
Con la única intención de compartir una alegría en medio de la tristeza, el pasado 12 de enero se efectuó una emotiva entrega de regalos entre un grupo de personas que pasó en un instante a ser parte de una historia, de un dolor y de una difícil resignación.
Echando de menos a sus seres queridos, nueve de las 31 familias en duelo por la pérdida irreparable de las cabezas del hogar, lloran, se consuelan unos a otros y vuelven a llorar, como cada día desde aquel entenebrecido 18 de septiembre de 2012, que paradójicamente para padres, madres, hermanos e hijos se convirtió literalmente en un fin del mundo.
Catorce semanas después volverse a reunir, tras las nostálgicas ceremonias luctuosas de los petroleros fallecidos en el accidente del Centro de Medición de Gas de Pemex en Reynosa, ayuda a recordar que el peso no se lleva solo, sino que son muchos los que sufren esta afrenta.
Pero a pesar de la pena que los acompaña, sentir un momento de alegría también se ha vuelto una necesidad y eso pudieron tener en el centro social ‘La Palapa’, donde convivieron, partieron un pastel y recibieron obsequios, todo a nombre de “Nacho”, como de cariño le decían a Ignacio Cedillo, uno de los trabajadores que perdieron la vida en lo que ha sido considerado como el peor desastre que ha tenido Petróleos Mexicanos en los últimos años.
Para Leticia Aguilar, su progenitora, ha sido un desahogo tratar de ensalzar la personalidad de su hijo, quien se caracterizó siempre por ser muy generoso y carismático en todos los círculos donde se desenvolvió.
Es por ello que con la ayuda de sus nueras y de sus compañeros de trabajo, organizó una campaña de recolección de juguetes, despensas y ropa para entregárselos a los familiares de las víctimas, algunos de los cuales son de escasos recursos, porque sus parientes no contaban con un empleo seguro en Pemex, sino que trabajaban para compañías externas.
“Simple y sencillamente fue para darles un juguete, porque muchos niños se quedaron sin su papá y pues queríamos obsequiarle un poco de mandado a las familias”, menciona.
Fue en las fiestas decembrinas, en un momento de reflexión, cuando a doña Letty se le ocurrió que en esos días hubo niños que no tuvieron un presente de su padre fallecido, por lo cual llevó a cabo esta idea de regalar.
“Si mi hijo estuviera vivo yo sé que a él le hubiera gustado dar un juguete a algún niño, porque para él lo más grande era la Navidad”, agrega.
MANOS A LA OBRA
El siguiente paso fue organizarse con Jihan Lilibeth, la joven viuda de Nacho, y con su otra nuera, Dalgisa, además de las compañeras de Pemex, como Tere Hernández, Cristina Ortiz, Ana Argüeyes, Nadia, la señora Normita y varias personas más que tuvieron la amabilidad de apoyarla.
“Reunimos 32 juguetes, porque era uno específico para cada criatura y aparte reunimos como otros 40 juguetes que obsequiaron demás compañeras y otros que yo había comprado.
“Como no se les pudo dar a todos los niños estamos viendo que ahora que nos den el pequeño bono de Pemex entregarles ahí a la familia el juguete del niño o de la niña”, afirma.
Relata esta madre que fue bastante complicado contactar a todas las familias que resultaron afectadas tras la explosión de Pemex, pero al final los que acudieron pudieron tener un buen momento.
“Y de hecho yo no tenía ni idea de como darles la invitación de que fueran y además tuvimos un poquito de contratiempos y con los teléfonos que nos facilitaron algunos reporteros pudimos hablarles a las familias.
“Al evento llegaron nueve, esperábamos más, pero como no pudimos comunicarnos con todas, sólo vinieron algunas y pues les tocaron más cosas, tanto juguetes como ropa y despensa. Esto se organizó para obsequiarles un poquito de todo el cariño que nosotros tenemos hacia ellos, y expresarles que estamos unidos todos en el mismo dolor”, manifiesta.
El ambiente que predominó en esta reunión fue de sentimientos encontrados, pero al final los invitados pudieron salir con el ánimo renovado, aunque para cada uno no es sencillo superar el momento por el que atraviesan.
“La gente se conmovió, una señora no paraba de llorar, porque tiene la ilusión de su hija, que va a cumplir los 15 años ahora en julio y la niña también estaba con mucho sentimiento, porque es su quinceañera; como cualquier criatura extraña a su papá y sobretodo, la ilusión de su fiesta con una ausencia muy grande.
“Y luego pudimos entrar en confianza y empezaron a hablar las señoras y a sentirse un poquito más en familia. Les dijimos que quisimos entregarle esos presentes de corazón y sin ningún interés y únicamente para que la gente tuviera un poquito de alegría y los niños un juguetito, pues lo más bonito es ver una sonrisa en ellos.
“Como eran poquitos bebés se les obsequió un refresco, partimos un pastel de quequitos, y luego ya se les repartió para que llevaran, porque era muy grande el pastel”, destaca.
Doña Letty considera que todo valió la pena y que se quedó la puerta abierta para volverse a juntar, pues estas familias comparten muchas cosas en común.
“Fue una cosa muy bonita, porque a pesar de que ya no está mi hijo físicamente, yo sé que de alguna manera él estaba presente y yo sé que también él hubiera hecho lo mismo y pues es algo muy agradable que la gente se vea muy confiada, con una sonrisa.
“El evento fue una satisfacción muy grande para mí, al saber que se les pudo dar la mano con un poquito de lo que uno tiene, como digo, no estamos en abundancia, pero tampoco en carestía y es muy grato para mí poderles brindar todo esto. Probablemente en el día del niño nos reunamos otra vez”, señala.
UN PROCEDIMIENTO INCOMODO
Desde el punto de vista legal, la madre de Nacho señaló que los procesos de indemnización siguen su curso y que su nuera no ha tenido ninguna clase de problema.
“Bien, ya todo está terminando, ya todo se está dando, para nada estamos batallando, todo se está dando paulatinamente pero ahí va, todo va a su tiempo, porque tuvieron que pasar las fechas navideñas y se atrasan un poquito los trámites, pero todo está en orden y todo va muy bien; también se nos vino el cambio de administración federal”, comenta.
Las familias reunidas tampoco entraron a detalle con ese tema, porque lo importante era pasársela bien y olvidarse un poco de tal incomodidad, aunque algunos hicieron patente la dependencia económica que tenían de sus difuntos.
“Tuvimos a una muchacha que perdió a su hermano, quien era el sustento del hogar y unos padres que se sostenían de su hijo. Al principio estuvieron un poquito ahí tristones y más tarde con las sonrisas de los niños se alegraron también”, recalca.
Indica que en cuanto al dictamen oficial de las investigaciones en Pemex sobre el origen del incidente aún no hay una fecha ni una hora.
“Se supone que eso se dijo que quedaba en diciembre y se ha estado prolongando, pero esperemos que pronto nos den la noticia de lo que nos iban a decir, la causa del accidente, aunque con eso no se va a arreglar nada ni se va a regresar ninguna vida.
“Lo que está pendiente es el veredicto, porque lo del apoyo sigue su marcha y todo eso está muy bien”, expresa.
Por lo pronto, doña Letty y las familias convocadas tuvieron una experiencia que sirvió para convivir, para tomar fuerzas y para que los menores de las víctimas jugaran unos con otros.
“Nos la pasamos bastante bien, compartimos, todos estuvieron muy alegres, los niños y lo poco que tuvimos se los dimos a ellos, se los brindamos en nombre de Nachito.
“Se les dieron muñequitas, monitos, pelotas, carritos, tráileres. Los otros juguetes que no se entregaron no sabemos qué sean, porque están empaquetados, están en su cajita, con su papel, su moñito.
“Me gustaría darle las gracias a todos los que nos apoyaron y darle gracias a Dios de que se hizo posible este pequeño evento en nombre de mi hijo. En el caso de que se organice algo para el Día del Niño, la gente que esté interesada en dar un juguete puede acercarse directamente conmigo, al teléfono celular 044 899 871 05 86”, finaliza Leticia Aguilar.
Y mientas transcurren los días lejos de aquellos seres amados que fallecieron en el cumplimiento de su deber, sus familias siguen adaptándose a su nueva vida, llevando ese dolor en su corazón.