Ennio Morricone es recordado, principalmente, por la música de la película El Bueno, El Malo y El Feo, filmada por Sergio Leone en 1966.
El Spaghetti Western, rodado en España, convirtió en legendario al personaje del pistolero sin nombre interpretado por Clint Eastwood, pero también definió la trayectoria de todas las bandas sonoras del género en los años que siguieron.
Este soundtrack es, de acuerdo a la crítica especializada, uno de los más imitados en la historia del cine. La banda de rock Metallica utiliza “El éxtasis del oro”, de la misma película, para abrir sus conciertos.
Seguramente los seguidores del compositor romano esperan verlo interpretar esta melodía en el concierto titulado Musica per il cinema (Música del cine) que ofrecerá el próximo 29 de mayo en la Arena Monterrey, con 200 músicos en escena. También habrá presentaciones en el Distrito Federal y Guadalajara, los días 27 y 31 de mayo, respectivamente.
Pero Morricone es mucho más que la presentación de montones de melodías memorables. El mismo es un estilo, uno de los grandes genios de la música del siglo XX. Cinco veces nominado al premio Oscar y ganador, el año pasado, de este premio como tributo a su carrera.
ENTRE VAQUEROS Y GANGSTERS
El autor, de 70 años, es uno de los más prolíficos creadores musicales de la historia, con más de 500 composiciones para obras de cine, televisión y teatro. Incluso sus biógrafos consideran imposible recopilar toda su producción, pues en algunas etapas ha utilizado algunos alias como Leon Nichols y Dan Savio.
Estudió trompeta y composición en el Conservatorio de Santa Cecilia, en su ciudad natal.
Su primer trabajo fue en la cinta El Federal, de Luciano Salce, que lo lanzó a la fama en 1961.
Sin embargo es su mancuerna con Leone –amigo de la infancia y compañero de escuela– la que más reconocimiento le dio, desde que trabajaron juntos. Formaron el dueto Leone-Morricone, como también se reconocen los de Hitchcock y Hermann, Fellini y Rota, Spielberg y Williams, Coen y Burwell y Eisenstein y Prokofiev.
Su primer trabajo en tándem fue Por un Puñado de Dólares (1964), remake occidental de Yojimbo, del japonés Akira Kurosawa. En numerosas entrevistas, el músico ha reconocido que encontró una manera extraña de trabajar con Leone. Ningún cineasta le había ofrecido que hiciera la banda sonora aún antes de que quedara concluida la película.
Leone simplemente le relataba la sinopsis de su producción y Morricone la hacía. El compositor sorprendió al mundo con sus atrevidas piezas para el género de vaqueros, que incluían guitarras eléctricas, campanas, arpas y armónicas.
El binomio hizo varios de los trabajos en el cinema más memorables, como Por unos dólares más, Erase una vez en el Oeste y Erase una vez en América.
La guitarra en sus westerns es de Alessandro Alessandroni, quien además interpreta el silbido clásico, que es la plegaria de un hombre solitario y melancólico. La música de viento, dulce y cantarina, se contrapone con la violencia gráfica que mostraban sus películas.
Acompañan también en sus composiciones, los sonidos agudos y prolongados, que son los mismos aullidos de los lobos en el páramo desolado, como una referencia a la condición salvaje del oeste.
El tema de El Bueno, El Malo y El Feo es acompañado por voces gruesas que parecen incomprensibles, pero que claman “We can fight”, como el grito de guerra del forajido sin destino.
Aunque el estilo de sus acordes es similar en esa época de vaqueros italianos, el músico se reinventó hasta el infinito en trabajos posteriores, sin caer en la tentación de canibalizarse, como varios de sus contemporáneos.
El crítico James Parker escribió en 2001 sobre Morricone, refiriéndose a su música western que combina ópera, voces humanas y sonidos animales, en especial en El Bueno, El Malo y El Feo: “Como en varios temas, empieza con una calma relativa, y entonces entran los tambores militares (representando la guerra en el film), hasta que las percusiones se vuelven frenéticas y surgen la guitarra eléctrica y las vigorosas voces de los coros.
“Todos los instrumentos convergen en un salvaje crescendo. La mejor manera de describirlo sería Bethoven en ácidos, en un bosque con lobos”.
Se recuerda que el maestro italiano también participó en el Mundial de Futbol Argentina 78 al hacer las fanfarrias del evento.
En 1984 ocurrió uno de los grandes gazapos en la historia del cine. Morricone trabajó por última vez ese año con Leone en Erase una vez en América, una épica de gángsters, protagonizada por Robert De Niro. El mismo Morricone reconoció, en un especial hecho para la distribución en DVD de esa cinta, que hubo tal desorganización en el trabajo de posproducción que el productor Aaron Milchan y el equipo que colaboraba con él, olvidaron llenar la papeleta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Unión Americana, para que la película compitiera por el Oscar.
De esta forma se quedó sin participar esta que es reconocida por los mismos compositores como una de las bandas sonoras más bellas de todos los tiempos, con piezas como El Tema de Deborah y La Canción de Cockeye, entre otras del disco que no tiene desperdicio.
El encuentro de Morricone con Oscar ha sido siempre desafortunado. Fue ignorado por Erase una vez en el Oeste (1968) que, presentaba, como es su característica, poderosos acordes de guitarra y coros femeninos.
Fue nominado, sin fortuna, por vez primera en Las Puertas del Cielo (1978) un western fallido de Michael Cimmino.
Luego del fiasco de Erase una vez en América, dos años después volvió as ser nominado por otro de los trabajos de música incidental que se recuerdan como joya de la cinematografía: La Misión. Y otra vez se quedó sin la estatuilla. Repitió fracasos frente a la Academia con Los Intocables (1987), Bugsy (1991) y Malena (2000).
Fue hasta 2007 cuando recibió un Oscar honorario de manos de Clint Eastwood quien, al entregar la estatuilla, hizo trabajo de traductor del italiano al inglés. Las nuevas generaciones tienen oportunidad de apreciar a Morricone en películas populares. Los soundtracks nunca han atraído la atención del público, a menos de que algunos temas de películas se conviertan en clásicos, como el de El Padrino, de Nino Rotta; El Golpe, de Marvin Hamlish o canciones que fueron hits en la radio como Take my Brathe Away, del grupo Berlín, que ganó el Oscar en 1986 por la cinta Top Gun.
Es del maestro la música inolvidable del Cinema Paradiso (1988) que ganó el Oscar a la mejor película extranjera. También participó en En la Línea de Fuego (1993), sobre un guardasespaldas (Eastwood) que busca evitar que un sicópata (John Malkovich) asesine al presidente de Estados Unidos.
Morricone participó en La Leyenda de 1900 (1998), de Giuseppe Tornatore, sobre el pianista que nunca pudo descender de un brazo; Misión a Marte, (2000), la primera cinta de ficción de Brian De Palma; Malena, la bella viuda que es sometida a bajezas por pobladores de una aldea en Italia. La serie de televisión Karol, El hombre que se convirtió en Papa (2005), que fue presentada también en cine.
Morricone finalmente estará en México, en ésta que es su primera presentación en el país y que puede ser, también, la última.