
En esta época de crisis y de encarecimiento nacional hay una actividad que florece de manera sorprendente en la frontera de Tamaulipas y no por el hecho de ser muy necesaria o trascendental, sino porque quienes tienen un vehículo terminan persuadidos a recibir una suma de dinero a cambio de algunos artefactos que se encuentran debajo del chasis de su coche sin que deje de funcionar.
Este apogeo ha originado que decenas de personas se instalen en diversos puntos de la ciudad y rotulen sus unidades con la leyenda en grande que dice: “Compro catalizadores”.
En las esquinas de importantes cruceros y haciendo ofertas entre las colonias de Reynosa, este grupo de persistentes compradores saben que ante la falta de empleo bien remunerado pocos trabajos son más redituables que dedicarse a desmantelar los tubos que van soldados al mofle y revenderlos.
Aunque la mayoría de la gente desconoce con que propósito buscan tanto esas piezas, estos trabajadores tampoco pasan inadvertidos, pues ya se ha hecho muy familiar verlos todos los días esperando a que les llegue un prospecto o buscándolos entre las calles.
Acompañados de cilindros de gas, mangueras, sopletes y de rampas metálicas, estos obreros no rehúyen a las extremas temperaturas, porque saben que de eso viven y llevan de comer a sus casas.
Sin embargo, contrario a lo que pudiera pensarse, no todos trabajan de manera independiente, sino que tienen un salario semanal, pagado por un intermediario que transporta los catalizadores a otra ciudad de la frontera en cantidades mayores, para luego ser ingresados a Estados Unidos, donde son reciclados.
EL NEGOCIO
Javier Cruz Alvarez, quien tiene dos años en esta actividad, mencionó: “el auge de los catalizadores se debe a que es un negocio que deja ‘feria’”.
Cuenta que “la situación está difícil y mucha gente tiene necesidad de venderlos”, sobre todo cuando se les atraviesa un problema económico.
“Es cuando de plano ya nos buscan y nos venden el catalizador, al fin al cabo no les pasa nada a los carros”, manifiesta.
De acuerdo con este soldador, el artefacto en cuestión es un filtro que retiene los gases contaminantes emitidos por el motor para proteger al ecosistema, pero dijo desconocer a ciencia cierta si el impacto ambiental es de consideración.
“Pues dicen que sí afecta, nosotros no sabemos, sólo somos trabajadores. Lo que sé es que en el otro lado sí los exigen mucho (los catalizadores) para no generar smog, pero mientras el motor ande bueno no tiene por qué aventar nada malo.
“Los coches pueden funcionar sin ningún problema en caso de no traerlos. Incluso, nosotros se los hemos quitado a las patrullas, pues dicen que agarran más fuerza, ya que como llevan un panalito se va tapando y el carro se empieza a arranar, por lo cual no desarrolla la velocidad igual y muchos mecánicos recomiendan que se los quiten, pues se tapan y con el tiempo se puede desvielar el motor”, explicó.
Javier añadió que la finalidad de este sistema es que el humo salga por el escape, pero “cuando se tapa el catalizador los gases se van quedando en el motor y a la larga puede ocasionarle problemas a la máquina”.
Referente al mercado a donde estas piezas automotrices están dirigidas, dijo que mientras haya buenos compradores y autos con catalizadores, esta ocupación seguirá siendo costeable.
“Lo que vale del catalizador en sí es el material que lleva adentro, el platino. En ‘el otro lado’ los abren, remueven este metal, lo limpian y lo utilizan para hacer ‘brackets’, tornillos; cuando se quiebra un hueso, una placa y muchas cosas más.
“Nosotros los entregamos así como están con todo y lámina y los llevamos a una bodega, de ahí los trasladan a Matamoros y posteriormente los dirigen desde Brownsville al interior de Estados Unidos. Ese es el procedimiento.
“A nosotros nos pagan por cortar, remover los catalizadores y por soldar el tubo para que los gases tengan salida. Aquí en Reynosa hay como cuatro compañías que se dedican a esto, pero en lo que tiene que ver con nosotros, reunimos hasta 300 piezas por semana, no sabemos de las demás”, describió.
Cabe decir que el platino es un elemento situado en el sitio 78 de la tabla periódica de los elementos. Se trata de un metal en transición blanco-grisáceo, pesado, maleable y resistente a la corrosión.
Como mineral no es peligroso, pero sus sales pueden causar afectaciones a la salud, como alteraciones en el ADN (Acido Desoxirribonucleico), cáncer y reacciones alérgicas.
LOS GAJES DEL OFICIO
Este joven de 23 años, detalló que quitar un catalizador normalmente es sencillo, aunque hay algunas excepciones.
“Entre las unidades en que son fáciles de retirar están la Cherokee, la Explorer; los carritos chiquitos cuatro cilindros y los complicados son la Caravan, el Stratus y los modelos más recientes, porque hay unos catalizadores que llevan curva y van hacia arriba del chasis; van pegados al ‘manifull’ y ahí es difícil de cortar y soldar”, apuntó.
Pero no todo es “miel sobre hojuelas” para quienes realizan estas maniobras, porque una equivocación puede resultar peligrosa tanto para ellos, como para los dueños de la unidad.
“Hay veces que los ‘muebles’ traen la línea de la gasolina o llevan cables cerquita y puede uno quemarlos con el soplete.
“Es muy riesgoso hasta con las mangueras que utilizamos cuando se queman, porque puede explotar un tanque, un carro o que se caiga la unidad de la rampa, los imprevistos pueden ser muchos”, indicó.
Javier señaló que además de los comentarios adversos a su actividad (por el argumento de que contribuyen a contaminar el medio ambiente), también lidian con la disputa de este creciente mercado.
“El problema es que ahorita hay mucha competencia y ya casi no hay catalizadores, pues en cuatro años jalando aquí ya peinamos la zona, todo está bien recorrido.
“Además están metiendo a muchos muchachos que no saben soldar y que dejan los carros con fugas y muchas veces a los usuarios se les pueden quemar sus unidades, por eso es importante buscar a quienes sean especialistas. Yo antes de ser soldador, primero fui ayudante”, mencionó.
Aunque sabe que su oficio no es del todo saludable para el ecosistema, Javier no tiene pensado por ahora dejarlo, pues asegura que en una maquiladora ganaría menos dinero.
“De este trabajo yo mantengo a mi familia; tengo a mi niño, mi esposa y mi madre. Aquí vengo sacando a la semana como 150 dólares (alrededor de mil 800 pesos), mientras en una fábrica alcanza uno 750 pesos con horas extra”, comparó.
SE COTIZAN ALTO
Este soldador dijo no saber cuanto platino contiene un catalizador, porque hay de muchos tipos; sin embargo, comentó que pueden llegar a valer hasta 500 dólares en el lado americano.
“Aquí en México se compran desde los 15 dólares hasta 120, dependiendo las marcas y modelos. El tamaño de la unidad no importa, puede ser que el coche sea mediano, pero tenga un catalizador grande, eso es variable.
“Por ejemplo, la camioneta F-150 lleva cuatro al igual que la Explorer; la Windstar trae dos; el Taurus tres y uno solo puede llegar a valer 90 dólares y el más barato unos 15”, dijo.
El tiempo que se tarda es quitar un catalizador es variable, ya que hay algunos que pueden ser desmontados en media hora y otros en 10 minutos.
“En su lugar soldamos un tubo que nosotros traemos y conectamos para que el motor desfogue todo el gas, porque si le cortamos y no le ponemos nada el mueble termina bien ruidoso”, aseveró.
Mencionó que el patrón para quien trabaja tiene siete vehículos desplegados por la ciudad realizando esta actividad.
“Otro amigo trae 15 camionetas y los que vienen de Matamoros también traen muchas; andan bastantes aquí, tal vez haya más de 100 trabajadores con esta labor aquí en Reynosa”, consideró.
Este hombre de morena piel y delgada figura dijo estar contento con lo que hace.
“A mí me gusta este trabajo porque es menos pesado que otros, es interesante y es como si fuera un deporte, se agarra uno a cortar y a soldar y se enfoca en lo que está haciendo y entre mejor quede el trabajo agarra uno más clientes. La satisfacción es que quede bien. Aquí les garantizamos que las unidades no les van a quedar ruidosas”, aseguró.
Pero así como en un día tiene mucho quehacer, no siempre Javier lleva buenas noticias a sus superiores.
“En el día hay veces que no quito ninguno y otras ocasiones hasta seis o siete catalizadores diarios, pero yo tengo sueldo fijo, esa es la ventaja.
“En este caso hoy le pagamos a un cliente 120 dólares por cuatro catalizadores de una camioneta Ford que nos trajo. Se fue muy satisfecho”, relató.
Javier dijo pensar que es irónico, pero muchos prefieren vender sus catalizadores que obtener créditos.
“Hay gente que tiene alguna necesidad y se le atora la carreta y en el catalizador de su coche encuentran una oportunidad para conseguir efectivo.
“Ahí lo tienen como un ahorrito y cuando surge un apuro económico, como ahorita que entraron los niños a la escuela casi todos quieren venderlos para los útiles, las inscripciones y los uniformes.
“Es muy curioso, pero en vez de ir a empeñar venden los catalizadores y es que como quiera aquí no le pierden y en los empeños tienen que pagar el retiro de sus prendas”, valoró.
PROS Y CONTRAS
Pero al decir de los mecánicos, retirar el catalizador de su coche no es perjudicial para el mismo, pero sí para los humanos.
“No se afecta en absolutamente nada, al contrario, el motor se va a desahogar mejor, lo que sí es que consume un poquito más de gasolina, eso es lo que va a pasar”, aclaró Juan Martín Malibrán Pulido.
El propietario de la Clínica Automotriz Malibrán Motors agregó que “en sí el catalizador sirve para que los gases que despide la máquina al salir a la intemperie no contaminen.
“Esa es la idea: es un filtro que tiene un periodo de vida y si tú lo quitas lo que va a hacer es liberar la máquina, pero a la vez la computadora se va a enterar y te va a consumir un poquito más de gasolina, pero en sí no va a fallar el auto.
“Este trae sensores que van a captar la salida de los gases antes y después del catalizador y una vez que se lo quitas ambos sensores te van a marcar el mismo valor y la computadora lo va a notar y dependiendo de lo que le avisen ella va a decidir que porcentaje de propulsión tendrán los inyectores”, especificó.
El entrevistado expresó que como en Reynosa no hay reglas de contaminación todo mundo los elimina.
“No es como en México, Monterrey o en Estados Unidos, donde hay que pasar una revista mecánica.
“Aquí todo mundo los quita y yo a eso le llamo ‘mexicanadas’, pero sí le beneficia al vehículo, sobre todo al motor, porque se va a desahogar la máquina”, abundó.
Malibrán Pulido evaluó como saludable que se implementen aquí verificaciones a los vehículos.
“Sí sería bueno, porque indudablemente eso le ayuda al medio ambiente, pues todos los gases que despide la máquina los estamos oliendo nosotros.
“A la larga esa contaminación es perjudicial, pues tan sólo aquí en el taller, cuando nos traen una máquina que anda fallando los gases te calan en la vista, por eso es recomendable que ande bien el sistema y por algo los coches traen los catalizadores”, comentó.
Para quienes no sabían que estos aparatos tienen una vida útil, este especialista aseguró que se deben reemplazar cada 80 o 90 mil millas (alrededor de 130 mil kilómetros).
“Pero todos sabemos que se llega ese periodo y nadie los cambia, a menos que sus carros traigan muchos problemas; que están bien dañados y ya no desarrolla la máquina es cuando se atreven a quitarlos, pero no es que les pongan otros, simplemente los eliminan y los venden, eso es lo que hacen”, ilustró.
El entrevistado aludió que las personas que tienen por costumbre calentar por las mañanas sus unidades dentro de sus cocheras pueden intoxicarse si éstas no tienen catalizador.
“Sí son peligrosísimos los gases que despiden, por eso es importante darle mantenimiento constante a las máquinas y si los vehículos no traen este dispositivo, al menos que anden perfectamente afinados, de otra manera el daño al ecosistema y a la salud es mucho mayor”, apuntaló.
EL ENFOQUE AMBIENTAL
Para Gregorio Reynaga Ugalde, ingeniero electrónico y profesor vinculado a la protección del medio ambiente, vender los catalizadores de los coches no tiene nada de malo, sobre todo cuando ya no se les va a dar una vida útil y van para el “kilo”, como coloquialmente se le dice.
Pero como la mayoría de los automovilistas que recurren a esta práctica, siguen manejando sus vehículos –inducidos a ganar una suma de dinero–, entonces sí se atenta contra la naturaleza.
“Han de pagar muy bien por ello porque hay una industria que los está recolectando para darle algún otro uso; sin embargo, pienso que no es correcto lo que se está haciendo, porque todo eso va a terminar en perjuicio al medio ambiente. Tarde o temprano vamos a sufrir de contaminación, como es el smog en otras ciudades del país.
“Aquí estamos exentos de eso, pero al eliminar el filtro que trae el automóvil, vamos a empezar a despedir gases peligrosos para la atmósfera”, analizó.
Este catedrático por la Universidad Tamaulipeca dijo que los catalizadores son dispositivos que cumplen una función muy importante en los coches como lo es purificar los gases.
“Al no eliminarse la emisión de bióxido de carbono, el humo que despide el motor –al momento de hacer la combustión del combustible– se va completamente al medio ambiente.
“Desconozco que tanto puede estar relacionado con enfermedades como el cáncer, pero sí puede afectar nuestras vías respiratorias. Pudiera ser que existieran concentraciones tóxicas en la ciudad, aunque afortunadamente aquí corre bastante aire, pero no dejamos de estar contaminando”, insistió.
Reynosa, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), es la ciudad que tiene más habitantes de Tamaulipas.
En ese sentido el profesor Reynaga Ugalde relaciona esos datos con el creciente número de vehículos como una poderosa fuente de contaminación.
“Por eso no hay que recurrir a tales alternativas, como quitar los catalizadores de los autos, porque el panorama puede ser peor, ya que si vemos que se está corrompiendo el suelo –cuando arrojamos baterías y desperdicios, ensuciando los ríos y canales–, con esto ahora estamos dañando también el aire.
“Cerramos ese ciclo que tarde o temprano va a repercutir en la calidad de vida de los habitantes de esta ciudad. Si es por cuestión de dinero, a final de cuentas la naturaleza nos va a regresar ese impacto ambiental que le vamos a ocasionar”, agregó.
Reynaga Ugalde, quien recientemente puso en marcha la Semana Ecológica de Ingeniería en la universidad para la cual trabaja, manifestó que es importante enfocarse en contribuir a mejorar y cuidar el medio ambiente y hacer conciencia, ya que aún se está a tiempo.
“Nosotros abordamos precisamente esos temas con los alumnos, quienes desarrollaron varios proyectos de carácter auto-sustentables, para fomentar esta clase de valores.
“En lo que concierne a los catalizadores la primera que debería tomar medidas es la Secretaría municipal de Ecología, porque seguramente esta actividad no está regulada”, consideró.
En síntesis este especialista recomendó a la población buscar tener un entorno más saludable, antes que ganarse un dinero que es muy poco en comparación con los daños causados.