
Decía el antropólogo francés Hank D´Ambrosie que las fuerzas naturales del mundo apuntan hacia el norte y que la bonanza del planeta está concentrada en la parte alta de los hemisferios, con naciones que mantienen hegemonía y riqueza.
El buen galo no contemplaba, seguramente, entre sus ideas, el globo terráqueo futbolero, muy diferente en estructura a los mapas políticos creados por grandes hombres que ganaron batallas y que dividen su grandeza en el PIB y sus inventos de trascendencia universal.
En el futbol la concentración de la calidad no está en ningún lado y está en todos. Acá en América, hay que ver a Brasil y Argentina, en el cono sur, que son una tradición de excelencia y un referente histórico en copas del mundo.
Los ejemplos se multiplican. Italia y España están al sur de Europa y ya se sabe cómo andan sus ligas y su palmarés internacional. D’Ambrosie no sabía nada del balón.
En México hay un repunte recentísimo de los equipos del norte que han comenzado a despuntar después de décadas de pólvora mojada, decepciones, insultos a los directivos, fracasos. Tigres, Rayados y Guerreros acondicionaron la parte alta del país para hacer un imperio de relevantes actuaciones que los colocan como la región más fructífera en los años recientes.
En los últimos cuatro años ha habido por lo menos, un campeón de estos tres equipos. Rayados ganó ligas en 2009 y 2010, Tigres en el 2011 y Santos en el 2012.
Sus actuaciones han sido, en sus momentos, excelentes, pero con tendencias a la baja. En el torneo de este año que culmina, los tres equipos ya están eliminados antes de acceder a lo que se llama, en el sistema de competencia azteca, semifinales, con muy malas notas después de 17 jornadas de la fase regular.
Pero es necesario observar con atención el detalle que inquieta a los equipos del centro del país, que anteriormente habían dominado la escena futbolera: los equipos del norte ya entendieron la necesidad de crear proyectos a largo plazo y de sobreponerse a la impaciencia natural de los dueños y aficionados que siempre quieren resultados inmediatos y que exigen degollar a los entrenadores a la primera seguidilla de derrotas.
Tigres mantiene una continuidad con Tuca Ferretti y Rayados con Víctor Manuel Vucetich. Tienen los dos, contratos firmados por los siguientes tres años, por lo menos. Santos acaba de cepillar a Benjamín Galindo por causas que no han sido explicadas. En su lugar llegó una incógnita con pedigrí, un portugués llamado Caixinha que se presenta como antiguo asesor de José Mourinho. Al parecer, la directiva santista apuesta a incluir al europeo en su plan de largo plazo para regresar la espectacularidad y los resultados al equipo.
Pero, por lo menos, ya hay un destino en el norte, una normalidad que no se había obtenido nunca. Fuera de campanazos esporádicos, antes se apostaba al puntismo y se desechaban jugadores y entrenadores de acuerdo a las modas y a los resultados.
De Xolos he decidido no referirme en esta ocasión. Aunque es, en este momento, el más fuerte de los exponentes del norte del país, su desempeño es un acertijo. Antonio Mohamed, el argentino que los rescató la semana pasada, les ha dado una inyección de vitalidad y el equipo está planeando entre los mejores del futbol mexicano.
Hay que esperar la próxima temporada para ver de qué está hecho el equipo de Tijuana. Si puede trascender su propia inercia ganadora llena de entusiasmo, o si se convierte en otro equipo gitano, como aquéllos coloridos Toros Neza de los 90, en los que militó el mismo Turco Mohamed.