Si en la imaginación de Julio Verne se pudo dar la Vuelta al mundo en 80 días, en la realidad de un turista se pueden visitar seis de las más importantes capitales de Europa en sólo dos semanas, siendo el principal reto el idioma pero que tiene solución con una pregunta opcional: “¿in english, italian or spanish?
En el top ten de cualquier agencia de viajes sobresalen los destinos del viejo continente, ya que es una constante tentación conocer los símbolos emblemáticos de Londres, París, Amsterdam, Berlín, Praga y Roma, además del contexto histórico que distingue a cada uno de estas capitales y sus países.
Si es por placer o por trabajo, por ser afortunado en una rifa, o simplemente porque es algo que siempre se ha deseado, no se debe desaprovechar la oportunidad de llevar a cabo esta aventura que a nivel personal o familiar quedará marcada para toda la vida.
LOS PREPARATIVOS
Cuando se decide organizar el recorrido por su cuenta sin necesidad de depender de un tour, primero hay que diseñar un itinerario o ruta a seguir y el tiempo de estancia en cada lugar.
En la agencia de viajes se deben aclarar todas las dudas sobre el tipo de moneda (porque no todos los países del viejo continente usan el euro); la ubicación del hotel -que no esté demasiado lejos del centro, tampoco de las principales atracciones turísticas y que las recámaras tengan un baño propio; el transporte público que sea accesible, y las alternativas para la conexión aérea o ferroviaria entre las ciudades… y, obviamente, sus costos.
En caso de viajar en invierno, es importante elegir cuidadosamente el vestuario para soportar las bajas temperaturas, porque de otra manera comprar los accesorios que falten generará un gasto extra.
Llevar zapatos cómodos es primordial, porque las caminatas prolongadas son obligadas. Es indispensable reservar dinero para ir a los sanitarios públicos, ya que en promedio una persona se puede gastar entre cuatro y ocho pesos mexicanos en cada ida al baño.
Un posible itinerario puede iniciar en Londres, continuar en Amsterdam, posteriormente París, luego Berlín, seguir a Praga y finalizar con Roma.
El sistema ferroviario es muy efectivo en todos los países de la Unión Europea (UE), y si bien es un poco más tardado que el avión, se utliza el mismo tiempo ya que en los aereopuertos se requiere llegar de entre dos y tres horas antes de
abordar.
Otra de las ventajas de viajar en tren es que se disfruta de panorámicas de postal del viejo continente.
¿INGLES, ESPAÑOL O ITALIANO?
Un aspecto básico que es imposible pasar por alto será el lenguaje em-pleado en estos países, pues cada uno tiene su idioma oficial, pero por fortuna y gracias a la globalización se puede establecer comunicación al menos en inglés.
Pero si un turista latinoamericano tiene conocimientos de francés o italiano, es la oportunidad de ponerlos en práctica, puesto que el sentido nacionalista de algunos (como los franceses, que se niegan a hablar otro idioma), puede dificultar entablar una conversación.
Una vez que se tomaron todas estas precauciones, lo que resta es disfrutar plenamente del viaje: el principal objetivo a alcanzar.
EL DISCRETO ENCANTO DE LA MONARQUIA
Si aterriza en Londres en la mañana, primero que nada hay que adquirir los boletos del tren que llega a la Estación Victoria. Ahí mismo se compran los boletos de autobús y metro.
También hay que acudir a una casa de cambio para comprar libras
esterlinas.
Iglaterra es un país miembro de la Unión Europea, pero por su superirioridad económica -en comparación de otros miembros-, decidió posponer la adopción del euro como su moneda oficial.
Una vez en el centro londinense, un ejército de autos llamativos de modelo antiguo pero de reciente ensamblaje, se ofrecen como taxis. Estos vehículos – 20 mil en total-, no tienen el mismo color, pero se distinguen entre los demás por su diseño; así que tanto los turistas como los residentes no tienen ningún problema en conseguir.
También en esta capital europea -primera etapa del viaje-, abundan los autobuses de dos pisos de color rojo como los que se ven en las películas, una novedad para los visitantes que no están acostumbrados a este tipo de transporte público.
Si se tienen sólo 48 horas para conocer la ciudad, conviene instalarse en el hotel y salir inmediatamente en búsqueda de los sitios de interés para optimizar el tiempo que se invertirá en cada escala de el viejo continente.
El Palacio de Buckingham y la gran torre reloj de 96 metros de altura que pertenece a las casas del parlamento -mejor conocida mundialmente como el Big Ben- son los más importantes orgullos de los londinenses.
Es inevitable pasar por el Kensington Palace (donde la princesa Diana vivió luego de su divorcio con el príncipe Carlos y fue su residencia hasta antes de morir) que se encuentra ubicado dentro del Hyde Park. De ahí se puede tomar un taxi o autobús al barrio de Notting Hill, sí, ese mismo en el que se rodó la película protagonizada por Hugh Grant y Julia Roberts.
Y también muy cerca se encuentra el Museo de Historia Natural de Londres que tiene como sede un palacio con una arquitectura de ensueño.
Todos esos lugares en un tiempo récord. Es hora de llegar al hotel a recoger el equipaje para la siguiente capital: Amsterdam, que en avión está a sólo 50 minutos de Londres.
BICICLETAS, SEX SHOPS
Y MARIHUANA
La capital de Holanda también cuenta con un tren que va del aeropuerto a la estación central.
Amsterdam puede darle la bienvenida al turista con una bonita postal, por ejemplo el primer cuadro de la ciudad pintado de blanco por una nevada, como sucedió el 21 de diciembre pasado.
Los escenarios de las calles divididas por los canales están para el deleite de los fotógrafos, quienes tendrán una amplia gama de posibilidades para capturar bellísimas
imágenes.
Pero cuidado de no distraerse demasiado a contemplar los rincones y fachadas de las casas, pue se corre el peligro de ser arrollado por una de las cientos de bicicletas que recorren las avenidas de esta capital Holandesa.
Los habitantes han preferido usar este práctico y económico sistema de traslado que hasta llevan árboles de navidad; se calcula que circulan diariamente cerca de 500 mil bicicletas de “modelo retro”.
No muy lejos del centro está ubicada la Casa de Ana Frank, la adolescente judía que narró en su diario la tristeza e impotencia que sufrían ella y su familia al ser perseguidos por los nazis.
Las habitaciones están sin muebles pero las paredes y escaleras no han sido modificadas, por lo que se puede percibir la misma sensación que tuvieron los moradores de la casa.
Así como este espacio histórico no se puede perder la oportunidad de conocer la casa de Rembrandt, cuyas obras engalanan las más importantes galerías y museos del mundo.
Otro pintor holandes que alcanzó fama internacional tiene su propio museo en Amsterdam. Se trata de Vincent Van Gogh, quien creó un estilo único y sus famosos cuadros se reproducen hasta la fecha en calendarios, agendas, pósters y en algunas prendas de ropa, como playeras.
Pasando a aspectos más frívolos, además de los canales y bicicletas, la ciudad se caracteriza también por el amplio mercado del sexo. El turista acude al Red Light District- la zona roja-, si va con intenciones lujuriosas.
También encontrará las llamadas sex shop, tiendas donde venden lencería, accesorios y otros artículos sexuales. Y si el plan es reventarse completamente en este lugar, la marihuana es una sustancia legal y se puede adquirir en diferentes modalidades: cigarrillos, té, paletas, cerveza y hasta en chicles.
¡OH LA LA, PARIS!
Para muchos, París ocupa el primer lugar en la lista de las ciudades más atractivas del mundo. Tiene todo lo que cualquier extranjero puede pedir para pasar unos días inolvidables.
Arte, historia, gourmet, vanguardismo, hospitalidad e infinidad de elementos favorables hacen a París la preferida de Europa. La Plaza de la Concordia puede ser el punto de partida para ir encontrando poco a poco “los tesoros” de la llamada Ciudad Luz.
El Museo del Louvre es un buen prinicipio. Si no hay mucho tiempo en la agenda, conviene ir directamente a encontrarse con La Gioconda (La Mona Lisa, la obra maestra de Michelangelo Buona-rotti), la pieza más admirada en ese recinto.
Recorrer el museo completo en unas horas es practicamente imposible, por eso hay que ver la guía cuidadosamente y dirigirse a la sección que tenga las pinturas o esculturas particularmente más interesantes etre ellas La Venus de Milo.
Al concluir esta visita hay que trasladarse a la catedral de Notre Dame (Nuestra Señora de París), y como no está muy lejos se aconseja ir a pie por uno de los costados del río Sena, aunque también hay la opción de pagar un boleto para viajar en una embarcación.
Notre Dame es una joya arquitectónica de estilo gótico que se encuentra en el corazón de París. Su construcción data del año 1136 .
Antes de que termine el día se puede tomar una línea del metro que conduzca a la Torre Eiffel, la estructura metálica concebida por el ingeniero francés Gustave Eiffel en 1887, parada obligada para cualquier turista.
La expresión adecuada para admirar esta maravilla sería: “¡Oh lá lá!” para estar a tono con los franceses. Y por ningún motivo se debe perder la ocasión de comer una crepa, ya sea en la calle o en una cafetería.
Es el séptimo día del viaje, justo a la mitad de la ruta por el viejo continente, hay que recargar pilas para continuar y dejarse sorprender por las reliquias europeas.
LA SOBREVIVIENTE BERLIN
Si hay una ciudad que ha sobrevivido a tantos disturbios es seguramente Berlín. En las páginas de su historia se han escrito episodios que han marcado a sus pobladores en sus diferentes épocas.
Un testigo mudo de todos los acontecimientos , desde la llegada de Napoleón, los desfiles con antorchas de los nazis y la esperada celebración de los ciudadanos al caer el Muro que dividia Berlín Oriental y Berlín Occidental, es el monumento conocido como La Puerta de Brandenburgo.
En 1989 el muro se vino abajo y desapareció el comunismo. Hace 18 años que los alemanes viven en completa libertad, pero no olvidan los horrores cometidos hace 46 años, cuando el 13 de agosto de 1961 se anunció a la población a través de la radio que se construiría una pared que impidiría el paso en ambas direcciones.
El imponente Estadio Olímpico, sede de las Olimpiadas de 1936 y de grandes momentos de los protagonistas del ámbito deportivo mundial, es en sí mismo una escala obligada en el tour.
Por todo lo que representa, Berlín guarda en cada rincón un pedazo de historia, cultura y lucha de gente que ha sobrevivido a su destino.
LA CIUDAD DORADA
De Berlín a Praga, el tren es la mejor opción pues no tiene comparación. Es preferible viajar de día para recrearse con los paisajes de ensueño que ofrece ese trayecto dentro de la región bávara.
El tiempo para llegar a la capital de la República Checa, que una vez perteneciera al bloque comunista, es de cerca de cinco horas.
Al llegar inmediatemente a la estación hay que cambiar los dólares o euros, porque la moneda es la corona.
Si alguna vez en la imaginación se construyeron castillos en el aire, o se visualizaron según los cuentos de hadas y princesas, al recorrer Praga se pueden ver ¡en vivo y a todo color!
La belleza de los callejones medievales, la ciudad nueva, la ciudad vieja, el barrio judío y otras cosas mas, le han ganado el título de la Ciudad Dorada.
Visitar el castillo de Praga es toda una experiencia. La catedral de San Vito, al igual que la de Notre Dame, destaca por su corte gótico. En su exterior, las gárgolas parecen cobrar vida.
La iglesia del Santo Niño de Praga es visitada por miles de católicos en espera de un milagro.
Lamentablemente, las figuras de esta sagrada imagen han alcanzado una exagerada comercialización.
No sólo eso. De la delgada línea que hubo en el salto del comunismo al capitalismo se puede todavía percibir en el trato a los turistas.
Es por ello que se debe estar alerta a los vendedores de souvenirs y prestadores de servicios que ven al visitante con el signo de euros en su rostro.
ROMA, LA ETERNA
Para concluir dignamente con el tour, Roma dejará gratos recuerdos y un mejor sabor porque de todos los sitios es en la capital italiana donde el paladar gozará de exquisitas viandas.
Por su fama, la cocina italiana es una de las favoritas a nivel internacional.
Aunque no se tenga la posibilidad de acudir a restaurantes, en cada calle hay una pizzería que cumplirá con las necesidades gastronómicas de los más exigentes comensales.
Este tipo de negocios viene a ser lo que las taquerías en México, pues se encuentran por doquier y tener un pedazo de pizza envuelta en papel, caliente y lista para saborear es, además de ecónomico, menos complicado que revisar el menú de un sofisticado “ristorante”.
Hay tantas cosas que ver, que no se sabe por dónde empezar: el Vaticano, el Coliseo, Piazza Navona, la Fuente de Trevi, Piazza di Spagna, Piazza del Popolo, la Capilla Sixtina, el Foro Romano, entre los atractivos más
mportantes.
Roma cautivará con sus monumentos antiguos, con todo y su caos vial -provocado principalmente por miles de motos que circulan por sus calles-, aunque en menor cantidad en tiempos invernales y de vacaciones para sus habitantes.
Y cuando las fuerzas aminoran y las ganas de regresar a Monterrey aumentan, hay que tomar un avión con escala en Londres.
2008 ya consumió sus primeros tres días y hay que empezar a ahorrar porque volver a Europa debe estar en los planes futuros de quienes viajan no sólo como una diversión… sino como una inversión cultural.