
¡¿Quieres ser bombero?! Fue la exaltada pregunta que escuchó Marie Hernández de sus familiares y amigos cuando les confesó su decisión de ingresar a la Academia de Bomberos de la texana población de Hidalgo.
Y no faltaron las críticas “Es muy peligroso”, “vas a descuidar a tus hijos”, –decían algunos– y hubo quien le dijo que ser bombero era un “trabajo de hombres”. Es por ello que sólo para demostrarles lo contrario, esta mujer –cuya larga cabellera mantiene recogida por su profesión–, se inscribió en el curso.
A primera vista no tenía necesidad de buscar un oficio de esta naturaleza, pues Marie es abogada y por muchos años su trabajo fue estar detrás de un escritorio y en los tribunales, pero llegó el momento en que quiso cambiar los tacones por las botas y los trajes de vestir por el overol de su uniforme ¿Su influencia?: estar casada con un bombero.
“Yo le decía a mi esposo que quería hacer lo mismo que él y no estar en una oficina. Mucha gente me decía que no podía realizar esta tarea, que no era lugar para las mujeres y quise demostrarles que no es así”, menciona la latina oriunda del Pharr, Texas.
Como no todos los puntos estaban a su favor: estar casada, ser la madre de cuatro hijos y tener casi quince años más que sus compañeros de la academia, Marie debió realizar un doble de esfuerzo en cada actividad.
Así la mujer de baja estatura competía con jóvenes (de 18 años de edad) recién egresados de la escuela media superior. La rivalidad era más difícil por ser mujer y cónyuge de uno de los instructores.
“Siempre tenía que comprobar que mi esposo no me estaba dando preferencia… siempre trate de cumplir, para que a él no le dijeran nada en el trabajo”, recuerda Marie.
OBJETO DE DISCRIMINACION
A pesar del apoyo que recibió por parte de su familia, Marie afirma que vivió la discriminación de muchos de sus compañeros, quienes en varias ocasiones le comentaban que un hombre tenía más fuerza física e, incluso hubo quien le dijo “Tu lugar es en la cocina”.
El camino a la meta no fue sencillo, ya que además de la condición física que les exigían en la academia, Marie también presentó exámenes teóricos para los que tenía que estudiar, eso aparte de ser esposa y madre de tiempo completo.
El mayor obstáculo, recuerda, no fue ninguno externo, sino su temor a las alturas que logró superar durante su preparación.
Paradójicamente durante los cuatro meses que duró el curso en la academia, muchos de sus compañeros desertaron, pero ese no fue el caso de Marie. Al final del tiempo requerido fue una de los dos mejores promedios, solicitó el examen para acreditarse como bombero oficial del Estado de Texas y lo consiguió.
“Mis hijos también participaron de este logro, y decían que tenían una ‘súper mamá’”, comenta.
Su esposo, Roberto Hernández, –que tampoco creyó que terminaría la academia–, se sintió muy orgulloso del logro de su mujer, aunque al principio no se acostumbraba a la idea de tenerla como colega.
Desde entonces ya son siete años que la madre de familia trabaja en el Departamento de Bomberos de la ciudad de Hidalgo. Actualmente Marie es una de las cinco mujeres en Texas que desempeña tan vital función y la única del Valle.
Y aunque el comienzo de su carrera como bombero no fue fácil, dice que todo se hace más sencillo cuando se sabe organizar el tiempo.
“Ya me acostumbré y ahora me gusta mucho. Aunque siempre estoy pensando en qué tengo que hacer –reflexiona– como quiera soy esposa y madre, pero la cuestión es saber organizarse y sí se puede…”, subraya.
EL PELIGRO DE UNA MUJER BOMBERO
Poco a poco Marie ha desechado todos los argumentos que le daban para no ser bombero, uno de ellos el físico, pues su condición de mujer no le ha impedido el buen desempeño de su profesión.
Lo anterior quedó comprobado cuando durante una contingencia sus compañeros intentaron ingresar a una casa con barrotes en las ventanas, pero Marie era la única que cabía.
En esa ocasión la vida de una mujer que estaba atrapada en el interior de una vivienda corría peligro. Aunque los bomberos trataron de romper los barrotes de protección de la vivienda, estos no cedían. Fue Marie quien logró introducirse a través de una de las ventanas y consiguió sacar a la mujer.
En cuanto a los riesgos de su profesión, la texana añade que nunca vienen a su mente cuando realiza su trabajo.
“Nunca he pensado en el peligro. En una emergencia no te da tiempo de pensar en eso. Mi hijo mayor es quien más se preocupa, pero sabe que esto me gusta.
“No creo quedarme mucho tiempo más en este oficio, quiero dedicarme a los míos y disfrutar la vida, pero por el momento estoy aquí para servirle a mi comunidad”, manifiesta la entrevistada.
Mientras desempeña su oficio, la hispana de 39 años goza de las satisfacciones de su trabajo.
“Me gusta ir a las escuelas y oír a los niños que digan, ‘cuando yo crezca quiero ser como tú’; saber que puedo ser una diferencia para ellos en un momento de alto riesgo”, asevera con una sonrisa.
Por su parte sus superiores se sienten orgullosos de su trabajo. Ellos afirman que en el tiempo de servicio, Marie ha demostrado que reúne todos los requisitos para ser bombero de vocación, sobre todo el valor para procurar el bienestar de su comunidad.