
Dreamworks reúne, en un solo paquete, a las leyendas de la época decembrina: Santa Clos, El Hada de los Dientes, El Conejo de Pascua, Sand Man y a Jack Frost. Su misión, enfrentar al Cuco en persona, que pretende meterse en los sueños de los niños y llenarlos de pesadillas para que dejen de creer en el espíritu de las celebraciones de fin de año.
Si los chicos pierden la fe en sus héroes navideños, estos perecerán irremediablemente.
La Navidad, así, se habrá perdido y reinará en la Tierra únicamente desesperanza y temor, como es el anhelo del omnipresente Cuco.
Los entes de la festividad, cada uno con superpoderes especiales, son los aquí llamados guardianes porque se encargan de mantener viva la llama, de continuar con el ancestral legado de las tradiciones y de llenar de alegría la vida de los niños que cada año los esperan con ansia.
Como lo hizo alguna vez con Shrek, cuando juntó a los personajes de cuentos de hadas para parodiarlos, en esta ocasión Dreamworks hace un extraño equipo con los maestros de las celebraciones y los junta en una historia épica de corte familiar, pero de difícil acceso para los niños pequeños.
El director Peter Ramsey decidió hacer una historia formal, con algunos toques de humor, pero en una tonalidad oscura y en algunos pasajes hasta macabra.
Los guardianes se reúnen en la casa de Santa y en ella se enteran, de una manera ingeniosa, la manera en que el enemigo comienza a menguar la fuerza del bien entre los chiquitines del mundo, infundiéndoles temor y poblando sus noches con incubos que los desalientan.
Hay una hermosa imaginería digital, como es la marca actual de las productores norteamericana, que invierten la mayor parte de su presupuesto encontrando la manera de perfeccionar a sus creaciones con rasgos cada vez más humanos y con un retrato cada vez más fiel de sus emociones.
La belleza visual sorprende junto con la presentación de estos nuevos próceres improbables: en sus desgarbadas figuras y sus trajes amistosos, se reúnen en El Salón de la Justicia navideño instalado en el polo Norte para decidir el futuro espiritual de los niños.
Santa, con su enorme barriga es un hombre diestro para el uso de los sables; el conejo, que es representado de ordinario como un bicho inofensivo y bonachón, es un gigante mamífero de porte audaz, experto en el manejo del bumerán. El Hada que deja monedas a cambio de molares desprendidos también es una ducha guerrera que vibra en la batalla en su fosforescente traje de plumas.
Aunque la historia es pequeña y tiene un gran planteamiento se agradece que haya muchas escenas de acción. Dreamworks, de nuevo, vuelve a transgredir los mitos con una apuesta provocativa que podría pasar como una desconcertante lucha de egos entre tanto ser importante.
Meter a tantos personajes principales en una sola aventura quizá no fue muy cómodo para la producción que tuvo que hacer circular entre todos ellos los diálogos y las situaciones para encontrar un balance justificatorio.
Afortunadamente, Jack Frost pudo hacer que todos siguieran su ruta de acción y se compadecieran de su terrible historia, escalofriante y desconocida, que lo llevó a ser elegido uno de los guardianes.
El Origen de los Guardianes es la mejor propuesta navideña.