público y salones de clase, fue algún día un cementerio, el cual tuvo una duración de 28 años (saturado con rapidez por algunas epidemias), antecedentes que para muchos en la ciudad son desconocidos.
“Es por eso que estamos encaminados a que se reconozca la historia y lo que es la región nuestra”, comenta Salinas Rivera.
En tanto, José Baldomero Leal García, quien es el actual director del plantel en el turno matutino (llamado ‘Georgina Cantú Peña’ y por la tarde, ‘Club de Leones’ número 1), revela que en más de dos décadas que lleva de pertenecer a esta escuela –construida en 1968– han tenido diversos hallazgos, debido a las construcciones y remodelaciones que se le han hecho (pues los restos de los difuntos nunca fueron exhumados para un reacomodo).
“Hace unos siete años, cuando se levantó la techumbre, en la parte de abajo se elaboraron unas zapatas de unos dos metros de profundidad para colocar las vigas de acero y los muchachos que anduvieron haciendo la excavación sacaron fragmentos de algunos huesos, los cuales estaban ya muy deteriorados.
“Hemos sacado árboles, se han hecho bardas y siempre encontramos restos óseos. En el caso del americano que nos comentan, que yo sepa la banqueta debajo de la cual puede o pudo haber estado su cadáver ya se encontraba desde que antes de mi llegada, pero sí tenemos la certeza de que aquí fue un panteón”, recalca.
Lo irónico del caso es que a final de cuentas David L. Wood huyó a México para salvar a su mujer, a sus hijos y buscar una vida tranquila, pero tuvo un fatídico final a manos de quien menos imaginó, originado en gran parte por celar a su mujer. Hasta ahora el paradero de sus restos sigue siendo un misterio.
Se cree que su esposa pudo mantenerse en otro sitio de la franja fronteriza por órdenes de su padre William, quien pidió que su familia se resguardara en el extranjero. Antes de su fallecimiento en 1865 (en el mismo año que terminó la Guerra Civil de Estados Unidos) solicitó como última voluntad que Celia, madre de Sophronia, se trasladara a México y que todos sus hijos tenían derecho a heredar sus bienes.