
Participar en una Copa del Mundo coloca a cualquier futbolista en una élite a la que muy pocos pueden acceder, pero Arturo Alfonso González se encuentra en una categoría mucho más exclusiva: los que han ganado un título.
Con apenas dos décadas de vida, este jugador originario de Reynosa, aún siente que la “piel se le pone chinita” cuando recuerda el estadio Azteca lleno de aficionados, apoyando a la selección tricolor que logró vencer a su similar de Uruguay en el año 2011, dándole al balompié mexicano el segundo título juvenil de su historia.
En entrevista telefónica desde Guadalajara, donde se encuentra concentrado con su equipo, el Atlas, “Poncho”, como lo conocen, expresó que participar en una Copa del Mundo -aún y si es en categoría juvenil-, es el sueño más grande al que puede aspirar cualquier jugador.
“Es la aspiración de todo futbolista, poder representar a tu país, es algo muy bonito y me siento muy orgulloso de haber participado en dos Mundiales y claro que me encantaría seguir portando la camiseta con orgullo”, indicó.
La alegría de jugar una Copa del Mundo es superada por el hecho de ganar el título, que se convierte en el máximo sueño de cualquier deportista, no importa la edad.
“Creo que lo más bonito que te puede pasar como futbolista es jugar un Mundial, pero es mucho mejor ganarlo y a mi me tocó hacerlo en mi primer participación. Nunca me imaginé que a tan temprana edad me iba a tocar, pero son cosas por las que trabajas y espero en Dios poder repetirlo un día”, sentenció.
González, indicó que su debut en una Copa del Mundo no fue sencillo, pues aún no terminaba de saltar a la cancha cuando el equipo ya se encontraba abajo en el marcador.
“Debutamos contra Corea en Morelia. Ese día, nuestro entrenador nos dijo que teníamos cinco minutos para quitarnos la presión y sacarnos los nervios, pero al minuto tres nos metieron el primer gol”, dijo.
Indicó que en esos momentos tan complicados, fue cuando salió a flote la preparación física y fortaleza mental que les permitió a los seleccionados juveniles alcanzar el campeonato.
“En ese momento te pasan muchas cosas por la cabeza, todo el proceso, todo lo que viviste y cómo trabajaste para estar a un paso de la derrota o un fracaso, creo que todo eso nos pegó en ese momento, reaccionamos y dimos la vuelta a ese partido”, indicó.
“Poncho” apuntó que en lo personal saltar a la cancha en un encuentro de una Copa del Mundo es una de las mejores cosas que le han pasado en su vida.
“Antes de cada partido me pongo a rezar y en ese momento lo primero que vino a mi mente fue mi familia, todo lo que he vivido, el dejar la casa, dejar a mis amigos, pero mi mayor aspiración era jugar un Mundial, vivirlo y que me tocara es la mayor satisfacción que podía sentir, estaba muy contento y dispuesto a dar todo de mi”, expresó.
EL MEJOR PREMIO, SU GOL
Otro de los recuerdos que “Poncho” guarda en un lugar muy especial en su corazón se registró el 24 de junio del 2011 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, en el encuentro contra la poderosa selección de Holanda.
Ese día, el reynosense se convirtió en el fiel de la balanza que le dio al combinado tricolor el triunfo que estuvo buscando durante 90 minutos.
“Entré de cambio a ese partido en el que íbamos empatados dos a dos y en el minuto 93 metí gol, ya casi al final de ese partido, con lo que ganamos”, dijo.
Sin poder ocultar la felicidad por haberse hecho presente en el marcador, “Poncho” aseguró que ese gol fue el cumplimiento de muchos anhelos infantiles, que poco a poco se fueron haciendo realidad.
“Siempre he admirado a Maradona, principalmente en el Mundial de México 86 y siempre estuve encantado con la posibilidad de anotar, sobre todo en un Mundial y ya me tocó, lo mejor fue hacerlo en Monterrey, muy cerca de mi casa y de mi familia”, expresó.
“Poncho” sabe que el mérito de la selección a la que perteneció no es poca cosa, por ello nunca podrá olvidar la final contra del equipo de Uruguay, cuando casi 100 mil aficionados mexicanos apoyaron como uno sólo al Tri juvenil en la final.
“Nomás de recordarlo se me pone la piel chinita, es un recuerdo que nunca voy a olvidar pues son cosas que te marcan para toda la vida.
“El momento en que entramos a la cancha y escuchamos el grito de todos los mexicanos fue algo impresionante, es imponente, es algo indescriptible, es un sueño hecho realidad que me gustaría volver a vivir”, ahondó.
SE PIERDEN MUCHAS COSAS
Representar a México en la más importante competencia deportiva en el mundo tiene su precio, y para un joven que apenas está saliendo de la adolescencia puede ser muy alto.
“Poncho” recordó que la soledad de las concentraciones pueden ser muy duras, especialmente para un joven que apenas tiene un par de años de haber dejado el hogar de sus padres.
“Mi primer proceso con la Selección Nacional fue con la Sub 15. Fueron tres meses de estar solo en Guadalajara, tuve que dejar mi familia, mis amigos, tuve que dejar muchas cosas por el futbol.
Gracias a Dios se me dio la oportunidad de estar en la selección, por eso haces lo posible por seguir ganando convocatorias, por seguir estando en la selección y das lo mejor de ti”, dijo.
Para el jugador, vestir la camiseta verde de los seleccionados compensa todo el dolor y lágrimas que se viven en el camino al Mundial
“Sí vale la pena. Es cierto, es mucho sacrificio con momentos muy difíciles pues yo lloré muchas veces estando acá, en Guadalajara, porque extrañaba a mi familia, porque quería hacer cosas con ellos, quería estar en mi casa, comer la comida de mi mamá, hacer muchas cosas que no podía porque estaba solo, es una vida diferente en donde tienes que sacrificar y dejar cosas a un lado, porque es algo importante para ti, por eso mismo lo deseas, porque es mi sueño y te puedo decir que ha valido la pena”, apuntó.
Aunque ya tiene experiencia en las competencias internacionales “Poncho” aún no logra acostumbrarse del todo a ciertos aspectos de ser un seleccionado nacional.
“Lo más difícil es el hecho de estar tanto tiempo concentrado, estar en el hotel encerrado, uno quiere convivir con su familia pues para mi, que no estoy con ellos y sabía que estaban cerca pues habían ido al Mundial, sí era algo complicado. Esas son las cosas que debes sacrificar por lo que deseas”, indicó.
El jugador, sabe que su carrera apenas comienza, y aunque ha tenido una muy buena temporada con el Atlas, misma que le ha ganado más convocatorias para la Selección Nacional; no se emociona de más, pues está consciente que aún tiene mucho camino por recorrer.
“Las metas que vienen ahora son más grandes. Ya tuve convocatoria con la Sub 21, quedan los Centroamericanos, el torneo más cercano es el de Toulon, aún queda proceso en la selección, no llevo prisa, primero quiero ganar la convocatoria y un espacio en la selección, la cosa es ir paso a paso pues como dicen: despacio que voy de prisa”, finalizó.