
Como siempre, sin tapujos, el hombre que vive bajo amenaza de muerte por hablar abiertamente de los temas que ocupan a la comunidad, recrimina la falta de interés que hay en México y en Estados Unidos para atender las problemáticas migratorias.
Ante una nutrida audiencia reunida el pasado 9 de abril en el Centro Copper del Colegio del Sur de Texas en McAllen, en la que había estudiantes, académicos, religiosos y grupos de organizaciones no gubernamentales (ONG), Alejandro Solalinde Guerra fue directo al manifestar que a las autoridades de su país les falta “amor y ganas de trabajar por México”.
Denuncia que los cónsules no velan por los intereses de los indocumentados en el extranjero –muchos de los cuales son víctimas de secuestros y extorsiones– y que su labor se ha reducido a “aparecer en sociedad”.
“No los mandan a Estados Unidos a pasarla bien y a ganar dólares, sino como pastores y responsables de cuidar a sus ovejas, que son los mexicanos que están aquí. Lo que tienen es una misión, pues no pueden estar de vacaciones, no vienen de turistas”, critica.
Expresa que no hay la misma velocidad para detener a los secuestradores y aquellas personas que están cometiendo agravios en contra de quienes tienen que migrar, una de las cuestiones que más le preocupan.
“Estuve con las máximas autoridades de la Procuraduría General de la República (PGR). Yo les pregunté qué más teníamos que hacer los que estábamos en 66 refugios en la República Mexicana, ya que no paraban los secuestros y nosotros ya lo habíamos denunciado todo.
“El Estado no protege a las víctimas, mentira, y muchas veces ni siquiera se encarga de sus gastos”, lamenta.
Asegura que el gobierno mexicano no ha cumplido con su parte y que quienes sufren la desaparición forzosa de un familiar son olvidados.
“No tenemos conocimiento de que las personas lastimadas a las cuales nosotros hemos invitado a hablar y a las que hemos acompañado para presentar su denuncia ante el Ministerio Público hayan sido respaldadas por el Estado.
“A las víctimas las hemos cuidado y protegido nosotros, hemos hecho el trabajo que les corresponde a ellos y no se ha hecho justicia.
“Yo les he dicho a los altos funcionarios de la PGR que estaban con sus siete ministerios públicos federales y fiscales y les preguntamos qué más querían para actuar, pues les hemos dado toda la información… ¿Quieren que nosotros también vayamos a aprehender a los secuestradores?”, cuestiona.
Este defensor de las garantías individuales en México indica que las autoridades prefieren estar en cómodas instalaciones, que resolver las problemáticas que hunden a la nación.
“Les dije: ustedes están recibiendo un sueldo, están trabajando acá tranquilamente en sus oficinas, mientras en Veracruz están secuestrando migrantes. Ustedes van nada más a pasearse, porque no han hecho nada.
“Yo quiero recalcar lo siguiente, que hay una prisa para capturarlos (a los indocumentados) y regresarlos a sus países de origen, pero no hay esa misma prisa y esa misma eficacia para detener la delincuencia. Este es un caso que yo presento para que vean el contraste”, compara.
LEY ‘SB1070’ A LA MEXICANA
Alejandro Solalinde refiere que en el sexenio anterior el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, llevó ante el Congreso de la Unión una iniciativa con tintes similares a la polémica Ley Arizona, que criminaliza a los migrantes.
“La original de Calderón era eso, una ‘SB1070’, con todas las características como calcas, pero gracias a Dios que los legisladores mexicanos se dieron cuenta y la desecharon, aunque notamos que en el reglamento se retomaron unos elementos y como que la volvieron a reconstruir.
“A principios de 2010 platiqué con uno de los principales asesores de la oficina de la Presidencia de México y le pregunté qué tanto el gobierno de Felipe Calderón tenía un compromiso de seguridad con Estados Unidos y me dijo que es total”, analiza.
Apunta que en el caso de la Iniciativa Mérida se buscó que todas las fuerzas armadas estuvieran bajo las órdenes de Migración y en respaldo a Estados Unidos, en una posición malinchista.
“Pero hay que decirlo, hay que ser honestos, el gobierno estadounidense no le pidió a México en ningún convenio que atropelle los derechos humanos. Esto me lo aclaró el embajador anterior, Carlos Pascual, como el actual, Anthony Wayne, pero si se hizo en México es que fue una iniciativa de funcionarios mexicanos”, añade.
MUJERES EL BOTIN
Alejandro Solalinde Guerra se pronunció por robustecer las políticas de protección a las garantías individuales en México y también al norte del río Bravo, donde, especificó, siguen aumentando los hechos delictivos.
Define que las mujeres son el sector más vulnerable de la sociedad y que si en Estados Unidos cualquier persona ya es secuestrable, en México con mayor razón.
“Ellas son la mercancía más preciada, el artículo de venta que más buscan los delincuentes y me refiero también a la complicidad de funcionarios públicos que han estado y están metidos en la trata de blancas.
“¿Por qué no se ha podido combatir adecuadamente este delito?, porque hay unas grandes complicidades. De los últimos secuestros masivos de octubre a la fecha, nada más en Medias Aguas, Veracruz, estoy hablando de una población chiquita, con toda la información, los testigos, las averiguaciones previas que se han abierto no se ha logrado capturar a uno solo de los malhechores, que ya saben quienes son, ya tienen fotografías y todo, imagínense si van a hacerlo en todos los secuestros que ha habido en el país…”, expresa.
Como parte de su ponencia resaltó que a pesar de que la ruta que destruyó el huracán Stan en 2005 ya se restableció (con alrededor de 34 puentes y pasos de vía), existen tramos en los que los indocumentados centroamericanos deben abordar el ferrocarril y ahí sufren de vejaciones, maltratos físicos o incluso, la muerte.
“La nueva modalidad es cuando los migrantes se van a subir a los vagones, hay partes donde aún se descarrila el tren por el mal estado de los durmientes, de las vigas transversales a los rieles, pero parece ser que eso no ha impedido que llegue cada vez más gente.
“Antes de subir ya les están pidiendo 100 dólares a cada uno (alrededor de mil 200 pesos) tan sólo por subirse al tren y caminar ese segmento. De una estación de carga a la otra, donde se transporta maíz, cemento, fruta y muchas cosas, arriba van los migrantes y entre los vagones, y se le pone a un delincuente que vaya con ellos vigilándolos, para que no se suba nadie que no haya pagado, así tienen que llegar a otra estación y ya saben que deben de pagar otros 100 dólares.
“Y si es que el grupo no quiere pagar lo secuestran. Van seleccionando víctimas y las mujeres son vistas de otra manera, pues aunque paguen, a muchas de ellas de todos modos las van a secuestrar, porque hay pedidos ya de mujeres en el mercado”, relata.
Solalinde Guerra reitera que existe toda una red de complicidad de tratas para distribuirlas en diferentes lugares y uno de ellos, que se están haciendo investigaciones, se encuentra en Tapachula, Chiapas.
Todo lo que es la frontera sur, señala, está lleno de eso y no hay policías que vean nada.
“Las niñas que van a la secundaria, que van a la preparatoria saliendo de clases las levantan y se las llevan. Y cuando las madres preguntan por sus hijas, la gente les dice: ‘es que tu hija se fue con el novio, o ha de estar contenta porque te va a dar un nieto’.
“Decía una madre de familia: ‘estoy segura que a mi hija la tienen tratada y no la van a soltar hasta que se seque, pero yo voy a esperarla, porque sé que está viva’”, describe.
EN ZONA DE CONFORT
Este clérigo acusó inclusive a su propia iglesia de permisiva y cómoda.
“La Iglesia Católica también es omisa, aquí, allá o donde sea. Aquí en Estados Unidos está instalada. Que les duela ver cómo están los migrantes, no, y pobres migrantes en México, porque están abandonados de sus cónsules, pero también de sus pastores.
“En general la situación de Estados Unidos es muy delicada, porque nuestros obispos de América no son reyes, no viven en palacios como viven allá en Europa, no tienen pedigrí, pero viven muy cómodamente.
“Viven también en palacios y en instalaciones de unos niveles muy altos. No se puede ser profeta desde la riqueza. No se puede sentir el dolor de la gente y de los pobres y de los migrantes cuando uno está fijo, instalado en oficinas lujosas, porque desde arriba no se ve la gente y desde arriba no se siente el dolor de los de abajo”, defiende.
Resaltó que en la Unión Americana existen cosas muy buenas, pero a la vez subrayó que éste es un país infractor de los derechos humanos.
“Si todos los migrantes están sufriendo de violaciones y atropellos, si siguen siendo vulnerables y si los tres niveles de gobierno continúan negando que existan los secuestros y el maltrato, porque México ya cambió de color, ya es respetuoso de los derechos humanos, ya las personas migrantes no sufren, todo esto va a seguir así”, manifiesta.
En entrevista con Hora Cero menciona que existe un plan para hacerle daño, pero que eso no detendrá su trabajo humanitario.
“La amenaza permanece y el gobierno de Oaxaca no ha logrado neutralizarla ni ha sido capaz de hacer nada”, agrega.
Solalinde, quien reside en el municipio de Ixtepec, donde dirige el albergue de indocumentados “Hermanos en el Camino”, dice no tener miedo de continuar denunciando la trata de personas y los secuestros en la República.
Agrega que en ocho años que lleva de dedicarse por completo a las causas de los migrantes va a ir hasta las últimas consecuencias.
“No es tiempo de temor, sino que es momento de hablar en un solo idioma. Hay como 500 defensores y defensoras en México a las personas migrantes.
“No vamos a tener miedo, sabemos que es un riesgo, lo vamos a correr y ya… Voy a llegar hasta el final. Tampoco me hago las ilusiones de que yo soy el mesías, de que voy a lograr todo, no, pero voy a avanzar un poquito nada más”, declara.
Al final manifestó que su misión es hacer lo que le toca a él y que los demás verán si lo hacen o no, concluye.