Durante seis años, en las gradas del parque “Adolfo López Mateos” no se escucharon las voces de los fanáticos del béisbol apoyando a su equipo. Pero la noche del pasado 26 de marzo esta nostalgia llegó a su fin y de la mejor manera.
Los Broncos de Reynosa iniciaron su aventura en la temporada 2009 de la Liga Mexicana de Béisbol, en lo que es la tercera edición de este equipo en circuito de la pelota caliente en el país.
Pero a diferencia de las otras dos ocasiones cuando la escuadra era una sucursal de los Sultanes de Monterrey, con jugadores en vías de la jubilación y con una nómina poco atractiva para fijarse metas, ahora Los Broncos debutaron con un nuevo rostro:
La ciudad, el Estado y empresarios son propietarios del equipo; se invirtieron 30 millones de pesos para la remodelación del parque, y se busca ‘enamorar’ a una afición sedienta del “rey de los deportes” que, al primer llamado jugando de locales, rebasó las expectativas.
Hace unos meses la tarea parecía imposible: conseguir un equipo profesional en la liga y adecuar las instalaciones para la práctica de este deporte.
Sin embargo, el regreso del béisbol profesional era una promesa de campaña del alcalde, Oscar Luebbert Gutiérrez, quien aseguró que Reynosa tendría un equipo para el inicio de la temporada 2009.
Meses de negociaciones fallidas, rumores y obstáculos, hacían pensar que el anhelo de la afición reynosense se vería frustrado, pero poco a poco el sueño se fue construyendo.
Primero se amarró un trato con Los Potros de Tijuana, una novena que no había tenido la mejor de las suertes y deseaba abandonar la liga. Apenas se secaba la tinta de las firmas en los contratos, las autoridades locales y un grupo de empresarios encontraron al hombre que consideraban idóneo para encabezar la novena de Reynosa: Homar Rojas, un destacado ex jugador mexicano quien ya ha sido campeón en la Liga Mexicana del Pacífico.
A cuentagotas el equipo se fue armando y fortaleciendo con jugadores mexicanos y extranjeros con experiencia en Grandes Ligas. De esta forma jugadores como Dereck White, Marshall McDougall y Julio Zuleta se convirtieron en Broncos de Reynosa.
Con el equipo armado y entrenando, la tarea era remodelar el parque “Adolfo López Mateos”, un inmueble diseñado para la práctica del béisbol pero que fue utilizado como escenario de conciertos y hasta campo de futbol, con la presencia de Los Tigres de la Primera División A del futbol mexicano.
El reto no era sencillo. El “López Mateos” estaba en deplorables condiciones y era necesaria una cirugía mayor para ponerlo al nivel exigido por la Liga Mexicana de Béisbol.
Se requirió la inversión de 30 millones de pesos (de los cuales 10 fueron aportados por Petróleos Mexicanos) para remodelar el campo de juego, las gradas, la fachada, los estacionamientos y los vestidores.
Además, se instaló un nuevo sistema de alumbrado, una pantalla gigante y una pizarra electrónica nunca antes vista en la ciudad de Reynosa.
Las obras se desarrollaron a marchas forzadas e incluso, en términos beisboleros, podría decirse que concluyeron con un safe forzado en home, pues cuando faltaban unas horas para el canto del play ball, todavía podían verse cuadrillas de trabajadores afinando los últimos detalles.
De hecho, cuando faltaba menos de una semana para el inicio de la temporada, las autoridades de la Liga Mexicana de Béisbol rechazaron autorizar el parque debido a los retrasos en los trabajos de preparación del mismo.
Al final todo el esfuerzo dio frutos, pues el 26 de marzo a las 17:00 horas, cuando el parque abrió sus puertas para el juego inaugural, la sede de los Broncos lucía una cara totalmente nueva.
ANSIOSOS DE BEISBOL
Ni siquiera en sus proyecciones más optimistas, los directivos de la novena reynosense podían esperar la respuesta que dio la afición a la convocatoria para el juego inaugural.
Cuando faltaban varias semanas para el arranque de la temporada, todos los abonos y palcos estaban agotados, no obstante estos espacios alcanzaban precios de hasta 10 mil pesos cada uno.
Pero la respuesta más efusiva se dio el día que se pusieron a la venta las entradas para el primer partido en casa. Bastaron dos horas para que los carteles de “boletos agotados” aparecieran en las ventanillas de las taquillas.
Desde muy temprano se pudo ver una larga fila de aficionados esperando su turno para adquirir uno de los boletos para estar presentes en el histórico primer juego de la temporada 2009 de los Broncos.
Ahí estaban todos, desde quien aseguraba haber vibrado con el primer campeonato de los reynosense a finales de la década de los sesentas y que aún pueden recitar todo el roster de éste ya mítico equipo, hasta los que eran apenas unos niños cuando los Broncos jugaban en Reynosa en la década de los noventas.
Su sacrificio fue premiado con un pedazo de cartón color verde que les daba derecho a estar junto con los miles de aficionados que gritaron y gozaron con el clásico tamaulipeco entre los Broncos y los Tecolotes de Nuevo Laredo.
Esa tarde del 26 de mayo todo fue casi perfecto, de hecho lo hubiera sido si el gobernador, Eugenio Hernández Flores, no hubiera tenido que intentar en tres ocasiones lanzar un strike perfecto al bateador, Oscar Luebbert Gutiérrez, en el lanzamiento de la primera bola. Aunque, a decir verdad, a nadie le molestó que el mandatario estatal demostrara que gobierna mejor de lo que lanza, pues igual le celebraron cada uno de sus envíos.
Acróbatas, bellas edecanes y hasta un escuadrón de motociclistas que acompañaron al “Pollo Layo” (la mascota de los Broncos) en su presentación oficial, entusiasmaron a los reynosenses en el debut del equipo en casa.
De hecho, el estruendo del espectáculo de fuegos pirotécnicos antes de que se cantara el play ball del primer partido, fue el mejor ejemplo de la manera en la que afición explotó en júbilo con el arranque de la temporada 2009.
La gente llegó ilusionada, todos en el parque sabían que los Broncos habían iniciado con el pie derecho su participación en la liga al derrotar en extra innings a los Tecolotes de Nuevo Laredo por pizarra de once carreras a diez.
Por eso la noche del 26 de marzo los aficionados esperaban un buen encuentro que cumplió con sus expectativas cuando, en el noveno inning y con la pizarra empatada a seis, Julio Zuleta se plantó en home y conectó sólidamente la pelota para conectar un tremendo home run que fue la locura en el estadio.
Para algarabía de los aficionados, con sus dos victorias sobre Nuevo Laredo, los Broncos amanecieron la mañana del 27 de marzo como líderes de la zona norte, empatados con los Diablos Rojos del México.
Ahora que la mesa está servida con un parque digno de un equipo profesional, una afición dispuesta a arropar a sus nuevos colores y unas autoridades que han demostrado que se la van a jugar “hasta el último out” con los Broncos, corresponde a Homar Rojas y sus muchachos darle a esta ciudad el espectáculo que ya se merece.
Aún no se sabe si esta temporada los Broncos serán campeones, pero definitivamente la afición se ha llevado el título como una de las más entusiastas en el circuito profesional del béisbol mexicano.
Reynosa ya gritó “¡plaaaay ball!”.