
Daniel Raúl Rodríguez Espinoza tiene la habilidad de poder darle vida a un objeto inanimado mediante hilos y fantasía.
Rodríguez Espinoza, es un hombre que continúa manteniendo vivo un entretenimiento que data del siglo XVI.
Recuerda que desde los nueve años le nació el gusto por los títeres de hilos de mesa, debido a que sus padres lo llevaban a las carpas de circo en su natal Piedras Negras, Coahuila.
Ahí veía los actos que efectuaban el ventrílocuo y el titiritero, con lo que le nació una pasión que aún recorre sus venas.
La fascinación por darle vida a aquellos muñecos inertes con sus movimientos, fueron en aumento conforme avanzaba su edad.
En su juventud Daniel laboró con una persona que se dedicaba a confeccionar títeres y fue tomando habilidades hasta crear sus propios personajes.
A este mundo de fantasía le ha dedicado tiempo, dinero y trabajo.
Con hilos, tela y madera, Daniel otorga una personalidad a cada una de sus marionetas.
Al ritmo de la música con cumbias, salsa y hasta rap, el coahuilense atrae las miradas de decenas de personas.
“Es mi pasión, me encanta continuar con esta tradición y llevarla a varios lugares ya que mi idea es seguirla dando a conocer a las nuevas generaciones”, comentó.
Para este hombre de 56 años es muy reconfortante observar la emoción de los niños, sus sonrisas y el interés que genera en cada uno de ellos.
“Me fascina ver la mirada de los niños que se emocionan y siento que van construyendo sus propias historias de cada uno de los personajes, sonríen, aplauden y gritan de emoción”, dijo.
Eso le da vitalidad para hacer cada vez mejor sus espectáculos y seguir innovando para la creación de nuevas marionetas.
Su idea es seguir preservando la tradición de los títeres y evitar que quede en el olvido.
“Una forma de provocar en los niños el interés por las marionetas es prestándoselas para que las manejen y sientan que por medio de sus manos y sus movimientos pueden darle vida a una marioneta”, indicó.
Daniel no le teme a las nuevas tecnologías, pues sabe que inculcándoles a los pequeños este oficio se puede preservar y mantenerlo vigente por muchas generaciones.
“Esta es una forma de luchar contra los celulares y los juegos de videos, ya que actualmente los niños andan todos agachados y desconcentrados”, dijo.
Añadió que con esta actividad quiere despertar en ellos la curiosidad por las marionetas.
A Daniel le gustaría que el Sistema DIF o alguna institución educativa se interesara por abrir talleres para los niños y jóvenes y poder enseñarles a crear sus propios títeres y que la práctica permanezca.
“En lugar de que aprendan malas cosas por medio de Internet o la televisión pueden aprender un oficio que les sirva para entretener a otras personas en una fiesta infantil o algún evento”, consideró.
SUS MARIONETAS
Después de dedicarse 20 años a trabajar de intendente en instituciones educativas, Daniel decidió jubilarse y convertirse en un artista de las calles.
De cinco años a la fecha se ha dedicado a llevar alegría y distracción a los niños y adultos.
“Me llena de alegría notar que les atrae y se detienen a ver mis marionetas bailarinas. Estoy seguro que seguiré en este espectáculo hasta que me muera porque es mi pasión”, indicó.
Actualmente sus acompañantes de viaje son cinco marionetas: “Charli, el rapero”, “Su hija Paloma”, “Doña Tilica”, “Dany, el repartidor del periódico La Tarde” y “Don Pedro Perico”
“Cada una tiene su forma de ser, su estilo, su ritmo, sus gustos musicales y forma de moverse con los acordes de la música”, señaló.
Cerca de 15 días y 150 pesos son los que aproximadamente le invierte Daniel para crear una nueva marioneta.
La ropa de cada uno de los muñecos es confeccionada por él mismo, solamente compra los zapatos y algunas veces las cabezas y extremidades.
La creatividad y entusiasmo por preservar este arte lo llevó a comprar una máquina de coser de segunda mano y elaborar los vestidos, pantalones, camisas, blusas y accesorios para sus personajes.
“He creado marionetas que son totalmente de papel maché. En algunas ocasiones hago las marionetas de madera, papel o tela”, mencionó.
Señaló que tiene planeando crear una marioneta que baile la famosa canción de “Gangnam Style”.
“Es un poco difícil porque tiene que ser un coreano que se parezca al cantante”, comentó entre risas.
“Tengo que innovar mi show para que sea atractivo a los espectadores, por eso cuando salen canciones que tienen mucho éxito las incorporo al repertorio para llamar la atención de la gente”, dijo.
Este noble oficio realmente no le deja a Daniel grandes ganancias, solamente lo necesario para solventar sus gastos y por ello tiene que ir ahorrando un poco de dinero a fin de hacer sus comidas diarias y hospedarse en un lugar modesto.
“En la mañana comienzo en el centro de la ciudad y saco unos cincuenta pesos, si me va bien, y con eso voy almorzar. Ya más tarde regreso para seguir alegrando a las personas que transitan por la peatonal y voy guardando dinero de diez o veinte pesos pero poco a poquito voy ahorrando”, indicó.
Inicialmente el titiritero llegó a Tamaulipas con ocho marionetas, pero por falta de recursos económicos ha tenido que vender tres de ellas.
Daniel y sus marionetas recorren varios municipios y Estados de la República Mexicana para que con una gracia singular que cobren vida sus títeres.
Con un carrito adaptado para cargar su bocina, un reflector, el micrófono y sus marionetas, ha visitado Matamoros, Nuevo Laredo, Miguel Alemán y Reynosa en Tamaulipas, además de Monterrey en Nuevo León y Saltillo en Coahuila a donde lleva el arte de las marionetas en las principales calles de esos lugares.