
A 15 años de su fallecimiento, el destacado atleta reynosense José de Jesús Robinson González cuenta con un lugar especial en el Salón de la Fama del Beisbol y Softbol “Alejandro Adán Palacios González”.
Al ser uno de los personajes de mayor impacto dentro de la historia deportiva de esta ciudad fronteriza, el Club de Veteranos rindió homenaje a este atleta que supo poner el nombre de Reynosa muy en alto
Y aunque su disciplina no fue el beisbol, sino la natación, el Salón de Fama le otorgó un lugar a este personaje que es considerado el orgullo olímpico de Reynosa.
En una ceremonia breve pero significativa, su esposa, Rosalba Terán de Robinson, sus hijos José y Rosalba, sus hermanos Tomas y Rubén, así como su nuera y nietas escucharon atentos las anécdotas deportivas de este destacado reynosense.
En esta semblanza, los organizadores del evento reafirmaron el orgullo que sienten por un hombre que a base de esfuerzo y perseverancia logró destacar como uno de los mejores clavadistas que ha dado México.
Países como Tokio, Alemania, Colombia y Puerto Rico forman parte de los logros alcanzados por Robinson González; alguno de ellos con medalla y otros más como finalista.
SU HISTORIA
Este destacado clavadista nació el 14 de febrero de 1945 e inició su brillante carrera en la natación en el año de 1961, teniendo como fuente de inspiración a su ídolo olímpico Joaquín Capilla.
Sus deseos de llegar a ser como Capilla, lo llevó a practicar este deporte en las albercas de la escuela secundaria “José de Escandón”, que en ese entonces se localizaba en la zona centro de la ciudad.
Pero no fue sino hasta que inauguraron las albercas del Casino Petrolero –donde por cierto, el acto inaugural estuvo a cargo de Capilla–, que José de Jesús Robinson tomó la decisión de que dedicarse de lleno a los clavados.
Una vez que eligió su profesión, Robinson González se dirigió a la Ciudad de México donde sin duda marcaría un antes y un después en su carrera.
Una vez instalado en la capital del país, José de Jesús comienza con su ardua preparación, perfeccionando su disciplina y logrando convertirse al poco tiempo en unos mejores clavadistas de México.
Uno de los primeros logros alcanzados en su carrera fue cuando llegó a ser campeón juvenil centroamericano del Caribe en San Salvador, obteniendo medalla de oro.
Además, lo llevó a ser seleccionado para representar a México en los Juegos Panamericanos, que se llevaron a cabo en el año de 1963 en Sao Pablo, Brasil.
En esta competencia logró alcanzar el sexto lugar en trampolín de tres metros, pero nuevamente recibe la oportunidad de competir, pero en esta ocasión en Canadá en los Juegos Panamericanos en el año de 1967 donde obtuvo un honroso tercer lugar.
Su condición de atleta de alto rendimiento lo clasificó para competir en tres Juegos Olímpicos, el primero de ellos fue en 1964, en Tokio, Japón, donde se consagró como uno de los mejores clavadistas mexicanos.
En 1968 llega nuevamente otra oportunidad a la vida del tamaulipeco, pues en México se celebrarían los tan recordados Juegos Olímpicos.
En esa ocasión compite en la plataforma de 10 metros que lo llevó a ocupar un cuarto lugar.
Iniciaba la década de los setenta y el clavadista reynosense persistía en este deporte que cada vez lo consolidaba como uno de los mejores deportistas de México.
Era el año de 1971 cuando llegó la gran oportunidad para Robinson González, y quizá la más importante.
En ese entonces se celebrarían los Juegos Panamericanos en Cali, Colombia, y le tocó al atleta tamaulipeco representar a nuestro país.
La experiencia, el empeño y la destreza del deportista hicieron que obtuviera una medalla de bronce.
Por tercera ocasión y tras varios años de no estar en Juegos Olímpicos, en 1972 se vuelve a presentar la oportunidad de participar en ellos, pero ahora en Munich, Alemania.
Pese a su esfuerzo que hizo por quedar entre los primeros lugares el reynosense obtuvo el onceavo sitio en la plataforma de tres metros y aunque no fue el esperado, siguió dejando el nombre de México y de Reynosa por los cielos.
Desafortunadamente el 25 de febrero 1996, a la edad de 51 años, el reconocido deportista murió; mas su recuerdo aún sigue vivo entre quienes siguieron de cerca su carrera.
Es por eso, que el Club de Veteranos de Beisbol y softbol de Reynosa, A.C, lo inmortalizaron a través de unas fotografías y que ahora ocuparán un lugar especial en este reconocido recinto deportivo.