Pudo más el drama de la pobreza que todo un arsenal de efectos digitales. Quisiera ser Millonario, obtuvo el Oscar a mejor película en la entrega 81 de los premios de la Academia. Con este drama de miseria ubicado en Bombay, el británico Danny Boyle arrasó con ocho premios en la ceremonia del domingo 22 de febrero.
Se impuso a El Extraño Caso de Benjamín Button, un drama menor, de gran presupuesto y con aliento épico que, sin embargo, era una montaña de trucos de digitalización de la mejor factura que se hace en Hollywood.
Además, contaba con una de las parejas más atractivas de los últimos años: Brad Pitt, nominado como mejor actor, y Cate Blanchett.
Frtost/Nixon: La Entrevista del Escándalo se quedó suspirando por un premio de consolación que no le fue entregado.
La ceremonia del teatro Kodak conducida por el australiano Hugo Jackman fue una sacudida al viejo formato, que se había hecho largo y caduco. Hasta el año pasado la ceremonia tradicional se hacía con una fanfarria prolongada para los presentadores que ocupaban, en muchas ocasiones, más tiempo en sus intervenciones, que la mención de los nominados y los discursos de los premiados.
Esta vez el Wolverine de los X Men se mostró como un prismático artista que lo mismo actuó, que cantó, bailó y animó una de las ceremonias más brillantes de los últimos tiempos.
Uno de los atractivos fue la apertura a figuras de la interpretación pop –incorporadas recientemente a la industria del cine– como Beyonce, Zach Efron, Vanessa Hudgens, Amanda Seyfried y Dominic Cooper que unieron sus voces para cantar Mamma Mia! Del chabacano musical sobre las canciones del grupo ABBA.
Quisiera ser Millonario obtuvo, además de la categoría mayor y director, galardones por guión adaptado, fotografía, canción música original y edición.
Los más de 6 mil miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas se dejaron seducir por esta extenuante odisea del arrabal hindú, donde un chico sobrevive con sus talentos callejeros hasta encumbrarse en un show de preguntas y respuestas, transmitido en televisión nacional y a través del cuál espera llamar la atención del amor de su vida.
Sean Penn obtuvo su segundo premio protagónico con Mi nombre es Harvey Milk, en el que interpreta al primer representante popular electo abiertamente gay en Estados Unidos, en la década de los 70.
Políticamente comprometido con el arte, Penn expresó su simpatía a la comunidad homosexual y fustigó a quienes los persiguen.
Desconsolado, Mickey Rourke vio a pasar frente a sus narices la estatua dorada. Tal vez nunca vuelva a estar tan cerca de recibirla. También fue relegada su compañera en la cinta, Marisa Tomei, nominada como actriz de reparto.
La historia de Harvey Milk también sorprendió al obtener el crédito como mejor guión original, por encima de las historias de Río Helado y Wall-E, que pujaron duro hasta el final.
Kate Winslet sorprendió por su interpretación de una enigmática mujer de oscuro pasado en El Lector. Uno de los chistes de la noche era sobre lo escasamente vista que había sido la cinta.
Desconsoladas quedaron Meryl Streep, con su récord de nominaciones en La Duda, y Angelina Jolie, una de las mujeres más populares del planeta, que competía por El Sustituto.
La cuota latina la llenó Penélope Cruz, que fue elegida como actriz secundaria por su neurótica interpretación de la artista Elena en Vicky Cristina Barcelona. Ya el año pasado su compatriota Javier Bardem se había llevado el reconocimiento en la misma categoría. Es la primera vez que una española gana el Oscar.
Como se esperaba, Heath Ledger, muerto el año pasado, conquistó a los electores de la Academia y se llevó con justicia el premio como intérprete de apoyo por su violenta interpretación del Guasón en El Caballero de la Noche. El galardón fue recogido por sus padres y su hermana.
Mike Elizalde, el mexicano enlistado en la categoría de maquillaje, por Hellboy II, sucumbió ante Greg Cannom, por la cinta de Benjamín Button.
Como se había anticipado, la ópera artística sideral Wall-E se llevó la estatuilla como mejor película animada, por encima de la comedia de artes marciales Kung-Fu Panda, y del heroico can desorientado en Bolt: Un Perro Fuera de Serie.
Fue el 81 un buen año para Oscar. Hubo un buen show y las actuaciones estuvieron muy por encima de las cintas nominadas.