
Luis Enrique González y su esposa Irma viven un momento mágico, pues Arturo Alfonso, uno de sus cuatro hijos, es campeón del mundo.
En entrevista, el padre del 10 de el combinado azteca que acaba de conseguir el título mundial en la categoría Sub-17, expresó su felicidad por el título obtenido.
“Estamos bien contentos bien orgullosos por el campeonato de estos chavos, estamos súper contentos”, dijo.
Indicó que “Poncho”, como lo llaman de cariño, está viviendo uno de los mejores momentos de su joven vida.
“Anda bien contento, anda bien alegre, se le cumplió su sueño de convertirse en campeón mundial, si lo ves tiene una sonrisa que no se le ha quitado, anda muy motivado y esperemos qué es lo que va a seguir”, precisó.
A nombre de toda la familia, que se trasladó a la capital del país para apoyar al tricolor juvenil, Luis Enrique recordó el momento en el que el árbitro pitó el final del encuentro.
“Estábamos bien contentos, alegres, saltamos, lloramos, cantamos y gracias a Dios todo fue una alegría para toda la familia, fue bastante hermoso lo que nos brindaron”, indicó.
Agradeció todo el apoyo y muestras de cariño que le han manifestado en Reynosa, a donde espera regresar pronto para festejar este título en compañía de sus familiares y amigos.
“Muchas gracias por su apoyo a todos nuestros amigos, familiares y la gente de Reynosa, estamos muy agradecidos con ellos”, finalizó.
Y AHORA… EUROPA
Aún con el sabor de la victoria, con la gloria a cuestas por la conquista de un campeonato mundial, las jóvenes estrellas de la Sub-17 tienen miras de altura. Se saben triunfadores y lo demuestran al momento de hablar.
No dudan al responder preguntas sobre sus futuros. “Quiero ser un triunfador, como persona y como jugador”, responde Francisco Flores, el joven zaguero de 17 años de la selección y del Cruz Azul, equipo en el que milita y en el que espera debutar en primera división este mismo año. Y Sin titubeos agrega: “me gustaría jugar en el Chelsea, esa es mi primera opción”. Se ve y sabe con cierto aplomo que el futbol inglés está en su futuro.
Carlos Fierro también habla de sus deseos, de sus planes, y a sus 16 años de edad, casi 17 tiene claro lo que quiere hacer. “Quiero jugar en el Barcelona”. Dibuja una amplia sonrisa y traza su plan: “Lo primero es debutar en su equipo, Las Chivas de Guadalajara, para luego llegar al Barça”.
Jorge Espericueta, también de 16 años, no se quiere quedar atrás y reafirma su convicción de ir a jugar en Europa. “Yo también quiero jugar en el Barça, en el Barcelona”, dice sin ninguna duda.
Los tres están a punto de terminar sus respectivas preparatorias, son jugadores y estudiantes, y se saben un ejemplo para miles de jóvenes en el país, muchos sin las oportunidades para salir adelante.
“Cuál es tu siguiente sueño”, se le pregunta a Espericueta. “Mi sueño es debutar en primera división y si me dan la oportunidad también salir a Europa”.
A Fierro se le lanza la misma pregunta, y la respuesta ahí, justa, categórica: “Igualmente que mi compañero, seguir esforzándome para tener la oportunidad de debutar en Chivas y como dice Espericueta si las cosas salen bien salir al extranjero”. Y luego Flores toma la palabra, al preguntarle sobre sus planes: “Mi sueño dorado es ser un jugador y una persona exitosa”.
EL PODER DEL FUA
El pasado lunes 11 de julio los jóvenes de este país fueron invencibles. En sus rostros se les vio. Salieron a las calles a vitorear a sus héroes, los 21 de la Selección Sub-17 que ganaron por segunda vez el campeonato mundial de futbol de esa categoría.
Venían de Neza, Tultitlán, Chihuahua, Guerrero y de las colonias del Distrito Federal, de las marginadas y pobres, y de las clases altas, esas en las que parece no haber problemas y cuando uno está ahí se siente hasta como en otro país.
Venían en parejas o en “bola”. La banda de la escuela, el grupo de amigos inseparables, los hermanos, pero sobre todo, había muchos padres muy jóvenes con sus hijos, de cinco años o menos, a quienes como herencia les han transmitido la pasión por el futbol, como lo hicieron con ellos de generación en generación. La válvula de escape de la realidad.
Se ven diminutos al lado del padre, enfundados en camisetas largas que les arrastran. Si su héroe agita la bandera ellos también, si él grita ellos también, si el corre ellos también, si se pone una máscara del Depredador, ellos quieren una también. Son los próximos jóvenes, esos a los que llaman en los discursos políticos, plagados de frases hechas: “El futuro de México”.
Hoy a esos jóvenes no les importó el trabajo, ni las presiones económicas, ni el desempleo o la falta de oportunidades para estudiar. Hoy los jóvenes fueron invencibles porque los de la Sub-17 demostraron que cuando se quiere se puede. Y como dice “Licha”, la señora de Tlalnepantla que trajo a sus hijos: “No todos los días se gana algo así. Y pues los niños deben ver estos ejemplos y aprovechamos que están de vacaciones”.
No importó que fuera lunes, día laboral. De las oficinas salían los trabajadores con pancartas improvisadas: “México”, “Somos campeones”, “Qué chin… son”, “Aunque me corran del trabajo, aquí estoy”. A veces las cartulinas eran sostenidas por un grupo de dos o tres y se movían para intercambiarse y formar frases nuevas. La creatividad laboral y la división del trabajo en pleno.
Es “el fuuuaaa” de este país, “el fuuuaaa” de los jóvenes. “El fuuuaaa que te hace sacar el extra, el carácter”, como lo describe el personaje de uno de los videos más famosos y populares de YouTube entre los jóvenes. “Es el poder del Fuuuaaa. ¡Fuuuaaa, significa, dar el extra! No importa lo que hagas, no importa lo que realices. Lo más importante es dar el extra”.
Por unos días la violencia se olvidó. Los más de 100 muertos del fin de semana también. Es lo normal de nuestros días, dicen algunos de los aficionados. Se olvidó el crimen, la pobreza, el desempleo, la discriminación, la incertidumbre, la inseguridad y los temores. El extra que mueve este país y lo mantiene en pie.
Es el “FUA” de los jóvenes de este país.
‘MEXICO NO SERA IGUAL’
Al recibir en Los Pinos a los jóvenes de la selección Sub-17, el presidente Felipe Calderón dijo que los campeones trajeron mucho más que un trofeo, porque dieron alegría al país, y aseguró que México no será igual después de este triunfo.
“Más que la Copa del Mundo, el trofeo de campeón del mundo, mucho más que el trofeo de mejor jugador, que se ganaron a pulso, nos han traído una gran alegría a todo México y nos han recordado a los mexicanos lo mucho que vale nuestro país, lo mucho que vale nuestro México”, dijo el mandatario en la escalinata de la residencia Miguel Alemán.
El presidente declaró que los jugadores campeones del mundo trajeron alegría y confianza “en nosotros mismos, que nos han restituido a todos o a buena parte de los mexicanos”.
“México no va a ser el mismo de antes después de este campeonato del mundo”, subrayó Calderón.
Señaló que hay muchas cosas qué hacer en el país.
“Los problemas siguen, pero tiene que cambiar (México), y esa es la responsabilidad de todos los que estamos fuera de la cancha, tiene que cambiar la forma cómo enfrentamos las cosas, tiene que haber un espíritu distinto y mejor”.
Ante los jóvenes de menos de 17 años de edad, dijo que el país tiene que aprender mucho de su “garra”, coraje, tesón y su perseverancia.
Raúl, “El Potro”, Gutiérrez, director técnico de la selección, manifestó su emoción por las expresiones de felicidad mostradas esta mañana de parte del público, durante su recorrido por las calles de la capital del país, y dijo que tienen la posibilidad de hacer permanente esa felicidad.
El joven Antonio Briseño, capitan del equipo, señaló que México tiene grandes virtudes, y que no sólo en el futbol hay grandes deportistas, pues en otras ramas también destaca, como es el caso del Tae Kwon Do.
Dijo que en el país hay grandes personas y grandes deportistas.
“Ayer con los muchachos, en la charla técnica, yo les hablaba de que si eran héroes, y les expuse un concepto de héroe: les dije que los héroes son personas que hicieron un compromiso extraordinario porque se necesitaba cambiar algo, y ese compromiso lo hicieron con tal fuerza y con tal esmero que se dieron cuenta que ellos eran los que tenían que cambiar ese algo.
“Les pregunté si estaban dispuestos a ser ese concepto de héroe, y ayer en el Estadio Azteca creo que todos nos sentimos orgullosos de este grupo de muchachos”, manifestó “El Potro” Gutiérrez.
(Con información de Agencia El Universal)