
Con una sonrisa en su rostro, Panchito domina el mundo y su actitud intrépida no ve los obstáculos, juega, canta y se divierte con niños de su edad.
Por un costado, su andador del cual se aburre para caminar, prefiere andar en el suelo donde se siente libre y sin que nada lo detenga. Su corta edad y su incapacidad no tiene límites.
Mientras unos niños fantasean con llegar a la luna, combatir monstruos, o ser un superhéroe, Francisco Guadalupe Gómez Lerma, lucha día a día para enfrentar la vida sin angustia ni dolor.
No solamente el Día del Niño se requiere poner en valor los esfuerzos de humanización para reconocer a cada pequeño, la vida de Panchito podría ser la de cualquiera, sino fuera porque él tiene discapacidad motora, permanente e irreversible, paladar hendido, y tuvo una hernia en la ingle de la que fue operado.
A sus 7 años de edad cursa el primer grado en la escuela primaria Juan Grados Quevedo, ubicada en la colonia 15 de Enero, en la ciudad de Reynosa, en Tamaulipas.
Yajaira Lerma y Tomás Gómez, padres del niño, han trabajado arduamente para buscarle la atención medica que requiere, han puesto todo el empeño y sacrificio para que su pequeño salga triunfador.
Mediante la Fundación Arly A.C., se logró que Panchito fuera operado de su hernia en un hospital de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, luego de que en el Hospital Materno Infantil de Reynosa le negaran el servicio, y en el Christus Muguerza el costo era aproximadamente de 50 mil pesos.
“Cuando él (Panchito) nació, pasé muchas fases con él, porque aquí no me lo querían operar, me lo denegó el cirujano pediatra del Materno Infantil, y busqué alternativas. Me apoyaron por una fundación y me mandaron a Monterrey”, expresó la señora Yajaira.
Los esfuerzos se han centrado en la escuela de Francisco, él asiste a la escuela como todo niño normal, pero el temor de los maestros a que el menor pueda ser lastimado, es muy grande.
“Es algo que no entiende la maestra, quiere que yo me mantenga todo el día con él, porque va al baño, pero él es independiente”, dijo la madre de Panchito.
Incluso, hay compañeros de este pequeño que lo apoyan y han mostrado su empatía durante su estancia en el plantel educativo donde asiste de lunes a viernes.
NO VE LIMITACIONES
“A pesar de su discapacidad, él puede hacer muchas cosas, mejores cosas que las personas que estamos bien”, añadió la orgullosa madre de este increíble niño.
Señala Yajaira, que cuando su esposo está haciendo mecánica, Panchito es quien se encuentra muy curioso y también quiere aprender; su padre sonríe y sacude la cabeza, mostrando una expresión divertida de adoración, amorosa, aunque ligeramente cansado.
Además, quiere ser albañil, futbolista y siempre anda muy activo, su imaginación y creatividad lo llevan más allá de un escenario como cantante, que ya le pidió a sus padres que le compren una guitarra.
“Pues él quiere ser muchas cosas; le fascinan los caballos, la vida de rancho, desde muy chiquito, yo le digo que él puede lograr muchas cosas y no es independiente”, manifestó.
La familia Gómez Lerma hace un llamado a la población, para que conozca de la discapacidad que tiene su niño y si tienen apoyos para que la puedan orientar o incluso brindarle ayuda, “pues si me gustaría que me apoyaran por el costo de una prótesis es muy cara”.
Panchito es un chiquillo con discapacidad que ha enseñado a muchas personas que lo rodean, que no tiene límites; él es el primero en asistir a la escuela, en hacer lo que le gusta y divertirse como un niño normal a su edad.
Esto hace que no se pierda la empatía, conexión humana y, precisamente esa conexión que ahora conlleva cuidado por parte de sus padres, que de forma valerosa enfrenta el mundo. Él es un niño, ¡pero también un héroe!