Cada día surgen nuevos espacios en Facebook donde las personas pueden vender y comprar artículos de todo tipo, sin embargo, el adquirir productos o servicios a través de estos grupos no siempre dejan al cliente satisfecho.
“Yo sé que este grupo no es para esto”… es la ya conocida frase que anuncia una queja sobre algún producto en mal estado o un servicio con el que no se está conforme y aunque a veces también aprovechan para “quemar” a alguien que cometió un acto inmoral. Eso es otra historia.
Desde hace algunos años se han popularizado las ventas a través de Facebook y se han creado grupos especiales para ellos, siendo los más comunes “Tianguis de los muros”, “Tianguis de los muros 2”, “La pulga de Reynosa”, “Tianguis Puertas del Sol”, contando el primero con 341 mil 81 miembros.
En ellos se pueden encontrar toda clase de artículos: electrodomésticos, línea blanca, ropa, calzado, juguetes, dispositivos electrónicos, automóviles, objetos de uso personal, medicamentos y alimentos.
Comprar por Facebook es como lanzar una moneda al aire, pues así como hay quienes no han sufrido ningún contratiempo al realizar una compra, si hay quienes han sufrido malas experiencias.
FRAUDE MAQUILLADO
Karen Morales Jasso estaba un poco apurada porque debía reunir el dinero para pagar la mensualidad de su carrera universitaria, por lo que pensó que iniciar su propio negocio de venta de cosméticos era una buena opción.
Ella formaba parte de un grupo por Facebook en donde se encontraban diversos proveedores a nivel nacional, quienes manejaban diferentes rangos de precios.
Tras hacer comparaciones, contactó a una persona a través de esta red social, quien le dijo que debido a sus precios, podría sacar casi el doble de ganancia de lo que costaba el producto.
El vendedor le manda su dinámica de ventas y precios y tras elegir los productos Karen hace su pedido y deposita 6 mil 500 pesos, la mitad del total a pagar y el resto lo pagaría después.
“Me pidió mis datos: dirección, teléfono, código postal, ciudad, correo, y a los tres días me bloqueó, le marco al teléfono que me dio y sale un mensaje de que el número que marqué no existe”, platicó Karen.
Tras esto, Karen da a conocer la situación en el grupo a través del cual la contactó y el administrador le dijo que esta persona ya había estado fichada como estafadora hacía algún tiempo y aunque ya no hacía publicaciones o comentarios, continuaba formando parte del grupo.
Una joven que pasó por lo mismo que Karen supo de su caso y le pidió capturas de pantalla de la conversación que tuvo con la vendedora, ya que también había sido estafada y emprendería acciones legales contra ella.
La afectada, a diferencia de Karen, realizó su depósito a una cuenta de banco, en una sucursal bancaria y debido a esto fue posible obtener una dirección y el nombre real de la persona, ya que el que tenía Karen no era.
Esta nueva afectada inició una demanda y pidió a Karen que fuera a dar testimonio, pero debido a la lejanía no fue posible.
La persona fue localizada, pero lamentablemente no era quien realizaba las estafas, sino un prestanombres.
Una compañera de Karen le habló sobre la Policía Cibernética y la posibilidad de que ellos pudieran ayudarla, sin embargo, le pidieron capturas de pantalla de las conversaciones y debido al paso del tiempo, ya las había borrado.
Decidió contactar a la vendedora y hacer todo el proceso desde el Facebook de su hermana, como si ella fuera una nueva clienta y mandar las capturas a la Policía Cibernética, pero le dijeron que debían ser las capturas originales.
Sin embargo, le comentaron que ese usuario de Facebook ya tenía antecedentes de
casos similares.
Esta mala experiencia que tuvo hace seis meses no ha evitado que Karen continúe comprando por Facebook, sólo que ahora es más precavida a la hora de hacerlo.
“Me recomendaron que hiciera el pago por PayPal, que buscara referencias del vendedor, seguirlo uno o dos meses antes de la compra y hablar con él; ahora con quien compro hago videollamadas, él se graba cuando está envolviendo el paquete y así siento más confianza”, mencionó Karen.
PRIMOS ESTAFADOS
Claudia Betancourt tiene un equipo de futbol
llamado “Los Primos de Claudia”, conformado por jóvenes de 20 a 30 años, categoría sabatina que juega en el campo Cataluña, atrás de la ladrillera.
Hace algunos meses, a punto de empezar la temporada, decidió buscar en Facebook los uniformes que usaría su equipo, aprovechando la comodidad que ofrece el comprar a través de un dispositivo electrónico.
Tras revisar varias páginas, decidieron pedirlos a Uniformes Azteca, cuyo proveedor es Miguel Angel de Luna Salazar, quien les ofreció prendas “a un precio considerable y de buena calidad”.
Claudia recordó que se vieron en Soriana Morelos (al hacer compras por Facebook es común que vendedor y comprador se citen en “puntos intermedios” para realizar la transacción) para no ir hasta el fraccionamiento Caracoles donde, dijo él, está el negocio.
Tras ver diferentes materiales y revisar la calidad hicieron un trato y Claudia, acompañada por su primo encargaron 16 uniformes.
“Le dimos un anticipo de 2 mil 635 pesos que fue la mitad, se lo dimos físicamente, fue el 24 de mayo del 2017 y quedó de entregárnoslos en 15 días, pasaron 15 días y mis uniformes no llegaron”, relató Betancourt.
Entre las excusas estuvieron el culpar a la paquetería y al proveedor y después de la espera le dijeron al vendedor que ya no deseaban los uniformes, que mejor les regresara el dinero porque la temporada ya iba a la mitad.
“Quedó de regresarnos el dinero, pero ya no tuvimos respuesta de él, le hablábamos por todos lados, teléfono, WhatsApp y Facebook; cuando ya no supimos de él decidimos acudir a mediación para tratar de solucionar el conflicto de una manera pacífica”, dijo la propietaria del equipo.
El Centro de Mecanismos Alternativos para la Solución de Conflictos lo citó la primera vez y no acudió, excusándose en que no había recibido ninguna notificación por lo que se le citó una segunda ocasión y al acudir ambas partes, firmaron un acuerdo en el que De Luna Salazar se comprometió a pagar.
“Tendría que depositar a mi tarjeta y nunca lo hizo, iban a ser cuatro pagos de 658.75 pesos y ya no hubo una tercera reunión; fuimos a mediación porque me lo recomendó una amiga y me explicó que este convenio tiene validez de un juez y en caso de no cumplirse, podría tener consecuencias legales”, dijo Claudia Betancourt.
La última reunión fue el 8 de septiembre, han pasado cuatro meses y el vendedor pospone el pago semana tras semana y Claudia comentó que nunca visitó su local porque confió en él.
El dinero fue aportado por un patrocinador y hasta el momento continúa esperando los uniformes o el reembolso y Claudia dice que “se ha visto muy consciente”, debido a que le mostró los documentos que confirman su versión.
“Cuando no llegaron los uniformes, con el poco presupuesto que teníamos entre los jugadores y yo compramos unos uniformes económicos y con esos terminamos la temporada. Era la primera vez que hacia una compra por Facebook y definitivamente no hay como ir a un local establecido que tenga buenas referencias”, mencionó Claudia.
CLIENTA SATISFECHA
A diferencia de los casos anteriores, Anna Laura Aparicio mencionó que nunca ha tenido algún problema al comprar en grupos de Facebook; solamente en una ocasión una vendedora no se presentó a la cita acordada.
“Una vez me quedaron mal, iba a comprar unos collares a muy buen precio, quedamos de vernos en Coppel Hidalgo y la chava no llegó, le marqué y me dijo que se le había presentado un contratiempo que no iba a poder llegar, al día siguiente veo publicados los mismos collares, pero a un mayor costo”, platicó.
Comentó que no siempre compra algo porque lo necesita, sino que a veces ingresa a las páginas por curiosidad y ve algo que le agrada.
En ocasiones, las vendedoras ponen el precio de la prenda, otras veces lo manejan como una subasta y también existe la posibilidad de un intercambio.
Dijo que es bueno verificar los precios antes de comprar y que es fácil saber cuando estos son “inflados” o si corresponden al valor de la prenda.
“Uno se da cuenta de los costos, porque los ves similares en otras partes, los verifico antes, si me venden un artículo en 100 pesos pero en la tienda nuevo cuesta 120, pues no me conviene”, afirmó.
Anna compra en Facebook mayormente ropa desde hace tres años aproximadamente y nunca ha hecho un intercambio porque considera que es más difícil llegar a un acuerdo.
Dijo que el comprar por Facebook le ofrece la ventaja de que puede hacerlo con varios días de anticipación, en cualquier lugar que se encuentre.
Sin embargo, sí hay algunas precauciones que toma antes de acordar una reunión con algún vendedor.
“Revisas si la persona tiene una foto suya de perfil, porque si tienen caricatura o algo así no es muy confiable, siempre lo hago cerca de mi casa y procuro no ir sola, sino acompañada de mis hijos o uno de mis hermanos”, mencionó.
Recomendó verse con la persona en un lugar público, de preferencia en un centro comercial y cerca de donde haya un guardia de seguridad, además traer el teléfono con saldo para realizar una llamada, en caso de alguna emergencia.
“No sabes con quién te vas a encontrar, aunque revises su perfil no sabes si la persona va sola o quién es realmente”, advirtió.
También dijo que es importante revisar cuánto tiempo tiene de creada la página, pues si es reciente quiere decir que se hizo específicamente para realizar ventas.
RESPETO PARA TODOS LOS CLIENTES
Aunque Luisa Ponce Patiño vende cosméticos y joyería de fantasía en el tianguis de Puerta del Sol, desde hace un año empezó a hacerlo también por Facebook.
Afirmó que se dedica a las ventas, trabajo que combina con su faceta como ama de casa, porque un sueldo fijo no le alcanzaría para cubrir sus gastos, además de que le gusta lo que hace y gana diariamente lo que quiere y se proponga.
Además aprovecha el talento que según ella posee, pues dice no a todas las personas “se les da”.
Inició como vendedora hace 10 años, entre su mercancía ha habido zapatos, bolsas, ropa y un día llevó a su local maquillaje de una conocida marca que se vende por catálogo y fue un éxito.
“Desde ahí vi que sí se vendía el cosmético y le empecé a meter más y más de diferentes marcas y me gustó y hasta la fecha así sigo”, dijo Ponce Patiño y desde hace dos años vende productos para belleza.
Su buen trato, precios justos, variedad de productos, respeto y transparencia la han llevado a ganar cada día más clientas, quienes quedan satisfechas con sus compras y la recomiendan a más personas.
Afirmó que hasta el día de hoy no ha tenido ningún problema con algún cliente, ya que a todos los trata por igual sin importar la cantidad de productos que le compren, además, de que siempre trata de ser amable con ellos.
Dijo que siempre cumple sus promesas de venta, es decir, lo que oferta por Facebook a través de fotografías.
SE VALE DESCONFIAR
El encargado del despacho de Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor) en Reynosa, Alberto Martínez Cavazos, dijo que el año pasado recibieron alrededor de 15 quejas de personas que adquirieron algún bien o servicio a través de Facebook y no era lo que esperaban.
“Son compras a veces dudosas, las personas se dejan guiar por precios muy atrayentes que a veces no corresponden con los productos, sobre todo en juegos, tablets o televisiones, son precios irrisorios”, dijo el titular.
Por tal motivo, recomendó a las personas ser un poco desconfiados al momento de realizar una compra de este tipo.
“Es comportamiento del consumidor. A veces el consumidor se va con la finta en un momento dado, por el bajo costo, pero si suena raro hay que desconfiar de ello”, expresó.
Dijo que antes de comprar, las personas pueden solicitar información a Profeco a través de los números 922 77 14 o 9 22 77 69 y al correo electrónico [email protected] en donde les dirán si es recomendable realizar la operación.
Si ya realizó la compra y el resultado del
artículo no es el esperado o fue defraudado con dinero, Profeco puede ayudarle.
“Nosotros podemos ayudarle siempre y cuando nos traigan el número telefónico, la dirección correcta, calle, número y dirección, podemos hacer el intento de una conciliación; manejamos la opción de tres audiencias para tratar de mediar y llegar a un acuerdo”, mencionó Martínez Cavazos. Dijo que la función principal de Profeco es lograr un arreglo entre consumidor y proveedor, pero si se complica la situación se debe acudir ante el ministerio público para denunciar por fraude o abuso de confianza.
Mencionó que no se puede evitar que los consumidores compren a través de grupos en Facebook, pero sí pueden orientarlos para lograr una transacción favorable.