
Por mucho que se señale que las comparaciones son fastidiosas, más molesto resulta ver que el ambiente en el se habita, lejos de mejorar, decaiga.
Ignorar acciones tan sencillas como depositar la basura en el bote, respetar los espacios para discapacitados, cederle el paso a los peatones, no acudir al baño en la vía pública y dejar ahí autos abandonados, es muy común que suceda todos los días en el México cotidiano.
No se diga de los padres que suelen no enviar a sus hijos a la escuela porque les dio flojera; la gente que se le ocurre agarrar su coche y andar de taxista pirata o, quienes sin ninguna clase de prudencia, en cuanto miran faldas buscan la manera de hacer proposiciones indecorosas, incluso, no importando que las personas vayan con su familia.
Sin embargo, al cruzar hacia Estados Unidos pareciera que la mayoría se cambia de “chip” y, de forma sorprendente, desempolva los modales.
Pero más allá de que el vecino país disponga de una mejor economía que la mexicana y trabajos mejor remunerados, los expertos coinciden en que el secreto para alcanzar un equilibrio en la conservación del medio ambiente, el cuidado de los espacios públicos y principalmente el respeto como sociedad, estriba en la educación que se recibe en casa y escuela, así como también en hacer valer las leyes.
Ignacio Pérez, subdirector jurídico de la ciudad de McAllen, y Josh Ramírez, encargado del Departamento de Ecología y Salud Ambiental, hablaron de la forma en que están organizados y citaron algunos ejemplos de cómo debe procederse –en lo que a su localidad le compete– cuando se presentan problemas comunitarios.
“Contamos con un código que tiene que ver con los reglamentos y ordenanzas de la ciudad. Además de esto nos encontramos regidos por leyes estatales y federales.
“Hay algunas reglas que solamente aplican aquí, como aquellas que comprenden las zonas de planificación en las que se divide el municipio”, explica el abogado.
En ese tenor, McAllen posee distritos residenciales clasificados en diversas categorías como lo son vivienda única y apartamentos; sectores comerciales, industriales, escolares y subdivisiones. Esto quiere decir que para todo hay un orden.
“La razón es que en algunos de estos distritos sólo pueden establecerse oficinas y en otros cambia la clase de giro, de acuerdo a como lo establece nuestro código”, agrega.
Es por eso que nadie, aún siendo propietario de su propia casa, puede convertirla en estanquillo, tal y como ocurre en México, a menos que cuente con un lugar destinado para ello, aunque en los suburbios, fuera del núcleo urbano esto algunas veces sí es permitido.
“Por ejemplo, tenemos sectores del norte donde no existe la zonificación y como no están reglamentados, a pesar de hallarse dentro de la ciudad, se manejan bajo las leyes del condado y entonces sí una persona puede tener su casa y junto a ella poner un negocio, pero una vez que esté dentro del desarrollo urbano las cosas cambian”, detalla Ignacio Pérez.
En el caso de vecinos obcecados, que a como dé lugar quieren poner su “changarro”, entra el Departamento de Ecología y Salud Ambiental, pero si esto no es suficiente, entonces se inicia un procedimiento jurídico.
“Primero se habla con la persona y se le dice que no puede poner una fonda en frente de su casa,
pero de no acceder le llega un citatorio de la Corte Municipal”, ilustra.
MULTAS POR DEJAR CRECER EL CESPED
A diferencia de las ciudades de la frontera mexicana, donde existe una innumerable cantidad de lotes baldíos, llenos de maleza, que son utilizados como tiraderos clandestinos y que por las plagas de animales representan un peligro para sus habitantes, en territorio texano existe un control más enérgico sobre este tema.
Antes de todo los terrenos están clasificados y se revisa el uso que deben tener, dependiendo del área donde estén. Si se sitúan dentro de la ciudad con mayor motivo deben mantenerse los espacios limpios.
“Pero si el solar (tenga o no vivienda) se ubica a una cuadra donde hay población y el césped se encuentra 15 pulgadas (cerca de medio metro) más alto de los límites establecidos, aumentando las posibilidades de que ahí se produzcan ratones e insectos, se le envía una carta al propietario para avisarle de la violación.
“Si no recibimos la notificación de que leyó la misiva o la ignoró, entonces ponemos un anuncio en el lugar. En caso de no obtener respuesta se procede a buscar un contratista y nosotros mismos cortamos el pasto.
“En sí esto es una multa, porque se va a ver reflejada en los impuestos de la propiedad, apareciendo el pago del contratista, los intereses y la sanción”, explica Josh Ramírez.
Por otro lado, con los vecinos que son escandalosos, los entrevistados detallan que si alguna persona de oído normal se declara molesta y pone su queja con la policía, ésta última es la que interviene de manera pacífica para llegar a un acuerdo, tal y como es de esperarse.
“Algo parecido puede pasar cuando alguien se pone a podar el zacate a las 3:00 de la madrugada. Para todo hay horarios”, añade
Ignacio Pérez.
Explican que las carnes asadas también pueden causar inconvenientes, pues hay aficionados a los deportes que han protagonizado ciertas disputas, pero Ramírez afirma que por lo general todo se soluciona sin mayor contratiempo.
Por su parte el subdirector jurídico, que lleva 11 años
trabajando para la ciudad de McAllen, cuenta que –como parte de su experiencia sobre las leyes de convivencia comunitaria– algo que le ha llamado la atención es que existen quienes se quejan porque las ramas del árbol de un vecino sobresalen por encima del domicilio del otro.
“Nos llaman para que hagamos algo, pero ahí nosotros no podemos hacer ningún arreglo, eso es personal, individual y privado”, expresa antes de dar una sonrisa.
NO APLICA IGUAL EN MEXICO
Algo que está prohibido en Texas y no al sur del río Bravo es que los niños y adolescentes anden en la calle a la hora que se supone deberían estar en clases ni tampoco faltar a cada rato, así como deambular en la vía pública después de las 8:00 de la noche.
“En varios casos el distrito escolar cita a los progenitores y si no se alcanza un acuerdo éstos pueden llegar hasta la Corte”, indica.
Las mascotas son otro punto de interés, porque mientras en México pocos le prestan importancia, en la Unión Americana hay reglas que se aplican con multas cuando son desoídas.
Los perros, por ejemplo, si son sacados deben tener collar, correa y lo propio es que los propietarios porten una bolsa para arrojar los desechos que dejen por su camino, aunque esto último no es un requisito obligatorio, a menos que los animales hagan de sus necesidades en propiedad ajena.
Poner el coche en un lugar equivocado (como bloquear accesos, buzones, tomas de agua e incluso, acomodarse por encima de las líneas que delimitan los cajones de estacionamiento) también es motivo de una sanción, la cual puede ir de los 200 a los 500 dólares (dos mil 600 a los seis mil 500 pesos aproximadamente).
Mientras en las ciudades americanas también está prohibido dejar vehículos abandonados, en México pueden pasar meses e incluso años sin que nadie mueva un dedo.
“De hecho si una unidad se encuentra estacionada en una calle
–sea en una área comercial, industrial o residencial– por más de 48 horas, la grúa lo remolca. No puede permanecer en la vía pública y por eso hay señalamientos. Los camiones tampoco tienen permitido quedarse en zonas de viviendas”, expone el especialista.
Después de lo anterior, si algo también representa romper las reglas es arrojar basura por la calle.
Al sur de la frontera esto ha sido muy criticado, pues algunos ciudadanos tiran la lata del refresco por la ventana de sus autos, las bolsas de frituras y el hueso de sus elotes, algo que en Texas sí es perseguido.
“Cuando alguien es sorprendido haciendo esto aquí se le envía un citatorio para que responda por sus hechos”, pormenoriza Josh Ramírez.
Los peatones del mismo modo tienen leyes y una de estas es no pasar por la mitad de la calle cuando existen puntos destinados para este fin en los cruceros. Tampoco deben molestar a otras personas ni mucho menos hacerle propuestas que representen una falta de respeto o amenaza, porque eso puede derivar en una demanda.
Es debido a tales normas que los ciudadanos en Estados Unidos han logrado mantener la armonía en esta parte de la conducta, pese a tener asimismo sus propios problemas; sin embargo, la gran mayoría no parece estar obstinada en quebrarse la cabeza, sino en ser práctica cuando la ley se los permite.
Por ejemplo, no es mal visto por la autoridad que si un conductor desea virar a su izquierda lo haga siempre y cuando no estorbe el paso de los vehículos que vienen de frente, a pesar de que la flecha del semáforo se mantenga en rojo.
“De todas maneras a los visitantes siempre les decimos que se informen sobre los estatutos que existen, que vengan al municipio, investiguen, si van a vivir aquí, viajar frecuentemente o van a estar simplemente de paseo, porque de lo contrario pueden meterse en problemas que no saben.
“Recomendamos acceder al sitio de Internet mcallen.net. Ahí está el reglamento donde van a encontrar valiosa información”, acentúan Ignacio Pérez y Josh Ramírez.
En resumen, cuando por muchos años se está tan cerca de un modelo ideal de costumbres, el cual independientemente de que se aplique en otro país fomenta el respeto y la sana convivencia, resulta paradójico seguir en el atraso como sociedad. Desechar lo malo y tomar lo bueno es un valor que se necesita poner más en práctica.