
El ejército de Israel recuperó el control sobre el sur y la frontera con Gaza, cuatro días después de que extremistas palestinos –del grupo terrorista Hamas– irrumpieron sorpresivamente en el país mientras se celebraba el último día de la festividad de Sucot y asesinaron a cientos de hombres, mujeres y niños en la calle, en vecindarios y dentro de sus viviendas.
Además, alrededor de 260 cadáveres de jóvenes, que se encontraban congregados en un evento musical, fueron recuperados por el gobierno. Las Fuerzas de Defensa de Israel devolvieron los ataques con intensidad en contra de objetivos enemigos, mientras Palestina seguía lanzando misiles.
Al cierre de esta edición en el conflicto ya han muerto más de mil personas en Israel desde la incursión del sábado 7 de octubre. En Gaza y Cisjordania, otras 765 han fallecido, según las autoridades de esos lugares.
Esta guerra ha sepultado todos los esfuerzos de paz para la región y, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), podría haber una recesión económica mundial.
Aunque Hamas ha tenido distintos patrocinadores desde su fundación, entre ellos Siria y Arabia Saudita, de acuerdo con servicios de inteligencia, Irán está detrás del ataque a Israel, proporcionando dinero, armas y formación militar fundamentalista desde los años noventa.
Hamas es un movimiento islamista radical que aspira a imponer la ley islámica. Entre sus objetivos está destruir el Estado de Israel y hacer de Jerusalén, el tercer lugar más sagrado del islam.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, aseguró que las atrocidades cometidas por los terroristas palestinos no se han visto desde el Estado Islámico. El mandatario adelantó que la ofensiva contra el grupo islamista “tomará tiempo”, pero aseguró que los enemigos sabrán que fue un terrible error atacar a Israel.