Debido a la contingencia por coronavirus que prevalece en el país, ritos y tradiciones relacionadas al Día de Muertos han tenido que cambiar, afectando no solo las costumbres, sino también la economía.
El Covid-19 ha cambiado la forma en que llevamos la vida, pero también en la que vivimos la muerte, ya no es posible despedir como antes a los seres queridos cuando parten, por lo que funerales, velorios y hasta festivales han quedado en el olvido.
Esto ha afectado no solamente el bolsillo de quienes se dedican a la elaboración de objetos relacionados, sino también a quienes participan en eventos tradicionales.
CREACIONES QUE NADIE COMPRA
Gil Guerrero Martínez tiene 90 años de edad y desde muy pequeño aprendió a hacer formas para coronas, que son las bases que se decoran y arreglan con flores, utilizadas para despedir a los seres queridos fallecidos.
Aprendió este oficio en Gómez Farías, de donde es originario y recuerda que junto a un tío recorría varios ejidos, municipios y estados entregando formas y a pesar de requerir mucho esfuerzo era bien remunerado y, además, su forma de vida.
No recuerda hace cuanto tiempo fue que se estableció en Reynosa, pero esta ciudad se ha convertido en su hogar y aquí continuó con su oficio.
Don Gil y su esposa, que ya falleció, tuvieron cinco hijos y recuerda cómo hace muchos años, toda la familia se involucraba en este proceso: “mi compañera era bien buena para trabajar, entre los dos hacíamos muchas formas diarias y con mis hijos me iba al monte, hasta el río a buscar lo que necesitaba para trabajar”.
Guerrero Martínez se levanta a las 6 de la mañana y después de desayunar un huevo tibio, un pedazo de pan y un café está listo para iniciar sus labores.’
Nunca le ha temido al trabajo, recordó que hace mucho tiempo vendía elotes en un carrito y tacos de barbacoa en el centro, por ese motivo, no está acostumbrado a estar inactivo.
Las formas las elabora con alambre y mecate; así como varas y zacate que antes cortaba de las orillas del río Bravo, pero que desde hace tiempo corta en las cercanías de las vías del ferrocarril, sector en el que se encuentra su vivienda.
“Yo todavía voy al monte a buscarlo, a veces voy en la mañana y a veces en la tarde porque está muy fuerte el sol, me voy por la orilla y voy buscando la sombra; uso un machete y un gancho especial para el zacate que se llama ‘rozadera’.
Recordó que, en una ocasión lo espantó una víbora, pero no lo mordió y desde entonces, se lleva un palo para checar entre la maleza que no haya algún animal.
Después, durante el día, va haciendo las formas, porque a sus 90 años, dice no le gusta “estar sin quehacer”.
Por ahora no hay trabajo, los cementerios están cerrados y la gente no compra coronas, así que no le piden formas, y las que hace esperan en casa el momento para ser adquiridas por alguna florería o negocio.
“Ahorita ya no hay venta, llevo semanas que no vendo ni una, pero si alguien necesita aquí están, las doy en 35 pesos, pero pueden ser de diferentes tamaños y el precio ya es otro”, comentó don Gil.
Platicó que, también vendía palma para elaborar ramos, dijo que traían desde Monterrey una camioneta llena de laurel y manzanilla para elaborar los que se utilizarían en la celebración del domingo de Semana Santa, pero eso también se terminó.
“Este año nos preparamos para hacer los ramos, pero al último no se vendió nada y todo se perdió”, platicó.
DE LA FIESTA TRADICIONAL A FESTEJO VIRTUAL
Santos Cruz Antonio recuerda la fiesta de “Xantolo” desde que tiene uso de razón, porque su familia la ha vivido intensamente desde siempre, “esto ya es de familia”, dijo cuando mencionó que su papá y su abuelo fueron los encargados de cimentar en él su amor por ella.
“He visto esto desde niño, mi papá y mi abuelo tocaban en el evento y días antes se hacían ensayos en la casa así que desde chiquillos fuimos creciendo en esta cultura; yo empecé a tocar a los 12 años y de ahí hasta la fecha, y cada año programo mis vacaciones para estar el 31 de octubre que inicia el festival y hasta el 2 de noviembre que es el día mayor de los fieles difuntos”, comentó.
Es originario de Tantoyuca, Veracruz, y a pesar de vivir en Reynosa desde el 2003, cada año viaja a La Perla de las Huastecas, como también se le conoce a esta región, para participar en esta celebración del Día de Muertos.
Santos toca los tres instrumentos necesarios ejecutar los sones tradicionales, los cuales son violín, una jarana huasteca y una quinta huapanguera; las personas que se reúnen para tocar reciben el nombre de Comparsa y la de Santos lleva el nombre de Cuadrilla Acececa.
En la comparsa hay cuatro personajes principales: el diablo, que representa la maldad en la Tierra; la novia, que significa la posteridad de la familia y las nuevas generaciones; la muerte, aquella a la que todos van a llegar, pero nadie quiere, y el vaquero, que es el personaje principal.
“Es el que va por delante y dirige al grupo de bailadores, se encarga de llegar a las casas a obtener los permisos, lleva un cuerno de vaca previamente arreglado y cuando lo toca quiere decir que se les autorizó a tocar y bailar en esa casa”, explicó.
En la comparza, Santos Cruz interpreta al vaquero o caporal.
El propósito de disfrazarse de estos personajes explicó, es debido a la creencia de que su cuerpo es prestado a las ánimas que acuden al festival y, al finalizar, el 2 de noviembre y quitarse la máscara, es como si ellas se retiraran después de comer lo que se les ofreció.
A pesar de amar su cultura y conocer su importancia, Santos no podrá volver a su tierra este año debido a la contingencia por Covid-19 que se vive en todo el país y tendrá que conformarse con verlo a través de una transmisión especial.
“Ahora solo se hará el día 2 que es cuando culminan las fiestas, pero cada comparsa tendrá su propio evento en casa con menos bailadores y música grabada y se hará una transmisión en vivo; entiendo la situación y que es por salud, pero si ‘me da pa´ abajo’”, expresó Cruz Antonio.
Finalmente dijo que, a pesar de la situación, es importante mantener vivas las tradiciones y costumbres porque son las que nos dan identidad y que una de las que él llevará a cabo, será el colocar en su casa, en Reynosa, un altar de muertos dedicado a su abuelo y que fuera quien lo inició en la festividad de Xantolo, Santos Cruz Candelario.