Hablar de Ligas Pequeñas en México es hablar de Angel Macías, aquel chamaco delgado y alto que se encontró con la gloria el 23 de agosto de 1957 al lanzar el que hasta ahora es el único juego perfecto en una final de Williamsport.
Macías fue uno de los invitados especiales a la inauguración del Torneo Nacional que se celebró en Reynosa, Tamaulipas.
“Siempre es muy grato para mí estar presente en estos eventos”, dijo el que se convirtiera también en jugador profesional y que dejara muy buenos recuerdos a la afición reynosense en su paso por los Broncos campeones de 1969.
Originario de Aguascalientes, donde recuerda que sus primeros juegos los realizó con improvisados elementos: un rústico madero le servía como bat y un puñado de telas viejas formaban la pelota de beisbol.
“Nosotros crecimos en ese ambiente (humilde). Mis padres, en busca de mejores opciones de vida, se vinieron a vivir a Monterrey, en la colonia Obrerista”, recuerda Macías, ahora de 63 años.
“Por las tardes acostumbrábamos jugar en la calle y un tío me dio la oportunidad de ir a los entrenamientos de ligas pequeñas. Ese fue el proceso antes de formar parte del equipo”, dice.
En 1956 se formaron cuatro equipos, apoyados por cuatro empresas diferentes y un año después se aventuraron a participar a nivel mundial sin imaginar el futuro que les deparaba el destino.
“Nos tocó que nos seleccionaran para participar en Estados Unidos, fue una experiencia bonita y nunca nos imaginamos que esto iba a llegar muy lejos.
Llegar al campeonato fue algo extraordinario y al ganarlo nunca imaginamos el impacto que iba a tener con toda la gente y todos los niños de la República.
“Las expectativas de nosotros no eran tan altas y quizá eso nos ayudó a ganar porque buscábamos más. Recuerdo que llevábamos poca ropa porque no íbamos preparados para eso”, dice Macías con una sonrisa franca.
“El Flaco” mantiene fresco el recuerdo de hace 50 años, que considera, sirvió para difundir el deporte por todo el mundo, uno de esos países fue Japón, donde se distribuyó el video de los entonces pequeños.
También recuerda como algo sensacional la experiencia de saludar al presidente de Estados Unidos y dos ex presidentes al mismo tiempo.
Después del campeonato y cuando la gira de visitas terminó, la sorpresa de los 14 niños jugadores creció por el recibimiento y la expectativa de sus paisanos.
Al llegar a Monterrey su emoción subió al máxio cuando fueron recibidos por un inesperado número de nuevoleoneses en las calles principales.
“Después de eso seguí en este deporte, he estado ligado al beisbol, nos gusta, hemos vivido en algunas ocasiones de ello y nos ha abierto puertas. Después me casé joven y a la edad de 29 años, en 1974, me retiré del beisbol y pasé a otra etapa para dedicarle más tiempo a mi familia.
“Creo que ese juego nos cambió a todos nuestra forma de ser, nuestra forma de actuar totalmente, si no hubiera sido por eso no tengo la menor idea de lo que hubiera sucedido porque nos abrió un panorama grande”, dice el inmortal.