
En Operación Skyfall, el 007 cumple con todas las convenciones que hicieron famoso al indestructible personaje: el tuxedo, el martini, el Aston Martin y, lo que es mejor, un villano caricaturesco.
Daniel Craig, convertido en el mejor Bond de la historia, vuelve a sus antiguos vicios: matar en nombre del mundo libre y resucitar, una y otra vez, cuando es abrazado por la muerte.
La nueva etapa del agente al servicio de Su Majestad, proporciona una perspectiva diferente y mucho mejor a la franquicia. Craig mantiene al pistolero británico en excelente forma, adentrándose cada vez más en el papel, haciéndolo suyo y aportándole cada vez mayor histrionismo. El número no es solamente echar una rodada y dar en el blanco. Ahora Bond amplía su rango emocional.
En su nueva aportación como director de la cinta 23 de la serie, Mendes le da una mayor seriedad a Bond. Aunque no deja de aportarle algunas chispas de humor, el súper agente es, básicamente, un tipo mortalmente serio y con una crueldad interminable para acabar con sus enemigos.
A diferencia de las anteriores entregas, Skyfall es una cinta con mucho más drama que las anteriores. El personaje se luce desafiando a la muerte, acumulando víctimas en la cuenta y exhibiendo sus aptitudes como un guerrero.
Pero también tiene que enfrentar decisiones que afectan su corazón. Ahora ya se sabe que en el interior del apuesto criminal con licencia para matar hay un hombre con sentimientos.
En esta ocasión Bond se fastidia de estar expuesto y abandona el servicio. Pero tiene que regresar cuando la oficina MI6 a la que pertenece es amenazada por un enemigo invisible.
Bond regresa para salvar a M, su jefa directa, interpretada con excelencia por Judi Dench. M, masculina e implacable, debe enfrentar no solo a los enemigos del mundo libre, sino a la gigantesca burocracia que amenaza con acabar con su escuadrón de gatilleros que ayudan a preservar la paz en Inglaterra.
Repentinamente, los agentes encubiertos de la oficina del servicio secreto británico quedan descubiertos y comienzan a ser eliminados por causas desconocidas. La inteligencia inglesa está desconcertada. Bond sigue el rastro de una chica bella y encuentra el origen de la amenaza.
Javier Bardem es un villano de cuño antiguo. Como un malvado extraído de los episodios ochenteros y setenteros de la serie, trae el cabello y las cejas grotescamente teñidas. Es latino, con un acento extraño, condición indispensable para ser amenaza. Es una mezcla de Cristopher Walken y Klaus Maria Bandauer.
El español se ve competente y le aporta interés a su personaje de agente desertor latino. El mundo esperaba con curiosidad al nuevo truhán de la franquicia. La anticipada participación de Barden no decepciona. Sin emplearse al máximo para extraer sus mejores poses de criminal, Bardem encuentra inspiración en Hannibal Lecter para construir su personaje brillante e insano, que se refugia en el humor y festeja sus triunfos con risas horribles.
Mendes consigue construir momentos memorables de la serie, con una gran escena inicial, llena de acción, que da paso a una secuencia de créditos extraordinaria, como es la marca de la casa. Hay una lucha cuerpo a cuerpo en lo alto de un edificio que es una belleza de colorido y fotografía con imágenes silueteadas en negro y con el fondo de anuncios luminosos entre rascacielos asiáticos.
El malvado, cuando avanzan sus planes demoledores, consigue infiltrarse hasta el centro mismo de la justicia de Londres y protagoniza una de las mejores balaceras en los 50 años de inaugurada la marca Bond. Se reúnen en una sola secuencia de acción, bajo las balas, Craig, Bardem, Dench y el maestro Ralph Fiennes, que le da clase a la película.
El desenlace es inusual. Bond, bajo sitio, se enfrenta con un pelotón de mercenarios para comenzar a diezmarlos él solo hasta llegar a una solución que peligrosamente se acerca al anticlimax, con una poderosa carga de drama, pero con escasa adrenalina.
Sam Mendes, habituado a hacer películas sobre conflictos humanos, proyecta a Bond hacia nuevas dimensiones. Ahora se conocen más detalles del agente. La historia previa había sido tacaña con su biografía. Poco se sabe de su pasado. Ahora se ventila mucha información sobre sus orígenes y para explicar su agresivo comportamiento.
No es esta la mejor aportación de la serie, pero sí es una nueva y refrescante. Los seguidores del doble cero siete le darán un recibimiento entusiasta a la nueva aventura.
La Metro también está contenta con el hitazo en taquilla de Operación Skyfall.