
Llega en último lugar y lo reciben en hombros como un triunfador. A sus 43 años de edad y sólo un año para prepararse, Germán Madrazo logra la hazaña de competir en los Juegos Olímpicos de Invierno.
POR JOSÉ LUIS MONTEMAYOR / ALEJANDRA ARELLANO / VIRIDIANA LEAL / MCALLEN, TX.
La imagen de su llegada a la meta con la bandera tricolor le dio la vuelta al mundo. Germán Madrazo Baca, el mexicano originario de Querétaro, que vivió en Tamaulipas y ahora en el Valle de Texas participó en los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 de PyeongChang.
Fue el viernes 16 de febrero a las 15:00 horas de Corea del Sur cuando arrancó la competencia. Casi una hora después logró cumplir su sueño de llegar a la meta.
Ocupó el último lugar pero hizo una entrada triunfal y fue festejado como héroe, cargado en hombros por el marroquí Samir Azzimani y el abanderado de Tonga Pita Taufatofua; el ganador de la prueba, el suizo Dario Cologna, lo recibió para felicitarlo. “¡Nunca dejes de soñar, nunca dejes de creer, nunca dejes de pelear!”, expresó Germán de 43 años.
Fue el 116 de los 118 esquiadores que compitieron en la categoría cross country Skiing (esquí de fondo) en los 15 kilómetros.
Todos arrancaron juntos -dos de ellos abandonaron la carrera-. Pero con la bandera mexicana empuñada en la mano y el alma en un hilo llegó a la meta en un tiempo de 59´35’’4.
“Speechless! All I can say is thank you! Thank you a million times! (¡Estoy sin palabras! ¡Todo lo que puedo decir es gracias! ¡Gracias un millón de veces!”, publicó en Instagram con una fotografía cruzando la meta.
También agregaría en otros medios que “amo al deporte y a mi país. Le doy gracias a Dios, le doy gracias a México y a mis padres. Hoy cruzamos una meta y la coincidencia quiso que al cruzarla se hiciera historia… posteó en Facebook.
A LOS 42 APRENDE A ESQUIAR
Con el tiempo contra el reloj, Germán Madrazo apenas un año antes de conseguir el pase para las Olimpiadas aprendió a esquiar, y el último fin de semana marcado para ser parte de la competencia logró conseguir los puntos para calificar.
El “mexicano, nadador, corredor, triatleta, esquiador nórdico, contador, fotógrafo, viajero incansable, casado, amiguero, amante del café y muy chambeador”, como se define en su perfil de Twitter, se calzó unos esquís a los 42 años de edad.
INSPIRADO POR ROBERTO CARCELÉN
El abanderado llamó la atención en el desfile inaugural con traje negro de charro, sobre todo con una gran sonrisa que se volvió viral en redes sociales.
“¿Quién es el abanderado mexicano? El mundo necesita alcanzar su nivel de felicidad”, publicó la bloguera Danielle Campoamor.
Germán admitió que consiguió su elegante traje de charro desde la República Checa, luego de lograr el contacto vía Google.
Germán vive en McAllen, pero no es un improvisado en el deporte. Ha participado en 18 triatlones Ironman incluyendo el Campeonato Mundial de Kona, Hawái, realizado en octubre pasado. Posee un cuerpo esculpido a base de esfuerzo y muchas horas en el gimnasio.
Su proyecto de participar en unas Olimpiadas de Invierno nació luego de enterarse que Roberto Carcelén, deportista peruano, participó en certámenes anteriores, y aunque ocupó el último lugar, concluyó la extenuante prueba.
Por ello se contagió de ese momento y decidió ponerse en contacto con Roberto, quien aceptó darle algunos consejos si coincidían en un viaje de Michigan a Utah le ayudaría, donde empezó a aprender la técnica en algunos pueblos que quedaban de paso.
En esas competencias conoció al chileno Yonathan Fernández y al tongano Pita Taufatofua. Los tres esquiadores, según Madrazo, formaron una hermandad: “Nos abrazamos y dijimos: ‘peleamos hasta el final’”.
Madrazo contó que los tres estuvieron limitados económicamente durante el proceso.
“Hubo un día en que nos quedamos definitivamente sin dinero. Nos quedaba sólo una barra de chocolate. Nos las íbamos rolando, hasta que quedó sólo una. Pita la compartió y me dijo… ‘lucha otro día, hermano’”.
EJEMPLO PARA SUS TRILLIZOS
Su mente seguía en sumar puntos para calificar hacia las Olimpiadas, por lo que tuvo que costear los gastos a diversas competencias en Turquía, Argentina, Chile e Islandia, donde finalmente consiguió ser incluido para representar al equipo tricolor.
El propietario de Valley Running Company de McAllen, no cedió hasta conseguir por fin su meta.
Después de que el mexicano calificó se inició una campaña de recaudación de fondos para ayudarlo a cubrir los gastos.
Señala que pudo haber participado más joven, pero la llegada de sus hijos trillizos hizo que su sueño fuera postergado.
Lucía Amieva, esposa de Germán Madrazo desde hace 15 años, el martes 20 de febrero por la tarde, reunió a un grupo de amigos y medios de comunicación para mandarle buenas vibras al competidor, quien permanece en Corea del Sur en espera de la clausura.
Él es padre de Germán, Ana Lucía y Ana Sofía, los tres actualmente de 4 años de edad. Conoció a Lucía en unas clases de natación en Querétaro, a los 12 años.
Recuerda que siempre tuvo interés por los deportes. “Son su vida, pero sus padres le pidieron que no dejara los estudios y los deportes pasaron a ser un hobbie”, mencionó.
Señala que su tenacidad y e interés por ser parte de los Olímpicos de Invierno cada vez fue mayor y a pesar del poco tiempo que tenía para prepararse no claudicó.
Y me preguntó: “¿puedo?” (refiriéndose a la posibilidad de participar). Le dije: “Pues en casa no hay dinero para hacerlo”.
En su afán buscó quien lo ayudara y el 23 de enero en el sitio Unfrozen Dreams- Olympian German, de GoFundMe, para recaudar fondos registraba hasta el 22 de febrero la suma de 3 mil 381 dólares, del objetivo de cinco mil.
Todo fue muy rápido, reconoció, pero pudo hacer cinco carreras y promediar un buen puntaje.
“Germán siempre ha estado haciendo maratones y triatlones, hace dos años fue al maratón de Italia y eso ha sido toda su vida, tiene sus medallas conseguidas de los ironmans, pero lo de esquiar fue este año… en 2017 hizo dos ironmans y muchísimas carreras para lograr calificar para las Olimpiadas del 2018”, abundó.
En la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, Lucía lo acompañó para echarle porras.“Fue muy emocionante que le permitieran vestirse de charro”, expresó.
Menciona que el día de la carrera Germán escribió un artículo en el que reconocía sentirse muy cansado, que había sido un año de mucho esfuerzo, que pensaba que estaba fuerte y quizás no dio todo lo necesario, pero logró su sueño.
Consciente del nivel competitivo de los demás participantes, señaló a la prensa nacional que no se sentía presionado y sólo quería disfrutar de la competencia.
Consideró Germán que pudo entrenar en tierras olímpicas durante dos semanas, pero no como hubiera querido, debido al mal clima.
En su momento el esquiador mencionó que “todos los días han existido vientos de 30 kilómetros por hora, sensaciones térmicas de menos 27, menos 20, el día de la inauguración fue menos frío y estábamos a menos 13, y ha sido difícil para entrenar, porque hacerlo en esas condiciones es complicado”.
Después de la competencia ha tenido comunicación telefónica con Lucía. Le ha dicho que “no se esperaba lo que le está sucediendo, ni tener la atención de tantos medios. Lo hace por los niños, para demostrarles que todo se puede lograr”.
Al final, todo se resume en aquella frase que el esquiador Tonguiano Pita Taufatofua, quien compitiera también en taekwondo en Río-2016, le repitiera al mexicano mientras se esforzaba por cumplir su sueño: “Lucha un día más hermano. ¡Lucha hasta el final!”. Y así lo hizo Germán para cumplir su sueño.