
María García García, una migrante originaria de Oaxaca, sufrió por partida doble al intentar cruzar ilegalmente a Estados Unidos. No solamente fue atropellada y estuvo a punto de perder la capacidad de volver a caminar, sino que también fue deportada días después de haber sido intervenida quirúrgicamente.
Aunque sus suturas aún no cicatrizaban y el movilizarse ponía en serio riesgo su salud, las autoridades migratorias de Estados Unidos no tuvieron empacho para encerrar a María en un centro de detención y deportarla a México.
Tras sufrir un accidente que casi la mata, esta joven de 25 años estuvo internada en el Centro Médico de McAllen, donde le fueron practicadas dos operaciones para intentar arreglar las lesiones que sufrió al ser arrollada en una autopista texana, cuando el ‘coyote’ que la guiaba le ordenó correr hacia el otro extremo de la carretera.
“En un instante me cambió la vida. El accidente fue algo muy repentino. Ni siquiera me di cuenta de lo sucedido, solamente recuerdo que estaba corriendo por la enorme carretera y que luego desperté en el hospital (McAllen, Texas). Ahí me informaron que me habían atropellado”, narró.
Fueron necesarios dos procedimientos quirúrgicos para intentar sanar su cadera y regresarle a esta joven la capacidad de caminar. Tras el procedimiento, le colocaron 35 grapas que cerraban las suturas de las operaciones y que abarcan toda su cadera.
“Ahora no puedo caminar bien, me apoyo con una andadera, tengo tornillos adentro de mi cuerpo y no sé cómo voy a quedar de este accidente. Nunca había pasado algo así ni me hubiera imaginado que iba a suceder”, expresó.
La odisea fronteriza de María inició el pasado 15 de noviembre, cuando viajó mil 466 kilómetros desde la comunidad de “El Pochotlillo” del municipio de Coatecas Altas, Oaxaca, hasta Díaz Ordaz en Tamaulipas.
La migrante pagó a un “coyote” 600 dólares para que la cruzara por las peligrosas aguas del río Bravo a bordo de una lancha inflable.
En el sur Valle de Texas, María y otras 15 personas permanecieron escondidos en una casa de seguridad cercana a Río Grande City.
“El señor (coyote) nos decía que nos llevaría a San Benito, Texas, que ni siquiera sé dónde queda. De ese sitio otro ‘guía’ me iba a cobrar 800 dólares más para llevarme hasta Arkansas”, relató.
El grupo de indocumentados caminó largos tramos de terrenos áridos cuidándose de no ser detectados por la Patrulla Fronteriza (Border Patrol), sin embargo, la noche del domingo 18 de noviembre fueron interceptados por las autoridades.
“Nos correteo la ‘migra’, tenía mucho miedo, corrí muy rápido para que no me atraparan. En esa ocasión pescaron a diez de mis compañeros”, narró.
Y agregó: “Nos escondieron de nuevo a los seis que quedamos y la noche siguiente (19 de noviembre), seguimos caminando y nos pidieron que cruzáramos la carretera; ahí fue cuando me atropellaron”.
Al día siguiente la joven oaxaqueña despertó en una cama de hospital, sin imaginarse las graves lesiones que había sufrido. Los médicos le informaron que había sido arrollada por uno o dos automóviles. Sin embargo, a pesar de que María intentaba hacer memoria, no podía recordar nada.
“Cuando abrí los ojos ni siquiera sabía dónde estaba. Las enfermeras del hospital me dijeron que me acababan de operar y que tenía serias fracturas”, expresó.
El 23 de noviembre nuevamente fue ingresada al quirófano y aunque creyó que seguiría internada algunas semanas más para recuperarse, nueve días después unas personas a quienes no puede identificar le ordenaron que firmara varios documentos en inglés y se la llevaron sin más explicaciones.
“Pensé que me quedaría internada porque no podía moverme ni caminar. De repente me dicen que estoy dada de alta y fueron los de Migración por mí. Me habían dicho que me darían los documentos en español pero lo que me dieron a firmar fue todo en inglés y yo no le entiendo a ese idioma”, describió.
A pesar de que su cuerpo no había sanado, el 2 de diciembre pasado María fue deportada a México.
“Creo que los directivos del hospital llamaron a los agentes de Migración para que me deportaran, pero todavía estaba muy adolorida y no me había recuperado de las operaciones”, denunció.
Y añadió: “Tenía miedo, no sabía a dónde me llevaban y me sentía muy mal, no podía moverme y me dolían las heridas. No traía documentos ni dinero. Cuando me atropellaron llevaba conmigo unas identificaciones, 650 dólares y mil 500 pesos para el camino, pero con el accidente los dieron por perdidos”.
Con intensos dolores y prácticamente inmovilizada, María fue sacada del hospital en silla de ruedas y con una escolta de agentes migratorios armados, quienes la llevaron a un centro de detención.
“Me tuvieron encerrada un día y una noche en la silla de ruedas.
Lloraba por los dolores y les pedía que me ayudaran, pero nadie me hacía caso. Las pastillas que me dieron no me quitaban las molestias. Estuve sentada día y noche con terribles dolencias, y ni siquiera podía moverme para ir al baño”, relató.
Y agregó: “Me encerraron sola. Ahí (centro de detención) nadie me decía ni me preguntaba nada y otra vez solamente me dieron unos documentos en inglés para firmar. Ni siquiera sabía qué estaba firmando, pero me exigían que lo hiciera y me tomaron las huellas”.
Finalmente a bordo de una unidad de la Patrulla Fronteriza fue trasladada hasta el puente internacional Reynosa-Hidalgo, donde un funcionario del Consulado de México en McAllen la recibió.
Posteriormente y sin tomar en cuenta la gravedad del estado de salud de María, las autoridades consulares mexicanas la entregaron a un albergue de esta frontera.
Todo esto se dio a pesar de que la obligación de los consulados es salvaguardar el respeto y la protección a los derechos fundamentales de los migrantes, como aseguran en su apartado de Protección Consular, mismo que se puede leer en su portal de Internet.
“En su acepción más amplia, la protección consular se entiende como el conjunto de acciones, gestiones, buenos oficios y trámites específicos que realizan los funcionarios de las Representaciones Consulares y Diplomáticas en el exterior para salvaguardar, con base en el derecho internacional y en apego a las leyes y reglamentos de cada país, los derechos e intereses de los mexicanos en el extranjero, en sus relaciones de naturaleza civil, penal, laboral, administrativa, migratoria y judicial tanto con autoridades como con particulares; y así atender sus demandas.
“Dichas acciones se pueden orientar a: brindar asistencia consular, asegurar el respeto de sus derechos, evitar daños y perjuicios en sus personas o intereses, evitar injusticias o arbitrariedades por parte de autoridades extranjeras y evitar la persecución o discriminación motivadas por su origen, nacionalidad o cualquier otra causa.
“Las guardias del personal del Departamento de Protección son para atender casos de mexicanos accidentados o heridos, repatriación de personas vulnerables y en general casos delicados”.
Sin embargo, los funcionarios del Consulado Mexicano solamente contactaron a la Casa del Migrante “Nuestra Señora de Guadalupe” en Reynosa para que permitieran que María fuera refugiada mientras se restablecía.
Tan lesionada estaba, que María tuvo que se trasladada al albergue a bordo de una ambulancia de la Cruz Roja Mexicana.
Sin embargo, al día siguiente su estado de salud se complicó debido a la falta de reposo.
“Mi idea era irme al día siguiente (de la deportación) a Oaxaca, pero en la casa del migrante me vieron muy mal y llamaron a un médico para que me revisara. El doctor me dijo que no podía viajar en esas condiciones porque de las dos cirugías solamente venía grapada y necesitaba reposo, y con cualquier movimiento mal hecho se podían abrir las heridas”, detalló.
Al ver la condición de María los encargados del albergue solicitaron que fuera trasladada al Hospital General de Reynosa, donde ha permanecido internada desde hace ocho semanas.
Se solicitó al Consulado de México en McAllen una declaración sobre su intervención en el caso de María, por lo que el pasado 23 de enero, el encargado de Asuntos Políticos, Económicos y Prensa, José Manuel Gutiérrez-Minera, respondió con el siguiente correo electrónico:
“La señora María García García sufrió un accidente el pasado mes de noviembre de 2012, en una carretera del Estado de Texas, que como resultado del mismo tuvo que ser transportada a un hospital, en donde se le brindó la atención inmediata a sus lesiones, mismas que, por fortuna, no pusieron en riesgo su vida”.
La comunicación señala que García García fue dada de alta por el médico estadounidense, por lo que la autoridad norteamericana inició el proceso de repatriación de la connacional, momento en el cual el Consulado estuvo al pendiente del mismo, con la finalidad de otorgar los apoyos necesarios.
“El Consulado, en coordinación con diversas instancias en Reynosa, Tamaulipas, coadyuvó para que la señora García García fuera admitida al Hospital General en esa ciudad, a fin de continuar con su proceso de rehabilitación postoperatoria”.
El comunicado agrega que García García no sólo recibió el apoyo necesario, sino que hasta obtuvo asistencia económica.
Sin embargo, la migrante aseguró que el único apoyo que le han proporcionado es una silla de ruedas y una andadera, pues los gastos de hospitalización en Reynosa y su traslado a su lugar de origen serán cubiertos por las autoridades estatales de Tamaulipas y Oaxaca.
Además, en el comunicado las autoridades consulares no dicen nada sobre el tiempo en que la migrante mexicana estuvo en el centro de detención migratorio.
SE VIOLARON SUS DERECHOS, CONSIDERA ITM
La titular del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM) en Reynosa, Edith Hinojosa de Garza, manifestó que al deportar a María todavía convaleciente de dos operaciones, las autoridades norteamericanas violaron sus derechos humanos y los tratados internacionales que existen para velar por la integridad de las personas.
Dijo desconocer qué sucedió y por qué el Consulado de México en McAllen no intervino antes para evitar su deportación en ese complejo estado de salud.
Añadió que las autoridades consulares (después de hacerles entrega de María), no le han explicado a la oficina a su cargo por qué la deportaron tan rápido.
Sin embargo, lo que sí es claro, es que la joven no estaba en condiciones de ser repatriada, pues su salud está en riesgo.
“Ella no se había restablecido y así fue repatriada. Creemos que los directivos del hospital pensaron en la cuenta tan alta que se estaba generando y que nadie se haría responsable de pagarla, por lo que prefirieron entregarla a México”, dijo.
Señaló que la dependencia a su cargo fue notificada de la repatriación de María hasta el 2 de diciembre por la noche, cuando ya estaba en el albergue.
“Al día siguiente la tuvimos que internar en el Hospital General de Reynosa, para que le brindaran la atención postoperatoria, así como suministrarle antibióticos para evitar que se le infectaran las heridas. Se le aplicaron sueros y vitaminas porque también presentaba desnutrición”, indicó.
La funcionaria señaló que en 2012 se registraron cuatro casos como el de María, de migrantes que sufren algún accidente en Estados Unidos y son deportados en condiciones delicadas de salud.
Durante 2012 el Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM) en Reynosa atendió cuatro mil 672 deportados, de los cuales tres mil 739 fueron de origen mexicano y el resto extranjeros.
En los primeros lugares de expulsión están Veracruz con 440, Chiapas con 361, Guerrero 341 y Oaxaca con 328, mientras que el caso de los centroamericanos en su mayoría son provenientes de Honduras, seguido de Guatemala y El Salvador.
ABUSOS SON COMUNES
Para la directora comunitaria de la organización “La Unión del Pueblo Entero” (LUPE) en McAllen, Marta Sánchez, se están incrementando las arbitrariedades que comenten las autoridades migratorias en su contra.
Comentó que como organización están buscando recopilar y documentar los casos de injusticias e integrarlas en una base de datos.
“Queremos corroborar si el Sistema de Migración de Estados Unidos lo está haciendo más seguido. Necesitamos saber específicamente quiénes y qué departamento están cometiendo estos atentados contra los ilegales. La idea es establecer parámetros, hacer estadísticas y de esta forma exigir a las autoridades se cambien los métodos”, sentenció.
La organización “La Unión del Pueblo Entero” (LUPE) en McAllen busca tener evidencias para solicitar un cambio de esas prácticas y del sistema que se maneja actualmente.
“Deseamos sacar a la luz los abusos que comete el sistema de migración estadounidense y la violación de los derechos humanos de las personas extranjeras”, expresó.
Informó que desde hace seis meses están participando en un sistema de grabación para colectar estos abusos desde el Valle de Texas hasta San Diego, California.
Marta Sánchez refirió que en ese tiempo en esta zona solamente han logrado documentar 15 historias similares.
“Sin embargo, en el Valle de Texas, por alguna razón no hemos podido recabar las historias en las cantidades que sabemos que pasan. Nos enteramos por terceras personas de estas injusticias pero necesitamos los hechos en concreto para hacer algo al respecto”, explicó.
Lamentó que cuando las autoridades migratorias cometen el atropello, inmediatamente echan a la víctima en el puente internacional para que crucen a México.
“Todos esos abusos quedan en total impunidad porque los indocumentados no saben a dónde recurrir para defenderse o denunciar esas arbitrariedades”, mencionó.
Dijo que esa situación entorpece el trabajo que la organización pretende hacer.
“Lamentablemente, cuando pasan esas cosas, las personas ya están del otro lado en México y perdemos la oportunidad de conocer esas historias”, añadió.
La intención de LUPE, detalló la entrevistada, es determinar si se está teniendo un marcado patrón para buscar la forma de cambiar las leyes o reglamentos con la finalidad de proteger los derechos de los indocumentados.
“Es necesario conocer y documentar las historias de maltratos y violaciones a los derechos humanos de los migrantes. Tenemos que hacer algo para que en el futuro se cambien las cosas y se castigue a los responsables”, sentenció.
Señaló que tienen conocimiento de que hay abuso y son muchas las historias. Sin embargo, es necesario establecer un patrón en esta zona del Valle de Texas, ya que solamente tienen información de otras áreas como El Paso y San Diego.
DE REGRESO A CASA
Después de más de un mes de rehabilitación, la joven de 25 años da sus primeros pasos ayudada por una andadera. María ansía regresar a su casa, donde la esperan sus tres hijos de seis, cinco y tres años, además de sus padres.
“Lo que más deseo es estar con mi familia y mis hijos en Oaxaca, ya que no me pude quedar de aquel lado (Estados Unidos); necesito regresar a verlos”, mencionó.
Los médicos del nosocomio aseguran que las cirugías realizadas fueron bien hechas y que volverá a caminar después de recibir terapias de rehabilitación.
Hace tres años la oaxaqueña ya había estado ilegalmente en la Unión Americana, sin embargo, regresó a su pueblo ya que su padre se encontraba delicado de salud.
“En la primera ocasión que pasé iba con mi esposo, y ahora se me hizo fácil ir sola… y ya ve lo que me pasó”, dijo.
En esta ocasión el objetivo de María era llegar hasta Arkansas donde actualmente está su esposo trabajando ilegalmente desde hace un año y medio en una granja de pollos.
“Tengo un hijo que nació en Estados Unidos y le hacen falta sus documentos, por eso quería ir para allá para arreglarle sus papeles y que pudiera estudiar allá. Esa era la intención pero no se pudo”, detalló.
En Oaxaca María se dedica al hogar, aunque la mayoría de los 114 residentes de la comunidad del Pochotlillo, de donde es originaria, viven de sembrar maíz y frijol, además de criar ganado bovino.
“En la comunidad donde vive mi familia no hay líneas de teléfono, solamente en la ciudad, por eso casi no he podido hablar con mis parientes que están preocupados porque aquí no tengo a nadie que me apoye”, comentó.
Y agregó: “Mi esposo ha estado en comunicación conmigo y me da ánimos. Me dice que salga adelante y regrese con mis hijos. El me envió dinero, quería que me fuera para allá (Estados Unidos), pero todo salió mal”.
Antes de que concluya el mes, el Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM) en Reynosa en coordinación con la dependencia homóloga en Oaxaca, trasladarán a María hasta su tierra.
El viaje será en avión por las condiciones de salud que aún presenta la joven, además de que un hermano vendrá por ella para ayudarla durante el traslado.
Ante tal experiencia, María aseguró que ya no intentará cruzar de forma ilegal a la Unión Americana, por lo malos tratos que recibió.
“Está muy peligroso y se arriesga la vida. Le recomendaría a mis paisanos que antes de salir de sus casas piensen muy bien lo que están haciendo; es muy riesgoso desde cruzar el río, caminar en el desierto o que te pase un accidente como a mí. Hay muchas personas que nunca regresan y yo ya mero no regresaba viva a mi tierra”, concluyó.
El milagro de María
Paciente: María García García
Accidente: Atropellamiento
Diagnóstico: Fractura mayor de pel unión de la pelvis con la columna vertebral), lesiones en el abdomen, ruptura de vaso y lesión hepática.
Tratamiento: Colocación de tornillos canulados para unir porción distal de la columna vertebral (sacro) con la pelvis.
Colocación de una placa en rosario en la parte anterior de la pelvis
Tiempo de recuperación: Aproximadamente 4 semanas.
Las dudas del caso
:: ¿Por qué el Centro Médico de McAllen aceptó dar de alta a la migrante a unos días de ser operada?
:: ¿Por qué la migrante fue obligada a firmar papeles escritos en inglés, idioma que no entiende?
:: ¿Por qué fue retenida en un centro de detención sin atención médica debida?
:: ¿Por qué si el Consulado de México en McAllen vio el estado de María, aceptó que fuera deportada?
:: ¿Por qué dice el Consulado que apoyaron a María si los gastos de hospitalización y traslado los van a pagar los Gobiernos de Tamaulipas y Oaxaca?