La Serie Mundial de Ligas Pequeñas en Williamsport, Pennsylvania, atrajo la atención de los aficionados del beisbol durante emocionantes partidos. Aunque la Liga Matamoros, A.C. no pudo clasificarse a la Final Internacional, consiguió unir a la afición del ‘Rey de los Deportes’ que apoyó fielmente a México.
POR HÉCTOR HUGO JIMÉNEZ/ENVIADO ESPECIAL
FOTOS: ANDREA JIMÉNEZ
La Liga Pequeña Matamoros, representante de México en la Serie Mundial de Williamsport, Pennsylvania, hizo lo mejor que pudo en su digna participación al ganar sus primeros dos partidos y perder sus últimos dos que le impidieron avanzar en el evento en su 75 aniversario.
Sin embargo, la aventura del equipo matamorense que vistió la casaca verde azteca será inolvidable por la entrega, emociones y alegrías que regaló a los aficionados de ambos países, donde mucha gente siguió el desempeño del equipo a través de la televisión por las cadenas ESPN y ABC.
Las emociones fueron constantes, en cada partido, en cada jugada. Los niños de 11 y 12 años emocionaron por el buen nivel de beisbol mostrado.
DEBUT ALENTADOR
La tarde del jueves 18 de agosto el equipo mexicano entró al legendario diamante del Volunteer Stadium para enfrentarse a Puerto Rico, un cotejo que de entrada era de pronóstico reservado por el poderío de ambos equipos latinos.
Desde la primera entrada México demostró superioridad y consiguió así la importante primera victoria en la Serie Mundial de Ligas Pequeñas al vencer 6 carreras a 1 a la escuadra boricua.
La novena azteca se fue arriba en el marcador desde la primera entrada cuando el pitcher Miguel Padilla, quien no solamente lució en la loma sino también con el bate, abrió el marcador con un salvaje batazo al jardín central.
Inmediatamente después David Zárate no quiso quedarse atrás y también conectó con batazo de cuatro esquinas al sacar la pelota por el jardín izquierdo. La algarabía estallaba aquí en Williamsport y en México.
De ahí en adelante los mexicanos tomaron confianza gracias a una sólida salida de Padilla quien trabajó cuatro innings y un tercio, retiró a ocho rivales y aceptó únicamente una carrera.
Iván Cuesta entró al relevo y logró el salvamento al conseguir los últimos cinco outs del encuentro.
ANTE CANADÁ, IMPONENTE
La tarde del lunes 22 de agosto México tenía programado su segunda batalla en la Serie Mundial ante Canadá, a las 16:00 horas, pero la lluvia que cayó sobre Williamsport hizo que los duelos de esa jornada se retrasaran.
Alrededor de las 19:00 horas el juego iniciaba. A simple vista México no la tenía fácil, pues su rival norteamericano llegaba como invicto de la Little Mountain Leaguers de Vancouver, Canadá, y sin perder en este torneo, pues previamente blanqueó a Australia (7-0) y a Japón (6-0).
Pero los de la Matamoros sacaron la casta.
Con pitcheo dominador de David Zárate y cuadrangular de dos carreras de Miguel Padilla, su segundo en el Mundial de Ligas Pequeñas, y una serie de toletazos, México blanqueó a Canadá 10-0 por nocaut, en un partido donde los aztecas dominaron a los canadienses que incurrieron en algunos errores a la defensiva.
México dejaba así un grato sabor de boca y acrecentaba ilusiones de seguir avanzando, pues triunfó con un juego sin hit ni carrera con pitcheo combinado.
El abridor matamorense David Zárate fue contundente al iniciar el cotejo, y en nueve lanzamientos retiró a los primeros tres bateadores canadienses. En la primera entrada Canadá también contuvo a México, por lo que le colgó el cero.
Para la parte baja de la segunda entrada los tricolores ya iban arriba 6 por 0, y en la tercera el cuadrangular de Miguel Padilla, con jugador en base, amplió la ventaja 8-0.
David Zárate dejó el partido con amplia ventaja ponchando a seis rivales sin recibir hit ni carrera; lo relevó Hernán Mireles quien continuó la hazaña al recetar dos chocolates mientras su cuadro domina al otro bateador.
Para la quinta entrada el pitcher relevista Mireles conectó toletazo al jardín derecho para impulsar dos carreras más y llegar al 10-0, y por la regla de misericordia México ganó a Canadá por nocaut.
Con este resultado la novena mexicana avanzó a la semifinal y enfrentó el miércoles 24 de agosto a China Taipei por el pase a la Final Internacional.
CHINA TAIPEI LOS FRENA
La tarde del 24 de agosto México fue frenado por la poderosa novena de Asia Pacífico, China Taipei, la cual los superó 5-1.
Los asiáticos son el equipo más ganador en las ligas pequeñas en 75 años de historia, han conseguido más de 15 trofeos, por lo que era el equipo a vencer.
El ataque de los asiáticos se plasmó desde el inicio del juego al anotar una carrera en la primera entrada, pero los matamorenses les contesvtaron de la misma manera.
Sin embargo, al avanzar el partido, los mexicanos no pudieron anotar, mientras los asiáticos aprovecharon algunos desaciertos del cuadro porteño, por lo que al final de cuentas los superaron por cuatro carreras.
Empero, no todo estaba perdido, pues con este resultado México agendaba batalla contra Curazao, para que el ganador enfrentara a China Taipei y saliera así el finalista para buscar el campeonato internacional.
La cita con Curazao fue la tarde del jueves 25 de agosto. La Liga Matamoros fue doblegada por cerrado marcador de 2-1, truncando su sueño en la Serie Mundial de Ligas Pequeñas, en Pennsylvania
México, con David Zárate en el pitcheo iba ganando, pero en la parte baja de la quinta entrada los caribeños anotaron dos carreras. Los matamorenses fueron controlados por la defensiva de Curazao, y hasta ahí llegaron.
De todas formas, tal como dice el Credo de la Ligas Pequeñas: “… Y me esforzaré en ganar/ pero gane o pierda/ haré siempre lo mejor que pueda”.
Y así fue, la Matamoros, A.C. cayó con la cara al sol en este
bello pueblo de Williamsport enclavado en la montaña de Pennsylvania y bordeado por el río Susquehanna. El sueño de todo
niño beisbolista.
La odisea de una madre para ver a su hijo campeón
Se dice que no hay nada que una madre no haría por sus hijos, y Gabriela Padilla es un ejemplo vivo de esta frase.
Su más grande orgullo es su hijo Miguel, quien portó el número 9 en el equipo que representa a México en la Serie Mundial de Ligas Pequeñas en Williamsport, Pennsylvania, y formó parte del staff de picheo con el que esperaban llegar a la gloria beisbolera.
Durante semanas vendió hamburguesas, organizó rifas, loterías, puso ánforas para conseguir el dinero que necesitaba para poder estar a un lado de su vástago durante su participación en el más importante torneo de beisbol de ligas pequeñas en el mundo.
Viajar los más de 3 mil kilómetros que separan a Matamoros, Tamaulipas, de Williamsport, Pennsylvania, no fue barato, pero aún así Gabriela pudo llegar a tierras norteamericanas tras vivir una verdadera odisea.
Sin apoyo de nadie, viajando por sus propios medios y superando los inconvenientes que surgieron durante la ruta totalmente sola, se embarcó en una travesía de 12 horas y media para poder llegar al hotel donde se hospedaría durante el tiempo que duró la Serie Mundial.
Primero, un autobús de Brownsville a Houston, Texas, donde tuvo que pernoctar una noche en casa de un familiar para luego tomar el vuelo que la llevó a ella y a la madrina de su hijo a la ciudad de Filadelfia.
A las 14:30 horas del miércoles 18 descendieron del avión en Pennsylvania, pero la falta de recursos y ayuda la hicieron, primero, abordar un autobús a la estación del tren donde tomaron un expreso que la acercó al poblado donde se encontraba su hotel.
Sin embargo, como el alojamiento estaba muy lejos de la estación debió de tomar un Uber que le cobró 120 dólares (alrededor del 2 mil 400 pesos).
A las 2:30 horas del jueves 19, cuando faltaba muy poco para el debut de su hijo frente al equipo de Puerto Rico, esta madre de familia finalmente pudo medio descansar después de cubrir una travesía que debió de haber durado dos horas, pero por la falta de apoyo fue de 12.
Los obstáculos siguieron en el horizonte de esta joven madre, quien tuvo que averiguar cómo iba a llegar al complejo de Ligas Pequeñas en Williamsport, pues el presupuesto que logró juntar sola, sin apoyos oficiales o cheques gigantes de 16 mil dólares donados por privados a la Liga, no fueron suficientes.
Aún así ella no se rindió; llegó hasta acá y su amor de madre la ayudó a salir adelante, apoyando a su hijo campeón.
Su angustia terminó cuando el alcalde de Matamoros, Mario López, y su esposa Marsella Huerta, fueron a su “rescate”. Y cuando faltaban un par de horas para el debut de México, ocupó una butaca en el estadio de Los Voluntarios donde su hijo abrió el juego y ganó, además de pegar el primero de sus dos cuadrangulares.
El sueño de madre e hijo se había cumplido con el apoyo del edil quien, apenas supo de la incertidumbre que envolvía a Gabriela, sin pensarlo se apuntó para darle un aventón.