Debido al clima de inseguridad que persiste en la frontera, en el mall de McAllen y en Brownsville, Texas, hay negocios que abiertamente, ofertan chalecos e incluso, playeras de diseñador blindadas, esto con la única finalidad de sobrevivir a un ataque de arma de fuego o al impacto de una bala pérdida.
No cualquiera puede darse el lujo, pero existen quienes están dispuestos a gastar de 600 dólares en adelante (más de 12 mil pesos mexicanos) para protegerse de cualquier amenaza.
Ya sea por Internet o hasta en centros comerciales, cada vez es más común observar establecimientos dedicados a la venta de sofisticados productos y ropa reforzada capaz de proteger a una persona del impacto de las balas, en caso de ser objeto de un ataque directo o circunstancial.
A nivel grupal o individual guardaespaldas, agentes de policía, corporaciones de seguridad, empresas de valores; tiradores profesionales, jugadores de paintball; líderes de consorcios empresariales, comerciantes y hasta diputados mexicanos y de Estados Unidos, son los principales clientes de este tipo de negocios.
Para evitar que los accesorios blindados terminen en las manos equivocadas, algunas tiendas se cercioran que quienes los adquieren estén plenamente identificados.
Ese es el candado para poder dotarse de una camisa, un short o un chaleco antibalas en sitios establecidos, aunque en plataformas como eBay o Mercado Libre, se ofertan con menos restricciones. Sólo basta con tener un correo electrónico, un número telefónico y un código postal para recibir los envíos.
SUMAMENTE RESISTENTES
Dichas prendas las hay en diferentes pesos, calibres, colores y texturas. Los estilos son rústicos y hasta de diseñador.
El Kevlar o poliparafenileno, es el material de moda para este tipo de artículos.
Está compuesto por un químico orgánico elevado a un punto de fusión de fibras que hace prácticamente imposible que una bala lo traspase, desde la calibre .40 hasta la 9 mm que dispara por ejemplo un rifle de asalto AK–47.
Aunque fue desarrollado en 1965 por la empresa Dupont, primero comenzó a comercializarse para la elaboración de productos en las industrias automotriz y marítima (como neumáticos y velas náuticas) y posteriormente se usó en el sector armamentístico.
Los precios de la ropa blindada varían dependiendo los tamaños y tipos. En Estados Unidos, por ejemplo van desde los 600 dólares, mientras que en México, parten desde los 3 mil 500 pesos, aunque comprando en Internet nada garantiza que se esté obteniendo la misma calidad.
LA VENDEN EN EL MALL
Pero más allá de eso, llama especialmente la atención que, a diferencia de otras épocas, vestir ropa antibalas es una tendencia que, aunque lenta, crece entre la población general.
Y es que para la sociedad parece que no es mal visto portar indumentaria de este tipo y mucho menos ver que la venden hasta en el centro comercial, volviéndose una normalidad encontrarla en sus islas, vitrinas o los aparadores.
De hecho, para quienes acostumbran acudir a sitios como la Plaza Mall de McAllen, ya es común observar en uno de los módulos del pasillo central una tienda que se dedica a distribuir ropa antibalas.
Black Armor es un establecimiento que expende esta ropa, la cual es también ergonómica (adaptada a las necesidades de cada persona).
Desde chamarras, chalecos y camisetas, sus productos a primera vista parecen ser simples, pero en su interior llevan una capa reforzada capaz de resistir una feroz agresión con arma de fuego.
Este vestuario, el cual es avalado por el Instituto Nacional de Justicia (NIJ, por sus siglas en inglés), es sumamente liviano y debajo de la ropa, como el caso de la camiseta de resaque blindada, puede pasar desapercibido para cualquier atacante.
DISTRIBUIDOR AUTORIZADO
Black Armor de hecho se anuncia en Internet y posee un extenso catálogo en ropa de seguridad para adultos y niños. Una niña con chaqueta rosada no parecería que lleva parte de su cuerpo blindado.
Inclusive, el local cuenta con marcas de diseñador como Miguel Caballero, un colombiano que fabrica ese tipo de indumentaria.
Los precios comienzan desde 900 dólares (unos 18 mil pesos) para una playera simple antibalas y se incrementa a dos mil o tres mil dólares, de acuerdo a las necesidades de los clientes.
Aunque son productos que por su valor están prácticamente fuera del alcance de la gran mayoría, existen padres de familia, políticos o negociantes que no escatiman dinero para adquirirlos.
Algunos de los más importantes clientes son de Reynosa, una de las ciudades más afectadas por el clima de inseguridad y donde un tiroteo puede ocurrir en prácticamente cualquier horario y lugar.
A los estadounidenses también les preocupa la seguridad de sus hijos en las escuelas, debido a los recurrentes tiroteos que sacuden las instituciones educativas del país.
Esos son los grados de interés que motiva la compra de ropa acorazada.
BLINDAJE Y COMODIDAD
En el 2316 al norte de la calle 10, también en McAllen, existe otro lugar dedicado a la venta de chalecos y prendas antibalas.
Green Beret es una tienda que cuenta con un amplio surtido en uniformes, ropa para militares y agentes de policía. La ligereza de los equipos de blindaje es tal que quienes lo portan no sienten que lleven una armadura.
Un representante, el cual prefirió omitir su nombre, mencionó que los que trabajan para alguna agencia de seguridad gubernamental al mostrar una identificación obtienen precio preferencial; sin embargo, este establecimiento, también está abierto a todo el público, el cual puede llevarse desde un pin representativo de la armada estadounidense hasta una arma de fuego.
No obstante, los chalecos antibalas se encargan por catálogo.
En Brownsville, Texas, por su parte se sitúa Manny’s Uniforms. Este es un negocio que de igual manera puede hallarse en Facebook.
Instalado en el 1507 este de la calle Madison, el negocio se dedica a la comercialización de estuches, fornituras, botas, pantalones y camisas de uso militar y policial.
Además es muy visitado por jugadores de paintball, un deporte en el que los participantes juegan guerras con balas de pintura.
Inclusive, existen torneos afiliados a la Asociación Nacional de Artículos Deportivos (NSGA, por sus siglas en inglés).
Usualmente quienes tienen la afición por el uso de las armas se interesan también en las fornituras y los chalecos antibalas, que tienen un precio inicial de 600 dólares en material Kevlar.
El dilema es de quienes no cuentan con recursos económicos para guarnecer su seguridad. O en su caso, sólo resta pensar hasta donde ha llegado el riesgo de vivir en la frontera para hacer uso de ropa blindada, porque puede ser cuestión de vida o de muerte.
