
En Reynosa es innumerable la cantidad de personas que se han accidentado e incluso perdido la vida por la incoherente forma en que está configurada la ciudad, que la hace peligrosa, aunado a la ausencia de letreros, semáforos, puentes, barreras de protección; calles en pésimo estado, mal iluminadas y la misma imprudencia de la gente.
De esos casos están llenos los prontuarios de los periódicos, los cuales retratan muertes y lesiones que pudieron evitarse, así como las abundantes multas que de ello se derivan.
Si bien cada vez que llega una nueva administración se instrumentan diversos cambios en la fisonomía de la localidad, éstos siguen siendo insuficientes y más bien superficiales.
Y es que para nadie es un secreto que durante muchos años los gobiernos han tenido otras prioridades que la seguridad de sus propios ciudadanos. La prueba está en que dicho desorden es en parte el causante de desgracias que se repiten año con año de forma constante sin que nadie haga algo al respecto.
Una muestra es la amenaza que representa transitar –dentro del municipio– por la carretera Ribereña junto al dren desalinizador El Morillo, que corre paralelo al canal Anzaldúas, el cual es en otras palabras una trampa latente para los automovilistas.
Transcurre el tiempo y sigue siendo cuantiosa la cantidad de conductores que terminan ahí impactados o volcados en el agua, con implicaciones a muy alto costo para los ciudadanos y todo continúa igual.
Inclusive, hasta el altar ubicado a la entrada del club Campestre es el santuario de fotografías y artículos de personas que se accidentaron al pasar por este lugar.
LAS MOLESTAS DIFERENCIAS
Pero no muy lejos de Reynosa, cruzando hacia la frontera americana, se observa otro panorama, con letreros por todos lados, avisos de precaución y calles mucho más seguras.
El rebosante orden que ostentan los residentes del vecino país y que mucho se envidia en Tamaulipas tiene algunas condicionantes que, a decir de los especialistas, han sido fundamentales para lograr un bienestar comunitario: los seguros, las demandas y las sanciones.
De acuerdo con Roberto Puente, abogado por la Universidad de Texas, es ley en su territorio que existan fianzas para cubrir cualquier tipo de perjuicio ocasionado por la construcción de una vialidad, por ejemplo.
Hasta las banquetas deben estar redondeadas y en buen estado para no lastimar a nadie,
porque si no, las constructoras o la ciudad deben de hacerse responsables.
“Es también obligatorio que los automóviles cuenten con un seguro, pues de lo contrario se está cometiendo un delito y sus propietarios pueden ir a prisión”, indica.
Todas las calles cuentan con nomenclatura y nadie se atreve a dejar descubierta una alcantarilla.
Con esas normas obviamente todos procuran hacer lo correcto y si no las demandas no se hacen esperar.
DOS MUNDOS DISTINTOS
A diferencia de lo que ocurre en México, el entrevistado admite que si en Texas llega a haber una causante de riesgo para la población eso ya es motivo para ir a un tribunal.
“Simplemente cuando hay un reporte sobre un semáforo que no está funcionando o un letrero se cayó, siendo que el gobierno ya está enterado y éste no hace nada, uno puede meter un litigio contra la ciudad.
“Obviamente los conductores deben asumir un riesgo cuando transitan por las calles y manejar con cautela, pero si se comprueba que ellos iban bien y se accidentaron sin llevar la culpa esto puede terminar en demanda”, reconoce el licenciado.
Agrega que la ciudad de McAllen tiene un límite de 250 mil dólares de indemnización por persona (unos tres millones 375 mil pesos), mientras que el Condado de Hidalgo 100 mil dólares (alrededor de un millón 350 mil pesos). Los procesos en la Corte pueden prolongarse dependiendo de las investigaciones y pruebas que se dispongan.
Refiere Roberto Puente que las demandas por accidentes son distintas en cada caso y que siempre es recomendable acudir ante un abogado, con la intensión principal de buscar que se repare un daño y no enfocarse en el lucro.
“No podría decir un porcentaje de cuántas acciones se emprenden ante la ley relacionadas con accidentes en los que estuvo involucrado un vehículo, pero sí es de las más comunes. Por ello el seguro es un requisito elemental”, señala.
MODIFICAR EL CODIGO MUNICIPAL
Con una opinión como abogado, el también ex regidor del ayuntamiento de Reynosa, José Alfredo Castro Olguín, manifiesta que esta ciudad no puede permitirse más accidentes, daños en propiedad ajena y perjuicios en la vía
pública, sobre todo si son por cuestiones del propio gobierno, negligencias, descuidos o falta de interés.
Agrega que si el Código Municipal carece de reglas hay que apelar a la lógica e instituirlas por el bien, no de los partidos o políticos, sino de la propia ciudadanía.
“En el ayuntamiento de Reynosa no existe un procedimiento administrativo en donde un ciudadano pueda quejarse por haber caído en un bache o por sufrir un accidente a causa de un mal señalamiento, banqueta o calle. La población está indefensa en ese sentido.
“Pero debería ver la manera de interponer una demanda civil por daños y perjuicios, aunque eso ya tendría que hacerse a través de un abogado y en muchas ocasiones no prospera, porque las personas se topan con un aparato judicial que a veces es lento y si los daños son de mil pesos o tres mil, de una avería en un
vehículo, la misma gente prefiere pagar en lugar de iniciar un procedimiento que tal vez no fructifique”, señala.
El entrevistado indica que el gobierno municipal no contempla este tipo de pagos por percances en zanjas, obras inconclusas; malas pavimentaciones o escasez de señalamientos viales, por lo que sugiere que exista una partida presupuestal especial en el Presupuesto de Egresos para esos casos.
“Sería muy bueno para resarcir los daños ocasionados por la falta de seguridad en la infraestructura urbana”, agrega.
HAY CON QUE
Por su importancia geográfica y recursos naturales Reynosa es la ciudad más importante para la economía del Estado, pero esto no significa que sea la que en mejores condiciones se encuentra.
Y de hecho recibe ingresos mayores a comparación de otras poblaciones de la entidad –que disponiendo de menos dinero– están más desarrolladas, organizadas y son más seguras para automovilistas y peatones.
Por eso la lógica indica que debería verse reflejado que un municipio con importantes rubros como el campo, las aduanas, las maquiladoras, la explotación de la Cuenca de Burgos y la enorme recaudación a nivel municipal, tenga mejores calles y un entorno más amigable con sus habitantes.
Sin embargo, de 1 mil 401 millones 705 mil 795 pesos del Presupuesto de Egresos que se aprobó para el Ejercicio Fiscal de 2014, casi 500 millones son para pagar los salarios de los funcionarios públicos y 385 millones para la obra pública.
“No sabemos cuál es el monto de lo que se gastan tapando los pozos, pero lo importante es que hagan bien los trabajos para el beneficio y seguridad de todos los conductores, de los transeúntes que caminan por ahí y que no realicen obras provisionales
“El tema de las vialidades en mal estado y que se destroza el pavimento, es un problema que se ha venido agravando. Se requiere mucha inversión en infraestructura vial, abrir nuevas avenidas, continuar la construcción de arterias para desfogar el trafico. Hemos visto algunas labores de bacheo y recarpeteo en varios sectores, pero falta muchísimo”, comenta Castro Olguín.
Este abogado por la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) manifiesta que el Código Municipal que se aplica en la ciudad no establece un rubro especial sobre el tema de indemnizar a los ciudadanos que sufren desperfectos en sus unidades por tantos baches, huecos o zanjas, mucho menos si se accidentan, por lo cual considera que debe legislarse.
“Sus reformas son competencia del Congreso del Estado, pero el ayuntamiento de Reynosa puede promover las iniciativas. Ahí también creo que los ciudadanos debemos empujar para que exista un marco legal.
“Son cientos de miles de vehículos que transitan en la localidad. También deben mejorarse los señalamientos y nomenclaturas, eso es bien importante si queremos que Reynosa pase a un nivel de ciudad moderna fronteriza. Debemos estar a la altura de las circunstancias”, señala.
Y mientras en suelo americano la seguridad en la vía pública es primordial, en el lado mexicano no hay ninguna clase de garantías.
Nadie comparece por las calles en mal estado, mucho menos hay quien pague las averías de los vehículos descompuestos por los socavones en el suelo. Puede alguien ser atropellado o morir en cualquier dren de Reynosa y lo único nuevo que hay es otra cruz a la vista de todos.