
Esta es la historia de la joven británica amante del jazz, quien debido a su talento en la composición e interpretación de melodías extraordinarias, alcanzó con facilidad la mira en la industria artística pero que, como en muchos casos, los caminos de la fama y los excesos la llevaron a perder terriblemente lo más valioso que le quedaba, su vida.
En una zona suburbana de Londres, Inglaterra, el 14 de septiembre de 1983, en Southgate, nació quien –hasta la fecha– es considerada como una de las mayores leyendas de la música en géneros como el jazz, el rhythm and blues y el soul:
Amy Jade Winehouse fue una niña de cabello negro y de tez blanca, hija de Mitch Winehouse, un taxista local, y de Janis Seaton, una empleada farmacéutica, quienes junto a su hermano mayor, Alex Winehouse, conformaron una humilde familia de origen judío.
Pero desde muy temprana edad Amy era caracterizada por comportarse rebelde. Incluso sus padres sentían que no asumían un papel de autoridad sobre la inquieta menor, lo que suscitó que Winehouse no tuviera el afecto y el apoyo parental deseado. Su abuela paterna, Cynthia, siempre estuvo presente durante su crecimiento, convirtiéndose en la única persona con la que sintió el cariño que tanto necesitaba.
A pesar de estas circunstancias, Amy mantuvo siempre una rutina cotidiana como la de cualquier otra niña de seis años: vivía con sus padres, jugaba con su hermano, y asistía a clases; sin embargo, hubo un factor que hizo que su vida fuera más distinguida que la del resto, y eso fue, el amor por la música.
Winehouse creció en un ambiente repleto de ritmo, pues su pasión por el canto y las melodías musicales que predominaron en casa se convirtieron en el legado de su familia. Los tíos maternos de la inglesa eran músicos profesionales de jazz, mientras que su abuela, Cynthia, tuvo una relación sentimental con Ronnie Scott, quien fue mayormente reconocido por su excelente trabajo como saxofonista y por ser una estrella de ese mismo género.
Asimismo, en casa de Winehouse hubo un gusto singular por las canciones de Frank Sinatra, motivo por el que la música siempre fue una base fundamental en la formación de su estrambótica identidad.
Conforme Amy iba creciendo, el interés por comenzar a crear canciones propias fue despertando cada vez más. Componer y tener la oportunidad de poder presentarse ante una audiencia eran una de las metas que la joven anhelaba poder lograr.
Pero desgraciadamente ocurrió algo inesperado, un suceso que le daría un gran giro a su vida, afectándola en lo emocional: el divorcio de sus padres. Aquella decisión que no estaba en manos de la menor, fue motivo por el cual la pequeña Amy pasó de vivir en los suburbios de Southgate a residir en East Finchley, zona al norte del centro de Londres.
A pesar de ser una de las ciudades más populares y bastante influyentes, de lo que ella no estaba consciente, es que este repentino cambio sería el comienzo de su ascenso al éxito musical.
PRIMEROS PASOS
Ya establecida en East Finchley, su abuela Cynthia era totalmente consciente del inmenso talento de su apreciada nieta, por lo que decidió ayudarla a forjar sus habilidades artísticas, y después de tanto insistir, tomó la decisión de inscribirla en la escuela de teatro ‘The Susi Earnshaw Theatre School’, la cual visitaba cada sábado con propósito de ir perfeccionando sus habilidades y desarrollar su capacidad para el baile, y por supuesto, su distintiva voz.
A pesar de su rápido progreso en su expresión corporal como bailarina, Amy siempre quiso más; no le gustaba la sensación de quedarse con las ganas de algo, así que, durante el tiempo que estuvo en el instituto teatral, en un intento de abrirse camino hacia la música, creó una banda llamada ‘Sweet n Sour’.
Se trató de un dúo en compañía de su amiga de infancia, Julliette Ashby, aquellas conformaban un grupo dedicado a una de las otras pasiones de Winehouse, el género rap. Sus canciones eran al estilo de ‘Salt n Pepa’, pero por la apretada agenda de Amy con sus estudios, la agrupación duró muy poco.
Pese a que su técnica vocal y capacidad para el baile habían mostrado un avance magnifico, lastimosamente fue expulsada de la institución a los 14 años bajo el reporte de mala conducta; pero la realidad es que únicamente se había realizado un piercing en la nariz, acción que en esos años era considerado como un acto de rebeldía; no obstante, este episodio de su vida estaba muy lejos de frenar sus metas, por lo que no permitió que una expulsión detuviese su carrera artística.
Al poco tiempo fue inscrita en la BRIT School, una prestigiosa escuela británica de artes escénicas y creativas ubicada en Selhurst, Cloydon, Inglaterra, y fue en esta academia el lugar en donde Winehouse pudo explorar más a fondo su fogosidad por el canto. También hizo provecho de este lapso para comenzar a escribir canciones, y para ganar experiencia en el escenario ejerciendo como vocalista de la ‘National Yaouth Jazz Orchestra’.
CAMINO AL ESTRELLATO
A sus 16 años Amy se unió a un grupo local conocido como ‘The Bolsha Band’, agrupación que solía dedicarse a interpretar una gran variedad de covers, aunque ocasionalmente tocaban una que otra canción propia en diversos bares londinenses a principio de la década de los dos mil. Su pareja de aquel entonces, el cantante Tyler James, compartió uno de los demos grabados por Winehouse a Nick Godwyn, su manager y quien quedó estupefacto por la grandiosa voz de Winehouse. Su deleite por el talento de la inglesa fue tan abismal que decidió invitarla a una audición, y en cuanto la vio por primera vez, supo que tenía en sus manos a una futura estrella mundial.
La suerte estuvo al favor de Amy, al cumplir con todas las características que Godwyn y su sello discográfico, Island Records, estaban buscando; no tardaron en convencerla de firmar su primer contrato.
Después de ser oficialmente contratada por la disquera, la cantante comenzó a preparar su álbum debut, el cual logró finalizar rápidamente debido a su talento y experiencia previa como vocalista. Gracias a sus desentonaciones casi nulas y su compromiso frente al micrófono, el objetivo fue bastante claro, –lograr que su primer disco fuese un trabajo digno del reconocimiento internacional–.
En honor a uno de sus artistas favoritos Frank Sinatra: ‘Frank’, es el primer trabajo discográfico de Amy Winehouse lanzado el 20 de octubre del año 2003 en Reino Unido, y el 20 de noviembre del mismo año se estrenó en los Estados Unidos. El disco alcanzó la cima del éxito.
Su obra debut fue totalmente alabada por la crítica, encabezando el top 40 en diversas listas de popularidad, así como el top 10 en listados como: UK Albums Chart, Australian Albums Chart y Polish Albums Chart. Gracias a la popularidad de este álbum, Amy Winehouse obtuvo sus primeras nominaciones a numerosos premios, entre ellos los BRIT Awards y Mercury Music Prize Award.
UNA MALA DECISION
En el año siguiente, la artista ya comenzaba a ser invitada con regularidad a varios programas de televisión como parte de la promoción del disco, lo que dio origen a que comenzara a ser reconocida por su imagen de mujer rebelde y muy fiestera, ya que supuestamente en la mayoría de sus apariciones tanto en televisoras como en clubes nocturnos, siempre se le veía muy alcoholizada y siendo incapaz de dar un show completo por su alto nivel de ebriedad.
El consumo por las sustancias ilícitas llegó al siguiente nivel cuando conoció a su pareja, el cual describía como el “amor de su vida”, se trataba de Blake Fielder, un asistente de videos musicales al cual conoció a mediados del 2005 en un bar londinense, momento de su vida que ella solía recordar como “amor a primera vista”.
Sin ella saberlo, entablar una relación sentimental con Blake se convertiría en una decisión que perjudicaría su futuro, pues desde aquel momento, su vida personal empezó a deteriorarse significativamente. El noviazgo que había comenzado como si de una historia romántica se tratara, se tornó en un ambiente conflictivo y lleno de peleas constantes, varias de ellas llegando al punto de agresiones físicas.
Se especula que este mismo también fue responsable de la adicción que la cantante experimentó gran parte de su carrera, al reconocer que Fielder la condujo al bajo mundo de las sustancias, las cuales en consecuencia, provocaron que la carrera musical de Amy fuera deteriorándose paulatinamente. Dentro de las penumbras de aquella relación, a Winehouse le era
casi imposible encontrar la felicidad, esto al únicamente basarse en el consumo de drogas, alcohol y abusos emocionales y físicos.
Un año después, el romance entre ambos llegó a su fin, siendo que Blake tomaría la decisión de terminar con Amy con motivo de poder regresar con su ex novia. Esta decisión dejó a la cantante con una gran herida en el corazón, convirtiendo el duelo en una situación que sería muy difícil de superar para ella, y que en medio de la agonía por su ex amorío, este hecho la conduciría a caer en una severa depresión.
Con muchas cosas pasando por su mente en esos terribles momentos, además de lidiar con la fama y problemas alimenticios; fue en ese tiempo oscuro de su vida cuando la inspiración por escribir canciones surgió de una manera nunca antes vista en su carrera, “Necesito tener problemas para tener inspiración”, confesaba Amy.
Fue así como nació el proyecto que la lanzaría a la fama internacional, un disco que sería reconocido como uno de los mejores álbumes de todos los tiempos, ‘Back to black’.
LA ÚLTIMA MELODIA
‘Back to Black’, el nombre del segundo y último trabajo discográfico de la carrera de la diva del Jazz, Amy Winehouse, fue lanzado el 27 de octubre del año 2006; un emblema musical que contiene pistas compuestas e inspiradas desde la experiencia que vivió dentro de su relación con Blake Fielder.
Dichas líricas son una total regalía de su cruda perspectiva, donde de manera literaria son interpretadas como un pedido de auxilio. Se sabe que Amy nunca quiso un apoyo profesional para tratar sus complicaciones de salud física y mental, a pesar de las recurrentes recomendaciones por parte de personas en su entorno laboral y familiar.
Por su parte, la cantante en lugar de aceptar la ayuda que claramente necesitaba, se dedicó a deshacerse de su equipo, y decidió transformar todo ese dolor en el sencillo principal de su nuevo disco, una canción que se convertiría en su más grande hit y bastante aclamado por la crítica, “Back to Black”.
La compositora logró cosechar otro éxito en la etapa más dura y complicada de su vida, arrasó tanto en listas de popularidad del Reino Unido como en las de Estados Unidos, además de salir victoriosa en los premios más importantes de la música como los Grammys, llevándose 5 galardones en una misma noche y alcanzando las posiciones más altas por encima de cualquier otro artista británico en la historia.
Pese a que esta decisión no parecía ser la mejor para su salud mental, dejó ver que no iría a rehabilitación y transformar todo su dolor y lasitud en música, fue uno de los medios de expresión que potenciaron su carrera musical como una de las más recordadas hasta la actualidad.
Su alcance era indiscutible, se convirtió en una de las figuras más prometedoras de la industria, aquel nivel de fama destacó con tan sólo 2 álbumes, lo cual fue algo digno de admirar; era reconocida por alcanzar todo lo que cualquier otro artista debutante hubiese querido lograr, ella estaba haciendo realidad el sueño de su infancia, pero a pesar de tenerlo todo en el ámbito artístico, la verdad era que su vida personal era todo un infierno.
En los años siguientes, Winehouse volvió a ese ambiente tóxico que tiempo atrás la perjudicó gravemente pues volvió con su ex pareja, Blake, aquella se adentró por segunda vez al amorío dañino que con anterioridad se basaba en el consumo de drogas, aunque en esta ocasión no sería el mundo de las drogas lo que la llevaría a la ruina.
En cuanto la noticia se dio a conocer la prensa perseguía a la cantante en todo momento, los diarios se burlaban de su situación, ocasionando que la interprete no pudiera explotar su potencial de la misma manera en que solía hacerlo en su debut; la acumulación de todos estos problemas se fueron potenciando hasta el día en el que Amy, figurativamente, paralizaría a todo el mundo.
Una noche del 18 de junio del 2011, en Belgrado, capital de Serbia, el nivel de alcoholismo de Amy se dispararía en medio de uno de sus shows, el mal estado en el que se encontraba provocó que el concierto fuera un completo desastre, los abucheos de las 20 mil personas se manifestaron inmediatamente y ante el momento de impotencia que la interprete experimentó, lo único que pudo hacer fue abrazarse a sí misma y comenzar a llorar.
En vista de que su bienestar era lo más importante, se anunció la cancelación de su tour para que pudiera enfocarse en su recuperación, cosa que nunca sucedió, ya que sin nadie saberlo, esta sería la última vez que Winehouse se pararía frente a un escenario.
Tres días después, el 23 de julio, Amy Winehouse fue encontrada sin vida en su casa. Las autoridades dieron a conocer la desafortunada noticia, informando que su fallecimiento surgió a causa del consumo excesivo de vodka.
Independientemente de que los fanáticos siempre buscaron a un culpable sobre su repentina muerte, Amy se hallaba en un abismo del cual nunca pudo salir, el mundo de las adicciones. Su fama incondicional logró consumirla por completo, y a pesar de su corta carrera, siempre será recordada como una de las mejores exponentes del Jazz, que hasta la actualidad sigue siendo una inspiración para las nuevas generaciones de música. Amy Winehouse tenía 27 años de edad el día de su muerte.