Cuando se revisa a fondo el mediocre papel del futbol mexicano a nivel de Selección Nacional, es casi imposible dejar de reconocer que la raíz del problema se origina durante la adolescencia.
Y es que, según la afición, no es la falta de talento la que mina la superación del conjunto nacional en los planos internacionales, sino la ausencia de un completo programa de preparación mental, táctica, física y alimenticia desde que las jóvenes promesas asisten a clases.
Una de las comparaciones más comunes y odiosas sobre el fracaso de los jugadores mexicanos se da con Estados Unidos, que acumula ya varios años consiguiendo resultados favorables al verse las caras ambos conjuntos.
“No quiere decir que el equipo azteca haya perdido su nivel; al contrario, el futbol estadounidense ha ganado terreno y vuelto más competitivo.
“Allá desde que están los niños en la escuela se les enseña a practicar este juego. De ahí no es difícil llegar a la conclusión de que cuando los clubes los eligen ya hay un trabajo integral atrás que los respalda.
“Tenemos el caso de Landon Donovan, Clint Dempsey, Tim Howard y Freddy Adu, quienes fueron observados en sus escuelas. También es válido decir que los directores técnicos gozan de continuidad y acá se la pasan corriendo entrenadores”, señaló Lucas Maya, profesional en la medicina del deporte.
ABISMO DE FUERZAS BASICAS
Para certificar una de las causas del por qué México sale derrotado cuando se enfrenta a sus similares norteamericanos, Hora Cero monitoreó las maneras de entrenar en ambos lados de la frontera:
Primero se acudió al Memorial Stadium, la casa del McAllen High School, una de las preparatorias más tradicionales del Valle del sur de Texas, donde se cuenta con las mejores condiciones para ensayar el soccer.
Posteriormente se visitó la Unidad Deportiva de Reynosa, lugar de preparación del Club Santos Probase de la Cuarta División, afiliada a la Federación Mexicana de Futbol (FMF), que debe conformarse con una cancha prestada, en pésimo estado y repleta de arena. Los dos cuadros cuentan con futbolistas de entre 14 y 18 años de edad.
Para empezar, la discrepancia de sus instalaciones es enorme. Mientras de un lado se cuenta con un campo empastado, con gimnasio y hasta ducha, del otro no se cumple con las medidas reglamentarias; las porterías son pequeñas y no poseen siquiera redes.
Debido al escabroso terreno de juego los elementos del Santos Probase corren el riesgo de fracturarse o doblarse los tobillos.
En términos más generales la mayoría de las canchas en la República tampoco están parejas ni tienen césped; sin embargo, más allá de los recursos materiales que se tengan, la preparación intelectual, técnica y física también cuenta.
CAPACITACION VS IMPROVISACION
Para Fernando Manuel Segovia, director técnico del McAllen High School, a los alumnos no sólo debe ponérseles a dar vueltas al campo, sino introducirlos primero al mundo del futbol dentro del plan educativo del gobierno y “una de las reglas primordiales para pertenecer al equipo es tener buenas calificaciones”.
Luego viene un cinturón que agrupa todas las variantes de esta disciplina: ejercicios, jugadas de táctica fija y hasta charlas de vestuario sobre la alimentación que se debe seguir:
“Primeramente una práctica consiste en asegurarnos que el cuerpo esté caliente y tenga estiramientos. Después de eso hacemos 30 minutos de condición y luego varios ejercicios para tocar el balón, interescuadras, tiros al arco y sprints para tener un completo entrenamiento.
“Lo que buscamos es que los muchachos sean atletas y estén bien física y mentalmente, esas son dos cosas cruciales para un futbolista”, detalló el míster, como también se le conoce.
Sobre a la forma en que trabajan el deporte las instituciones educativas en México –reflejadas en el mal paso de su Selección–, Segovia (de origen hispano) apreció que no se tienen objetivos bien definidos.
“En la mayoría de las escuelas de allá (en la República) lo que pasa es que nomás se enseña a jugar el día del partido, no hay mucho entrenamiento y por lo tanto los jóvenes no se conocen bien.
“En realidad si existen buenos exponentes, pero normalmente se adiestran en las ‘cascaritas’ y saben jugar el individualismo, más no como equipo. A nivel profesional eso termina repercutiendo”, evaluó.
Y es que en la Unión Americana cada plantel participa en importantes torneos infantiles y juveniles, donde se fomenta la competición formal, en contraste con las llamadas “retas” muy comunes en suelo mexicano.
“Nosotros pertenecemos al Distrito 35 A y dos veces a la semana enfrentamos a otros equipos. Nos manejamos bajo un rígido calendario de trabajo.
“En ese sentido siempre les digo a los estudiantes que la dieta es importante, no nomás el entrenamiento. El día del juego deben comer liviano, evitando los refrescos”, agregó.
LA OTRA CARA
En tanto en México “el deporte parece estar peleado con la educación”, que conmina a la juventud al olvido (con ejercicios poco efectivos y una inexistente vinculación a las franquicias profesionales), según definió Angel Carrillo Muñoz, director técnico del Santos Probase, y ex futbolista profesional.
“Una vez entrenando a unos niños en la escuela Leona Vicario en la colonia López Portillo solicité porterías para un campo de futbol. El mismo director me dijo: ¿Qué estás haciendo?
“No estuvieron de acuerdo, pero yo les manifesté que la preparación física también es una materia y me despidieron, así de sencillo. Creo que la Comisión Nacional del Deporte (Conade) y la Secretaría de Educación Pública (SEP) están muy distanciadas”, ponderó el entrevistado.
Sobre la brecha de la desigualdad existente entre las fuerzas básicas hacia ambos lados del río Bravo, Carrillo Muñoz opinó que es una de las razones por las que no se le gana a los estadounidenses.
“En nuestro país somos muy envidiosos y no hay futbol en conjunto. Muchos dirigentes de clubes, como gente del gobierno le entran sólo por el negocio y no por el bien de los atletas en sí. Nosotros practicamos martes miércoles y jueves y no tenemos campo fijo, andamos ‘pobreteando’ en el ‘terregal’.
“Y hemos metido oficios al Municipio para que nos preste un lugar adecuado, pero no se ha podido; nos ha rechazado a sabiendas de que pertenecemos a la Liga Nacional Juvenil y contamos con tarjetón de la Femexfut”, fustigó el timonel del Santos Probase.
Este técnico, quien dijo no cobrar ni un solo centavo como estratega, explicó que gracias a su condición de jubilado de la Sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) puede meter a jugar a sus muchachos –los partidos de local– a las instalaciones del gremio ubicadas rumbo a Río Bravo, que pese a tener medidas reglamentarias tampoco están en buen estado.
“Cuando voy al otro lado hasta las lágrimas se me salen de ver los campos bien bonitos. Eso es lo que quisiera uno aquí también. Pero con todo y adversidades el equipo anda bien. Le ganamos al Atlas de Santa Catarina, al Monterrey y próximamente recibiremos a Monclova”, dijo Carrillo Muñoz, quien únicamente tiene una pelota para la práctica de sus jugadores.
Del futbol de Estados Unidos, este entrenador agregó que “se está preparando para ser una potencia y en 15 años nadie le va a ganar, ni Alemania, ni España ni Brasil”.
El guía del Santos Probase estimó que México se quedará esperando para lograr algún día una Copa del Mundo y haber si califica a la de Sudáfrica 2010.
“Da pena decirlo pero es más seguro que primero lo hagan nuestros verdugos los ‘gringos’”, consideró.
Con estos argumentos que vienen desde los equipos inferiores ahora es más sencillo comprender por qué Estados Unidos ya no es el juguete de la Selección Mexicana de futbol.
Cuando los papeles se han revertido la pregunta que surge es: ¿cuánto tiempo más pasará para que México se quite los nervios, domine a sus rivales y se sacuda la superioridad de sus archienemigos los estadounidenses?
Jugar en México, un futuro incierto
José García, uno de los elementos del cuadro de Reynosa Santos Probase, sabe que llegar a una escuadra de mayor importancia es un sueño difícil de alcanzar y más porque su crecimiento como deportista está limitado.
Criticó el hecho de no tener instalaciones adecuadas para practicar el deporte que más ama.
“No podemos entrenar bien porque el balón se detiene mucho. Correr también es complicado dado que el terreno parece de futbol de playa, hay demasiada arena, como en la mayoría de las canchas de la ciudad”, dijo el defensa central.
Luis Nava, volante de recuperación, coincidió con su compañero de equipo y señaló que practicar en la Unidad Deportiva “es incómodo porque se te traban los pies”.
A no muchos kilómetros de distancia, Armando Capuchino, originario de Río Bravo, es una de las estrellas del McAllen High School. El joven de 17 años tuvo que emigrar para encontrar una oportunidad de crecer en el medio futbolístico.
“En mis tiempos libres lo que más me gusta es jugar futbol, a parte de hacer tareas. Lo practico desde los 7 años de edad. A través de los técnicos, el equipo y jugando, aprende uno”, afirmó el joven de melena.
–¿Por qué es mejor dedicarte al soccer en Estados Unidos que en México?
“Bueno, porque acá el sistema nos ayuda mucho más. Existen becas y tenemos un buen destino si agarramos el futbol como profesión.
“Las escuelas son muy buenas; los entrenadores nos ponen excelentes trabajos para ejercitarnos, además de enfocarnos en la velocidad y el toque. Y allá en mi país lo malo es de que no hay suficientes lugares donde te enseñen esta disciplina desde chiquito”, ilustró Armando.
El joven promesa, quien por su buen estilo de juego provoca celos a sus compañeros ‘bolillos’, dijo que una de sus metas es ganar el campeonato de distrito, para acceder a las playoffs del estatal en San Antonio, Texas.
Seguramente de haberse quedado en México Armando estaría como Luis y José del equipo Santos Probase, destinados a padecer el lado negativo del que para muchos es el más bello de los deportes.