
Netflix se pudo nostálgico. Los hermanos Matt y Ross Duffer presentaron una serie espectacular que se volvió un éxito inmediato, por su alcance a audiencias de chicos y grandes. Con Stranger Things, el rango de fans se amplió por una razón muy sencilla e innovadora: la serie ofrece entretenimiento para adultos maduros, pues se ubica en los años 80 y hace permanentes referencias a la cultura popular de esa época. Y, al mismo tiempo, proporciona esparcimiento infantil y juvenil, a través de episodios que mezclan aventuras detectivescas, sorpresas sobrenaturales y mucha acción.
La hechura es un obvio homenaje al cine que se hizo en esa época. Es una mezcla de E.T, Goonies, Cuenta Conmigo, Los muchachos perdidos, Carrie, Gremlins, Aliens, y otras referencias de ese pasaje de la historia norteamericana marcada por el entretenimiento ligero y un interés generalizado por superar la cultura hippie, que se había ido desvaneciendo al finalizar la década
anterior a esa.
La historia sigue a un grupo de amigos, uno de los cuales un día desaparece. Eventualmente, se les une una niña que los ayuda a localizarlo, aunque luego revela que tiene superpoderes y que forma parte de un aterrador experimento del gobierno de Estados Unidos, en un complejo secreto que se encuentra detrás del bosque de la ciudad donde todos ellos habitan.
Los científicos malvados quieren regresarla al edificio de los experimentos, mientras sus amigos la ocultan y se alían con ella para combatir unos seres que emergen de otra dimensión y que amenazan con arrasar el universo conocido.
De entre todos, destaca el personaje de Eleven (Milly Bobby Brown) una preadolescente de gran temperamento, capaz de destruir personas y mover objetos con el solo poder de su mente.
La serie ya tuvo dos exitosas temporadas y está por estrenar una tercera, que es esperada por los fans de todo el mundo. (LCG).