
Cientos de miles de peregrinos llegaron de tierras lejanas para rendirle tributo a un Siervo de Dios que llevó su palabra a todos los pueblos y que fue nombrado beato en los primeros once años del segundo milenio…
Este parecería ser el inicio de un evangelio profético que no fue escrito en tiempos pasados, sino a partir del domingo primero de mayo del 2011y que forma parte de la historia moderna.
El lugar de la convocatoria fue El Vaticano; la cita en la Plaza de San Pedro; el anfitrión el Papa Benedicto XVI, y el venerado Karol Wojtyla-Juan Pablo II.
Y entonces el río humano brotó, fluyendo desde Vía de la Conciliazione hasta desembocar en la Plaza de San Pedro, como hace seis años cuando parte del mundo entero (católico o no) se conmocionó con su muerte.
Juan Pablo II es beato. La ceremonia de su nombramiento fue digna de su pontificado y de su misión.
La Roma Eterna fue cimbrada por la masa humana que crecía cada vez más al acercarse la fecha en que el Papa polaco fuera beatificado por su sucesor Benedicto XVI , ese mismo día en que por designios divinos y coyunturales el primero de mayo fuera la fecha pactada.
“Este es el segundo domingo de Pascua, que el beato Juan Pablo II dedicó a la Divina Misericordia. Por eso se eligió este día para la celebración de hoy, porque mi predecesor, gracias a un designio providencial, entregó el espíritu a Dios precisamente la tarde de la vigilia de esta fiesta.
“Además, hoy es el primer día del mes de mayo, el mes de María; y es también la memoria de San José obrero. Estos elementos contribuyen a enriquecer nuestra oración, nos ayudan a nosotros que todavía peregrinamos en el tiempo y el espacio”, manifestó el Papa Benedicto XVI luego de proclamar beato a su predecesor.
Pero un solo día no bastaba. Este acontecimiento merecía al menos otras tres enteras jornadas. El sábado 30 de abril se realizó la Vigilia de Oración en el Circo Máximo, un espacio donde los antiguos romanos realizaban sus competencias en carruajes.
Ahí se congregaron alrededor de 300 mil fieles para unirse en oración por la memoria de Karol Wojtyla, en donde gracias a la tecnología se hizo un enlace con cinco países para que en cada uno se leyeran diferentes intenciones por cada uno de los misterios de la luz del Santo Rosario.
Esa noche, la religiosa Marie Simon Pierre compartió su testimonio. Gracias a su curación inexplicable para la ciencia, se pudo realizar una investigación para que fuera aprobado el milagro por la Congregación de la Causa de los Santos, misma que analiza estudiar un segundo milagro que acelerará el proceso de la canonización.
“Nosotros hamos recibido casos de milagros realizados por Karol Wojtyla, por lo que corresponderá a la Postulación elegir uno para iniciar la causa de la canonización, apoyada obviamente con la ayuda de médicos y científicos que certificarán cuál de todos obtuvo las gracias concedidas en diversas partes del mundo” , anunció Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos.
INVASION DE PEREGRINOS
Desde el lunes 25 de abril, los peregrinos empezaron a llegar desde los cinco continentes: de Francia, de Inglaterra, de España, de Alemania, de México, Honduras Venezuela y de tantos países más, pero sobre todo de Polonia, la nación de Karol Wojtyla.
A medida que fue transcurriendo la semana los extranjeros seguían ocupando territorio romano, provocando malestar en los residentes que debieron tolerar más tráfico de lo habitual, pues la metrópoli no cuenta con modernas adecuaciones viales.
El vicepresidente de la Obra Romana de las Peregrinaciones, Libero Andreatta, empresa encargada de la logística y organización de este evento extraordinario, se mostró satisfecho con los resultados obtenidos, pues se invirtieron tres millones de dólares y varios meses en los preparativos de la fiesta católica.
Algunos de los visitantes viajaron especialmente para la beatificación de Juan Pablo II, mientras que otros aprovecharon para continuar un viaje de Semana Santa por Europa, pero muchos invirtieron todos sus ahorros para poder realizar esta travesía de valor emocional incalculable.
Atestiguar un evento de esta magnitud era un privilegio que compartieron un millón y medio de personas, según cálculos oficiales, que formaron parte del acontecimiento histórico.
De esa impresionante cantidad de fieles, la mayoría eran polacos. Los compatriotas del nuevo beato celebraron doblemente la beatificación y la hicieron suya, pues a pesar de que Karol Wojtyla fue considerado ciudadano del mundo, su corazón pertenecía a Polonia donde nació el 18 de mayo de 1920.
Andreatta destacó que gracias a Wojtyla, la ceremonia de beatificación estuvo perfecta, pues los pronósticos del tiempo anunciaban lluvia ese domingo, pero el sol resplandeció.
“Juan Pablo arregló todo para que todo saliera perfecto”, dijo en una entrevista televisiva un día después de la beatificación.
“ABRAN LAS PUERTAS A CRISTO”
“Abran las puertas a Cristo de par en par, no tengan miedo´”, la frase emblemática de Juan Pablo II pronunciada en su primer misa solemne cuando recién fue nombrado Papa fue repetida infinidad de veces .
También los jóvenes portaban camisetas con esa leyenda y fue montada sobre las columnas que rodean la Basílica de San Pedro, en pendones colocados por las principales avenidas de Roma.
Estas palabras inspiraron al músico y sacerdote Marco Frisina para componer el himno “Abrid las puertas a Cristo”, entonado en la ceremonia de beatificación y posteriormente en la misa de Acción de Gracias.
“Aquello que el Papa recién elegido pedía a todos, él mismo lo llevó a cabo en primera persona. Abrió a Cristo, a la sociedad , la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante, la fuerza que le dio Dios.
“Con su testimonio de fe, de amor y de valor apostólico, acompañado de una gran humanidad, este hijo ejemplar de la nación polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia y de hablar del Evangelio.
En una palabra ayudó a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garantía de libertad”, afirmó Joseph Ratzinger en otro fragmento de la homilía en la ceremonia de beatificación.
VENERADO POR NOBLES Y PLEBEYOS
Al concluir la ceremonia de beatificación, los jefes de estado, entre ellos el presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, ingresaron a la Basílica de San Pedro a rendirle honores a los restos del nuevo beato ubicados frente al altar de la Confesión.
De ese mismo lugar desfilaron unos 250 mil peregrinos que se inclinaron ante el féretro de madera cubierto por el evangelio de Lorsch (que data de la época Medieval), durante la tarde del domingo y hasta la madrugada del lunes 2 de mayo.
Desde ese lunes en la tarde, el beato Juan Pablo II fue sepultado a la altura de la Capilla de San Sebastián, a un lado de La Piedad de Miguel Angel, entre papas anteriores, beatos y santos.
Sobre la lápida blanca de mármol está escrito: Beato Juan Pablo II.
El Papa polaco será venerado el 22 de octubre por los católicos -fecha instituida por Benedicto XVI-, además por quienes visiten la Basílica de San Pedro para elevar sus oraciones a Karol Wojtyla, el beato de la esperanza.
Piden a Juan Pablo II la paz para México
Por Irma Idalia Cerda / Enviada Especial
“Hemos vivido cosas hermosas desde que llegamos aquí”, manifestó Anny Nenninger de Acosta, originaria de Ciudad Obregón, Sonora, quien llegó acompañada de su mamá y amigas para estar presente en la beatificación de Juan Pablo II celebrada el 1 de mayo.
Relató que pudieron entrar a venerar los restos del nuevo beato y que pudieron estar en la basílica de San Pedro hasta cerca de dos horas.
“Tuvimos muchísima suerte. Entramos como a la una de la mañana y ya quedaba poca gente, entonces nos quedamos ahí y alcanzamos a rezar un rosario y medio frente al féretro pidiendo por México”, expresó la sonorense que radica en San Diego, California.
Las católicas mexicanas que se encontraban en la Plaza de San Pedro con motivo de la misa de Acción de Gracias en honor a Juan Pablo II, comentaron que se sentían privilegiadas de vivir esta experiencia que calificaron de extraordinaria.
“La verdad estamos llenas de gozo porque nos sentimos muy privilegiadas al ser humildes representantes de la virgen de Guadalupe”, enfatizaron .
Anny recordó cuando había presenciado una audencia papal en 1990 y en ese momento que Karol Wojtyla era un ser especial, por lo que consideró que la beatificación ha sido todo un acontecimiento que dejará huella en sus vidas.
Agregó que aunque los mexicanos siempre pensamos que éramos los favoritos del Papa polaco, al estar aquí se dio cuenta que los fieles de otros países también se sentían hijos predilectos.
“Yo siempre pensé que éramos los favoritos del Papa, pero al estar aquí me di cuenta que era un Papa tan especial que toda la gente que está aquí se creía también los favoritos de él, es decir los polacos, principalmente; los españoles, los italianos no se diga… todos creían que Juan Pablo era de ellos”, dijo.
Por su parte Adriana Antillón de Nenninger, visiblemente emocionada, dijo que en cada paso que ha dado, ha visto la mano de Dios , por lo que está agradecida de haber regresado a Roma después de 50 años.
“Es un regalo primero de Dios y luego de mi hija, porque este año yo cumplo 70 años y ella me hizo este regalo. A cada paso veo la mano de Dios que quiso que yo volviera aquí a Roma, pues vine hace 50 años con una peregrinación y Dios me concedió volver ahora”, explicó.
Ambas narraron que su estancia ha sido muy grata porque llegaron sin contratiempos y el hotel donde se hospedan les quedó muy cerca del Vaticano.
Además comentaron que les impactó ver la solidaridad y bondad de entre todos los peregrinos, que al igual que ellas sentían cansancio, sed y hambre, pero que continuaban en la fila con el deseo de venerar los restos del beato Juan Pablo II.
Entre otras cosas, señalaron que habían saludado al presidente Felipe Calderón a quien se encontraron la noche del viernes en un restaurante cercano a la Plaza de España.
Acampan mexicanos en la Plaza de San Pedro
Por Irma Idalia Cerda / Enviada Especial
Tres seminaristas mexicanos pasaron la noche en la Plaza de San Pedro y aseguraron un buen lugar en la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II.
“Realmente es un evento muy especial para nosotros en cuanto a que nuestra generación ha nacido con Juan Pablo II , hemos convivido con él durante toda la vida y ahora verlo beato es una bendición para todos nosotros y una motivación a la perseverancia cristiana”, manifestó Jorge, quien es originario de Zacatecas pero tiene cuatro años estudiando en Roma.
“Cuando el papa Juan Pablo II murió, me tocó estar aquí en la Plaza de San Pedro y ahora con la bendición de la beatificación a unos años de distancia. Y para nosotros que estamos estudiando para el sacerdocio es una ocasión muy importante”, señaló por su parte Gilberto, zacatecano igual que su compañero.
Jorge consideró que es una gran experiencia personal y vocacional poder estar presentes en un evento de tal magnitud que ha repercutido favorablemente en toda la humanidad.
“Hace rato veníamos comentando que el Santo Padre sigue atrayendo al mundo entero, y siento que la misma presencia de Juan Pablo II hace que haya más unidad entre todos los seres humanos y entonces de alguna manera el hecho de la beatificación va a traer bendiciones en general”, reiteró.
Sobre la esperanza que Juan Pablo II ya nombrado beato pueda sembrar en los corazones de los mexicanos, especialmente ahora que el país sufre un clima de violencia generada por el crimen organizado, los jóvenes aspirantes a sacerdotes coincidieron que este acontecimiento sirve para reflexionar sobre la situación actual.
Tal vez pueda ser un momento de que la gente pueda acrecentar su fe, de que todos podamos unirnos porque en los momentos más difíciles es cuando uno debe acercarse a Dios, a sus creencias y acrecentar su fe.
“Es una gracia especial estar aquí y que todos nos encomendemos al nuevo beato y pienso que nos va a bendecir; el Papa siempre quiso mucho a México y a cada una de las regiones de México”, expresó a su vez César, un joven procedente de Tamaulipas.
Los jóvenes seminaristas pertenecen a la congregación Misioneros de Cristo Mediador, fundada en San Luis Potosí por Servando Nieto Guerrero y la Casa General se encuentra en Tampico, Tamaulipas donde forman las primeras bases.
Comentaron que la institución a la que asisten en Roma es Regina Postulorum que se encuentra en la Vía Aurelia y es atendida por los Legionarios de Cristo.
‘Ningún voto para AMLO y Ebrard por anticatólicos’
Por Irma Idalia Cerda / Enviada Especial
“Hay un grupo en el poder en México que odia la religión católica, todos sabemos quiénes son: uno quiso ser presidente de la República y el otro que está gobernando el Distrito Federal”, afirmó Rafael Acosta Angeles, mejor conocido como Juanito en la Plaza de San Pedro.
Exhortó a los mexicanos que no otorguen su voto a los perredistas, ya que como había declarado anteriormente se desligó del Partido de la Revolución Democratica al sentirse traicionado por el ex candidato a la presidencia y al actual jefe de gobierno capitalino.
Juanito fue candidato y ganó una delegación en la Ciudad de México, pero López Obrador y Ebrard lo convencieron de renunciar en favor de otra perredista.
“Por eso yo le pido al pueblo de México que ningún voto para ellos, porque se han burlado de la religión y se han burlado de la Virgen de Guadalupe”, subrayó el activista político y social.
Sobre su visita a Roma mencionó que como buen católico acudió a honrar a Juan Pablo II acompañado de un grupo de 30 personas que llamaron la atención de otros peregrinos, pues eran los que estaban más animados.
“Estamos contentos por lo del Papa. Mexicanos siempre fieles y vinimos a apoyar a nuestra religión católica y al Papa, porque a Juan Pablo II lo quiere todo el mundo y Juanito también”, manifestó.
Desde El Vaticano, Rafael Acosta mandó un saludo a sus compatriotas reiterando que tiene una lucha social y más de 50 mil gestiones a favor del pueblo.
Niño mexicano agradece intervención del Papa
Por Redacción
“Soy un testimonio vivo de la bondad de Juan Pablo II”, que la gente puede ver para seguir creyendo en él, afirma José Herón Badillo Mireles, el “niño milagro”, conocido así en Zacatecas porque en su visita de 1990, el Santo Padre lo curó de leucemia, cuando la ciencia ya lo había desahuciado.
En aquel entonces Herón era un niño de sólo 5 años, que ya había pasado gran parte de su vida en hospitales y sufrido del dolor del cáncer de sangre y de los estragos de las radiaciones. Era un infante que estaba en su casa sólo esperando la llegada de la muerte.
Pero hoy, gracias al milagro en vida del Beato Juan Pablo II, Herón es un hombre de 26 años de edad, que tiene una familia compuesta por su esposa Aledia Ledesma Guerra, con quien se casó en el 2007, y por su hija de cinco meses, Ana Paula.
Se define como un católico que trata siempre de “echarle ganas a todo lo que hago, de disfrutar cada momento… Estoy agradecido con Dios y con la vida por la segunda oportunidad que se me brindó”, dice.
La curación “milagrosa” de Herón aún no ha podido ser explicada por la ciencia médica, pese a los estudios que se le hicieron luego de su encuentro con Juan Pablo II, en su visita a Zacatecas el 12 de mayo de 1990.
“Es un privilegio que haya salido de esa enfermedad, que aún en la actualidad, con todos los avances médicos, se sigue muriendo gente de eso. Yo digo que fui elegido entre millones de personas (para ser sanado) y eso hay que valorarlo… trato de echarle ganas a cada cosa que hago”, afirmó en entrevista telefónica desde Houston, Texas, donde actualmente radica.
Con un tono de voz que denota emoción y agradecimiento, el joven asegura que “por algo me dejó Dios. Todavía no sé qué voy a hacer, pero sé que es algo”.
Tras 21 años de ser llamado “el niño milagro”, para él ya es algo normal, es como un apodo que tiene y que le pusieron los medios de comunicación zacatecanos desde aquel entonces cuando se curó, lo que sucedió por la fe que su familia depositó en el Santo Padre.
Considera que es una dicha ser testimonio de los primeros milagros del Papa e indica que no hay diferencia entre realizarlos en vida o después de muerto, ello en referencia a que el prodigio en su persona fue realizado en vida y por lo que no fue tomado en cuenta por el Vaticano para promover la beatificación.
Sin embargo, manifiesta que lo importante es que Juan Pablo II haya sido beatificado el pasado 1 de mayo, y que por ello es un orgullo ser testimonio para que la gente crea.
Al recordar aquellos años de la leucemia, Herón manifiesta que sus padres ya le habían hecho mucho la lucha y habían decidido dejarlo en su casa, en el municipio de Río Grande, en espera de que llegara el momento fatal, pues ya tenía dos semanas casi sin comer. Cuando se enteraron de la visita del Papa, el propio niño pidió que lo llevaran a verlo.
Emocionado, rememora que el milagro ocurrió desde el principio, cuando un día antes de que llegara el Santo Padre les entregaron un boleto para recibirlo en el aeropuerto internacional de Calera, únicamente debía llevar el niño en sus manos una paloma blanca para identificarlo y dejarlo acercarse.
Cuando llegó Juan Pablo II toda la gente se le acercó y perdieron la esperanza de verlo; de pronto, el “mar de gente” se abrió, el Papa se acercó a él y le indicó que dejara volar la paloma. Luego le tocó la cabeza y el rostro y le dio la bendición. En ese momento se sintió mejor, hasta pudo comer sin vomitar después el alimento.
Fue inexplicable, porque a partir de ese momento Herón se sintió mejor, alivio que fue en aumento y cuando fueron con el doctor recibieron la increíble noticia de que el cáncer había desaparecido y desde hace 21 años que no tiene ningún síntoma de él.
Tuvo una niñez y adolescencia maravillosas y hoy hasta formó una familia. Eso no lo hubiera logrado sin la intervención de Juan Pablo II.