El gobierno de Estados Unidos finalmente levantará las restricciones para que los turistas con visa americana puedan ingresar al país a visitas ‘no esenciales’, a través de los puentes internacionales (con el requisito de estar vacunados), pero ¿cuál ha sido el impacto del prolongado veto?
El próximo 7 de noviembre será uno de los días más esperados para quienes tenían por costumbre cruzar a la frontera americana. Mexicanos con visa de turista que generalmente iban de vacaciones, por razones familiares o de compras al vecino país del norte.
Y a estos se le suman los que no tienen documentos, pero que de una u otra forma dependen del flujo comercial que se deriva en la zona limítrofe, como la venta de ropa, electrodomésticos y automóviles (que a su vez generan otras actividades económicas y cadenas productivas).
‘En la región, antes de que fuera decretada la emergencia sanitaria de Covid–19, a comienzos del mes de marzo de 2020, era posible observar, a diario, inacabables filas de personas –en vehículos o caminando– que se formaban para ir a los Estados Unidos. De entre todos, una cantidad inconmensurable de gente provenía de otras partes de la República, especialmente ciudadanos regios.
De día y, en algunos casos, también de noche, las tiendas lucían siempre repletas con mareas de compradores, convirtiendo al sur de Texas en una de las zonas más prosperas de la Unión Americana.
De hecho, datos oficiales estiman que previo a la devastadora llegada del coronavirus las ventas a mexicanos alcanzaron un valor promedio anual de mil millones de dólares (lo que es más de 20 mil millones de pesos) y que significan un 20 por ciento de los ingresos totales de la ciudad.
Durante los últimos 20 meses tales cifras prácticamente se suprimieron por el bloqueo al flujo de turistas. Salvo porque el gobierno federal estuvo brindando incentivos a los empresarios y a los habitantes texanos la crisis hubiera sido mayor.
De acuerdo con Luis Cantú, vicepresidente internacional de Negocios, Desarrollo Empresarial y Comunitario de la Cámara de Comercio de McAllen, esto es lo que ha dejado de representar el ingreso del público foráneo solamente para esa localidad.
“No creo que no haya habido alguna comunidad que no se haya visto afectada tanto en Estados Unidos como en México. Definitivamente fue algo atípico”, comentó.
EL CAMBIO BRUSCO
Cuando el ex presidente, Donald Trump hizo el anuncio de cerrar el ingreso a los extranjeros fue porque rápidamente el virus comenzó a causar estragos, contagiándose de persona en persona a una velocidad avasalladora. En California y Texas, que hasta hoy en día lideran las tasas más elevadas de afectaciones sanitarias, el coronavirus se convirtió en una calamidad.
Se experimentó un fenómeno nunca antes visto: los hospitales empezaron a registrar un creciente ingreso de enfermos hasta llegar al tope de su capacidad.
En un periodo corto de tiempo no nada más el sur de la frontera americana, sino prácticamente en todo el mundo, fue tal el impacto de esta pandemia que las autoridades epidemiológicas impusieron fuertes restricciones de movilidad.
Para mayo del año pasado ya podían observarse las calles desiertas. En los centros deportivos, culturales, sociales y hasta laborales fueron operando otras reglas de la que fue denominada la “nueva normalidad”.
En pocas semanas los anaqueles de los supermercados quedaron prácticamente vacíos ante el temor generalizado que se apoderó de millones de personas, tanto así que para conseguir comida y enseres domésticos era necesario pagar más dinero de su valor real, algo que sólo se veía en las películas.
“Quédate en casa”, fue una de las campañas que los gobiernos implementaron para poder
enfrentar los primeros meses a Covid–19, al mismo tiempo que la enfermedad seguía multiplicando enfermos y fallecimientos.
El último semestre del año 2020 fue una época inusitada para la sociedad moderna, de incertidumbre, de cambios bruscos y hasta de problemas delincuenciales que después se alargó a 2021.
Los que no resintieron el fallecimiento de algún familiar, se vieron perjudicados en sus ingresos y, en algunos casos, hubo quienes padecieron de ambas situaciones.
Como también aquellos que perdieron su empleo o vieron reducidas sus posibilidades de ganar más dinero; por ejemplo, los que cruzaban a los Estados Unidos únicamente para donar el plasma de la sangre, una actividad (permitida por las autoridades migratorias) que les retribuía monetariamente lo que equivale a más una semana laboral en alguna planta maquiladora de la frontera mexicana.
Entre los primeros afectados estuvieron los tianguistas, porque ya no les permitieron cruzar al ‘otro lado’ para comprar sus mercancías. Son ahora los que esperan con ansias que vuelvan a reabrir la frontera tras 20 meses de puros rumores.
De hecho, en Tamaulipas estos negocios fueron temporalmente cerrados por la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris). Las ventas de quienes a esto se dedicaban simplemente desaparecieron.
Si mantener a una familia en condiciones normales ya era una responsabilidad difícil, en tiempos de pandemia se ha dificultado aún más.
Al interrumpirse -por primera vez en la historia- las clases presenciales, los hogares de escasos recursos que dependían de desayunos escolares de igual modo tuvieron ciertas afectaciones. El gasto promedio se incrementó un 5.8 por ciento, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh).
De acuerdo con estudios, el 40 por ciento del desembolso de la economía familiar pasó a concentrarse en artículos de salud y de limpieza (que a su vez tuvo un aumento en sus ventas del 4.3 por ciento), mientras que los laboratorios clínicos y empresas farmacéuticas registraron un superávit comercial, tan es así que la pandemia impulsó el nacimiento de tres mil farmacias a nivel nacional ante la Secretaría de Economía.
Del mismo modo algunos bancos, por el uso desmedido de tarjetas, vieron incrementada su cartera crediticia. Durante la emergencia sanitaria los mexicanos contrajeron más compromisos para poder solventar sus gastos.
LAS DOS CARAS DE LA MONEDA
Sin embargo a una gran parte del sector empresarial y comercial les fue mal en esta época de Covid–19, pues la mayoría tuvo que reducir su plantilla laboral.
De la noche a la mañana los hoteles dejaron de recibir huéspedes. Los restaurantes y bares primero fueron cerrados y luego reabiertos a una menor capacidad, al igual que los cines, algunos de los cuales no pudieron sostenerse, como la cadena Cinemax, que se declaró en bancarrota.
Si bien se incorporaron los protocolos sanitarios como el uso obligatorio de gel antibacterial y cubrebocas, por el mismo distanciamiento social dejaron de recibirse visitantes.
Mientras que del lado americano los estímulos gubernamentales permitieron a los habitantes del sur de Texas sortear los desafíos económicos de la pandemia, en el mexicano gran parte de los negocios quedaron en crisis.
“Si comparamos que 2020 terminamos con un 2.5 por ciento abajo de lo que es un año normal de ventas lo contemplamos como algo bastante positivo, porque obviamente estuvieron cerrados los puertos internacionales por la situación de Covid, pero los incentivos federales dejaron mucho dinero en toda la región y obviamente eso ayudó a que más personas gastaran e hicieran sus compras, en la adquisición de casas, vehículos.
“Cada persona recibía un apoyo en dinero, un cheque de mil 200 dólares (unos 24 mil pesos). Si eran una pareja dos mil 400 (alrededor de 48 mil al tipo de cambio actual) y si tienen niños subía la cantidad.
“Esos son estímulos que beneficiaron bastante y trajeron una gran derrama económica en todo lo que fue el Valle”, señaló el representante de la Cámara de Comercio de McAllen, Texas.
Pero hacia el sur del río Bravo, en Reynosa, por ejemplo, la situación fue muy diferente. Si bien el gobierno conmutó algunos pagos al comercio organizado, en general todos se vieron afectados por la recesión provocada con la pandemia, a excepción de los negocios elementales como farmacias y centros comerciales.
Del mismo modo las aerolíneas comerciales presentaron un bajón durante el segundo semestre de 2020. Ya en 2021 las medidas de reactivación económica representaron un respiro.
Sin embargo, Reynosa no es propiamente una ciudad turística, aunque, en cambio, recibe a una gran cantidad de indocumentados, que también se vieron afectados por el cierre de los puentes, ya que muchos de los que solicitaron un proceso de asilo humanitario o político bajo los Protocolos de Protección al Migrante (MPP, por sus siglas en inglés) han tenido que esperar hasta dos años para poder acceder a un permiso de internación temporal en la Unión Americana, conocido como el Servicio de Libertad Bajo Supervisión, en el que tienen que presentarse ante una corte migratoria para decidir sus casos o ser sujetos a deportación.
LA ESPERADA NOTICIA
Fue a mediados de octubre cuando finalmente el gobierno norteamericano tomó la decisión de anunciar la reapertura de la frontera a visitas ‘no esenciales’, que se tiene programado para el próximo 8 de noviembre.
La cancillería mexicana confirmó las nuevas disposiciones ordenadas por la administración del presidente Joe Biden y se informó que hasta el momento los menores de edad de entre los 12 y 17 años que no están incluidos en el Plan Nacional de Vacunación contra el virus del Sars–CoV-2 no necesitarán estar inmunizados para poder cruzar la frontera.
Mientras tanto los comerciantes de Texas se alistan para recibir ‘ola’ de mexicanos .
En total serán aperturados 168 puertos terrestres internacionales, 115 en la frontera con Canadá y 53 colindantes con México (Nuevo León, 1; Chihuahua, 12; Coahuila, 6; Sonora, 10; Baja California, 7 y Tamaulipas, 17).
No obstante, el requisito inicial para poder ingresar al país será para los adultos tener ambas dosis de cualquiera de las siguientes vacunas: Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson. Las autoridades evalúan todavía si dejarán ingresar a personas que se aplicaron otro tipo de molécula contra Covid–19.
Entretanto, en Estados Unidos, conocida también como la “Meca mundial del consumismo”, los principales centros departamentales como Ross, Academy, Burlington, así como otras firmas de la Plaza Mall; casas de cambio, tiendas Dollar Tree, restaurantes como Golden Corral, McDonalds, Burger King, Whataburger y los negocios del centro de la ciudad (con mercancías chinas), también se alistan surtiendo sus anaqueles, luego de 20 meses de una frontera cerrada y de una pandemia que tan sólo en Texas ha ocasionado la muerte de 68 mil 313 personas (al cierre de esta edición) y casi 3 millones y medio de contagiados, cuya cifra se sigue incrementando.
En 370 kilómetros de frontera con Texas, Tamaulipas dispone de 17 cruces internacionales que también se verán beneficiados por concepto de los peajes hacia ambos lados de franja limítrofe.
Desde Matamoros a Nuevo Laredo probablemente volverán a hacerse las cansadas filas de siempre (en lo particular antes de las festividades de Acción de Gracias, del ‘Black Friday’ y las fechas decembrinas), pero aún así se espera que los fines de semana vuelvan a ser lo más parecido que eran para los habitantes de la frontera.
Al igual que también para los que vienen de otros lugares del norte de México, quienes desde antes de pasar a los Estados Unidos podían experimentar la sensación al encontrarse en su camino repartidores de folletos, vendedores ambulantes y los agentes migratorios con incómodas preguntas, para luego disfrutar su estancia en el Valle de Texas.