
Las clínicas dedicadas al negocio de la sangre ubicadas en las ciudades más importantes del Valle del Río Grande, registran entre la mayoría de sus pacientes a residentes de la frontera de México, quienes venden el plasma que les extraen y pueden llegar a percibir alrededor de 480 dólares “por las primeras 8 donaciones” en un mes.
Desde hace varios años, el “donar” o vender plasma se ha convertido en la fuente de ingresos de muchos mexicanos que residen en la zona fronteriza, ante la falta de salarios competitivos o que sean suficientes para hacer frente a los gastos que demandan una familia de al menos cuatro integrantes.
Desde obreros, pasando por comerciantes, secretarias e incluso, profesionistas, acuden hasta dos o tres veces por semana a las clínicas establecidas en las ciudades vecinas de Hidalgo, McAllen y Brownsville, Texas, mayormente, para intercambiar su plasma a cambio de 100 y 120 dólares, dependiendo de la firma hospitalaria, sacando provecho de esta circunstancia para atraer a necesitados residentes que buscan en la donación de plasma un ingreso ‘fácil’.
Las clínicas dedicadas al negocio de la sangre registran entre la mayoría de sus pacientes a residentes de la frontera de México, quienes venden el plasma que les extraen y pueden llegar a percibir alrededor de 480 dólares “por las primeras 8 donaciones”, dice la publicidad que maneja en el internet una de estas compañías.
Aunque desde el año 2018, cuando Andrés Manual López Obrador asumió como presidente de México, el salario mínimo ha ido en aumento, y para enero del 2024 se hizo el último ajuste, quedando en 374.89 pesos por día, lo que se obtiene por vender plasma es muy superior a este monto, ya que en la primera visita, el donante puede obtener hasta 2,220 pesos (al cambio actual del precio peso-dólar).
En la investigación de Hora Cero no se pudo conocer en cuánto revenden estas compañías la unidad de sangre; sin embargo, reportes financieros indican que este es un negocio de 49 mil millones de dólares anuales.
De acuerdo a la organización Pew Hispanic Center, por sus siglas en inglés, cuatro de cada 10 latinos que cruzan diariamente hacia Estados Unidos de forma ilegal y en busca de mejores condiciones de vida, son mexicanos. Pero hay otros que legalmente desean estar en situaciones menos adversas residiendo en la frontera mexicana. Para ello venden el plasma de la sangre que corre por sus venas.
El Centro de Plasma Grifols Biomat USA (una de las compañías farmacéuticas-hospitalarias de mayor cobertura a nivel mundial, con sede en España), instalada también en las ciudades de McAllen y Brownsville, Texas, es una de las más importantes y más solicitadas por los mexicanos.
En el lugar, los interesados se someten a un proceso para la ordeña o extracción de una sustancia de la sangre llamada plasma (utilizada para fabricar medicamentos y vacunas), por la que reciben un pago de hasta 60 dólares (casi 1,110 pesos) en un lapso de 45 minutos, cuando es la primera vez que entran al citado procedimiento, y la cantidad va aumentando sucesivamente hasta llegar a los 480 dólares, después de la octava ocasión en un mes.
Y es que dicha ordeña se ha vuelto tan común y redituable para sus protagonistas que hasta la multinacional se anuncia en el periódico y en las televisoras fronterizas a fin de atraer a nuevos “donantes” (como Grifols Plasma Center los hace llamar), tanto estadounidenses como mexicanos.
Otra de sus estrategias es repartir volantes y folletos con las leyendas como ¡Gane dinero hoy $$$ Grifols-Biomat $$$ y transporte gratis!, entre las más llamativas, alentando a la gente a canjear su plasma por las “jugosas compensaciones”.
Los requisitos para aceptar extranjeros como “donantes” son: haber cumplido los 18 años, tener visa láser y credencial de elector, mientras que los ciudadanos estadounidenses sólo necesitan alguna identificación local con fotografía.
Tan sólo en el 2005, el volumen de plasma recogido por la multinacional en el mundo fue de 1.1 millones de litros, esto representa ganancias netas por 38 mil 500 millones de euros (alrededor de 519 billones de pesos), una suma tan exorbitante como envidiable por cualquier otro consorcio.
En el 2005 en Estados Unidos Grifols creció 62.4 por ciento con respecto al 2004, lo que se traduce en 149 millones de euros (dos billones de pesos aproximadamente). Esto, a través de sus 64 centros de plasma distribuidos en el país de las barras y las estrellas.
SIN RESERVAS SUFICIENTES
En México, la compra-venta de sangre fue vetada por la Secretaría de Salud, después de que en la década de los 80 se registraran múltiples casos del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
Según el doctor José Antonio Navarro, quien fuera jefe del banco de sangre en el Hospital General de Reynosa, hasta el año 2016, en aquel entonces una dosis de plasma valía hasta tres mil pesos traducidos a los actuales (poco más de 160 dólares).
“El escándalo fue que el 80 por ciento de los donadores frecuentes que vivían entre las colonias Polanco y Las Lomas, (sectores de las clases privilegiadas del Distrito Federal), eran positivos de SIDA y por eso se prohibió terminantemente que se aceptara sangre vendida.
“Además, ésta era costosa y se pagaba entre unos mil 500 a tres mil pesos; mientras que a los donantes profesionales les daban unos 500 pesos por cada sesión (alrededor de 45 dólares), pero muchas veces ya estaban anémicos y no servían para brindar sangre”, explicó el médico.
Después de revisar un registro de sus pacientes, Navarro añadió que fue la Cruz Roja la encomendada por el gobierno federal para recolectar el vital líquido; sin embargo, la institución filantrópica no pudo con la demanda, por lo que se debieron abrir bancos de sangre en los hospitales de toda la República Mexicana.
No obstante, el doctor -que cuenta con más de 30 años de experiencia- negó que bajo normas jurídicas se comercialicen actualmente en México los glóbulos rojos, el plasma y las plaquetas (componentes sanguíneos) a diferencia de Estados Unidos, donde es una actividad común.
“El plasma lo piden grandes compañías para hacer factores de coagulación y otros productos más como la globulina, que se vende como medicamento y es una materia fundamental de las células humanas”, mencionó.
En cuanto a las versiones de que tal actividad lucrativa representa un riesgo para la salud de los vendedores, el laboratorista entrevistado indicó que es latente para ellos y quienes lo reciban.
“Las personas que comercializan el plasma lo hacen por dinero y su constante extracción no sólo las debilita, sino que también dicho líquido resulta peligroso para los pacientes receptores.
“Cuando la sangre se saca del cuerpo con frecuencia se pierde hierro y la persona se va haciendo anémica, por lo que un mal cuidado de su anemia la puede enfermar de cáncer en la sangre, es decir, de leucemia”, reveló.
Navarro además comunicó que en su hospital tienen instrucciones de evitar a quienes vivan lucrando de su líquido sanguíneo.
“Está marcada en la norma técnica de nuestro laboratorio la orden de no aceptar a donadores profesionales, inclusive, aunque sean de plasma, porque se ha determinado que un alto porcentaje de SIDA positivos son provenientes de estas personas. Entonces los eludimos totalmente”, comentó.
El galeno dijo también que según comentarios de personas sometidas a dicho procedimiento en la Unión Americana, varios de los laboratorios no les realizan una historia clínica cuidadosa a sus pacientes.
Aunque reconoció que existen firmas muy importantes en ese país que sí cumplen con las normas de sanidad.
En México, traficar con la sangre es un delito y ni se compra ni se vende, por lo que los bancos de esta especie sólo reciben a donadores altruistas a los que no se les da ninguna compensación.
DINERO FÁCIL
Hora Cero constató la facilidad con que se puede obtener el dinero ofrecido por estos núcleos lucrativos (que en Estados Unidos están debidamente establecidos).
En Brownsville, uno de los reporteros de esta casa editora solicitó información como posible donante; los empleados del Grifols Plasma Donation Center, pidieron la visa al posible donante para accesarlo al padrón de datos.
Posteriormente le preguntaron de qué manera se enteró de Grifols, a lo cual éste refirió a un amigo.
Pero después de declarar que unos de sus parientes (del aspirante) también querían vender plasma, el encargado mostró mayor interés en explicarle que dicho proceso no repercute en la salud de los donantes y sugirió que los llevara cuando antes.
Enseguida, un hombre condujo al reportero hacia el interior del inmueble para mostrarle las instalaciones.
Más de 40 camas lucían ocupadas por hombres y mujeres desde los 18 hasta 60 años aproximadamente.
La mayoría permanecía observando la televisión o leyendo alguna revista sin muestra de dolor, mientras un aparato que trabaja a cinco mil revoluciones por minuto les bombeaba el plasma de sus venas hasta llenar un recipiente de unos 400 gramos aproximadamente.
Este centro recibe a diario alrededor de 100 personas, de las cuales un 70 por ciento son mexicanos.
“Mucha gente de México viene principalmente para aumentar sus ingresos porque la compensación que les damos es igual o mayor al sueldo que reciben semanalmente en su país.
“Y aquí pueden donar hasta dos veces por semana, pues el plasma lo recuperan sólo en 24 horas, a diferencia de la sangre, en que una persona tarda hasta 56 días para reestablecerse. Este es un medio para salir adelante”, dijo la persona que atendió al reportero.
Familias completas acuden a donar con frecuencia durante casi dos décadas sin notar efectos secundarios en sus organismos.
El empleado de Grifols Brownsville, añadió que primero le practican a los pacientes un examen físico, para cerciorarse que éstos se encuentran en estado óptimo y así extraerles el plasma en cuestión de 45 minutos. Inmediatamente les pagan su compensación.
En cuestión de 20 minutos fueron 10 personas las que llegaron a la sala de espera de las modernas instalaciones.
El “guía” de Grifols mencionó que muchas personas tienen la creencia de que esta actividad daña al cuerpo humano, poniendo en entre dicho la seriedad de su empresa, sin embargo, éste lo negó.
“Si fuera algo malo o perjudicial no estaría permitido recibir plasma ni darles compensaciones a nuestros pacientes, ya que Estados Unidos es un país en donde las leyes se cumplen para el bien de la gente.
“Nosotros recibimos el plasma y lo analizamos durante una semana para determinar su estado, después lo enviamos a California, donde se vuelve a analizar en otro laboratorio antes de irse a su destino final: España”, concluyó.
‘No es tan fácil como dicen’
Luis González compartió su experiencia en el proceso de donación de plasma, revelando que acudió en dos ocasiones al CSL Plasma, ubicado en Hidalgo, Texas.
Y aunque no completó el proceso al cien por ciento, ya que no tenía la suficiente sangre en su organismo porque no acostumbra beber agua con regularidad, fue gratificado con 120 dólares en lo que fue su debut y despedida en esta práctica.
“La primera vez que asistí fue en el año 2019, pero no pude realizar la donación debido a la gran cantidad de personas que había en la fila, así que decidí retirarme y regresar después”, dijo al empezar con su relato.
Fue hasta el año 2020 cuando por fin pudo concretar la donación, y en esa ocasión fue acompañado de un amigo.
“Mientras estábamos en la fila, nos ofrecieron agua para mantenernos hidratados, ya que la espera es alrededor de 30 minutos”, comentó.
Agregó que el proceso es muy extenso, de aproximadamente una hora, además de ser un poco doloroso una vez que empieza la extracción del líquido hemático.
“Depende de cómo te canalice la persona, a mi si me causó algo de dolor y molestia”, indicó.
A pesar de la duración del procedimiento, Luis declaró que no concluyó con la donación, ya que uno de los requerimientos era que la persona consumiera agua en abundancia.
“Llevábamos 20 minutos, y a diferencia de las personas que estaban al lado de mi, yo era el único que llevaba muy poca cantidad de sangre, entonces la enfermera me preguntó que si yo tomaba agua suficiente, le respondí que no y ya fue entonces cuando me dijo que iba a retirar la aguja, ya que no tenía caso que continuara porque no podría cumplir la cantidad requerida”, reveló.
Al concluir, para dejar que el paciente pueda recuperar energía, la enfermera le proporciona una botella de agua y un bocadillo como una gelatina, asimismo añadió que le entregaron una tarjeta con su pin, y recibió 120 dólares.
‘Ganas más si recomiendas gente’
Todo un mito se ha creado en torno a la donación de plasma. Hay versiones que argumentan que lo hacen porque salva vidas. Otras dicen que las terapias derivadas de esta práctica son la única manera de tratar sus enfermedades raras y crónicas. De cualquier manera, la donación de plasma, como lo califican las clínicas dedicadas a este negocio, es un respaldo económico que las familias asentadas en la frontera y que cruzan de forma legal a los Estados Unidos, han adoptado como una manera de subsistir.
En el caso de Karina Cantú, a pesar de las incomodidades que le representa todo el proceso, empezando por el tiempo de cruce en el puente internacional Reynosa-Hidalgo, llegar a la clínica en caso de ir hasta McAllen, y el tiempo de espera para su turno, le hacen redituable el ir a donar plasma hasta cuatro veces por mes.
“Hay personas que van por recomendación, también es como una difusión, lo empiezan a hacer por medio de la radio, y de boca en boca se dan cuenta y empiezan a saber dónde pagan más, dónde pagan menos, yendo uno por recomendación te vienen dando 100 dólares”, precisa al iniciar su testimonio.
Recuerda que antes de pandemia se tenía que hablar previamente para hacer cita, luego le daban al interesado un número de registro, ya que ese número lo tenían los agentes de Aduanas norteamericana que están apostados en la oficina de cruce (en el puente Reynosa-Hidalgo), para que pudiera pasar al otro lado para donar plasma.
“Ahorita se puede decir que ya el plasma se hizo legal porque metieron un amparo, como que un juicio y se ganó, y ahorita ya se hizo legal porque antes era ilegal hacerlo. Hoy en día la persona que pasa al otro lado puede decir que va al plasma y los dejan pasar sin problema”, precisó Karen.
En su relato, agrega que el pago más alto que se ofrece en la ciudad de Hidalgo, Texas, colindante con Reynosa, es de 50 a 55 dólares, lo que supone una paridad a lo que se paga actualmente en McAllen, en una clínica ubicada por la Calle 10.
“Yo estoy yendo al (centro médico) que está en Hidalgo, no hay transporte lo que es aquí en Hidalgo; pero el de McAllen, de la Calle 10, sí; tienen que ir a las oficinitas frente al Autozone, sentarte ahí cada media hora pasa la peserita y llegas en unos 40 minutos”, dice.
Es un secreto a voces. Ya todos saben quiénes van a las clínicas especializadas en venta de plasma. El chofer dice: “cuántos van para el puente”, y ya todos los que van para allá pues regresan pero hacen un poco más de tiempo irse en pesera que yéndose en carro particular.
“Cuando entra uno las primeras veces tienen que checarte los signos vitales y te pasan al centro de donación y empiezan a hacerte el proceso. Las anomalías que a veces se presentan, son que no te pueden conectar bien y te hacen moretones, se filtra el líquido en donde no te conectaron bien y se hacen moretones”, aclara Karen.
Otro de los inconvenientes que tienen que sufrir quienes se dedican a este negocio, es que a veces se tardan casi una semana en procesar el pago.
“O el banco no hace bien el proceso como debe de ser, o se les bloquea la tarjeta, o simplemente no se refleja el depoósito y tienes que regresar al centro de plasma para que te verifiquen y te puedan dar otro pago mediante el banco. Sí lo resuelven pero tienen que venir directamente al centro de plasma”, reclama.
Además, los donantes habituales pueden obtener un bono extra si hacen de 7 a 8 donaciones en un mes, aparte del dinero que pagan por cada sesión.
“El bono consiste en dinero en efectivo de 20, 15 ó 10 dólares, o también en regalos. Ahorita están rifando, por su octava donación, herramientas, electrodomésticos, utensilios de cocina, entre otras cosas”.
Hace fortuna con sangre mexicana
¿Vive usted en Estados Unidos o tiene la posibilidad de viajar como turista? ¡No se lo piense y done plasma! Si es un nuevo donante podrá ganar hasta 400 dólares por cuatro donaciones e incluso aumentar esta cifra gracias a programas de incentivos, como los 50 dólares extra por traer a un amigo. Su plasma —una parte de la sangre que se extrae mediante plasmaféresis, proceso que dura alrededor de una hora— será la materia prima de Grifols, la compañía española líder en la recolección de plasma para su transformación en medicamentos derivados.
Necesidad de plasma
Grifols causó polémica en España cuando en 2012, en lo más profundo de la crisis, su entonces consejero delegado Víctor Grifols sugirió remunerar a los donantes de plasma para ayudarles a subsistir. “Podríamos pagar 60 euros por semana, que sumados al paro son una forma de vivir”, dijo en una conferencia en la escuela de negocios Esade. Pese a ser una gran empresa española —nació como laboratorio en 1909 en Barcelona y está en el Ibex 35 desde 2008—, Grifols no obtiene la materia prima en su país.
Grifols cuenta con más de 390 centros de donación remunerada de plasma, la mayoría en Estados Unidos. De ahí saca el plasma que luego procesa en alguna de sus quince plantas (algunas en Estados Unidos, otras en Europa). En 2022, según sus propios datos, recibió plasma de más de 920,000 personas. Aunque la compañía no desglosa la nacionalidad de los donantes, reconoce la importancia de los mexicanos que cruzan la frontera para donar.
Los mexicanos solicitan visados de corta estancia (B1 y B2) para acudir a los centros de Grifols, principalmente, y de la empresa australiana CSL. En 2021, la administración estadounidense prohibió esta práctica, que se reanudó un año después por orden de un juez y para alivio de Grifols. Tras levantarse el veto, la multinacional mencionó en su informe anual el “potencial alcista para duplicar los volúmenes de plasma” recogidos en los centros de la frontera.
Una investigación de ProPública reveló en 2019 que estos centros, situados en El Paso y otras ciudades texanas que hacen frontera con México, eran los más productivos de Grifols. “Si bien la mayoría de centros de Estados Unidos reciben alrededor de mil donaciones por semana, los de la frontera cuentan con más de 2,300”, recoge el artículo. “Los documentos muestran que los centros fronterizos también tienen el rango más alto en frecuencia de donantes: encabezan la lista de centros con clientes que donan 75 veces o más al año”.
Grifols tiene actualmente 51 centros en el Estado de Texas. En sus webs, como en las del resto de centros del país, se mencionan los programas de incentivos (400 dólares para nuevos donantes y 50 por traer a un amigo), y se explica a los potenciales donantes cómo cuidarse y qué visado llevar. La empresa argumenta en sus informes que las remuneraciones tienen un impacto de 2,418 millones de dólares en los donantes y que les proporcionan “estabilidad financiera”, “vidas más saludables” al poder permitirse “alimentos de mejor calidad”, “bienestar físico y psicológico” y “más confianza en su futuro” al poder pagar “la matrícula y otros gastos relacionados con la universidad”.
“Ahí está el tema”, razona la catedrática. “En España, Grifols no puede ir a la Cruz Roja y pedirle plasma porque no se puede pagar. Y si no se puede pagar, no se puede asegurar la cantidad. La empresa necesita controlar de manera estable el volumen, los precios y las calidades. En un país donde las donaciones no son remuneradas no puedes montar una industria global. Grifols ha tenido que ir a un país donde la materia prima no tuviera esta regulación: a Estados Unidos. Han comprado centros y son el primer recolector de Estados Unidos. Por eso en los cables de Wikileaks se destapó que para Estados Unidos era estratégico controlar a Grifols”.
Grifols es hoy la tercera empresa de hemoderivados más grande del mundo y ha hecho de la recolección de plasma su negocio principal. Durante años, la empresa ha ido adquiriendo empresas poseedoras de centros de donación. En 2018 compró la alemana Haema —en Alemania se compensan las donaciones con 23 dólares— y la estadounidense Biotest.
*Con información de el Periódico de España