
Supliendo el amor incondicional de una madre, Laura Alicia Aguilar enfrenta una difícil contienda junto a su nieto Said Lezama: la Leucemia Linfoblástica Aguda.
Asus 56 años de edad, la señora Laura desempeña un papel invaluable en la vida de su nieto Said, siendo su amor incondicional el pilar para hacer frente a la difícil tarea.
Desde septiembre del 2022, cuando su nieto fue diagnosticado con cáncer ha demostrado un compromiso extraordinario con el pequeño de apenas 13 años de edad.
Aunque son de escasos recursos, han hecho lo necesario para costear los gastos de sus atenciones médicas, sin la ayuda de organismos, gobiernos o ‘padrinos’, tienen que viajar a Reynosa para tomar sus quimioterapias tres veces por mes.
La historia se desarrolla en el ejido Las Ánimas, que pertenece al municipio de Pánuco en Veracruz, un pueblo de aproximadamente 540 habitantes, allí vive doña Laura y su esposo junto con el pequeño Said, quien desde su nacimiento quedó a cargo de ellos.
El niño se encuentra cursando actualmente el primer grado en una Escuela Telesecundaria en su comunidad.
Desde hace casi tres años ha batallado con la enfermedad que es un tipo de cáncer infantil, la perseverancia de su abuela lo hace sonreír y seguir soñando con lo que sería cuando sea grande.
“Él empezó con fiebre de la nada, de 40 grados y a perder peso, un día me amaneció así con mucha temperatura y decidimos llevarlo al IMSS y lo examinaron, la doctora me dijo: ‘el niño no trae infección’, pero le hicieron unos análisis y unos tumorales”, contó a Hora Cero.
La decisión de la doctora mantuvo inquietante a doña Laura, ya que Said siempre había sido un niño muy sano; sin embargo, dio positivo a la enfermedad.
Como pudieron, reunieron la cantidad necesaria para iniciar su tratamiento. Laura y su esposo iniciaron un reto difícil comenzando desde el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el municipio de Madero en Tamaulipas.
“Vivimos un calvario porque sólo le hacían análisis y ya, hasta que vi desmejorado a mi niño y pregunté: ya díganme qué tiene mi niño, porque yo lo veo mal. Y me dice una enfermera: ‘tu niño tiene cáncer’”, dijo.
Después de estar varios días en el área de hematología del IMSS de Madero, lo canalizan al Hospital General Regional número 270 del IMSS en Reynosa, para que los especialistas detectaran con formalidad en dónde estaba el problema.
“Me confirman que Said tiene cáncer. Pero no sabían dónde. Me mandaron a Reynosa porque es el único lugar donde hay hematólogo y oncólogo. No hay otro lugar cerca a donde tome su tratamiento, sólo en Reynosa”, agrega la angustiada abuela.
CON LA MIRADA PUESTA EN LA FE
Cuando llegaron a Reynosa fue difícil la situación. Said no traía ropa, solamente una bata de hospital cubría su cuerpo, con dinero limitado, sin conocidos ni familiares en la ciudad para que los apoyaran.
“Hasta que una noche me invitan a bajar a cenar y a orar con los hermanos y les platico mi situación, que tenia al niño, que no llevábamos ropa ni dinero y necesitaba una crema para las quimioterapias. Gracias a Dios los hermanos publicaron y mucha gente me apoyó”, agregó Laura, abuela de Said.
Aunque el padecimiento lo sufre Said, su abuela también sufre con él y lucha por sacarlo adelante, se ha convertido en una guerrera.
UN NIÑO DE 10
Otra de las virtudes que tiene Said, es que es un chico muy aplicado en la escuela logrando el tercer lugar en aprovechamiento en el último bimestre, satisfacción que llena de orgullo a Laura.
A su corta edad sueña con servir a la patria siendo un militar, o elemento de la Marina, en tanto que su padre (abuelo), se dedica a la reforestación dentro del programa del gobierno “Sembrando Vida”.
“Él es un niño muy optimista; yo pensé lo peor cuando supe su enfermedad, no le dije y me dijo un día: ‘yo sé lo que tengo, pero no me voy a morir, tengo cáncer’. Cuando perdió su pelo si se deprimió pero decía: ‘mamá, me convertí en Toreto, el de Rápido y Furioso, por eso no me preocupo’”, recordó doña Laura.
“Cuando nos quedamos en la central (de autobuses) está haciendo la tarea en su celular y llega a la casa a pasarla a los cuadernos. Aunque le digamos no vas a ir a la escuela, él se levanta y me dice: ‘mami, ya dame el uniforme porque me voy a la secundaria’”, cuenta la atribulada abuela.
Seguramente mamás como Laura Alicia hay muchas que están viviendo situaciones similares, emociones y experiencias. Sus historias son fuente de inspiración al enfrentar el cáncer con sus hijos.
En el caso de la madre de Said, su perseverancia y empeño como madre ha sido bendecida por Dios, salvándola dos veces de un infarto, para seguir cuidando a Said y traerlo a Reynosa para que continúe tomando sus quimioterapias.