Caminar por las calles de Manhattan, el distrito más conocido de Nueva York, es único durante la Navidad, a pesar de las bajas temperaturas y la lluvia de la temporada, pues siempre habrá un lugar, tienda, pista de hielo o museo que visitar.
Una magia especial se percibe al disfrutar de sus avenidas que se engalanan con los enormes adornos que son colocados en distintos puntos provocando que el espíritu decembrino invada a cualquier persona.
El más emblemático es el pino navideño de más de 25 metros de altura del Rockefeller Center que logra reunir a miles de personas para admirarlo y tomarse la foto del recuerdo.
Otro que se distingue por su decoración es el Hotel Plaza, famoso por las películas “Mi pobre angelito”. Ahí decenas de personas, sobre todo menores, hacen fila para ingresar al elegante lugar a fin de recorrerlo o incluso para disfrutar de lo que ofrece su restaurante.
En Central Park y Bryant Park se encuentran pistas de hielo listas para los valientes que deseen calcular sus destrezas; en el caso de los menos intrépidos se encuentran los mercados donde se pueden adquirir un sin número de objetos desde bolsos, ropa y joyería hasta títeres, especias y comida de varios países.
En Broadway diversos espectáculos musicales se anuncian en cartelera pero el más representativo a la Navidad y con 77 años de presentaciones, sin duda es el “Christmas Spectacular” del Radio City Hall con más de 50 bailarinas, conocidas como “las Rockettes”, que demuestran su perfección al realizar cada movimiento en sus coreografías que realzan las melodiosas notas que entona una gran orquesta en vivo.
Otro ícono de la Gran Manzana que deslumbra a sus turistas es Times Square, uno de los puntos que más apariciones ha tenido en películas, y donde en fin de año más de un millón de personas acuden a ver bajar la esfera del Times Square, aunque eso implique pasar ahí más de doce horas, en el último minuto del año y darse el beso de la medianoche como símbolo de amor.
Días antes de la celebración centenares de turistas forman ríos vivientes en las avenidas Broadway y Séptima observando las pantallas gigantes, aparadores de tiendas reconocidas y sus creativos anuncios. En el recorrido se encuentra una gama de personajes animados las Estatuas de la Libertad vivientes que por unos cuantos dólares se toman fotografías, pero lo que mayormente llama la atención son las chicas en bikini que a pesar de la temperatura ambiente de 2 grados centígrados posan con los afortunados que les retribuyen con algunos dólares su hazaña.
En la Quinta Avenida se impone la Catedral de San Patricio, que aunque se encuentra en restauración no deja de asombrar con su arquitectura neogótica y los enormes órganos compuestos de cerca de diez mil tubos que brindan las notas en los cantos durante las misas.
Lo que resulta un tanto decepcionante es el Zoológico de Central Park, famoso por las películas infantiles que lo dibujan como un enorme lugar con una buena cantidad de ejemplares que en la vida real resulta ser muy pequeño y con poca diversidad. No obstante cuatro focas logran captar la atención, ya que cada hora realizan un show que entretiene con sus piruetas a los visitantes.
Entre las atracciones culturales de Nueva York, la visita obligada es al Museo Metropolitano de Arte con 445 galerías que resguardan diversidad de pinturas, esculturas, objetos, armaduras, monumentos, grabados, columnas, y hasta pirámides componen la colección de este recinto, desde una reliquia de María Magdalena hasta un carruaje etrusco que data de hace más de 2 mil 500 años.
Al sur de la isla se encuentra la emblemática Zona Cero, área donde se ubicaban las Torres Gemelas que fueron atacadas el 11 de septiembre de 2001. En el lugar se construyeron dos enormes piscinas que simbolizan las torres derribadas con los nombres de los cerca de tres mil personas que perdieron la vida, recorrerlas transporta a los visitantes a los trágicos hechos que marcaron para siempre a la nación más poderosa del mundo. En la misma plaza se ubica el museo conmemorativo del 11-S, que tiene el objetivo de preservar la historia y memoria de los fallecidos, así como el árbol superviviente y la enorme Torre de la Libertad de 541 metros de alto, recientemente inaugurada.
Sobre el río Hudson se encuentra el famoso puente de Brooklyn, conocido por ser un ícono de Nueva York y por aparecer en su sinnúmero de largometrajes de amor, acción y drama. Construido en 1883, con una longitud de mil 825 metros se convirtió en el puente colgante más largo del mundo. Actualmente se divide en dos áreas: una inferior donde circulan los
vehículos y la superior utilizada por los turistas y ciclistas; de cualquier forma la vista de Manhattan y Brooklyn que regala a los que caminan o circulan por esa zona es inigualable.
Sin duda alguna, Nueva York y sus atractivos son para todos los gustos y bolsillos, lo que es seguro es que quien visita esa metrópoli una vez, se enamorará y deseará regresar continuamente.